Los incendios impulsaron una pérdida récord de bosques tropicales en el 2024

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Por Elizabeth Goldman, Sarah Carter y Michelle Sims (Global Forest Review). Los trópicos perdieron un récord de 6,7 millones de hectáreas de selva tropical primaria en el 2024, un área casi del tamaño de Panamá. Impulsado en gran medida por incendios masivos, eso es más que cualquier otro año en al menos las últimas dos décadas.

Según nuevos datos del Laboratorio de Análisis y Descubrimiento Global de Tierras (Global Land Analysis and Discovery, GLAD) de la Universidad de Maryland y disponibles en la plataforma Global Forest Watch de WRI, los bosques tropicales primarios desaparecieron a una tasa de 18 campos de fútbol por minuto en el 2024, casi el doble que en el 2023. Estos son algunos de los ecosistemas forestales más importantes, fundamentales para las fuentes de sustento, el almacenamiento de carbono, la provisión de agua, la biodiversidad y más. Su pérdida tan solo en el 2024 causó 3,1 gigatoneladas (Gt) de emisiones de gases de efecto invernadero, equivalente a un poco más que las emisiones anuales de CO2 del uso de combustibles fósiles de la India.

Los incendios quemaron 5 veces más bosques tropicales primarios en el 2024 que en el 2023. Si bien los incendios ocurren naturalmente en algunos ecosistemas, en los bosques tropicales son casi totalmente causados por humanos, y a menudo se inician a fin de despejar tierras para la agricultura y se propagan fuera de control en los bosques cercanos. El 2024 fue el año más caluroso registrado, con condiciones cálidas y secas causadas en gran medida por el cambio climático y El Niño que condujo a incendios más grandes y más generalizados. América Latina fue particularmente azotada, revirtiendo la reducción de la pérdida de bosques primarios observada en Brasil y Colombia en el 2023.

Aunque los bosques pueden recuperarse después de los incendios, los efectos combinados del cambio climático y la conversión de bosques a otros usos de la tierra, como la agricultura, pueden dificultar esta recuperación y aumentar el riesgo de futuros incendios.

La pérdida de bosques primarios no relacionada con incendios también aumentó un 14% entre el 2023 y 2024, principalmente impulsada por la conversión de bosques para la agricultura. En los últimos 24 años, la tala de bosques para actividades agrícolas permanentes ha sido la mayor causa de la pérdida de bosques tropicales primarios, pero en el 2024 los incendios forestales se convirtieron en el factor más predominante, responsable de casi la mitad de la pérdida.

Los incendios forestales fueron la mayor causa de la pérdida de bosques tropicales primarios en el 2024

Y la pérdida no se limitó a los trópicos: la pérdida de cobertura arbórea a nivel mundial también alcanzó un máximo histórico, con regiones boreales como Canadá y Rusia que sufrieron incendios extremos.

¿Por qué nos enfocamos principalmente en los bosques tropicales primarios?

A pesar de que los datos de la Universidad de Maryland sobre la pérdida de cobertura arbórea tienen cobertura global, Global Forest Watch se centra principalmente en la pérdida en los trópicos, ya que allí es donde ocurre el 94% de la deforestación o la eliminación a largo plazo de los bosques por causas antropogénicas. Nuestra investigación se enfoca principalmente en los bosques primarios de los trópicos húmedos, áreas de la selva tropical de importancia en especial para la biodiversidad, el almacenamiento de carbono y la regulación del clima regional y local.

Si bien hubo algunos puntos positivos en el 2024 (tanto Indonesia como Malasia experimentaron menos pérdida de bosques primarios que en el 2023 y sus tasas de pérdida están muy por debajo de lo que estaban hace una década) la tendencia general se dirige en la dirección equivocada. Líderes de más de 140 países firmaron la Declaración de Líderes de Glasgow en el 2021, prometiendo detener y revertir la pérdida de bosques para el 2030. Pero estamos gravemente desviados para cumplir este compromiso: de los 20 signatarios de países con el área más grande de bosques primarios, 17 tienen una mayor pérdida de bosques primarios hoy que cuando se firmó el acuerdo. Pero estamos gravemente desviados para cumplir este compromiso: de los 20 países con la mayor superficie de bosques primarios, 17 registran hoy una pérdida mayor de estos bosques que cuando se firmó el acuerdo.

Los 10 países principales para la pérdida de bosques tropicales primarios cambiaron de 2023 a 2024, con Bolivia subiendo a segundo lugar

Claramente, es necesario hacer más para proteger los bosques del mundo por el bien de las personas, la naturaleza y el clima. A continuación, se analizan en profundidad algunas de las principales tendencias de la pérdida de bosques en el 2024:

La pérdida de bosques primarios se disparó en la Amazonía brasileña debido a los incendios
Brasil vio un aumento importante en la pérdida de bosques primarios en el 2024, en gran medida por una de las peores temporadas de incendios registradas.

El año pasado, Brasil experimentó su sequía más intensa y generalizada en siete décadas, lo que, combinado con las altas temperaturas, provocó que los incendios se extendieran a una escala sin precedentes en todo el país.

Además de los incendios, la pérdida de bosques primarios fue causada principalmente por la tala de bosques para el cultivo de soja y ganadería.

