El Break Dance debutará en los Juegos Olímpicos de París

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El polémico debut del break dance en los Juegos Olímpicos de París abre paso a esta disciplina, que entusiasma a sus seguidores.

El ritmo del breaking se apoderará de la Plaza de la Concordia en París 2024, también conocido como break dance, hará su debut olímpico en una batalla épica por las medallas. Dieciséis B-Boys y 16 B-Girls, como se denomina a los practicantes de esta disciplina, se enfrentarán en un formato de uno contra uno, desde una fase preliminar hasta las semifinales y la gran final, todo ello bajo la atenta mirada de los jueces.

Nacido en las fiestas callejeras del Bronx en la década de 1970, el break dance ha evolucionado hasta convertirse en una disciplina deportiva y artística única. Combina movimientos acrobáticos complejos con improvisación y expresión personal al ritmo del hip-hop.

La competición: una batalla de talento y adaptación

El 9 de agosto, las B-Girls serán las primeras en entrar en escena, seguidas por los B-Boys el 10 de agosto. La competencia comenzará con una fase preliminar donde todos los participantes se enfrentarán entre sí. Los mejores avanzarán a cuartos de final, luego a semifinales y finalmente a la gran final, donde se disputarán las medallas olímpicas.

Si bien los breakers conocen la lista de canciones que puede seleccionar el DJ durante la batalla, no saben cuál sonará hasta que la música comienza a sonar. Esta imprevisibilidad añade un elemento de emoción y obliga a los bailarines a adaptarse al momento, improvisando y demostrando su versatilidad.

“Es una forma de arte y expresión personal”

“Eso es lo que me encanta del breaking, tienes que adaptarte al momento”, comentó Víctor Montalvo, B-Boy campeón del mundo en 2023 y miembro del equipo estadounidense para París. “El breaking es en parte deporte, en parte una forma de arte y toda expresión personal”, agregó.

Un futuro incierto en las Olimpiadas

A pesar de su emocionante debut en París, el break dance podría tener una corta vida en los Juegos Olímpicos. Los Ángeles 2028 ya ha confirmado que la disciplina no formará parte de su programa, y su futuro en Brisbane 2032 también es incierto.

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Polémica: baile “hot” e intervención en la Facultad de Derecho

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Se desató una polémica por las inscripciones y bailes en bikini de unas militantes k feministas en las escalinatas de la Facultad de Derecho.

El martes en las escalinatas de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires fueron motivo de escándalos por pintadas y grandes inscripciones, sumado a bailes en bikini a modo de “perreo” de una agrupación feminista.

Las actrices de esta intervención, pertenecen a un colectivo transdisciplinario que vincula los activismos feministas con las prácticas artísticas.

Esta pintada formó parte de una actividad realizada por La Lengua en la Calle. En esta oportunidad contó con el apoyo de la Red de Profesoras y Doctrina Penal Feminista que se ocuparon de armar la perfomance sensual, según explicaron en un comunicado de prensa. En las grandes inscripciones se lee “Reforma Judicial Transfeminista”.

El cuestionado baile hot, según explicaron tiene como trama la defensa personal. “Alude al empoderamiento personal y colectivo de mujeres y disidencias para defenderse y erradicar la violencia sexista en todas sus formas”, expresaron. Se compartieron imágenes en redes sociales donde se ve a los performers vestidos de karatecas y con guantes de boxeo en sus manos.

El colectivo feminista, además aclaró “Reforma judicial transfeminista es una consigna que levantamos y seguiremos levantando, convencidas y comprometidas con la necesidad de construir un poder judicial que no violente nuestros derechos y que sea capaz de observar las violencias que sufrimos día a día las mujeres LGBTIQ+”.

Voceros de la Facultad de Derecho de la UBA explicaron que no pueden tomar medidas disciplinarias contra las participantes de la manifestación ya que las escalinatas son de uso público. “No hay ningún tipo de sanción que pueda poner la facultad”, sostuvieron.

Mucha indignación causaron en las redes, la controvertida danza y los mensajes, por cuyas aulas pasaron varios presidentes de la Nación y funcionarios, además de los desfiles, actos políticos y deserciones de importantes líderes políticos.

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Drácula, la gema misionera y el sueño de bailar en Nueva York

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La mordedura de Drácula garantizaba la eternidad. ¿Y qué es la eternidad si no ese instante fugaz en el que ambos bailarines están suspendidos en el aire en un salto imposible? Será eterna la espera también hasta junio de 2020, fecha en la que Chiara Ajkun tiene previsto estrenar la obra en el Parque del Conocimiento, con bailarines locales como protagonistas. La prestigiosa coreógrafa italiana que brilla en Nueva York tiene además otro objetivo en mente: llevar a la compañía misionera a una gira por Estados Unidos para bailar Drácula y tango, junto a una versión del Príncipe Igor que es marca registrada del ballet del Centro del Conocimiento, que lidera Laura De Aira.

