El Ministerio de Economía convocó a una licitación de LECAP, BONCER, BONCAP y un bono dólar linked con vencimientos entre septiembre de 2025 y febrero de 2026. La operación, prevista para el 13 de agosto, apunta a renovar vencimientos y captar fondos en un mercado expectante ante la presión cambiaria y los compromisos fiscales.
La Secretaría de Finanzas oficializó este lunes un nuevo llamado a licitación de instrumentos del Tesoro Nacional, con fecha de recepción de ofertas el próximo miércoles 13 de agosto y liquidación el lunes 18. El menú incluye ocho series: siete en pesos —con variantes a tasa fija capitalizable y ajustadas por CER— y una vinculada al dólar oficial. La movida se inscribe en el programa de colocaciones quincenales, en un momento donde el Gobierno enfrenta vencimientos por casi $15 billones y busca despejar riesgos de refinanciación.
Detalle técnico de los instrumentos
Entre las opciones en pesos se destacan:
LECAP con vencimientos el 12 y 30 de septiembre, 31 de octubre, 10 de noviembre de 2025 y 16 de enero de 2026 (nueva emisión), con tasas efectivas mensuales que, en las series originales, oscilaron entre 2,20% y 3,98%.
BONCER (TZXO5) ajustado por CER y BONCAP con vencimiento en febrero de 2026.
Bono dólar linked (TZVD5) cero cupón, con pago en pesos al tipo de cambio oficial del 15 de diciembre de 2025.
Para las reaperturas, el precio será determinado en la licitación. La nueva LECAP a enero de 2026 tendrá un precio fijo inicial de $1.000 por cada $1.000 de valor nominal.
Modalidades de participación y límites
La licitación se segmentará en tramos no competitivos y competitivos:
Tramo no competitivo: hasta $50 millones en instrumentos en pesos o USD 50.000 en el bono dólar linked por inversor, orientado a quienes no cuentan con especialización financiera.
Tramo competitivo: montos mayores a esos límites, sin tope máximo, con una oferta mínima de $1 millón en pesos o USD 1.000.
Las órdenes deberán canalizarse a través de agentes de liquidación y compensación o agentes de negociación registrados en la CNV.
El Tesoro busca refinanciar la totalidad de los vencimientos y, de ser posible, captar financiamiento extra para cubrir necesidades del último cuatrimestre. La presencia del bono dólar linked apunta a ofrecer cobertura frente a expectativas de devaluación, mientras que los BONCER refuerzan la captación de inversores interesados en mantener poder adquisitivo frente a la inflación.
Fuentes oficiales señalan que “el diseño de la licitación apunta a diversificar el riesgo de tasa, tipo de cambio e inflación, asegurando financiamiento sostenible sin alterar la hoja de ruta fiscal”.
Analistas financieros advierten que el resultado será observado como termómetro de la confianza hacia la política económica y cambiaria. Un alto roll-over despejaría presiones sobre el dólar en el corto plazo, mientras que una colocación floja podría reavivar la demanda de cobertura cambiaria.
En el segmento mayorista, el dólar cerró este lunes a $1.322, en un mercado atento a la oferta del agro y a los flujos financieros. La inclusión del bono dólar linked podría absorber demanda de dólares financieros si logra buena aceptación.
El desenlace de la licitación será clave para definir el margen de maniobra del Ministerio de Economía en las próximas semanas. Con vencimientos concentrados en septiembre y octubre, el Tesoro necesita mantener un ratio de renovación superior al 100% para evitar mayor emisión monetaria. En paralelo, el rendimiento que surja para la nueva LECAP a enero 2026 servirá como referencia para las próximas colocaciones.
Un estudio de GMA Capital advierte que el país sólo cuenta con el 54% del nivel “ideal” estimado por el FMI, lo que lo ubica en los últimos puestos de América Latina. El organismo multilateral otorgó un waiver por incumplir la meta de acumulación, pero exige un rol más activo del Banco Central.
