Duhalde

Esa rara costumbre de confundir deuda en dólares con pesos

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La alianza Cambiemos suele mezclar deudas en dólares y en pesos, como una forma de disimular el legado de deuda eterna dejado por el ex presidente Mauricio Macri. Con eso, suelen acusar a Alberto Fernández de tomar el mismo volumen de deuda que en la gestión Cambiemos por operar con títulos en pesos. Obviamente la deuda en dólares no es la misma que la tomada en pesos y no genera la misma presión sobre la economía argentina. 

Apenas empezada la campaña de cara a las PASO, el mismo razonamiento agitó uno de los referentes de Cambiemos en Misiones, para hablar de la deuda pública provincial, generada por Ramón Puerta durante los 90 -casualmente hoy uno de los socios de la misma alianza: el ex diputado nacional del radicalismo Luis Pastori, aseguró que “Misiones está en default” por no pagar los bonos CEMIS, Seniors y Juniors, emitidos, por el entonces gobernador. 

Con ese razonamiento, reclamó terminar la ley de Emergencia Económica para pagarle a los tenedores de Bonos CEMIS, Seniors y Juniors -emitidos en los últimos días de la gestión de Puerta por cien millones de dólares-. 

Según Pastori, “los bonos impagos de las tres series suman un total de u$s 165 millones, los que a la cotización del dólar Banco Nación del 26 de junio de 2023 a $ 265,50 da la friolera de más de $43 mil millones, poniendo un espeso manto de oscuridad acerca del verdadero quántum de la deuda pública provincial”.

“Todo ello, sin entrar a considerar otros bonos vencidos e impagos como los denominados “Senior” y “Junior” emitidos por Decreto 1986 del 23/11/1999, por 100 millones de dólares a 10 años de plazo y cuyo saldo deudor aparece en el mismo informe ministerial por $ 536 millones, y a los que les caben las mismas dudas que a sus primos hermanos CEMIS”, sin agregar los intereses resarcitorios pactados.

Sin embargo, hay un dato que el ex diputado y especialista económico pasa por alto, adrede o por desconocimiento. Los bonos que sigue contando como en dólares se pesificaron por la ley de emergencia económica en 2002 a 1,40+CER. Es decir. Están en pesos desde entonces. 

Saldo de deuda CEMIS al 31/05/2023

Tenedores CEMIS Serie I-Ley 33112.929.937.891,26
Tenedores CEMIS Serie Adicional954.637.903,58
Tenedores CEMIS Serie Adicional II-611.383.631,18
TOTAL en PESOS4.495.959.426,02

Si bien fueron emitidos en Dólares Estadounidenses, en 2002 el entonces presidente Eduardo Duhalde firmó el decreto 471/02 de pesificación de las deudas del Estado nacional, provincial y municipal que establece en su artículo 1º que “las obligaciones del sector público Nacional, Provincial y Municipal vigentes al 3 de febrero de 2002 denominadas en U$S u otra moneda extranjera, cuya ley aplicable sea solamente la ley argentina, se convertirán a PESOS UNO CON CUARENTA CENTAVOS ($ 1,40) por cada U$S y se ajustarán por el CER”.

En tanto que el artículo quinto, establece un interés del 4% anual sobre el importe pesificado, manteniéndose sin cambios las fechas y frecuencias de pago convenidas, lo que afecta directamente a los CEMIS de las tres series. Posteriormente, en Julio de 2002, Misiones dicta la Ley 3854 (Actual Ley VII Nº 45) que dispone el diferimiento de los vencimientos de los servicios de amortización y renta de los títulos CEMIS, lo que provoca el cese de los pagos de los servicios a partir del 1 de enero del 2002. 

Según datos oficiales, algunos cupones Nº 14 de la serie original, y cupón 2 de serie adicional 1, que vencieron el 28/02/2002 y 31/01/2002 respectivamente ya se habían presentado y cobrado antes de la vigencia de la pesificación y de la ley de prórroga y otros quedaron impagos. 

Los demás cupones están con el vencimiento prorrogado hasta el 30-06-2025 de acuerdo con la Ley VII nº 97 – Art. 34 (Ley de Presupuesto 2023). 

En cuanto a los bonos Seniors y Juniors, en 2016 se realizó una restructuración de aproximadamente el 91% que pertenecía a Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS) y ese acuerdo se sigue pagando hasta la actualidad, quedando pendiente de reestructuración lo que se encuentra en manos de otros tenedores, que es lo que se expone actualmente en el stock como Seniors y Juniors. 