Brasil tiene más bosques tropicales primarios que cualquier otro país del mundo y sigue siendo el mayor contribuyente a la pérdida de bosques, representando el 42% de todas las pérdidas de selvas tropicales primarias en los trópicos. Las tasas de pérdida no relacionada con incendios también aumentaron un 13% en el 2024 en comparación con el 2023, pero aún estaban por debajo de los picos a principios de la década del 2000 y durante el mandato del presidente Jair Bolsonaro (lea sobre cómo los datos de la UMD se comparan con el sistema oficial de monitoreo de deforestación de Brasil).

Las tendencias variaron en diferentes biomas:

Algunos biomas de Brasil se vieron afectados por los incendios en el 2024, y la Amazonía alcanzó su máximo posterior al 2016

El bioma de la Amazonía experimentó la mayor pérdida desde el máximo histórico del 2016, con un salto del 110% de 2023 a 2024. El 60% se debió a los incendios. La expansión agrícola es una causa importante en esta dinámica, y la gran mayoría de la deforestación reciente se considera ilegal.

El Pantanal, el humedal tropical de Brasil, tuvo el porcentaje más alto de pérdida de cobertura arbórea de cualquier bioma, perdiendo el 1,6% de su cobertura arbórea (más del doble de la tasa del 0,83% para toda Brasil). El 57% se debió a incendios. Las investigaciones muestran que los incendios en el Pantanal son ahora un 40% más intensos de lo que hubieran sido sin el cambio climático.

La pérdida de cobertura arbórea disminuyó en otros biomas, con la excepción del bosque del Atlántico. En las sabanas del Cerrado brasileño, toda la pérdida de cobertura arbórea disminuyó un 14% entre 2023 y 2024, aunque esto se encuentra dentro de las fluctuaciones anuales normales.

Si bien la pérdida de bosques primarios alcanzó niveles bajos en el 2023, cuando el presidente recientemente electo Luiz Inácio Lula da Silva introdujo políticas a favor del medioambiente (lo que incluye la revocación de medidas anti ambientales, el reconocimiento de nuevos territorios indígenas y el fortalecimiento de los esfuerzos de aplicación de la ley), este progreso se ve amenazado por la expansión de la agricultura. A nivel estatal, tanto Mato Grosso como Rondônia han propuesto o aprobado legislación para debilitar moratorias históricas diseñadas para reducir la deforestación. Estas leyes podrían tener efectos perjudiciales ya que la deforestación en sí misma induce cambios en las precipitaciones que podrían reducir el rendimiento de los cultivos, lo que requiere aún más tierras agrícolas.

Las políticas de conservación y aplicación de la ley son fundamentales, así como una mayor inversión en programas nacionales de prevención de incendios como Prevfogo, que capacita a las comunidades locales para responder a los incendios y practicar la gestión sostenible de tierras sin incendios.

Los incendios devastan los bosques bolivianos
Bolivia experimentó un enorme aumento del 200% en la pérdida de bosques primarios en el 2024, después de un año sin precedentes para la pérdida de cobertura arbórea en el 2023.

Por primera vez desde que llevamos registros, Bolivia se clasificó en segundo lugar, solo detrás de Brasil, en la pérdida de bosques tropicales primarios, superando a la República Democrática del Congo a pesar de tener solo el 40% de su área forestal.

La mayoría de los incendios en las selvas tropicales del país se inician con el despeje de tierras para la agricultura a escala industrial, especialmente para la ganadería (que se cree que es responsable del 57% de la deforestación en Bolivia) y monocultivos como soja, caña de azúcar, maíz y sorgo. Si bien los incendios pueden ser una herramienta tradicional de gestión de tierras, las condiciones cada vez más calientes y secas han convertido muchas de estas quemas en incendios fuera de control, lo que resulta en temporadas de incendios más largas y destructivas.

Bolivia experimentó en el 2024 una de las sequías más graves registradas. Las estadísticas gubernamentales muestran que se quemó casi el 12% del país, incluidas grandes áreas de bosque. Sin sistemas de advertencia temprana o recursos adecuados para combatir incendios, las comunidades rurales experimentaron lo peor de las llamas, mientras que los residentes urbanos sufrieron por causa del humo de los incendios forestales.

Las políticas gubernamentales que restaron prioridad a la prevención y respuesta ante incendios y, en cambio, apoyaron la expansión de los negocios agropecuarios, también contribuyeron a los incendios. A principios de 2024, el gobierno elevó las cuotas de exportación de soja y carne de res, lo que impulsó los incentivos para la expansión agrícola. Y no se espera que el desarrollo agrícola se desacelere: después de la temporada de incendios de 2024, el gobierno eliminó todos los impuestos de importación sobre agroquímicos y maquinaria e introdujo una moratoria de préstamo de dos a cinco años para personas y empresas afectadas por incendios forestales.

Hubo un punto positivo: Charagua Iyambae, un territorio indígena recién establecido en el sur de Bolivia, logró mantener los incendios a raya. Sus inversiones en sistemas de advertencia temprana y la aplicación de políticas de uso de la tierra ayudaron a prevenir la propagación de incendios forestales por segundo año consecutivo, una hazaña notable.

El área protegida de Charagua Iyambae de Bolivia mantuvo a raya los incendios en el 2024, un testimonio de las inversiones en prevención de incendios dirigidas por indígenas

Muchos otros países de América Latina también vieron grandes picos en la pérdida de cobertura arbórea debido a los incendios en el 2024 impulsados por la sequía generalizada en la región. Los incendios causaron al menos el 60 % de la pérdida de bosques primarios en Belice, Guatemala, Guyana y México. Estos incendios tuvieron impactos devastadores en las comunidades locales, incluyendo una calidad de aire peligrosa y la pérdida de vidas y hogares. Los aumentos en la pérdida de bosques primarios en México y Nicaragua, causados en parte por los incendios, catapultaron a estos países entre los 10 con mayor pérdida de bosques tropicales primarios en el 2024.


