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La mesa de carbono forestal lidera la agenda para la expansión de los mercados de carbono de Argentina

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En un hito histórico para el país, quedó conformada el pasado lunes 26 de febrero la primera Mesa Nacional Foresto Industrial, dentro de la cual y como uno de los Diez Ejes Estratégicos , los mercados de carbono pasan a tener un protagonismo único y prioritario para la expansión de nacional y regional de los mismos. Este nuevo EJE está coordinado y dirigido desde el sector privado por voceros e integrantes de la Mesa de Carbono Forestal Nacional (MCFN). Tiene como fin difundir y promover la potencialidad de los mercados de carbono argentinos, lograr su expansión en Argentina y en la región, así como desarrollar e implementar un proyecto de ley para construir una normativa integral para dichos mercados. Sin dudas, es una clara y muy positiva señal que recalca la gran importancia que tienen los mercados de carbono para el desarrollo en Argentina, así como de su posicionamiento en el mundo. 

“En Argentina se desarrollan proyectos de carbono forestal desde hace más de 15 años. Esto ocurre en 20.000 hectáreas aproximadamente, distribuidas en distintas regiones y con un potencial de mitigación de más de 1.6M toneladas de CO2, de los cuales ya se llevan mitigadas más de un tercio” explica Juan Pedro Cano, coordinador de la Mesa de Carbono Forestal Nacional (MCFN) y uno de los voceros de este nuevo espacio. “Los proyectos de carbono forestal pueden ser para evitar, reducir o capturar emisiones de carbono, por ejemplo, mediante la conservación de bosques nativos, la mejora en la eficiencia del uso productivo del bosque nativo o plantación forestal, o bien, a través de nuevas plantaciones forestales o de la reforestación o regeneración de bosques nativos” agrega.

En el ámbito de la MCFN solamente, existen actualmente proyectos de carbono forestal en etapa de evaluación, desarrollo y certificación por un total de 400.000 hectáreas (20 veces más que la superficie actual). Estos proyectos permitirían capturar y prevenir emisiones por un total aproximado de 50M de toneladas de CO2, lo cual equivale a más del 60% de la meta de reducciones de emisiones a 2030 establecida por Argentina en su Plan Nacional de Bosques y Cambio Climático el cual es parte del compromiso de reducción de emisiones presentada por Argentina ante Naciones Unidas.

La comercialización de los créditos de carbono generados por estos proyectos podría representar ingresos totales por entre 500 y 800 millones de dólares, lo cual representa entre 15 y 20 millones de dólares anuales. Más aún, si en Argentina se desarrollaran y certificaran proyectos de captura y reducción de emisiones en tan sólo el 10% de la superficie de bosques del país, podría estimarse preliminarmente una reducción de emisiones de 400M de toneladas de CO2, lo cual equivale más de 4 veces la meta del Plan Nacional de Bosques y Cambio Climático.

“La comercialización de los créditos de carbono generados por estos proyectos podría representar ingresos totales por entre 4.000 y 6.000 millones de dólares, lo cual representa entre 100 y 150 millones de dólares anuales.  Si este cálculo se lleva al 100% de la superficie forestal, estaríamos hablando de ingresos anuales de entre 1000 y 1500 millones de dólares, lo cual puede asimilarse a los ingresos anuales generados en los últimos años por los complejos productivos de la uva, maní y lácteos” afirma Cano.

Los mercados de carbono son un mecanismo de reducción de emisiones mediante la gestión privada principalmente, utilizando mecanismos de mercado. No requiere de inversión o financiamiento público, pero sí requiere que el Estado pueda garantizar las condiciones para que el sector se desarrolle.

“Hoy la mayor demanda de créditos de carbono proviene más que nada del exterior, por lo que para que ello ocurra lo que se precisa principalmente, y como primer paso, es dar seguridad jurídica y transparencia internacional para el desarrollo de este tipo de proyectos en el país. En particular desde la Mesa de Carbono Forestal Nacional se ha elaborado un proyecto de ley para ello” completa el Coordinador.