Saldo de deuda CEMIS al 31/05/2023

SENIOR – JUNIOR otros tenedores739.108.440,83
Bono FGS Dto. 1161/16 (restructuración con FGS)6.097.631.990,27
TOTAL en PESOS6.836.740.431,09

A contramano de lo que sostiene Pastori, la realidad indica que a diciembre de 2022, el stock de deuda pública misionera totalizó 21.202,4 millones de pesos, lo que equivale a apenas el 3,48 por ciento del presupuesto vigente, de 608.999 millones. Esa deuda es 15,4% por ciento más baja que en 2021. 

La deuda emitida en dólares en Misiones representa apenas el 11,1% del total, por debajo de los cierres del 2020 y 2021 (11,6% en ambos casos) y de 2019 (11,5%). Por  lo tanto, Misiones tiene un muy bajo nivel de exposición a potenciales saltos cambiarios que generan subas fuertes en los pesos a erogar para pagar sus servicios.  Además, toda la deuda en dólares de Misiones está comprendida bajo el grupo del Gobierno nacional, ya que se trata de financiamiento de organismos internacionales y  convenios multilaterales.  

El stock de deuda misionera está entre los diez más bajos del país: específicamente es la octava deuda más baja del país. 

Un punto fundamental para analizar los impactos de la deuda tiene que ver con su peso respecto a la recaudación provincial, entendida ésta como los recursos que la Provincia recibe en concepto de recaudación nacional (transferencias automáticas) y recaudación provincial (impuestos y tasas locales). Al tercer trimestre del 2022, el stock de deuda pública en Misiones equivalía a sólo 0,6 meses de recaudación promedio

Esto marca que con lo que recauda la Provincia por los conceptos mencionados paga toda su deuda pública en menos de un mes. A fines de los 90, Misiones debía dos presupuestos y medio. Es decir, 54 meses. 

Por ende, Misiones tiene el ratio deuda/recaudación más bajo del NEA y el segundo menor de todo el Norte Grande. 

Por otro lado, siempre es válido observar los niveles de deuda pública ajustados por la población. En Misiones es de $13.365 por habitante, lo que la convierte nuevamente en la más baja del NEA, la segunda menor del Norte Grande (solo por encima de Santiago del Estero) y la cuarta más leve de todo el país. 

Si comparamos las dos economías más grandes del NEA, como son Chaco y Misiones, las diferencias son más que evidentes: el stock total chaqueño es por $93.265,2 millones, 445% más que el stock misionero. El ratio deuda/recaudación chaqueño es de 2,9 meses, cinco veces más alto que el misionero. El stock per cápita chaqueño es por $81.599 por habitante: 511% más elevado que el misionero. 

Si la comparación se hace contra la provincia que históricamente fue la economía más amplia del Norte Grande (hoy en duda), Tucumán, también hay diferencias de sobra: el stock tucumano es de $37.680 millones (+120% respecto al misionero); el ratio deuda/recaudación es de 1,1 meses (x2 respecto al misionero) y la deuda per cápita es de $ 22.132 (66% contra la de Misiones). 

La comparación Misiones contra Chaco y Tucumán es válida porque son las economías más fuertes en la región; no es lo mismo comparar, por ejemplo, Formosa con Tucumán o La Rioja con Chaco. Por ello, los contrastes exhibidos muestran cómo la deuda pública en una provincia de alto nivel de actividad económica como Misiones no representa en absoluto un problema para la gestión provincial. 

Al final de cuentas, ¿por qué es esto tan importante? Ya es harto conocido cómo niveles de alto endeudamiento condicionan la gestión económica de un gobierno. A nivel nacional lo observamos cada día. Las provincias no son ajenas a esto. 

Tener un bajo endeudamiento permite a Misiones aplicar políticas expansivas del gasto orientados al desarrollo y así y todo, mantener las cuentas ordenadas. Al cierre del 3° trimestre del 2022, la provincia había alcanzado un superávit primario por $ 21.046 millones y uno financiero por $ 19.264 millones, que equivale al 7% de sus ingresos.

