DIEGO HARTFIELD

A los inversores de largo plazo no les gusta el control de precios

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Luego del horrible e inesperado dato de inflación del 4,7% en marzo, sucedieron algunos movimientos interesantes en el mundo financiero. La suba de los precios en el primer trimestre se esperaba que fuera alta, pero el 11,8 por ciento acumulado superó todas las expectativas y llevó a muchos agentes del mercado a tomar decisiones drásticas.
La primera movida fue del Banco Central de la República Argentina, que hace unas semanas viene negociando con el Fondo Monetario Internacional, que es imposible que en Argentina el dólar flote libremente, (algo de eso se acordó apenas empezaba el programa, con las bandas que tenían un ajuste diario al alza donde el Banco Central podría intervenir comprando dólares si perforaba el piso o vendiendo si el precio superaba el techo). En el comienzo del nuevo plan había tanta volatilidad que lo que menos imaginábamos era que el tipo de cambio tocaría la banda inferior antes que la superior y por esa razón el BCRA salió a comprar en total unos 1000 millones de dólares en subastas diarias, emitiendo pesos y ampliando la base monetaria, decisión que terminó siendo un balazo en el pie.
Luego del mal dato de inflación de enero la situación cambió, las expectativas del mercado también y el dólar comenzó a recalentarse inesperadamente contra un BCRA atado de pies y manos para poder actuar, aún con esos 1000 millones comprados, hasta que el tipo de cambio llegara a la zona superior de la banda.
Como en Argentina tenemos un nivel de pass trough (traslado a precios de la devaluación) que es altísimo, luego del salto de la cotización del dólar en marzo, la inflación vino muy mala y llegaron las medidas de fuerza.
El FMI entendió que flotar libremente el dólar en Argentina no sirve porque nunca va a encontrar un precio de equilibrio ya que, al recalentarse la inflación, el tipo de cambio real (comparando precios contra países vecinos) vuelve a estar atrasado rápidamente requiriendo una nueva devaluación. Por ende, es importantísimo actuar también sobre expectativas y no dejar solo la escasa oferta de pesos como única herramienta.
Si bien se detuvo totalmente el excedente de pesos a costa de tasas altas que prometen emisión futura, hay una gran falta de confianza que no logra hacer reaccionar al mercado a que demande pesos y así poder estabilizar tanta volatilidad.
Dicho esto, el BCRA fijó las bandas para lo que queda del año, poniéndole un techo de $51,45 como zona de no intervención.
O sea, mucho poder de fuego para sostener el tipo de cambio en caso de que llegara a esa zona teniendo en cuenta los USD 150 millones que puede usar el BCRA más los USD 60 mm que tiene q vender el Tesoro todos los días. Eso hace un total de USD 210 mm en un mercado donde se opera en promedio unos USD 600 mm por día.
¿Le cree el mercado a la futura estabilidad? Bueno, ahí está la cuestión. Lo primero que tiendo a mirar es el dólar futuro de diciembre, que antes de la medida cotizaba a $59.50 y el miércoles luego de mucha volatilidad terminó en $58.50 ayudado también por la baja en el tipo de cambio.
Pero lo más interesante se empieza a ver en las tasas implícitas de esos contratos, recordemos que cada futuro de dólar cotiza aproximadamente al valor del tipo de cambio más la tasa anual de referencia, es decir, si el dólar valiera $10 y las tasas fueran del 12% anual, el contrato de futuro debería valer 10 centavos más caro por mes y así cotizar $11.20 a un año.
Por ende, si el mercado le cree al techo de 51,75 y el precio del contrato a futuro se acerca a ese precio, las tasas implícitas bajarían mucho, empujando al resto de las tasas, todo esto en el escenario más optimista.
Lo positivo del miércoles es que no solo los precios de los futuros bajaron sino también lo hicieron las tasas implícitas dando una mini señal de que el Mercado podría empezar a convalidar dichas tasas menores que tanto esperamos todos.

Pero la mala noticia la siguió dando el riesgo país, volviendo a golpear máximos deprimiendo los precios de los bonos en dólares a largo plazo, arrastrando también a nuestros bonos en pesos de mediano y largo plazo a rendimientos muy altos: por ejemplo, el TJ20 que vence en junio del año que viene, tiene una tasa interna de retorno de un 70% anual aproximado, dando una clara señal contraria a la anterior de los futuros de dólar. (Recordemos que dichas tasas están disponibles para todo tipo de inversores, chicos o grandes, a través de una sociedad de bolsa).
Eso nos alerta que a los inversores de más largo plazo no les gustaron en absoluto las medidas tomadas por el Gobierno de volver a intentar controlar precios, como ya lo hiciéramos tantas veces en nuestra historia, poniendo en juego el equilibrio fiscal que tanto necesitamos para poder tener estabilidad en el largo plazo, a costas de traer algo de alivio momentáneo teniendo en cuenta las elecciones de octubre.
Será muy importante seguir al mercado la semana que viene, a medida que vayan transcurriendo los días, para saber si se convalida la baja del tipo de cambio y eso trae tranquilidad a las tasas y por ende impacta al riesgo país o la situación es al revés, el riesgo país siga creciendo y se termine llevando puesto al tipo de cambio para una nueva etapa de mucha volatilidad. Dicho sencillamente, las opciones de inversión más agresivas estarán para los plazos más largos y aquellos más conservadores deberán situarse en renovaciones muy cortas a la expectativa de lo que suceda en el mundo político.