Argentina se ubica entre los países con menor nivel de reservas internacionales en la región, de acuerdo con un informe de la consultora GMA Capital basado en parámetros del Fondo Monetario Internacional (FMI). El stock actual asciende a USD 42.114 millones, lo que representa apenas el 54% de lo que el organismo considera adecuado para garantizar estabilidad cambiaria y monetaria.
El dato se conoce tras la última revisión del acuerdo, en la que el FMI otorgó un waiver —exención de penalidad— por un incumplimiento equivalente a USD 3.600 millones respecto de la meta intermedia.
Contexto regional: la brecha con los vecinos
Mientras Chile alcanza un 79% del nivel considerado óptimo, Brasil llega al 120% y Uruguay lidera con un 181%. En promedio, América Latina presenta un ratio de reservas equivalente al 121% de lo recomendado. Según GMA Capital, para que Argentina igualara ese promedio, el Banco Central debería acumular cerca de USD 93.100 millones.
La consultora advierte que un nivel elevado de reservas —entre 100% y 150% del estándar— permite cubrir al sistema ante posibles shocks como salidas de capitales, menor rollover de deuda, déficit comercial o crisis de confianza en la moneda local.
En su último Staff Report, el FMI pidió que el Banco Central adopte una estrategia más activa de acumulación de divisas, priorizando compras en el mercado de cambios bajo un esquema anticipado, como aplican Chile, Colombia y México. Como referencia, Chile anunció un plan de compras diarias de USD 25 millones hasta 2028.
El organismo también suprimió la meta intermedia prevista para septiembre y redujo en USD 5.000 millones el objetivo de fin de año, aunque mantuvo sin cambios la meta final para 2027. Esto implica que el incremento pendiente para 2025 rondará los USD 3.600 millones.
En línea con esta estrategia, el Gobierno concretó la semana pasada una operación de deuda interna entre el Ministerio de Economía y el Banco Central. Utilizando el segundo desembolso del FMI, el Tesoro canceló parte de las Letras Intransferibles en poder de la autoridad monetaria, permitiendo al BCRA incrementar sus reservas netas.
“El proceso de recapitalización fortalece el respaldo de los pasivos del Banco Central, incluyendo los depósitos de personas y empresas”, explicó el secretario de Finanzas, Pablo Quirno, quien detalló que ambas operaciones redujeron deuda bruta del Tesoro en USD 2.886 millones y recapitalizaron al BCRA por USD 14.000 millones.
Para alcanzar las metas revisadas, el Gobierno evalúa combinar compras de divisas en el mercado oficial, emisiones de deuda externa y eventuales procesos de privatización. Los vencimientos del Tesoro y el BCRA hasta fin de año suman aproximadamente USD 4.400 millones, lo que condiciona el margen de maniobra.
La sostenibilidad de esta estrategia dependerá del flujo de exportaciones, el acceso a mercados de capital y la estabilidad política, en un año marcado por la discusión de reformas estructurales en el Congreso.
El riesgo país y la política en la mira de los inversores
El bajo nivel de reservas se combina con la expectativa electoral. Con las elecciones legislativas de medio término programadas para octubre, el mercado sigue de cerca las encuestas y el eventual fortalecimiento del oficialismo en el Congreso, tras sufrir 12 votaciones adversas en Diputados en temas clave como la desregulación del INTA, INTI, organismos culturales, el Banco Nacional de Datos Genéticos, la Marina Mercante y Vialidad Nacional.
Por ahora, el riesgo país se mantiene estable en torno a 730 puntos, lejos de los casi 1.000 que alcanzó antes de la Fase 3 del programa económico. Según GMA Capital, la experiencia de los últimos 15 años muestra que, en promedio, el indicador tiende a comprimirse 126 puntos en los tres meses previos a las elecciones y 53 puntos adicionales en los tres meses posteriores.