Luego también pueden pensarse y diseñarse instrumentos de política pública que pueden traccionar la demanda interna, para lo cual hay experiencias interesantes y con varios años de implementación en lugares como la Unión Europea, Estados Unidos, Canadá y Japón, pero también en países de la región como Colombia y México, entre otros. En este sentido, de avanzar con el desarrollo de un Sistema de Comercio de Emisiones en Argentina, cuestión que se observa con mucho interés y que fue parte de la llamada “Ley Ómnibus” tratada recientemente en la Cámara de Diputados, es necesario que se incluya la posibilidad de que los obligados puedan reducir emisiones mediante créditos de carbono, al menos por un plazo o cupo que puede fijar el Poder Ejecutivo Nacional.

Finalmente, es necesario poder ordenar y dar coherencia con una mirada nacional o regional a las iniciativas provinciales que se han ido generando hasta ahora. Para todo ello, se requiere articular con el gobierno nacional para lograrlo, tanto para trabajar desde allí con las distintas áreas de gobierno nacional, como con el poder legislativo nacional y las áreas de gobierno provincial.

Hoy la Mesa de Carbono Forestal Nacional (MCFN) está conformada por más de 40 empresas, instituciones y personas de la cadena de valor de los mercados de carbono forestal de Argentina, enfocadas en el sector forestal argentino, pero con una visión futura multisectorial para un trabajo mancomunado e integrador. De hecho, sus miembros trabajan en la conservación, manejo mejorado y restauración de bosques nativos y en la producción forestal, representando en este último caso el 80% de las plantaciones forestales del país. La MCFN tiene como interés principal posicionar a la Argentina en los mercados de carbono a nivel regional y global, entendiéndolos como un mecanismo concreto y transparente para canalizar financiamiento a las acciones climáticas necesarias para mitigar el cambio climático. Para ello, su objetivo es ser un actor que participe de manera propositiva en los procesos de elaboración de los marcos normativos e instrumentos de política pública para promover los mercados de carbono en el país.

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La Mesa de Carbono Forestal Nacional presenta su plataforma institucional

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A poco más de un año de su creación, la Mesa de Carbono Forestal Nacional – MCFN – única entidad que agrupa a más de 40 empresas, instituciones y personas de la cadena de valor de los mercados de carbono forestal de Argentina – pero con una visión futura multisectorial para un trabajo mancomunado e integrador – anuncia la puesta en funcionamiento de su identidad digital, a través de su sitio https://mesacarbono.org.ar/.

“Esta nueva identidad y plataforma de contacto es un puente para todos los que deseen sumarse y promover el desarrollo de los mercados de carbono en nuestro país y en la región” manifiesta Juan Pedro Cano, Coordinador de la Mesa. “Todos nuestros miembros trabajan en la conservación, manejo mejorado y restauración de bosques nativos y en la producción forestal, representando en este último caso el 80% de las plantaciones forestales del país. De hecho, en Argentina se desarrollan proyectos de carbono forestal desde hace más de 15 años en distintas regiones y con diferentes tipos de abordajes, en 20.000 hectáreas aproximadamente y con un potencial de mitigación de más de 1.600.000 toneladas de CO2 de los cuales ya se llevan mitigadas más de 500,000 t de carbono” amplía el profesional.

Recientemente la Mesa difundió un informe en el cual se indica que se estén evaluando, desarrollando y certificando proyectos por una superficie de más de 400.000 hectáreas por distintos miembros de la entidad, lo cual equivale a dos veces la superficie de bosque perdido en el año 2022, según el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Nación. Esta superficie equivale, asimismo, a casi 20 veces la superficie de la Ciudad de Buenos Aires (CABA tiene 20.300 hectáreas). De implementarse estos proyectos, permitirían capturar y prevenir emisiones por un total aproximado de 50 millones de toneladas de CO2, lo cual equivale a más del 60% de la meta de reducciones de emisiones a 2030 establecida por Argentina en su Plan Nacional de Bosques y Cambio Climático.