Guatemala perdió el 2,7 % de sus bosques primarios en el 2024, con incendios generalizados que llevaron al presidente a emitir una declaración de desastre natural. En el norte del país, la ganadería ilegal y la expansión de asentamientos informales, a veces vinculados con el crimen organizado, impulsaron la pérdida de bosques, incluso en el Parque Nacional Sierra del Lacandón.
La pérdida de bosques tropicales primarios de México casi se duplicó entre el 2023 y el 2024, principalmente por incendios. La Comisión Forestal Nacional de México, CONAFOR, informó más de 8.000 incendios y el área quemada más grande que se haya registrado. La agricultura comercial, incluida la ganadería y la soja, también está reemplazando a los bosques primarios. La mitad de la pérdida de bosques primarios de México en el 2024 se produjo en Campeche y Quintana Roo, donde la presencia de menonitas, que han establecido sistemas intensivos de monocultivo, ha estado creciendo.
Nicaragua tuvo el porcentaje más alto de pérdida de bosques primarios de cualquier país en el 2024, con un 4,7 %. Grandes incendios se propagaron a lo largo de áreas protegidas y territorios indígenas en la costa del Caribe, probablemente vinculados a la expansión agrícola. Cerca del 78 % de la pérdida ocurrió en la Reserva de la Biosfera de Bosawás, que perdió 74.000 hectáreas de bosques primarios, el 40 % de la cual se debió a incendios. Los territorios indígenas se han visto amenazados por la deforestación provocada por la invasión de ranchos ganaderos, la minería y la tala, a menudo acompañada de violencia. Si bien la agricultura es el principal factor de la pérdida de bosques primarios, la expansión de la minería está ocurriendo en algunas regiones.
Perú experimentó un aumento del 135 % en la pérdida de bosques tropicales primarios debido a incendios entre el 2023 y el 2024. La quema para despejar tierras para la agricultura fue una causa importante. La Oficina del Defensor del Pueblo argumentó que las modificaciones recientes a la ley forestal desempeñaron un papel ya que exime a los propietarios de tierras privadas de exigir análisis y autorización antes de cambiar el uso de la tierra de sus propiedades, lo cual legitima la tala forestal ilegal previa para la agricultura y facilita una mayor deforestación ilegal.
Guyana, un país que históricamente ha tenido tasas relativamente bajas de pérdida de bosques primarios, experimentó un aumento del cuádruple en la pérdida de bosques tropicales primarios entre el 2023 y el 2024, el 60 % debido a incendios. La minería ilegal y no regulada también desempeña un papel desmedido en el impulso de la pérdida de bosques, invadiendo territorios indígenas y conduciendo a un aumento de los casos de malaria. La minería fue responsable de casi el 35 % de la pérdida de bosques primarios en Guyana durante los últimos 24 años. Estas pérdidas ocurrieron a pesar de la medida de Guyana para monetizar su condición de país con “grandes bosques y baja deforestación” (High Forest Low Deforestation, HFLD) para generar ingresos a través de la conservación forestal.


Colombia regresa a tasas más altas de pérdida de bosques primarios después de una caída en el 2023
La pérdida de bosques primarios se incrementó casi un 50 % en Colombia entre el 2023 y el 2024.


A diferencia de muchos otros países de América Latina, los incendios no fueron un factor importante. El cambio de gobierno en el 2022 y su enfoque en la conservación forestal condujeron a una gran caída en la pérdida de bosques tropicales primarios en el 2023. Desde entonces, los desafíos como la presencia de grupos ilegales y el reasentamiento de comunidades que antes no tenían tierra han llevado a una mayor inestabilidad en áreas remotas, y pueden haber contribuido al aumento de la pérdida de bosques.

La suspensión de las conversaciones de paz y el aumento de la violencia en áreas remotas también han aumentado la minería ilegal y la producción de coca y han alentado la pérdida de bosques, lo que afecta a las comunidades indígenas en particular. En otras partes de Colombia, la conversión de bosques para la producción ganadera y las plantaciones de palma aceitera siguen siendo los principales impulsores de la pérdida de bosques primarios.

Para que la pérdida de bosques vuelva a caer, el gobierno debe mantener el acuerdo de paz y desarrollar fuentes de sustento sin deforestación para las comunidades locales.

La agricultura de pequeña escala, la producción de carbón y la tala impulsan la pérdida de bosques primarios en la cuenca del Congo
La pérdida del extenso bosque tropical primario de la cuenca del Congo continuó en el 2024, y la República Democrática del Congo (RDC) y la República del Congo tuvieron su mayor pérdida registrada.

Las causas de la pérdida de bosques en la región incluyen incendios, la extracción de madera para producir carbón (la forma dominante de energía), la tala de bosques para la agricultura de pequeña escala y la agricultura migratoria o itinerante (una forma tradicional de cultivo de subsistencia donde los bosques se talan para la siembra temporal y luego se dejan en barbecho durante un período mientras los bosques vuelven a crecer). Sin embargo, a medida que se introducen cultivos comerciales en algunas partes de la cuenca del Congo, la escala de la tala aumenta y los períodos de barbecho son más cortos. En estas regiones, los bosques no vuelven a crecer y el cultivo se está volviendo más permanente.