El FMI confía en que las nuevas metas más flexibles y un Banco Central más activo permitan reforzar las reservas y mejorar la estabilidad financiera. Sin embargo, el cumplimiento dependerá de la capacidad de gestión del equipo económico, la evolución del comercio exterior y la reacción del mercado ante los resultados de octubre.
El desafío es doble: recuperar reservas sin frenar la actividad económica y, al mismo tiempo, sostener la confianza política que permita acceder a financiamiento en condiciones más favorables.
La base monetaria creció el doble que la inflación en siete meses y suma presión al monitoreo del BCRA
En los primeros siete meses de 2025, la base monetaria se expandió un 35%, duplicando la inflación minorista acumulada en el mismo período (17%), según el último informe de la consultora Quantum Finanzas. El incremento, que totalizó $10,385 billones, se explica principalmente por la transferencia de utilidades del BCRA al Tesoro y el desarme de las LEFIs, aunque fue parcialmente esterilizado por depósitos del Tesoro y ventas de títulos. El fenómeno se produce en un contexto de inflación mensual en descenso y un aumento incipiente de la demanda de dinero, con niveles de monetización históricamente bajos.
Un crecimiento monetario acelerado en dos etapas
Quantum identifica dos períodos diferenciados en la dinámica de la base monetaria:
Enero-abril: con el inicio de la Fase 3 del programa económico y el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, que incluyó el levantamiento del cepo para personas humanas y un esquema de flotación con bandas divergentes ($1.000 como piso decreciente y $1.400 como techo creciente), la base aumentó $2,97 billones. Las compras netas de divisas fueron casi nulas, y la expansión provino de $11,976 billones de utilidades transferidas por el BCRA al Tesoro, en gran parte esterilizadas mediante depósitos y ventas de títulos.
Mayo-julio: tras el cambio de régimen monetario y cambiario, la base se incrementó $7,414 billones (+22,7%), impulsada sobre todo por el desarme de LEFIs por $12,155 billones en julio. Esta expansión se compensó parcialmente con emisiones de deuda del Tesoro y depósitos en el BCRA, mientras que hubo financiamiento neto en pesos negativo por cancelación de deuda.
Del total de $24,385 billones de emisión primaria originada en utilidades del BCRA y desarme de LEFIs, un 82% fue neutralizado mediante:
Depósitos del Tesoro en el BCRA: $8,165 billones.
Superávit fiscal: $2,295 billones.
Ventas de títulos en cartera del BCRA: monto no especificado, pero con impacto directo en absorción de liquidez.
Según Quantum, el Tesoro acumuló $14,397 billones en caja entre enero y julio, de los cuales $11,976 billones provinieron de utilidades del BCRA y el resto del superávit.
Los fondos acumulados se distribuyeron en:
$8,165 billones en depósitos en el BCRA.
$2,729 billones en depósitos en pesos en bancos.
$3,502 billones en compras de divisas, inicialmente en el mercado y luego mediante operaciones directas con privados.
De las utilidades transferidas por el BCRA, $3,811 billones tuvieron impacto monetario neto, mientras que el resto quedó inmovilizado en depósitos, aumentando el stock de pesos bajo observación del Central.
El aumento de la base monetaria se reflejó en:
$3,887 billones (+22%) más de circulante en poder del público.
$6,573 billones (+67,5%) de incremento en la integración de efectivo mínimo de los bancos.
A partir del 1° de agosto, el BCRA reforzó la esterilización elevando los encajes bancarios, lo que absorbió parte del excedente de liquidez generado por la expansión previa.
El crecimiento de la base se da en un marco de inflación mensual decreciente y demanda de pesos en recuperación desde un piso histórico equivalente al 5% del PBI. La administración busca compatibilizar el orden fiscal con un programa monetario que acompaña la transición hacia un esquema cambiario más flexible. Sin embargo, la magnitud del aumento en términos reales refuerza la necesidad de un monitoreo constante de la liquidez para evitar que se traslade a precios.