“Los proyectos de carbono forestal pueden ser para evitar o reducir emisiones de carbono, por ejemplo, mediante la conservación de bosques nativos (deforestación evitada) y la mejora en la eficiencia del uso productivo del bosque o plantación forestal (aprovechamiento mejorado), o bien, para capturar carbono a través del desarrollo de plantaciones forestales y de la reforestación o regeneración de bosques nativos” explica el Coordinador de la Mesa. “La demanda por proyectos de captura y reducción de emisiones certificables y verificables con impacto no sólo en carbono sino en otros servicios ecosistémicos, es evidentemente cada vez mayor” completa el directivo. “De hecho, este volumen está aumentando rápidamente a medida que aumenta la demanda. El valor de los mercados voluntarios globales de carbono casi se cuadruplicó en 2021 hacia USD 2 mil millones, impulsado por proyectos NBS y un aumento de los precios de mercado. Según los últimos informes, los precios de los créditos de carbono han ido variando en los últimos años, con una marcada suba desde el año 2017 hasta el momento. En los mercados voluntarios, los precios aumentaron en 2021 casi un 60% con respecto a 2020 hasta un punto que no se veía desde 2013, alcanzando un precio promedio ponderado mundial anual por tonelada de USD4,00 para todas las transacciones informado por los encuestados de mercados emergentes, en comparación con USD2,52 en 2020” revela Cano.

LA SITUACIÓN EN ARGENTINA

De los 11.800 proyectos registrados a nivel global, tan sólo 61 fueron en Argentina, lo cual representa el 0.5% del total de ellos. Ello refleja que el marco político y normativo actual no estaría promoviendo e incentivando el desarrollo de proyectos de captura y reducción de emisiones a pesar de las grandes posibilidades que existen, y a pesar de las experiencias que ya se han desarrollado en el país.

“En comparación con la distribución sectorial a nivel global, en Argentina existen actualmente sólo 2 proyectos del sector forestal certificados bajo estándares internacionales como los de Verra, Gold Standard, Mecanismos de Desarrollo Limpio, Climate Action Reserve y Plan Vivo, lo cual representa el 3% del total de proyectos certificados en el país. La mayor parte de los proyectos certificados hasta el momento en Argentina son de los sectores de las Energías Renovables, Producción Industrial y Gestión de Residuos. Esto no quita que existan iniciativas de certificación y verificación en base a mismos estándares, pero certificados por organismos nacionales, dado que la inversión necesaria para una certificación internacional es costosa y suele no ser accesible para muchos desarrolladores de proyectos y propietarios/usu arios de tierras con potencial para la captura y reducción de emisiones” interpreta Cano.

En tal sentido, a la hora de proyectar posibles abordajes para realmente promover el desarrollo de los mercados de carbono en Argentina, se considera que deberían sentarse las bases mínimas para el desarrollo de un mercado amplio y flexible. “Se recomienda la elaboración de instrumentos para promover, apoyar y dar reconocimiento al desarrollo, certificación e implementación de proyectos de carbono y la comercialización de las capturas y reducciones que se generen. Es preciso contar con seguridad jurídica para atraer inversiones que permitan desarrollar proyectos a distintas escalas y con distinto impacto ambiental, social y económico, especialmente para promover proyectos de captura y reducción de emisiones que puedan complementar modelos productivos actuales por parte de pequeños y medianos propietarios o usuarios de tierras, como as&iac ute; también traccionar proyectos de gran escala que, de no haber garantías mínimas para su implementación y comercialización, probablemente no se realicen. Por otro lado, acciones que permitan reducir costos serían un incentivo al desarrollo de proyectos tanto de gran escala, como de mediana y pequeña escala. Sumado a todo esto, es necesario haya claridad en la distribución de competencias y roles entre los distintos niveles de gobierno federal (nivel nacional y nivel provincial) dentro del marco normativo e institucional de los mercados de carbono” manifiesta el directivo. 

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Cosmética, una industria baja en carbono

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La industria cosmética ha experimentado un crecimiento significativo a nivel mundial en las últimas décadas. Un reciente reporte de Gran View Research indica que en 2022 el mercado mundial de cosméticos se valoró en USD 262,21 mil millones y se espera que se expanda a una tasa de crecimiento anual del 4,2% de 2023 a 2030. Uno de los factores clave que impulsan la expansión de esta industria es el aumento generalizado en la adopción de productos para el cuidado de la piel junto con un mayor envejecimiento de la población mundial. Pero, lamentablemente, este crecimiento produce impactos negativos en el ambiente.