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La delgada línea

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La sediciosa protesta policial de Buenos Aires que cruzó todos los límites hasta acorralar la Quinta de Olivos con el Presidente dentro trajo a la memoria momentos negros de la historia reciente. Hombres armados por el Estado con demandas extorsivas que pusieron en vilo a todo el país con la condescendencia y aceptación cómplice de quienes se paran de un lado de la grieta. Pero con esto no se juega. Ni se hace política. La estabilidad democrática es una conquista que costó demasiado en la Argentina como para ser sometida a las miserias políticas.

Foto Nacho Yuchark www.lavaca.org
Foto gentileza Nacho Yuchark.

La fusión atípica de bombos y armas, sin embargo, corrió el manto piadoso que cubre a la idea abstracta de un país federal. Alberto Fernández para cuidar el bastión principal del peronismo y a su gobernador, el joven Axel Kicillof, hizo lo que tantos otros presidentes hicieron antes: darle más dinero. Esta vez se lo sacó a Horacio Rodríguez Larreta, el referente de Cambiemos que dirige el distrito más rico del país. Pero en realidad, se lo sacó un poco a todos. Es la plata “federal” que se reparte cuantiosa apenas en el centro del país ante la mirada atónita de los demás gobernadores. 

Carlos Menem premió a Eduardo Duhalde con el Fondo del Conurbano, Mauricio Macri le duplicó -por decreto- la coparticipación al propio Rodríguez Larreta y después, Pacto Fiscal mediante, le cedió a María Eugenia Vidal 40 mil millones de pesos, mientras que en 2019 esa cifra se incrementó hasta llegar a los 65 mil millones. Cien mil millones en dos años. La pregunta es ¿qué hizo la gobernadora con esos recursos? Al mismo tiempo, Buenos Aires incrementó exponencialmente su deuda pública. Los agentes policiales cobraban un salario inicial de 30 mil pesos y ahora recibirán 44 mil, casi lo mismo que un uniformado misionero que recién se inicia.

La explosiva demanda de incrementos salariales también obedece a un constante deterioro del poder adquisitivo en los últimos cuatro años. Los salarios siempre corrieron detrás de la inflación, especialmente en el último año de la gestión Macri, con una suba de precios récord, que no se registraba desde 1991.Los gobernadores no aplaudieron el recorte a Larreta, pero respaldaron al Presidente, aunque con una sutileza: destacaron la necesidad de “reabrir el diálogo” sobre la distribución de recursos para “evitar cualquier tipo de favoritismo”, para “empezar a corregir los desequilibrios de un país concentrado”.

El propio Larreta, aunque irá a la Corte, sabe que no tiene mucho por patalear. Lo que fue dado por decreto, por decreto fue quitado. El alcalde no está dispuesto a romper lanzas. “Toda mi vida elegí el camino del diálogo y más en este contexto: por encima de cualquier discrepancia política, estuve desde el primer día junto al Presidente y al Gobernador de la Provincia trabajando y coordinando acciones para cuidar la vida de los argentinos”, se desmarcó de los más radicalizados de Cambiemos. Sabe además que posiblemente sea el momento para ocupar él el rol central de la oposición. El Presidente lo puso en ese sitial al victimizarlo. 

Misiones no recibió la misma atención que Buenos Aires cuando negoció con los policías locales ni asistencia extra para discutir con los docentes que cortaron rutas esta semana. En esencia el conflicto es el mismo que enfrentó Axel, pero la vara es distinta por más que el Presidente repita que quiere ser el “más federal” de los porteños.

Misiones hace años viene reclamando del país central una corrección del coeficiente de coparticipación y una compensación por los años perdidos y hasta le puso monto: 126 mil millones de pesos. 

Cambiemos prometía el artículo 10 de la ley Pymes, aunque nunca se sabrá si el Presidente llegó a saber de qué se trataba. Ahora se negocia finalmente la reglamentación de ese artículo y declarar a Misiones como zona libre de impuestos para atraer inversiones y generar hasta 1.100 millones de dólares vía exportaciones, el triple de lo vendido al exterior en 2019. Pero, a pesar de que Fernández firmó un compromiso de campaña, cuando vino a Misiones se desentendió: “Todas las provincias piden lo mismo”. Y no. Los argumentos no son los mismos y las condiciones geopolíticas tampoco. 

En lo que va del año, Buenos Aires se quedó con la mejor porción de coparticipación -que es más baja que la inflación- con el 25,9% del total nacional distribuido a los distritos. La provincia de Misiones en el período enero – agosto 2020 recibió un total de $42.038,2 millones por transferencias automáticas (coparticipación, leyes especiales y compensación por Consenso Fiscal), mientras que por Transferencias No Automáticas (ATN, programas de Ministerios de Salud, Educación y Desarrollo Social, entre otros) recibió otros $4.288 millones.