Las soluciones a estos factores son desafiantes, ya que muchas comunidades no tienen recursos alternativos. La RDC es una de las cinco naciones más pobres del mundo, y muchas personas dependen de los bosques para obtener alimentos y energía. Con el aumento de las poblaciones, es poco probable que disminuya esta presión sobre los bosques y sus recursos.

Otro factor en la RDC es que las personas desplazadas por conflictos en curso se ven obligadas a talar tierras para su supervivencia. El conflicto en la RDC que involucra a grupos rebeldes que compiten por el control de los vastos recursos naturales del país también ha llevado a muchos pueblos e industrias en la parte este del país a ser tomados por los rebeldes. Esto incluye las minas de carbón y sus cadenas de suministro, lo que crea inestabilidad y desplazamiento que impulsan la pérdida de bosques.

En la República del Congo, un país de “grandes bosques y baja deforestación” (HFLD), la pérdida de bosques primarios aumentó un 150 % del 2023 al 2024, casi el doble de la cantidad de cualquier año anterior registrado. Los incendios fueron responsables del 45 % de la pérdida debido a condiciones más secas y calientes de lo habitual.

Gabón, Guinea Ecuatorial y la República Centroafricana (RCA) han logrado mantener estable la pérdida de bosques en general, incluso ante un cambio político importante en Gabón y conflictos implacables en la RCA. Mientras tanto, Camerún, al igual que la RDC y la República del Congo, ha experimentado un repunte general en la pérdida de bosques en los últimos años.

Con muchos factores para la pérdida de bosques vinculados a las fuentes de sustento locales o a las personas desplazadas, necesitamos un enfoque más transformador que permita a las comunidades liderar los esfuerzos de protección forestal mientras se pone al bienestar comunitario en el centro de todos los programas forestales. Los esfuerzos para proteger los bosques en la región deben aprovechar todo el potencial para que los países y las comunidades reciban pagos por servicios del ecosistema para la protección de los bosques, incluso a través de la generación de créditos de carbono de alta integridad.

En la RDC, el Corredor Verde Kivu-Kinshasa presenta una oportunidad para proteger más de 540.000 kilómetros cuadrados de bosque y, al mismo tiempo, promover el desarrollo económico sostenible para las 31 millones de personas que viven allí. Sin embargo, esta área experimentó grandes cantidades de pérdida de bosques en el 2024. Asegurar que estos proyectos ecológicos sigan siendo una prioridad mientras la RDC atraviesa un conflicto será un desafío.

La pérdida de bosques primarios disminuye en Indonesia
Indonesia experimentó una disminución del 11% en la pérdida de bosques primarios entre el 2023 y el 2024. Los incendios fueron leves y la pérdida permaneció muy por debajo del pico registrado a mediados de la década del 2010.

La pérdida de bosques primarios de Indonesia disminuyó en el 2024, en gran parte debido a los esfuerzos de protección forestal y de manejo de incendios

La definición de bosque primario de la UMD es diferente al área de bosque primario legalmente definida de Indonesia. Gran parte de la pérdida de bosques primarios señalada por los datos de la UMD en Indonesia se encuentra dentro de áreas que ese país clasifica como bosque secundario y como otra cobertura del suelo. Obtenga más información aquí.

El 2024 fue el último año de la administración del presidente Joko Widodo, que priorizó la protección forestal, la restauración y la extinción de incendios. Estos esfuerzos, junto con las lluvias de fin de temporada y la prevención de incendios por parte de las comunidades locales y los negocios agrícolas, ayudaron a mantener bajas las tasas de incendios a pesar de las condiciones de sequía en muchos lugares. También contribuyeron los esfuerzos del sector privado para reducir la deforestación vinculada a los productos básicos de consumo.

La mayor parte de la pérdida de bosques primarios se produjo en áreas adyacentes a plantaciones existentes de madera/fibra de madera y palma aceitera, agricultura a pequeña escala y áreas mineras, o se debió a la expansión de la tala. Las tasas de pérdida se incrementaron ligeramente en varias provincias, como Sumatra (Aceh, Bengkulu y Sumatra Meridional) y Papúa. La pérdida de bosques primarios se adentró en algunas áreas protegidas, incluidas las pérdidas continuas en Kerinci Seblat, Tesso Nilo y el ecosistema Leuser en la isla de Sumatra.

La pérdida de bosques primarios disminuyó en otros lugares del sudeste asiático, pero los desafíos persisten
La pérdida de bosques primarios también disminuyó en muchos otros países del sudeste asiático. Por ejemplo, Malasia experimentó una reducción del 13 % en la pérdida de bosques primarios en comparación con el 2023, dejando así de pertecener por primera vez al Top 10 de países con mayores pérdidas. Si bien esta continua baja tasa es una buena noticia, Malasia ha perdido casi una quinta parte de sus bosques primarios desde el año 2001 y casi una tercera parte desde la década de 1970. Los esfuerzos del gobierno para limitar las áreas de plantación y fortalecer las leyes forestales ahora están trabajando junto con los compromisos corporativos para reducir la deforestación.

A pesar de una disminución del 15 % en la pérdida de bosques primarios en Laos en el 2024, la pérdida total fue la segunda más alta registrada. La pérdida de bosques primarios en Laos está impulsada principalmente por la expansión agrícola, causada en parte por la inversión de China, el importador más grande de los productos agrícolas del país. La mala situación económica de Laos también podría estar contribuyendo, ya que el aumento del costo de las necesidades básicas ha impulsado a los agricultores a abrir nuevas parcelas agrícolas a partir de los bosques.