El análisis de Quantum concluye que el BCRA deberá administrar con precisión la política de encajes y la coordinación con el Tesoro para sostener la estabilidad monetaria en un año de transición hacia un esquema más abierto y con metas de reservas flexibilizadas por el FMI.
Escribe Juan Luis Bour, director de Fundación FIEL – Desde el segundo semestre de 2024, la economía rebotó, dando lugar a una caída del PBI de solo 1.3% -bastante menor a la que podía preverse para un año de fuertes ajustes en lo fiscal y monetario-. Fue incluso menor a la de 2023 (-1.9%) en que regían los recurrentes planes oficiales de estímulo a la actividad que prevalecieron en la gestión de los Fernandez.
Sin embargo, tras la fuerza de la recuperación que dio lugar a crecimientos trimestrales desestacionalizados de 3.9% y 2% en los últimos dos cuartos de 2024, 2025 se inició con una recuperación trimestral de 0.8%, que habría continuado con un aumento desestacionalizado de apenas la mitad en el segundo trimestre del año, indicando una desaceleración que, en algún momento, se puede confundir con un frenazo. Aparte de alguna desaceleración en la variación trimestral de inversión y consumo privado, la variación negativa de las importaciones netas (importaciones de bienes y servicios van muy arriba de las exportaciones) empieza a cobrar peaje.
¿Se trata de la evolución esperada en el contexto de un proceso de reformas y previo a elecciones de medio término en setiembre (PBA) y octubre (nacional) que pueden marcar quiebres políticos y también en la capacidad de impulsar reformas, o refleja alguna “fatiga de ajuste”, o es más bien algo relacionado al mismo programa económico que mantiene condiciones que no despejan la incertidumbre?
La pregunta encierra dudas que, en parte, se encuentran reflejadas en la volátil evolución del índice de riesgo país que, tras tocar un mínimo en enero, volvió a subir para estancarse en 730 puntos básicos en julio, unos 340 puntos arriba del riesgo Latino, lejos aún del nivel que podría permitir abrir la puerta del financiamiento voluntario sin colaterales, acercando la macro a un escenario menos incierto. Queda siempre la cuestión de que la baja de riesgo –de tener lugar- debería resultar además sostenible en el tiempo para regenerar el clima de que “esta vez es diferente”. Para ello, se requiere la percepción de que los cambios están para quedarse, es decir que puede haber una duda razonable acerca de que la percepción de riesgo responde más a las alternativas polares en política (kirchnerismo versus resto) que a la evolución del programa económico. Si eso fuera todo, si la política (la posible, no la “ideal” cualquiera sea su definición) fuera la condición suficiente para despejar el horizonte de corto plazo, en pocos meses nos alcanzaría para testear la hipótesis.
Como ya muchos han señalado, sin embargo, es posible que la incertidumbre económica refleje no solo el estado y perspectivas inciertas en el terreno político, sino también dudas acerca del devenir del programa económico y de su implementación. El Fondo parece haberse sumado a estas dudas recientemente, a juzgar por su referencia al hecho que “sigue siendo necesaria mayor claridad sobre el régimen monetario y cambiario a mediano plazo”.
Nadie pudo pensar razonablemente que, con el prontuario argentino de ocho décadas de zigzags y fracasos, el proceso de reformas seria rápido y lineal. Y, en efecto, la no linealidad, la necesidad de cambios permanentes genera dudas, en particular cuando las correcciones al programa son siempre para un escenario muy corto. Prueba de ello, la sucesión de Fases que se perciben como transitorias y van reclamando adaptaciones mayores.
Actualmente estamos en Fase 3, o quizás desde julio ingresamos ya a la Fase 4 o a sus prolegómenos -sin decirlo-, a apenas tres meses de implementar la “fase” anterior. Y probablemente (o si se quiere, seguramente) vendrán nuevos ajustes, ya que no solo estamos en proceso de “discovery” del tipo de cambio de equilibrio, sino que es el mismo programa económico el que está en proceso de descubrimiento desde la vaga y primitiva idea de dolarización hasta llegar a un escenario más ordenado, previsible y flexible como el que se está procurando diseñar e instalar, en busca de un marco macroeconómico sostenible.