En el primer caso (transferencias automáticas), tuvo un incremento interanual del 29,1%, muy por debajo de la inflación a partir de las bruscas caídas de la recaudación producto de la pandemia y su consecuente cuarentena. 

Observando la participación en el total nacional de recursos transferidos a las provincias, el Chaco equivale al 4,3% del total nacional, primera en el NEA; Corrientes participa del 3,2%, Formosa el 3,1% y Misiones el 3%. 

Misiones es la más perjudicada en el reparto nacional, al no haber correlación entre cantidad de habitantes, la participación en el PBI y lo que efectivamente recibe. El principal punto de discusión es lo atrasada que quedó la coparticipación: para ponerlo en números, en el acumulado enero–agosto 2020, Misiones recibió 20.000 millones menos que Chaco, pero tiene más habitantes.

La Provincia, de todos modos, se las arregla con lo propio para resolver las demandas en un contexto inusual como la pandemia. Atendió primero la situación policial y después cerró sendos acuerdos con docentes y trabajadores de la salud. Los principales gremios celebraron los resultados de las paritarias: en el caso de la salud, cinco mil pesos al básico. En el caso de los docentes, se acordó un salario inicial por cargo de 27.500 pesos y el básico aumentó casi 60 por ciento entre febrero y septiembre -pasó de 5.805,77 en febrero a 9,277,77 pesos-. Ningún otro gremio, menos en el sector privado, tuvo un incremento semejante. 

Sin embargo, hay un sector históricamente opositor en el espacio sindical. En el caso de la salud, ATE y CTA aceptaron la propuesta del Gobierno. En Educación, los gremios reconocidos sellaron el acuerdo. Pero a la calle salen los inorgánicos. El viernes, día del Maestro, hubo varios cortes de ruta en la provincia y un llamado al diálogo de parte del Gobierno que se encontró con la intransigencia sindical fuera de tiempo. Con sueldos al día desde hace más de quince años y aumentos en medio de una pandemia que los tiene fuera del aula, no hubo caso de acercar posiciones para levantar la medida de fuerza y disolver las concentraciones, que además ponen en riesgo la salud de los manifestantes y la de todos los misioneros. 

Según trascendió, en la mesa de negociaciones hubo ofertas para mover el salario de bolsillo de los docentes, pero extrañamente los sindicalistas se plantaron en el número mágico de un básico de 12.800 pesos. Después aceptaron bajarlo a 10.500 para finalmente retirarse de la mesa ante la explicación oficial: no se puede poner en riesgo el equilibrio de las finanzas para cumplir con un solo sector, cuando hay muchas actividades que están a media máquina y miles de personas vieron menguar sus ingresos por el coronavirus. Comprometer recursos en plena incertidumbre no es práctica del Gobierno. “Lo que prometemos, cumplimos”, sentenció uno de los negociadores oficiales. Pero ¿cómo prometer algo si no se sabe cuándo se recuperará la economía? ¿Cómo prometer algo si no se sabe qué pasará con la recaudación? 

Los sindicalistas disidentes perdieron una oportunidad de llevar más dinero inmediato al bolsillo. Se quedaron con el viejo manual de las negociaciones sindicales cuando el tiempo es otro. Hoy la urgencia es el bolsillo y jubilarse es posible con numerosas opciones que puso el propio Estado para salvar el problema futuro, como la Ventana Previsional, que permite el retiro con un monto más cercano al salario activo. 

¿Por qué tanto énfasis en el básico más que en el salario de bolsillo? Más allá de la lógica opositora, también se explica en que varios de los caciques descontentos tienen sueldos altos. El básico que piden los elevaría a casi cien mil, con aumentos de entre 15 y 20 mil pesos. Otros están con licencias eternas y acarician los 80 mil pesos. ¿Es mucho? ¿Es poco? Dependerá de la lupa, pero es mucho más de lo que pelean por sus representados.

No advierte el ala dura sindical que el colectivo social mira con cansancio sus desmanes. No es casual que las principales cámaras de la provincia y el país llamaran a un acercamiento para evitar poner en riesgo el estatus sanitario de Misiones que “se vería tirado a la basura en caso de tener que retroceder por contagios evitables”.