Los incendios forestales también impulsan tasas altas de pérdida de bosques fuera de los trópicos
La pérdida de cobertura arbórea global fue la más alta registrada en el 2024*, aumentando en un 5 % en comparación con el 2023 hasta alcanzar los 30 millones de hectáreas. El 2024 fue el primer año en el que los incendios mayores se extendieron tanto a través de los trópicos como de los bosques boreales desde que comenzó nuestro registro, lo que dio como resultado emisiones de gases de efecto invernadero de 4,1 Gt debido a los incendios en todo el mundo, equivalentes a más de 4 veces las emisiones de los viajes aéreos en el 2023.

Si bien los incendios son parte de la dinámica forestal natural en las regiones boreales y la pérdida de cobertura arbórea por causa de estos incendios es típicamente temporal, los incendios han sido más grandes, más intensos y más duraderos en los últimos años. Las investigaciones muestran que los bosques boreales son cada vez más susceptibles a la sequía y los incendios debido al cambio climático, lo que crea un bucle de retroalimentación de empeoramiento de incendios y emisiones de carbono.

Si bien Canadá no vio tanta devastación en el 2024 como su temporada de incendios récord en el 2023, experimentó el doble de pérdida impulsada por incendios que en años anteriores. Los incendios ocurrieron principalmente en el oeste de Canadá.

Rusia experimentó un gran aumento en la pérdida de cobertura arbórea en el 2024, casi en su totalidad debido a los incendios en Siberia Oriental. El clima más cálido y seco relacionado con el cambio climático provocó condiciones propensas a los incendios, turberas más secas y permafrost derretido. La amplia turbera de Siberia (la más grande del mundo) almacena enormes cantidades de carbono que se libera a la atmósfera cuando la turba se seca y se quema.

El 2024 es un llamado de alerta
No podemos permitirnos ignorar el llamado de alerta del 2024. Para detener y revertir la pérdida de bosques para el año 2030, la pérdida de bosques anual deberá caer un 20 % cada año con respecto a los niveles del 2024. Esto requerirá medidas en muchos frentes para que las tendencias se muevan en la dirección correcta:

Liderazgo político sostenido: es difícil lograr disminuciones constantes en la pérdida de bosques a la escala necesaria para alcanzar los objetivos del 2030. El progreso a menudo está ligado a cambios en el liderazgo político, con avances que fácilmente pueden revertirse cuando cambian las prioridades. Para tener éxito, los países necesitan compromisos a largo plazo que transciendan administraciones, respaldados por instituciones sólidas y políticas estables para que la protección forestal supere los ciclos electorales y las agendas políticas. Los signatarios de los compromisos forestales también deben rendir cuentas mediante el seguimiento del progreso hacia la consecución de los objetivos con datos transparentes e hitos provisionales claros.
Separación de la producción de productos básicos de consumo de la pérdida de bosques: el suelo es finito. A medida que la población mundial alcanza los 8.500 millones de personas para el 2030, aumentará la demanda de alimentos, energía, vivienda e infraestructura. Esto ejerce una presión creciente sobre el suelo, incluidos los bosques. Las empresas de sectores vinculados a productos con riesgo de deforestación deben acelerar el cumplimiento de sus objetivos (tanto individuales como sectoriales) para establecer cadenas de suministro libres de deforestación. Los reguladores de los países productores y del mercado deben respaldar estos esfuerzos al hacer cumplir las leyes de protección forestal y exigir a las compañías que se aseguren de no abastecerse de productos básicos de consumo de tierras deforestadas recientemente. Por ejemplo, el Reglamento de Deforestación de la UE, que entrará en vigencia en el 2026, restringe la importación de ciertos productos básicos de consumo producidos en tierras deforestadas después del 2020.

Sólida prevención y respuesta ante incendios: es probable que empeoren las condiciones calurosas y secas que provocan incendios. Se requiere inversión en la prevención de incendios, sistemas de alerta temprana, equipos de respuesta rápida, medidas de aplicación, educación sobre la preparación sin incendios de tierras agrícolas y quemas prescritas a fin de reducir la inflamabilidad para combatir futuros incendios.


Combatir los delitos contra la naturaleza: la tala ilegal, la minería y la conversión agrícola asociadas con la acaparamiento de tierras son los principales impulsores de la pérdida de bosques. Los marcos legales más sólidos y su aplicación, la reducción de la corrupción, el empoderamiento de los grupos de la sociedad civil y la implementación de tecnologías innovadoras para detectar y disuadir el delito son fundamentales para abordarlo.


Más financiamiento para la protección y restauración forestal: como parte de los esfuerzos más amplios para cerrar las brechas financieras para el clima y la naturaleza, se puede incluir lo siguiente: reducir los subsidios e inversiones que impulsan la deforestación; aumentar el flujo de financiamiento en virtud de los compromisos forestales existentes, como el Compromiso global de financiamiento forestal, el Compromiso con la cuenca del Congo, y el Compromiso de tenencia forestal de los pueblos indígenas y las comunidades locales; instrumentos innovadores, como el Mecanismo de Financiamiento de Bosques Tropicales propuesto, que tiene como objetivo recaudar $250.000 millones de dólares estadounidenses que serán utilizados por países tropicales que cumplan con los umbrales establecidos para limitar la deforestación; mayor uso corporativo de créditos de carbono basados en bosques de alta integridad para complementar, no reducir, el ritmo de las reducciones de emisiones dentro de la propia cadena de valor de una corporación; y canjes de deuda por naturaleza para países que llevan a cabo iniciativas de conservación forestal.