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Necesitamos urgente más educación financiera y un mercado de capitales más grande

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En estos tiempos donde parece que la culpa de todo la tiene el Mercado de Capitales, los especuladores y la famosa “timba financiera” es necesario poner algunos puntos sobre la mesa para que los entendamos mejor y podamos empezar a pensar en la construcción de un país duradero a largo plazo.
 
Mucho se ha hablado y culpado a los especuladores por todas estas semanas de turbulencia pero antes de criticar debemos saber que estos agentes son muy importantes para seguir creciendo como país.
 
 Daniel Montamat, en su libro llamado “Energía” (libro que recomiendo profundamente) escrito en el año 2016 donde hace un repaso de los últimos 30 años de nuestro desarrollo energético, explica en palabras muy simples que un país tiene dos maneras de crecer: 
 1) cuando crece la producción, porque crece el stock de recursos productivos (más mano de obra, más máquinas, nuevos recursos naturales;
 2) cuando crece la producción por unidad de insumo empleada, es decir, cuando crece la productividad de los recursos productivo. 
El crecimiento económico fundado en la ampliación de stock de recursos productivos tiene un techo. El crecimiento sustentable en el largo plazo se funda en la productividad.
 
El autor sigue desarrollando la importancia de la productividad, en este caso hablando de la energía pero sirve para toda la economía,  y nombra específicamente la necesidad de inversión y competencia en los negocios. 
 
Dicho esto, si nos ponemos a pensar que para poder tener más inversión necesitamos más ahorro, simplemente el Mercado de Capitales es un lugar digital donde se juntan los que tienen dinero para ahorrar e invertir y del otro lado de la mesa los que quieren usar ese dinero para poder volcarlo en la economía real. 
 
Ahora, cuando hace unos años decido matricularme como productor de Bolsa entendiendo que en Misiones todavía el Mercado es una materia pendiente y que puede ser un recurso innovador para la gente, me encuentro con tres barreras muy difíciles de resolver que son: 1) la alta informalidad de la economía, muchos tienen dinero pero no quieren blanquearlo y por eso, por ejemplo, compran terrenos que se pueden escriturar por un valor muy inferior al real; 2) el poco conocimiento sobre el tema, que lleva a la gente a comprar dólares como única opción para mantenerse tranquilos porque comparan a esa divisa contra el peso argentino que es una moneda muy débil e ignorando que la moneda estadounidense también tiene su pérdida de valor progresiva contra cualquier bien; 3) el miedo a perderlo todo, ya que generalmente las malas noticias son las que abundan en los noticieros y la gente se confunde porque esas malas noticias no son más que la volatilidad que sí tiene el Mercado pero que también pueden ser las mejores oportunidades. 
 
Invertir en el Mercado es hacerlo directamente en la economía real de un país principalmente si se hace comprando acciones de empresas, si todos tuviéramos acciones en nuestra cartera de ahorro nuestras empresas serían mucho más públicas y transparentes ya que habría más gente controlando los resultados de las mismas analizando balances contables y acudiendo a Asambleas de las mismas. Además ellas contarían con la ventaja de ampliar sus paquetes accionarios a través de la Bolsa consiguiendo así el financiamiento para seguir creciendo, generando valor y más trabajo digno. Nuestras pymes podrían encontrar más fácilmente los recursos para invertir agregando competencia a los bancos que son hoy prácticamente el único lugar donde se busca financiación. 
 
 En este sentido, los especuladores (personas que tienen un carácter especial para estar frente a los monitores intentando sacar ganancias rápidas con la compra y venta de activos financieros, labor que no es para nada sencilla y requiere mucho estudio , dedicación y probablemente sea muy bajo el porcentaje de actores que ganan dinero haciéndolo) vienen a sumar al Mercado de Capitales volumen de negociación que termina siendo importantísimo para que cada inversor pueda comprar y vender sus activos en bolsa cuando se les dé la gana. 
 
En conclusión, todos debemos empezar a comprometernos más con nuestros ahorros involucrándonos en educarnos en cómo invertir pensando en nuestra estabilidad financiera y del conjunto de nuestra población. La gran ventaja que tiene la Bolsa es que es súper inclusiva: no tiene montos mínimos ni máximos para empezar a hacerlo y sobretodo, al tener mucha liquidez, es de muy fácil recupero del dinero en el caso de que se necesite una parte o todo lo invertido. 
 
Por eso, no encuentro mejor lugar para invertir que en el Mercado de Capitales y deseo profundamente que podamos entre todos hacerlo crecer día a día con nuestras inversiones. 
 
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¿Se pueden vender cheques en la Bolsa?