Todo programa debe ajustarse frente a shocks que pueden generar descarrilamientos momentáneos. Pero también debe ser corregido cuando se encamina a enfrentar sobresaltos por no advertir a tiempo los desequilibrios. Esta parte de la volatilidad –no la que proviene de shocks o de la adaptación al cambio, que puede ser parte natural del proceso- es la que debe ser evitada.
La actual gestión fue introduciendo reformas significativas en diversas áreas de la economía desde lo fiscal, lo monetario, la política comercial y los mercados regulados. Toda reforma requiere tener claro desde el comienzo la secuencia de los cambios -qué es lo que va primero y qué viene después-, cuánto tiempo precisa cada reforma para estar en operaciones, y desde ya requiere saber qué significa la “reforma” desde que se inicia el proceso, tanto en términos de contenido como –una proyección al menos- de su impacto sobre el resto de los mercados.
En otras palabras, el plan debe en lo posible ser conocido desde el comienzo si se quiere bajar la incertidumbre, y no basta con enumerar las áreas de la reforma que son por todos conocidas desde hace décadas -tributaria, laboral, previsional, comercio, regulaciones, para mencionar solo un puñado de ellas- para decir que el programa está determinado.
En otros términos, quizás la incertidumbre que nos rodea no provenga solo de la política. En la medida que nos acercamos al “horizonte de eventos” que no nos permita escapar del agujero negro, quizás haya que considerar que hay algo más. En palabras del presidente Clinton, it’s the economy.
El Ministerio de Economía adjudicó $9,02 billones en la licitación de títulos en pesos realizada este martes, sobre un total de vencimientos por $11,8 billones, alcanzando así un rollover del 76,34%, según informó el secretario de Finanzas, Pablo Quirno. La colocación incluyó Letras Capitalizables (Lecap) a plazos cortos y un bono ajustado por CER, mientras que las licitaciones de instrumentos dólar linked quedaron desiertas.
Tasas en alza: el Tesoro pagó hasta 4,28% mensual
El dato más relevante de la licitación fue la nueva suba en las tasas de interés, en línea con la estrategia oficial de garantizar cobertura para sus compromisos en un contexto de alta demanda de pesos y presión cambiaria.
La Lecap con vencimiento el 15 de agosto (S15G5) fue el título más demandado: se colocaron $3,73 billones con una tasa efectiva mensual (TEM) del 4,28%, lo que representa una Tasa Interna de Retorno Efectiva Anual (TIREA) del 65,33%, tres veces por encima de la inflación mensual.
También se observaron incrementos en otros instrumentos: la Lecap al 29 de agosto subió de 3,1% a 4,02% mensual, y la que vence el 12 de septiembre trepó de 3,05% a 3,75% mensual. En total, se colocaron seis letras a tasa fija y un Bono CER (TZXO6), que adjudicó $117.000 millones con una TIREA de 16,24%.
En contraste, los bonos dólar linked, que actúan como cobertura ante una devaluación, no recibieron ofertas y fueron declarados desiertos.
Un desafío fiscal que supera los $45 billones hasta las elecciones
La operación se dio en un contexto crítico para las finanzas públicas: según estimaciones privadas, el Tesoro enfrenta vencimientos en pesos por cerca de $45 billones (5% del PBI) hasta las elecciones legislativas de octubre, cifra que asciende a $73 billones si se incluyen las tenencias intraestatales.
El Gobierno ya había convalidado subas de tasas en licitaciones previas, especialmente tras el desarme de las LEFI que liberó alrededor de $10 billones al mercado, presionando sobre los dólares financieros y forzando al Banco Central a intervenir mediante pases pasivos y operaciones en futuros.