“La industria cosmética genera considerables emisiones de gases de efecto invernadero en todas las etapas de producción, desde la extracción de materias primas hasta el envasado y el transporte de los productos”, explica Federico Falcón, director ejecutivo de The Carbon Sink, organización creada con el propósito de democratizar la posibilidad de medir y compensar la huella de carbono en Latinoamérica.

Ante esta situación, cada vez son más las empresas internacionales de este sector que han anunciado su compromiso de ser carbono neutrales. Incluyen entre sus objetivos la reducción del consumo energético, de la huella hídrica y del uso de plástico en sus envases, entre los más relevantes. “Los compromisos de compañías internacionales de cosmética de reducir y compensar sus emisiones señalan que la industria está avanzando hacia una producción más sostenible. Pero es importante que todas las empresas, grandes o pequeñas, se unan en la lucha contra la crisis climática y tomen medidas concretas para reducir su huella de carbono”, afirma Federico Falcón.

En Argentina, la compañía nacional de cosmética The Minimal Co tomó la iniciativa de medir y compensar su huella de carbono, convirtiéndose en la primera empresa de skincare vegana carbono neutral del país. “Creamos Minimal Co conscientes de que somos 100% responsables de nuestro modo de producir y del impacto que esto genera en el planeta. Por eso, no utilizamos agentes tóxicos, no testeamos en animales y realizamos productos veganos. Y también por eso, este año decidimos ir más allá y medir las emisiones que generamos y compensarlas a través del proyecto “Corredor de los Cedros” de conservación de bosques nativos en la ecorregión de las Yungas-Jujeñas, que impulsa The Carbon Sink”; cuenta Lucila socia y fundadora de la empresa.

¿Cómo puede la industria de la cosmética disminuir su impacto ambiental?

1.    Mejorar la eficiencia energética de los procesos productivos y transicionar a fuentes de energías renovables.

2. Disminuir el consumo de agua, así como también reutilizar agua en distintas instancias del proceso productivo de forma segura.

3. Reducir el contenido de plásticos y utilizar materiales biodegradables o de plástico reciclado en el packaging.

4. Optimizar el traslado de los productos para disminuir la huella de su entrega.

5. Concientizar a las personas consumidoras de los productos sobre su impacto en el ambiente y la importancia de disponer correctamente los envases.

6. Medir, reducir y compensar la huella de carbono de la empresa. The Carbon Sink cuenta con una calculadora gratuita y distintas alternativas de compensación de carbono simples y accesibles en su sitio web www.thecarbonsink.com También ofrece acompañamiento personalizado para pequeñas y grandes empresas.

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Según la Nasa, la Argentina tiene balance positivo de carbono

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Durante años se utilizaron enfoques tradicionales en la medición del dióxido de carbono basado en el recuento y la estimación de la cantidad de dióxido de carbono que se emite en todos los sectores de una economía, como el transporte y la agricultura. Estos permitían evaluar los avances en los esfuerzos de reducción de emisiones. Pero su elaboración deja de lado una parte más que importante de la historia: la incorporación del dióxido de carbono al suelo. Un enfoque descendente en el cual se considera a las diferentes actividades como parte de un ciclo permite diferenciar a las distintas producciones económicas generar inventarios. Es aquí que la ganadería argentina tiene todo por ganar.

Un estudio publicado en Earth System Science Data utilizó mediciones realizadas por la misión Orbiting Carbon Observatory-2 (OCO-2) de la NASA ofrece una nueva perspectiva al hacer un seguimiento tanto de las emisiones de combustibles fósiles como de los cambios totales en las “reservas” de carbono de los ecosistemas, incluidos árboles, arbustos y suelos. Los datos son especialmente útiles para seguir las fluctuaciones de dióxido de carbono relacionadas con el cambio de la cubierta terrestre. Aunque la misión OCO-2 no se diseñó específicamente para calcular las emisiones de los distintos países, los resultados de los más de 100 países llegan en un momento oportuno.

El hallazgo es que Argentina es uno de los pocos países que aparece con balance positivo (color verde) debido a la captura de carbono en las “tierras de pastoreo” (bosques, arbustales, pastizales, etc.).