Economías forestales dirigidas por la comunidad:
estas son economías viables intrínsecamente vinculadas a la conservación y restauración forestal, que involucran a empresas que son administradas por (y benefician a) pueblos indígenas y comunidades locales. Permiten el desarrollo socioeconómico sostenido dentro y alrededor de bosques permanentes como una alternativa a las actividades económicas habituales que son altamente extractivas o que dependen de convertir bosques en granjas. Dichas economías se establecen a través del desarrollo de capacidades, el desarrollo del sector, el financiamiento y las políticas habilitadoras coherentes. Por ejemplo, la Red Panamazónica de Bioeconomía se centra en crear una economía forestal que prioriza la conservación de los bosques existentes y el bienestar de su población local.


Alinear los esfuerzos para reducir la deforestación con los objetivos del Marco de biodiversidad:
el Objetivo 3 del Marco de biodiversidad global de Kunming-Montreal tiene como objetivo conservar el 30% del suelo para el 2030. Sin embargo, muchos bosques primarios se encuentran fuera de las áreas protegidas, por lo que asegurar que estos se encuentren dentro de las áreas de conservación designadas en virtud de este Objetivo apoyará tanto los esfuerzos para detener la deforestación como los objetivos de biodiversidad.
En última instancia, el progreso requerirá soluciones adaptadas localmente, una mayor voluntad política tanto de los países forestados como de aquellos que importan productos básicos de consumo de ellos, y la adaptación a los crecientes riesgos del cambio climático. Sin esta gama de soluciones, los bosques, y los muchos beneficios que ofrecen, seguirán desapareciendo.

*Para la pérdida global de cubierta arbórea en todos los niveles de densidad de copas. Para la cubierta arbórea de más del 30% de densidad de copas, 2016 y 2024 tuvieron niveles muy similares, ambos con un total de 30 millones de hectáreas de pérdida.

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Llueve en octubre y la Pampa Seca envidia a Misiones

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Octubre lleva más de 200 mm de lluvia acumulada y las Cataratas del Iguazú no están exentas del fenómeno, habiendo aumentado más de 10 veces su caudal en los últimos días.

Parecen tan lejano aquellos días de escasez hídrica en un contexto así y los cultivos como la yerba mate reflejan una asombrosa y rápida recuperación que alientan a ver un futuro de abundancia y plena producción. 

Ahora bien, de acuerdo al registro de lluvias mensuales realizado por la Estación Experimental Agropecuaria Cerro Azul, durante octubre de 2021, las lluvias habían también alcanzado promedios de entre 200 y 250 mm, y ya para diciembre habían registrado un derrumbe que se trazó en menos de 50 mm. Dado estos antecedentes creo muy conveniente ser discretos a la hora de celebrar éstos actuales regímenes pluviales. 

En primer lugar debemos determinar qué es lo que está sucediendo en términos macro con el clima.

Según el SMN está sobre nuestro país un fenómeno conocido como “La Niña”, pero ¿qué es exactamente éste particular episodio del Cambio Climático?

Se trata de una intensificación de los vientos Alicios en el Pacifico Ecuatorial que desequilibra el tránsito de las aguas templadas en superficie del océano, dando por resultado un enfriamiento en costas como las de Perú y Ecuador. Así, la habitual humedad de ésta parte del océano deja de ingresar al continente, con el agravante de no existir tampoco una succión estable de la Bomba Biótica de Humedad Atmosférica producto de la deforestación de la Mata Atlántica. El resultado es falta de lluvias. 

Según el INTA, en Misiones, La Niña aparece por primera vez en el periodo comprendido entre los años 2004- 2012, y continúa hasta nuestros días con matices de intensidad. Este primer período que arranca en 2004 sólo puede ser percibido en base a los registros estadísticos comparables de información agro meteorológica disponibles por la institución y que datan de 1967. Gracias a esta unidad de medida podemos saber que La Niña empieza en el 2004 pero no pudo ser percibido a simple observación ya que la falta de lluvias estuvo asentada en períodos de temperaturas medias estables, es decir, la evapotranspiración no era lo suficientemente intensa para que se llegue a registrar fenómenos extremos como incendios de gran escala. 

Cosa que sí ocurrió en 2021. ¿Por qué? Porque a la escasez de precipitaciones se sumó un registro récord de temperatura de 41.4, igualando la máxima histórica de diciembre de 1985.

La combinación de inédita radiación solar con los registros de baja humedad relativa dieron por resultado un cóctel idóneo para el desastre. 

Desde abril los valores de precipitaciones se derrumbaron en la provincia, pero no se nota dado que coincide con temperaturas aún no intensas, lo cual crea este micro clima productivo promisorio. 

De acuerdo al SMN, se mantendrá el enfriamiento en el Océano Pacifico Ecuatorial, permitiendo pronosticar para noviembre y diciembre un 89% de probabilidad de que se mantenga el fenómeno de La Niña. A esto se le suma que éstas máximas en la temperatura se mantendrán como tendencia en cifras muy elevadas.

No debe creerse tampoco que el escenario se va a modificar después de diciembre, solo se señala que hasta ahí es hasta donde sabemos, dado que los pronósticos sólo remiten a un período comprendido por el lapso de tres meses.

En otras palabras, el actual clima está signado por el Cambio Climático y por ende las actuales y benditas lluvias no deben hacernos olvidar que se trata de una oportunidad para hacer los deberes en materia de reservorios, restauración de cuencas y manejo de vertientes. 