Estrategia oficial: absorber pesos y sostener el dólar
La colocación de este martes responde al doble objetivo de contener la presión cambiaria y evitar un exceso de liquidez que podría derivar en nuevas tensiones sobre el tipo de cambio. Según fuentes del mercado, la decisión de pagar tasas significativamente más altas que la inflación busca atraer a los inversores hacia instrumentos en pesos, aunque con el costo de encarecer el financiamiento del Tesoro.
Con un calendario de vencimientos concentrado en los próximos dos meses y en plena campaña electoral, el desafío del Gobierno será sostener la confianza de los inversores y lograr mayores niveles de rollover sin comprometer la estabilidad cambiaria. La suba de tasas aparece como una herramienta de corto plazo, pero que incrementa el costo de la deuda y complica la consolidación fiscal.
Resultado de la licitación de DE LECAP, BONCAP, BONCER, LELINK y DÓLAR LINKED
La Secretaría de Finanzas anuncia los resultados de la licitación del día de la fecha, en la que se recibieron ofertas por un total de valor efectivo de $ 9,40 billones, y se adjudicó un total de valor efectivo $ 9,02 billones.
A continuación, se resumen los totales de la licitación:
Resultados de la Licitación por instrumentos denominados en pesos
Resultado de la Licitación por instrumentos denominados en Dólares Estadounidenses
TOTAL (El VE de los títulos denominados en Dólares Estadounidenses se expresan en pesos al tipo de cambio “T-1” de la Com. “A” 3500)
Cantidad de Ofertas Recibidas
6.928
315
7.243
Total VNO Ofertado (*)
$ 6.408.843
USD 89
$ 6.523.225
Total VE Ofertado (*)
$ 9.288.650
$ 113.970
$ 9.402.619
Total VNO Adjudicado (*)
$ 6.207.638
USD 42
$ 6.261.814
Total Valor Efectivo Adjudicado (*)
$ 8.969.943
$ 53.092
$ 9.023.036
(*) Montos expresados en millones. (**) Montos expresados en millones de Pesos al Tipo de Cambio de Referencia del día 28 de julio de 2025 de la Comunicación “A” 3.500 publicado por el BCRA (Pesos / USD 1.287,3333).
Seguidamente, se resumen por instrumento los valores nominales ofertados y adjudicados con sus respectivos valores efectivos adjudicados, precios de corte y TIREAS asociadas y nuevos VNO en circulación:
Instrumentos licitados denominados en pesos:
Instrumentos denominados en pesos
VNO Ofertado (*)
VNO Adjudicado (*)
Valor Efectivo Adjudicado (*)
Precio de Corte por cada VNO $ 1.000
TIREA
VNO Total en Circulación (*)
LETRA DEL TESORO NACIONAL CAPITALIZABLE EN PESOS CON VENCIMIENTO 15 DE AGOSTO DE 2025 (S15G5 – reapertura) (1) (**)
$ 2.653.556
$ 2.606.818
$ 3.731.660
$ 1.431,50
65,33%
$ 15.519.604
LETRA DEL TESORO NACIONAL CAPITALIZABLE EN PESOS CON VENCIMIENTO 29 DE AGOSTO DE 2025 (S29G5 – reapertura) (2)
$ 1.660.752
$ 1.613.178
$ 2.448.804
$ 1.518,00
60,54%
$ 8.046.272
LETRA DEL TESORO NACIONAL CAPITALIZABLE EN PESOS CON VENCIMIENTO 12 DE SEPTIEMBRE DE 2025 (S12S5 – reapertura) (3)
$ 962.125
$ 940.466
$ 1.420.103
$ 1.510,00
55,47%
$ 9.395.070
LETRA DEL TESORO NACIONAL CAPITALIZABLE EN PESOS CON VENCIMIENTO 30 DE SEPTIEMBRE DE 2025 (S30S5 – reapertura) (4)
$ 344.395
$ 287.075
$ 427.997
$ 1.490,89
51,26%
$ 3.226.710
BONO DEL TESORO NACIONAL CAPITALIZABLE EN PESOS CON VENCIMIENTO 17 DE OCTUBRE DE 2025 (T17O5 – reapertura); (5)
$ 202.071
$ 188.717
$ 274.442
$ 1.454,25
51,21%
$ 8.955.186
LETRA DEL TESORO NACIONAL CAPITALIZABLE EN PESOS CON VENCIMIENTO 31 DE OCTUBRE DE 2025 (S31O5 – reapertura) (6)
$ 470.935
$ 459.975
$ 550.236
$ 1.196,23
51,99%
$ 1.384.275
BONO DEL TESORO NACIONAL EN PESOS CERO CUPÓN CON AJUSTE POR CER VENCIMIENTO 30 DE OCTUBRE DE 2026 (TZXO6 – reapertura)
$ 115.010
$ 111.410
$ 116.702
$ 1.047,50
16,24%
$ 2.587.689
(*) Montos expresados en millones. (**) Por el feriado dispuesto luego de la emisión se realizó el cálculo a la fecha de pago 18/8/2025.