“Quiero a la Argentina. I Love this company. Es una pequeña gema en una pequeña ciudad”, elogia Ajkun en una entrevista con Economis.

Coreógrafa, maestra de ballet y bailarina principal, Albachiara Lomellini Ajkun nació en Mantua, una ciudad histórica en la región norte de Italia, Lombardía, y se convirtió en Directora Artística en 1985, nombrada por la “Università degli Studi di Danza e Teatro”, donde actualmente es Artista Invitada en residencia y por lo tanto, al servicio de la compañía “Balletto Regionale di Mantova”, hasta que regresó a los Estados Unidos, donde desde el año 2000 ha sido directora artística de Ajkun Ballet Theatre.  

El Ajkun Ballet Theatre es una de las compañías más completas en las artes escénicas, contando con clientes y socios en los cinco continentes por su repertorio innovador, la excelencia de sus artistas y la formación excepcional de sus programas educativas.

Chiara está conmovida con el talento local. “Los bailarines están muy comprometidos con su trabajo y hay mucho talento artístico”, explica después de un agotador ensayo de Drácula.

El Drácula de Chiara es creación propia, basada en la historia del príncipe Vlad Dracul y mezcla clásico con contemporáneo con una potente base musical moderna. Es una historia de amor y drama que marcó la vida de Vlad y su sangriento legado. 

Se estrenará en Misiones en junio de 2020 y para octubre se quiere repetir, pero en las luces de Nueva York. 

“Estamos evaluando un tour. Esperamos que el show sea bien recibido en la Argentina y  armar gira en Nueva York”, explica Chiara. “Además de Drácula quiero llevar el tango, porque va junto a la Argentina y me interesa mucho el Príncipe Igor, porque es algo que no se ve del otro lado del océano. I like very much the prince”. 

El príncipe Igor es una obra sobre el heroísmo y la traición en la historia rusa, y el encanto exótico de la mitología germánica y escandinava, que llegó a Misiones de la mano de la escuela rusa, que hace escuela en el Ballet del Centro del Conocimiento. 

Además del Príncipe, Chiara quedó encantada con los bailarines locales. “Me gustan todos. Suelen, Emiliano, pero no los nombro a todos porque me gustan todos”.

Chiara vino acompañada por Klevis Tafaj, el primer bailarín y el Drácula original de la obra diseñada por la coreógrafa.

Klevis es albano, pero asegura que se sintió en su tierra por el buen trato recibido. “Hay mucha calidad artística. Son fantásticos bailarines. Me siento como en casa y es un placer trabajar con tan buenos bailarines”, cuenta en un español bastante entendible.

Aunque es el primer bailarín de la obra, el joven albano sostiene que “los del Ballet del Centro del Conocimiento” están a la altura de cualquiera. “Cualquiera podría hacer el Drácula como lo hice yo”.

Es que el Ballet del Centro del Conocimiento es hogar de la danza por encima de las nacionalidades. Suelen Villar, la primera bailarina es brasileña y desde hace nueve años vive en Posadas para cumplir su sueño de bailar. A San Pablo, su tierra natal, vuelve solo de vacaciones. 

María Eugenia Britos es la otra protagonista femenina. Misionera y de 34 años, es profesional del Centro del Conocimiento y está emocionada por la posibilidad de encabezar el show de primer nivel. Ni hablar si se concreta el viaje a Nueva York. “Es muy importante la posibilidad y estoy tratando de aprovechar lo más que pueda. Además es un estilo que me gusta, así que es un desafío”, proyecta.

El ballet del Centro del Conocimiento está ante su más grande desafío. Soñado desde hace mucho tiempo por Laura De Aira, fue creado en enero del 2005 por el entonces gobernador Carlos Rovira y desde entonces no paró de crecer. Actualmente cuenta con un cuerpo de 48 bailarines y decenas de jóvenes aspirantes desde la más temprana edad. “El misionerismo no es solo bailar la música tradicional, sino mostrar el talento que tienen nuestros jóvenes”, reivindica De Aira.

Bailar en Nueva York o pelear un mundial de Robótica en Dubai. Dos puntas de una misma política que tiene a la educación como protagonista. El Parque del Conocimiento tendrá en 2020 un presupuesto de 533 millones de pesos, 55 por ciento más que este año. 