Y es aquí la importancia que se le brinda a la producción ganadera específicamente en la Argentina.  La ganadería argentina es parte del ecosistema natural y constituyen una de las actividades que lleva al agro argentino a ser un actor esencial en la gestión de la fotosíntesis y la recuperación del dióxido de carbono de la atmósfera en el ciclo natural del carbono.

El proceso se da a través del consumo de las vacas quienes se alimentan mayoritariamente en nuestro país de las pasturas y pastos naturales. Estos recursos forrajeros, han tomado del aire el dióxido de carbono como parte del ecosistema natural a través de la fotosíntesis. Las vacas digieren el carbono del pasto eliminando metano a la atmósfera. Pero el metano que ellas emiten esta “hecho” en base al carbono del pasto que consumieron y su duración es de entre 10 a 12 años en la atmósfera. Luego de ese tiempo el metano se transforma en agua y dióxido de carbono. El que es absorbido naturalmente a través de la fotosíntesis por las pasturas y pastos naturales. Y es así como el ciclo se repite una y otra vez. Es naturaleza pura.  

Argentina, es uno de los países con mayor superficie de pastizales naturales que existen en el planeta tierra. Se encuentra dentro de los cinco países con más disponibilidad de este recurso. El color verde del mapa elaborado con datos de la NASA encaja perfectamente con los sistemas de producción de carne de nuestro país, ya que comparando con otras ganaderías más industriales e intensivas propias como las que tienen lugar en otros países del mundo, nuestras vacas pastan en prácticamente todo el territorio y sus sustentos alimenticios se caracterizan por una baja utilización de insumos, agroquímicos y fertilizantes químicos. 

Por otra parte la ganadería argentina es una de las pocas actividades que permite la trasformación de proteína vegetal no apta para el consumo humano en proteína animal de alto valor biológico indicado para el consumo humano. Si los sensores de la NASA se refinan aún más, estos avances serán clave para verificar qué países cumplen con los compromisos firmados en la COP 21 y posteriores. Un golazo para las vacas albicelestes.

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Se protegió por ley a la Península Mitre, el punto de mayor captura de carbono de Argentina

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El 6 de diciembre, los legisladores de Tierra del Fuego, reunidos en una sesión extraordinaria, votaron positivamente la protección de Península Mitre, un reclamo de la sociedad fueguina sostenido durante 30 años que fue escuchado gracias al trabajo conjunto de miembros del sector público, científicos y ONGs. Gran victoria ambiental en Tierra del Fuego.

Rewilding Argentina, fundación comprometida con la recuperación de los ecosistemas naturales, informa que celebra la creación de esta nueva Área Natural Protegida, que concentra el 84,4% de las turberas de Argentina y por ello es el punto de mayor captura de carbono del país, un aspecto clave para revertir la crisis climática global. Las distancias, el aislamiento y las arduas condiciones climáticas permiten que la punta más austral de la isla grande de Tierra del Fuego se mantenga prístina y conserve en excelentes condiciones importantes muestras de estos ecosistemas.

Al declarar Península Mitre un Área Natural Protegida Provincial, los legisladores de Tierra del Fuego tomaron una decisión histórica que impactará en el mundo y permitirá evitar la degradación de uno de los pocos ecosistemas de valor ambiental excepcional que se mantienen intactos en el planeta.

Por qué son vitales para el planeta

Las turberas son un tipo de humedal que resguardan la mayor reserva de carbono orgánico terrestre del planeta, mientras que los bosques de macroalgas tienen la capacidad de secuestrar dióxido de carbono (CO2), uno de los gases de efecto invernadero que más contribuye al calentamiento global.

En 2019, un estudio basado en datos del Centro Mundial de Vigilancia de la Conservación del Medio Ambiente de las Naciones Unidas detectó que Península Mitre, debido a sus grandes extensiones de turba y por su particular composición de especies de musgo, absorbe 4.5 veces más carbono que otras turberas.

Además de las turberas que se encuentran en tierra, las costas de Península Mitre concentran el 30% de los bosques de macroalgas del Mar Argentino. Por su enorme capacidad de secuestrar carbono, estas «selvas submarinas» son consideradas uno de los ecosistemas más productivos del mundo.

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