Entre diciembre de 2021 y febrero, se batieron todos los récord de los que se tienen registro, con -313.8 mm según la Estación INTA Cerro Azul. 

En suma, de mínima, cabe ser precavidos e inteligentes a la hora de programar nuestras labores culturales. Estrategias como las que brinda la agroecología en materia de cubiertas de nuestros suelos e implantación de nativas en los cuadros, no debe dejar de ser considerado como estratégicos métodos de adaptación y resiliencia. 

Es un octubre maravilloso. Eso es innegable. Si nos comparamos con la situación que padece el agronegocio en la ex “Pampa Húmeda”, donde según el mismo diario La Nación dejaba recientemente entrever que, los cultivos de trigo están siendo destinados a pastura por la falta de lluvias que arruinó completamente la cosecha y que ésta situación, como vimos con los pronósticos del SMN, no va a mejorar al parecer para la subsiguiente campaña con soja. Podemos decir así que Misiones está, en este contexto, claramente en el mejor de los mundos.

Todo lo antedicho no hace más que ratificar el hecho de que el Cambio Climático nos empuja a una transición hacia la agroecología. Una transición que demanda, entre otras cosas, la aceptación plena y consciente del imperio de un nuevo orden natural en el que nos estamos jugando la supervivencia, y en el que la provincia viene siendo un ejemplo para el mundo entero con políticas y legislación de vanguardia. 

Basta ver simplemente el mapa satelital de Misiones y comparar con los territorios vecinos, para notar con incuestionable contundencia lo bien que hemos venido haciendo las cosas en materia de conservación y producción. El desastre ambiental lo ocasiona un enemigo muy poderoso y su escala es planetaria. No podemos desde aquí hacer más que seguir cuidando nuestra biodiversidad pero será ésta siempre una batalla muy desigual. El terreno de combate no es más que éste, en el que se disputa la vida y la muerte como modelos de humanidad. Misiones eligió la vida, conservando en vez de destruir. Una elección que nos coloca en la necesidad de estar a la altura con valentía y decisión. No importa el desastre que la sociedad de consumo le haya ocasionado al planeta y no importa que el clima nos imponga estas crueles reglas de juego. No importa que el cambio climático nos amenace, nosotros, los misioneros vamos a resistir.

No es el mejor de todos los mundos, es el mejor de los mundos que pudimos construir, para nosotros y para toda la humanidad. 

Hoy, en este octubre llueve en Misiones y no es casualidad, es el fruto de aciertos en los diagnósticos políticos e institucionales. Llueve en octubre aquí y no en la zona pampeana, porque decidimos conservar. Si la Nación y el mundo nos ayudaran en esta empresa, y pudiésemos incluso ampliar nuestras reservas naturales con reforestación masiva, tal vez sea posible que no tengamos más esta amenaza constante de La Niña al menos en Misiones y que en octubre también llueva en el resto del país.

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La deforestación en Brasil habría alcanzado una superficie equivalente a Río de Janeiro

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La deforestación en Brasil abarcó una superficie equivalente a la del Estado de Río de Janeiro entre 2019 y 2021, en los tres primeros años del gobierno del presidente Jair Bolsonaro, según un informe divulgado hoy por el programa MapBiomas, desarrollado por el Observatorio del Clima que reúne a ONGs ambientalistas y universidades.

“El 97% de la deforestación ocurre por la conversión de la floresta en terrenos para actividades agropecuarias”, explicó Tasso Azevedo, coordinador de MapBiomas.

Además, detallaron que en 2021 la devastación del medio ambiente en todo Brasil “subió el 20%”, lo cual significó “la pérdida de 16.557 kilómetros cuadrados en diferentes biomas”, entre ellos, “el 59% del total se concentró en la floresta amazónica”, ubicada en el norte del país, según consignó la agencia de noticias italiana ANSA.

En la Amazonia fueron destruidos 18 árboles por segundo y 1,9 hectáreas por minuto el año pasado, agregaron.

“La destrucción del medio ambiente se agravó desde 2019 con la llegada al gobierno del presidente Jair Bolsonaro y su política de aliento a la producción agropecuaria y la explotación mineral en áreas preservadas”, reafirmaron desde MapBiomas.

El Informe Anual de Dematamiento (RAD, en su sigla en portugués) de MapBiomas señaló que el segundo causante de la destrucción de la vegetación nativa fue el “garimpo”, la extracción de oro, diamantes y otros minerales que ocurre generalmente de forma ilegal en tierras de los pueblos indígenas.

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Argentina recibió US$ 82 millones del Fondo Verde para el Clima (GCF) por reducción en la deforestación

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El Fondo Verde para el Clima (GCF, por sus siglas en inglés) otorgó US$ 82 millones a la Argentina como retribución a la reducción en la deforestación en el Parque Chaqueño, la Selva Tucumano Boliviana, en el Espinal y la Selva Misionera.

Así se dio comienzo esta semana al Proyecto de Pagos Basados en Resultados de REDD+ -herramienta de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático que busca reducir las emisiones provocadas por la deforestación y la degradación de los bosques en los países en desarrollo-, al cual adhirieron las 23 provincias argentinas.

El proyecto es liderado por el Gobierno argentino, a través del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, con el acompañamiento de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el financiamiento del GCF.

La secretaria de Política Ambiental en Recursos Naturales, Beatriz Domingorena, destacó que “es una construcción colectiva que cuenta con el aporte de cada una de las provincias; la síntesis de la participación y la decisión política e institucional”.