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La respuesta es SÍ, se puede. ¿Y las tasas son buenas? Sí, las tasas son las mismas que rondan en el mercado hoy, entre 22 y 24 por ciento anual.

La Bolsa no es sólo un lugar donde la gente invierte su dinero, sino una especie de mercado de frutas donde algunos compran y otros venden. Generalmente cuando hay colocaciones de dinero, también hay tomadores de moneda y los cheques de pago diferido (CPD) son un claro ejemplo de eso.

Es tan simple como eso: una PYME recibe un cheque a largo plazo, pero necesita el dinero líquido hoy. En la Bolsa existen jugadores que compran esos cheques y esperan al vencimiento para aprovechar esa tasa.

Cabe recordar que este es un producto especialmente dirigido a PYMEs.

La ventaja es que grandes fondos de inversión y aseguradoras están obligadas a que parte de sus inversiones la hagan en PYMEs y es por eso que muchos compran los CPD y a veces, al cierre de sus balances, salen a comprar mucho y las tasas bajan hasta al 10 por ciento anual, recalco, ANUAL.

¿Pero es una herramienta segura para el inversor? La respuesta es sí. Una PYME para poder vender un cheque debe calificar ante una Sociedad de Garantía Recíproca que es la que va a avalar un cierto monto de acuerdo a los ingresos declarados de la PYME y dicha SGR será la que avale al comprador del cheque del cumplimiento del pago. 

¿Cómo funciona? Un operador de Bolsa puede contactar a la PYME con una SGR para conseguir ese aval y luego de la operación, el dinero será acreditado en la cuenta comitente abierta en la sociedad de Bolsa. A partir de allí, el empresario puede disponer de la totalidad del dinero o sólo la parte que necesite y volver a invertir lo restante en algún producto de corto o largo plazo.

 

Lo importante, como siempre, es que la Bolsa es una herramienta para que el dinero nunca se detenga.

 

Diego Hartfield es agente productor de Bolsa, con matrícula 666. 

 

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¿Se pueden vender cheques en la Bolsa?

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La respuesta es SÍ, se puede. ¿Y las tasas son buenas? Sí, las tasas son las mismas que rondan en el mercado hoy, entre 22 y 24 por ciento anual.

La Bolsa no es sólo un lugar donde la gente invierte su dinero, sino una especie de mercado de frutas donde algunos compran y otros venden. Generalmente cuando hay colocaciones de dinero, también hay tomadores de moneda y los cheques de pago diferido (CPD) son un claro ejemplo de eso.

Es tan simple como eso: una PYME recibe un cheque a largo plazo, pero necesita el dinero líquido hoy. En la Bolsa existen jugadores que compran esos cheques y esperan al vencimiento para aprovechar esa tasa.

Cabe recordar que este es un producto especialmente dirigido a PYMEs.

La ventaja es que grandes fondos de inversión y aseguradoras están obligadas a que parte de sus inversiones la hagan en PYMEs y es por eso que muchos compran los CPD y a veces, al cierre de sus balances, salen a comprar mucho y las tasas bajan hasta al 10 por ciento anual, recalco, ANUAL.

 

 

¿Pero es una herramienta segura para el inversor? La respuesta es sí. Una PYME para poder vender un cheque debe calificar ante una Sociedad de Garantía Recíproca que es la que va a avalar un cierto monto de acuerdo a los ingresos declarados de la PYME y dicha SGR será la que avale al comprador del cheque del cumplimiento del pago. 

 

¿Cómo funciona? Un operador de Bolsa puede contactar a la PYME con una SGR para conseguir ese aval y luego de la operación, el dinero será acreditado en la cuenta comitente abierta en la sociedad de Bolsa. A partir de allí, el empresario puede disponer de la totalidad del dinero o sólo la parte que necesite y volver a invertir lo restante en algún producto de corto o largo plazo.

 

Lo importante, como siempre, es que la Bolsa es una herramienta para que el dinero nunca se detenga.

 

Diego Hartfield es agente productor de Bolsa, con matrícula 666. 

 

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Quizás llegó el momento de ser más selectivos y buscar acciones que no hayan pegado el gran salto

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Termina una nueva semana en la que el Índice Merval (índice que mide el valor de las acciones más importantes de la bolsa porteña) vuelve a testear nuevos máximos, confirmando una vez más su clara tendencia alcista que se aceleró desde comienzos del año 2016.

Claramente desde que asumió este Gobierno, el Mercado cree que es mucho más afín a las empresas y de a poco sus productividades comenzaron a crecer. Las más destacadas, claramente fueron las empresas energéticas como por ejemplo Transener y Pampa, cuyas sus acciones han aumentado su valor y ganado más de 200 por ciento desde ese entonces.

La pregunta ahora es si seguirá esta racha alcista. Muchos operadores de la Bolsa ya empiezan a ver que ciertas empresas están un poco caras y el Mercado está pagando un poquito de más. Quizá haya que ser un poco más selectivos y buscar acciones que todavía no hayan pegado el gran salto.

 

 

 

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