(1) TEM de corte 4,28%. La LECAP S15G5 capitaliza a una TEM de 3,90% desde la fecha de emisión hasta su vencimiento. (2) TEM de corte 4,02%. La LECAP S29G5 capitaliza a una TEM de 3,88% desde la fecha de emisión hasta su vencimiento. (3) TEM de corte 3,75%. La LECAP S12S5 capitaliza a una TEM de 3,95% desde la fecha de emisión hasta su vencimiento. (4) TEM de corte 3,51%. La LECAP S30S5 capitaliza a una TEM de 3,98% desde la fecha de emisión hasta su vencimiento. (5) TEM de corte 3,51%. El BONCAP T17O5 capitaliza a una TEM de 3,90% desde la fecha de emisión hasta su vencimiento. (6) TEM de corte 3,55%. La LECAP S31O5 capitaliza a una TEM de 2,74% desde la fecha de emisión hasta su vencimiento.
Instrumentos licitados denominados en dólares estadounidenses:
Instrumento denominado en dólares
VNO Ofertado (*)
VNO Adjudicado (*)
Valor Efectivo Adjudicado (*)
Precio de Corte por cada VNO USD 1.000
TIREA
VNO Total en Circulación (*)
LETRA DEL TESORO NACIONAL VINCULADA AL DÓLAR ESTADOUNIDENSE CERO CUPÓN CON VENCIMIENTO 29 DE AGOSTO DE 2025 (D29G5 – nueva)
USD 8
Desierta
Desierta
Desierta
Desierta
Desierta
LETRA DEL TESORO NACIONAL VINCULADA AL DÓLAR ESTADOUNIDENSE CERO CUPÓN CON VENCIMIENTO 30 DE SEPTIEMBRE DE 2025 (D30S5 – nueva)
USD 8
Desierta
Desierta
Desierta
Desierta
Desierta
LETRA DEL TESORO NACIONAL VINCULADA AL DÓLAR ESTADOUNIDENSE CERO CUPÓN CON VENCIMIENTO 31 DE OCTUBRE DE 2025 (D31O5 – reapertura)
USD 15
Desierta
Desierta
Desierta
Desierta
USD 528
BONO DEL TESORO NACIONAL VINCULADO AL DÓLAR ESTADOUNIDENSE CERO CUPÓN CON VENCIMIENTO 15 DE DICIEMBRE DE 2025 (TZVD5 – reapertura)
USD 58
USD 42
$ 53.092 (**)
USD 980,00
5,54%
USD 569
(*) Montos expresados en millones. (**) Montos expresados en millones de Pesos al Tipo de Cambio de Referencia del día 28 de julio de 2025 de la Comunicación “A” 3.500 publicado por el BCRA (Pesos / USD 1.287,3333).