“El sector privado una vez más se vería en clara desventaja frente al empleo público, que de cualquier manera seguirá percibiendo sus haberes, en caso de tener que retroceder las actividades de todos los sectores productivos de la provincia”, señaló en un documento la Confederación Económica de Misiones. “Otra caída en la producción y el comercio sería un golpe letal a la economía misionera”, advierte la entidad.

Muchas empresas están a duras penas cubriendo costos y tratando de no despedir por las pocas ventas en plena cuarentena. Muchos empleados rezan por no perder su fuente laboral, lejos de los beneficios de la estabilidad estatal. Miles más perdieron su trabajo. Lejos de la mesura, con un mensaje bélico, los sindicalistas disidentes prometieron “golpear con más fuerza convencidos de no desistir hasta alzarnos con una victoria”.

La batalla de Misiones es otra. Cuidar la economía y la salud son las prioridades en una lucha desigual contra un enemigo invisible. La foto indica que los esfuerzos están valiendo la pena. Misiones es la provincia con menos contagios de coronavirus en la Argentina -solo quedan dos con menos de cien casos- gracias a un enorme esfuerzo para abrir la economía en forma paulatina y con los protocolos de salud adaptados a la nueva normalidad. Desde agosto a este fin de semana hubo varias provincias con crecimientos de casos de superiores al cien por ciento. En diez días San Luis y Tucumán el total de casos acumulados de coronavirus se incrementó un 142% respecto de agosto, mientras que en Santa Fe el aumento fue de 99% y en Mendoza de 81%, según un análisis realizado por la docente e investigadora Soledad Retamar en base a los datos oficiales. En Misiones se pasó de 54 a 65. El esfuerzo es siempre doble. No es sólo evitar contagios de la Argentina, sino que se cuele algún contacto desde Brasil: en los tres estados fronterizos hay 500 mil contagios y más de diez mil muertos. 

Pero es apenas una foto. Nada garantiza que no crezcan los contagios y por eso, con sensatez, es poco probable que vuelvan las clases presenciales en lo que resta del año. Asimismo, se hará lo posible por extender el cierre de las fronteras hasta después de las fiestas de diciembre.

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Duhalde dijo que el año que viene no habrá elecciones y sugirió que habrá un golpe de Estado

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El expresidente Eduardo Duhalde afirmó anoche en un programa televisivo que “es ridículo que piensen que el año que viene va a haber elecciones” legislativas en el país e incluso sugirió la posibilidad de una ruptura del orden constitucional y sus dichos generaron un enérgico rechazo de referentes de todo el arco político.

“Es ridículo que piensen que el año que viene va a haber elecciones. ¿Por qué va a haber elecciones? Tenemos un récord, la gente no lo sabe o se olvida: entre 1930 y 1983 hubo 14 dictaduras militares, presidentes militares”, afirmó Duhalde anoche en declaraciones al programa “Animales sueltos” del canal América TV.

En esa línea, el también exgobernador bonaerense afirmó que “sabemos que Brasil es un gobierno democrático cívico-militar, sabemos lo que es Venezuela, lo que es Bolivia, sabemos que en Chile quedan como factor de poder los carabineros, como antes, y el ejército”, y reafirmó que “no va a haber elecciones” en la Argentina.

De inmediato, los dichos de Duhalde comenzaron a generar repudio de dirigentes de las distintas fuerzas políticas en las redes sociales.

Desde el oficialismo, el legislador porteño Leandro Santoro dijo que Duhalde “perdió los frenos” y dijo “una cosa gravísima” pero, sin embargo, consideró que no cree que “haya maldad” en sus declaraciones sino que son reflejo de “una falta de equilibrio personal”.

Desde la oposición, el diputado provincial de Juntos por el Cambio, Daniel Lipovetzky consideró “muy graves” los dichos de Duhalde y agregó: “Sobre todo porque los dice un expresidente. En la Argentina no hay lugar para golpes de Estado. Si a algún iluminado antidemocrático se le ocurriera intentarlo, ahí estaremos defendiendo la democracia,las instituciones y la celebración de elecciones”.

Para la vicepresidenta del bloque de diputados del Frente de Todos, Cecilia Moreau, Duhalde “derrapó mal” y sostuvo en su cuenta de Twitter: “El Frente de todos llegó para hacerse cargo de poner de pie a la Argentina. Eso de a poco lo vamos a lograr, cuando pase todo esto hay luz!”.

