Tras la difusión de los resultados de la Evaluación APRENDER, hay consenso en la idea de que la Escuela Secundaria necesita una vuelta de tuerca, nuevos enfoques y nuevas miradas. La sociedad nos interpela, el post secundaria nos interpela y nos cuestiona acerca de lo que sucede en el aula y en la aplicación práctica de lo que sucede en el aula.
Existen distintas iniciativas y propuestas, desde la Nación y desde las provincias también, algunas instaladas con fuerza en medios y redes sociales, que apuntan a revisar, modificar y mejorar aspectos formales y materiales de la educación secundaria. Pero entre modificaciones de formato y modificaciones de fondo, optamos por la segunda opción.
La democratización en el acceso y la inclusión (bien entendida) de sectores que históricamente no estaban en la escuela, hoy son pruebas ya superadas. Actualmente el debate pasa, y debe pasar, por lo que sucede dentro del aula, por cómo mejoramos ese proceso, por cómo le damos más significatividad y por cómo favorecemos en nuestros jóvenes el desarrollo de habilidades y saberes social y culturalmente relevantes.
Se trata de mejorar el desempeño de nuestros egresados, de lograr que sean capaces de desenvolverse en diferentes ámbitos, roles y funciones, tanto en lo laboral como en lo académico, teniendo en cuenta que las habilidades y los conocimientos necesarios para el desarrollo de una vida y una ciudadanía plenas van complejizándose con los avances tecnológicos y los cambios sociales, a un ritmo tal que los contenidos escolares pierden representatividad en corto tiempo.
En este sentido los sistemas educativos más destacados vienen avanzando en un cambio en los procesos formativos de sus estudiantes, desde los primeros tramos de la escolaridad obligatoria. Pasando de un esquema de formación basado en conceptos, procedimientos y actitudes a un modelo que integra a lo anterior, la formación por capacidades y competencias.
Este formato se viene aplicando en Misiones desde el Nivel Inicial, en articulación con la Unidad Pedagógica trabajando las competencias vinculadas a la Alfabetización Inicial, acción que empieza a mostrar buenos resultados.
Pero ¿qué son las competencias? ¿Cuáles son las más significativas? y ¿cuál es su impacto en la formación que brindamos en nuestra educación secundaria?
En términos formativos, Competencia es la capacidad de responder a demandas complejas, específicas y puntuales y llevar a cabo tareas diversas en forma adecuada. Supone la combinación de habilidades prácticas, conocimiento, motivación, valores éticos y de comportamiento que se movilizan en conjunto para lograr una acción eficaz.
Las principales competencias a reforzar en la educación secundaria, entre otras, pueden ser:
- Competencias Comunicacionales, esto es la expresión, lectoescritura y la comprensión (comprender y hacerse comprender).
- Competencias Matemáticas y de Resolución de problemas, refiere a representaciones matemáticas, lenguaje y método científico y la resolución de problemas simples y complejos.
- Competencias Digitales, trata los lenguajes específicos (en términos multimediales y multiplataformas), la utilización de recursos tecnológicos para la comunicación. Captación, procesamiento, utilización y compresión de información.
- Aprender a Aprender, también es una competencia, de las más requeridas. Implica el conocimiento acerca del proceso de enseñanza y aprendizaje, auto aprendizaje, conocimiento disciplinar, planificación, ejecución, supervisión y evaluación de procesos.
- Competencias Sociales y Cívicas, tiene que ver con la valoración y comprensión de códigos de conducta, principios éticos y morales y valores democráticos.
- Sentido de la iniciativa y espíritu emprendedor, una de las principales exigencias del post escuela, requiere de la comprensión del funcionamiento de diferentes tipos de organizaciones, planeamiento, análisis, captación y aprovechamiento de oportunidades, estímulo y desarrollo de la creatividad y proactividad.
- Conciencia y Expresiones Culturales, se manifiestan a través del reconocimiento del patrimonio cultural y el conocimiento de las diferentes manifestaciones y expresiones del arte.
No son necesarias costosas transformaciones curriculares; muchas de estas sugerencias se encuentran incorporadas en planes de estudios, currícula, etc. Sólo se requiere de la capacidad y voluntad de implementación, iniciándose el proceso desde el propio gobierno del sistema, pasando por las diferentes instancias hasta llegar al aula.
En Misiones, se está cumpliendo con la consigna de mejorar la calidad de nuestro sistema educativo, tras cada nuevo operativo de evaluación los resultados mejoran y esa mejora es tendencia que debemos sostener y potenciar en el tiempo. Por supuesto que hay margen para mejorar aún más y la formación por capacidades y competencias puede tener mucho que ver con la mejora que podamos evidenciar, y sobre todo, nos puede brindar un sistema con aprendizajes y saberes de mayor significatividad que le sean útiles y válidos a nuestros jóvenes en el post escuela secundaria.