Esos recursos se reparten entre el Fondo Misionero de Financiamiento Cultural, a través del cual se atienden la mayoría de los espectáculos y eventos de producción propia del Parque del Conocimiento; y la Sociedad del Conocimiento. No todo es baile. El Centro del Conocimiento abrió una sede de la Biblioteca en el Penal de Mujeres y fortalecerá el centro educativo con recursos propios. 

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Bailó en la Cámara de Representantes, nunca pidió nada del Estado y por enseñar en los barrios rechazó “jugosas” ofertas laborales

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A veces hay personas distintas, que parecen “químicamente puras” si cabe el término. Personas que anteponen el bien de los demás, al bienestar propio. Y en general son personas que lo hacen con hechos, no con palabras o manifestaciones por redes sociales. El posadeño Vicente Motta, de 25 años, es uno de estos ejemplos de solidaridad, humildad y también de superación personal.
Proveniente de una familia muy modesta, hace unos años aprendió a bailar hip-hop por internet, mirando videos en Youtube con la computadora que le dieron por el Conectar Igualdad. Como no tenía dinero, aprendió todo solo, mirando y copiando, fue un autodidacta que le puso mucho esfuerzo y dedicación.
Al tiempo lo invitaron a bailar en la Cámara de Representantes con su grupo “Relámpago Jackson”. Fue una escena pocas veces vista, en ese ámbito tan formal. Los chicos del barrio haciendo piruetas como Michael Jackson frente a los diputados de impecable traje que seguían tímidamente el paso de la música. Cuando terminó el baile, el presidente de la Cámara, Carlos Rovira lo felicitó y le preguntó si necesitaba algo.
Vicente podría haber dicho que le venía bien un espacio para dar sus clases o un cargo como profesor en alguna escuela o instituto dependiente del Estado. O tantas otras cosas. Pero él fue a la Cámara a ofrecer su danza sin pedir nada a cambio. Al contrario, quedó agradecido con la oportunidad.
Cuatro años después, Vicente sigue siendo el mismo chico humilde que ayuda a los demás sin pedir nada para él y dejó pasar otras oportunidades para progresar en lo personal porque tiene como meta ayudar a los demás. Esta mañana visitó la redacción de Economis trayendo pastelitos para vender. “Estoy contento porque pudimos juntar la plata y hoy partimos a Buenos Aires”, explicó.
Un grupo de chicos que no conocen Buenos Aires
Esa noche Vicente sale a Buenos Aires para participar de una exhibición en Tigre con 18 chicos del barrio, la mayoría no conoce  Buenos Aires ni salió de la provincia. Y Vicente lo logró sin ayuda de nadie, vendiendo pollo, pastelitos, tortas, haciendo changas o presentaciones. Sus alumnos (de las chacras 181, 187 y 193) le dan una mano, porque la mayoría no tiene plata para costear el viaje. El tampoco pidió nada, sólo un cajón de pollo para poder vender.
En estos últimos años siguió mejorando en su danza y recibió muchas invitaciones para hacer giras, participar en capacitaciones o dar clases en academias. Fueron invitaciones que declinó con educación. “Es que me invitan a mí solo y yo a donde voy quiero llevar a los chicos”, explica.
Vicente podría haber puesto sus habilidades al servicio de su progreso económico. Pero por ahora, sigue apostando a ayudar a los chicos de los barrios, que casi no pueden pagar por sus clases. “Me conformo con que los padres los dejen venir y puedan permitir que sus hijos bailen, esta es una actividad que ayuda a los chicos a alejarse de muchas cosas malas”, señala.
Y se va contento a seguir vendiendo los últimos pastelitos que quedan. No le sobra un peso, todo lo que recaudó fue a parar al hotel de Buenos Aires donde se hospedarán estos chicos, que fue recibiendo transferencias por adelantado. Pagos de a 500 o 1000 pesos hasta completar la estadía.
Hay mucha gente que ayuda, pero hace de esa ayuda un trabajo bien pagado, como los empleados de una ONG o una Fundación o profesores de gimnasia que trabajan con chicos del barrio. Y no está mal, al contrario.
Hay gente que se la pasa hablando de ayudar a los pobres y publicando su solidaridad en las redes sociales, pero vive del Estado (es decir, de todos nosotros) en un cargo que le garantiza un buen pasar.
Y también está la gente como Vicente Motta, que ayuda a los demás y -pudiendo- no pide nada para él. Y lo hace con modestia, sin levantar la voz, sin hacerse “autombombo”. Contento con la forma de vida que eligió, poniendo primero al prójimo. Historias para destacar.
 

 

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