Además, explicó, “apunta al cuidado de los bosques nativos, a la reducción de las emisiones, y con esto incidir en lo que tiene que ver con el cambio climático”.

Finalmente destacó que “resignifica a nuestros pueblos originarios, al trabajo en infraestructura y a la producción de manera sostenible en materia forestal”.

Para el secretario de Ambiente de la provincia de La Rioja y presidente del Consejo Federal de Medio Ambiente (Cofema), Santiago Azulay, “las provincias supieron tener la madurez política e institucional para conformar esta única voluntad del pueblo”.

La coordinadora REDD+, Serena Fortuna, manifestó que “este es el primer proyecto aprobado por el GCF para Argentina en el sector de bosques y uso de la tierra”, y celebró que el país continúe invirtiendo en la conservación de sus bosques, a través de la Ley de Bosques y su Plan Nacional de Acción sobre Bosques y Cambio Climático.

El representante ad interim para FAO Argentina y Uruguay, Tito Díaz Muñoz, destacó que “de los 15 proyectos que el GCF apoya, siete se desarrollan en América latina por un valor superior a los US$ 300 millones y Argentina tiene el proyecto más importante en materia de bosques”.

“Hablamos de 23 provincias participantes, más 7.000 familias que se beneficiarán del proyecto, 2.900 comunidades locales, mujeres rurales y pueblos originarios que viven y dependen de los bosques, el desarrollo de siete cuencas forestales sostenibles, 95 planes integrales de manejo comunitario y 92 planes integrales de manejo de bosques y ganadería; el desarrollo de estrategias para la prevención de incendios, y el fortalecimiento de los gobiernos locales y provinciales para avanzar en el desarrollo sostenible”, resaltó.

El subsecretario de Relaciones Financieras Internacionales para el Desarrollo y representante argentino ante el Fondo Verde para el Clima, Leandro Gorgal, destacó que se trata de un “financiamiento de fondos no reembolsables; no estamos endeudando al país, sino que pudimos canalizar recursos que tienen los organismos multilaterales”.

El secretario de Agricultura, Matías Lestani, destacó el componente ganadero del proyecto: “es la actividad más federal de todas, por eso el Manejo Integrado de la Ganadería en Bosques Nativos es fundamental en este proyecto, porque donde hay una vaca, hay pequeños productores y arraigo”.

La jefa de Gabinete del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Nación, Soledad Cantero, explicó que “fue una labor coordinada y sistematizada por nuestros equipos que tuvieron en cuenta cada una de las necesidades existentes en las comunidades”.

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Supermercados europeos retiran productos cárnicos vinculados a la deforestación en Brasil

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La ONG estadounidense Mighty Earth anunció hoy que varias cadenas de supermercados, entre ellas la cadena francesa Carrefour, se comprometieron a retirar productos hechos a base de carne sospechados de estar relacionados con la deforestación en Brasil.

Una investigación liderada por la ONG brasileña Repórter Brasil, con colaboración de Mighty Earth, acusa a tres industriales brasileños del sector de la carne como JBS, Marfrig y Minerva, de contribuir a la deforestación en algunas regiones del país.

Según la pesquisa, algunos productos obtenidos gracias a la deforestación se encuentran en supermercados europeos en forma de fiambre, carne enlatada o carne fresca.

Mighty Earth lleva años denunciando junto a ambientalistas y otras ONG que los bosques están siendo talados para producir soja y otros productos que se usan principalmente para alimentar a los animales que luego serán faenados.

Tras la denuncia, Carrefour retiró de sus tiendas en Bélgica un producto de la marca Jack Link’s, que fabrica parte de sus envasados de carne vacuna salada en Brasil junto a la empresa de alimentación brasileña JBS.

“Estamos estudiando el origen de los productos que tendríamos en otros países -si los encontramos- para tomar una decisión similar si se da el caso”, dijo la directora de responsabilidad corporativa de Carrefour, Agathe Grossmith, citada por la agencia de noticias AFP.

Por su parte, la cadena francesa Auchan inició un procedimiento para retirar otro producto de Jack Link en Francia, algo que hará también la cadena de supermercados belga Delhaize.

“El hecho de que Mighty Earth compartiera los resultados de la investigación antes de su publicación con las empresas directamente implicadas, dio lugar a las declaraciones de hoy” de los distribuidores, detalla el comunicado de la ONG denunciante.

JBS, número uno mundial de la carne, aseguró en un comunicado que practica una política de tolerancia cero con “la deforestación ilegal, el trabajo forzado y el uso indebido de territorios indígenas o de zonas protegidas”.

La compañía explicó que instaló hace diez años un sistema de “control por satélite de los proveedores”.

Además, señaló que no es posible en este momento “controlar de la misma forma a los proveedores de los proveedores”, pero dice haber invertido en una nueva plataforma para obtener de aquí a 2025 “una cadena se suministro sin el más mínimo trazo de deforestación ilegal”.

“Estas medidas comerciales, junto con la nueva legislación de la UE para combatir la deforestación importada, demuestran que el cerco se está cerrando sobre los destructores de bosques”, dijo el director de Mighty Earth Europe, Nico Muzi.

La ONG también señala las iniciativas de otras cadenas de supermercados, como Lidl y Albert Heijn en los Países Bajos y Sainsbury’s y Princes en el Reino Unido, para evitar la venta de carne vacuna brasileña cuyos productores están supuestamente vinculados a la deforestación.

En Brasil, el hogar de la mayor selva tropical del mundo, la tasa de deforestación el año pasado alcanzó su nivel más alto en una década, según datos de la ONU.

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