En tanto, el titular de la Coalición Cívica-ARI, Maximiliano Ferraro, calificó de “irresponsable, grave y repudiable lo dicho por el expresidente Duhalde”, y afirmó que “entre todos los argentinos debemos estar unidos en la no violencia y defender el imperio de la Constitución Nacional, garantizar la República y la democracia”.

En declaraciones formuladas esta mañana a Radio La Red, Leandro Santoro consideró hoy que Duhalde dijo “una cosa gravísima, pero también creo que a las personas no se las puedo juzgar por su peor frase” y que “fue mejor presidente que ex presidente” y ahora “se mandó la cagada de su vida y va a empañar su carrera política”.

También el diputado nacional de Juntos por el Cambio Alvaro González se mostró “sorprendido con las declaraciones” del expresidente y dijo que “los argentinos necesitamos ante semejante afirmación algún indicio de lo que está planteando”.

En sus declaraciones, realizadas en el programa Animales Sueltos, de AméricaTV, Duhalde consideró que “no se puede seguir así” y planteó que “para que haya elecciones tienen que ser consensuadas y borrar estas cosas que no sirven para nada que van por el camino opuesto de los consensos y los acuerdos”.

Luego de contextualizar con la situación en la región, Duhalde declaró que “la Argentina es la campeona de las dictaduras militares”, pero luego pidió no “personalizar” y sostuvo: “No digo que Alberto Fernández vaya a sufrir un golpe”.

No obstante, al mismo tiempo advirtió que la “Argentina corre el riesgo porque este es un desastre tan grande que no puede pasar nada bueno”.

Además, vaticinó que la actual “es la más compleja de las presidencias” en el país, y advirtió que “se va a generar un clima peor al ‘que se vayan todos, porque vamos a un escenario evidentemente peor que el 2001, ya que puede terminar en una especie de guerra civil”.

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Alfonsín mano a mano con Economis: “El Gobierno debe convocar a los partidos políticos para resolver esto que nos queda hasta el 2019”

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Ricardo Alfonsín volvió al centro de la escena política después de reunirse con Eduardo Duhalde y mencionar a Roberto Lavagna como el hombre dispuesto a hacer un “esfuerzo patriótico” como candidato del consenso en una eventual disputa en 2019. Pero lejos de promocionar un pacto de La Moncloa, el radical “disidente”, quiere que sea el Gobierno de Mauricio Macri el que convoque a un diálogo a sectores políticos que no coinciden con el rumbo del país.
En diálogo con Economis, el hijo del ex presidente reclamó mayor protagonismo de su partido para inyectar más conceptos del ideario radical en la alianza Cambiemos.
“”He sido crítico, pero no yo personalmente, sólo reproduje las ideas de mi partido, que muchos se hayan callado la boca es otra cosa. Y creo que, si la Unión Cívica Radical hubiera sido más consecuente con las ideas de su partido, hubiéramos evitado muchos de los errores que se han cometido y no digo que deberían estar todos resueltos, pero seguramente la situación podría estar mejor hoy, y las expectativas podrían ser otras, de la sociedad. De todas maneras, lo que siento en estos momentos es una gran preocupación como el conjunto de los argentinos, pero más que preocuparnos tendríamos que ocuparnos. Y qué es lo que vengo haciendo yo, ojalá lo hiciera mi partido, ojalá mi partido entendiera que la principal responsabilidad que tiene en este momento es lograr ciertas condiciones políticas que nos permitan el diálogo entre las fuerzas políticas más representativas. El que no lo quiera hacer que no lo haga, la sociedad juzgará.  No solo entre las fuerzas políticas más representativas, sino también, entre la política, el capital y el trabajo, para ver si nos podemos poner de acuerdo en algunos instrumentos y podamos transitar con más tranquilidad este año y medio que nos queda hasta el 2019. No digo para resolver los problemas, porque sería demagógico, tal vez para mejorar un poco los problemas, pero sobre todo para evitar que se produzcan problemas mayores, es nuestra principal responsabilidad tratar de llevarle tranquilidad a la sociedad. La política estaría a la altura de las circunstancias si fuera capaz de lograr junto con el capital y el trabajo acuerdos fundamentales para recuperar ciertos niveles de confianza en la sociedad, en eso estoy trabajando”, dispara sin pausa el heredero del legado alfonsinista.
¿Lo plantea como una especie de coalición, una especie de gabinete ampliado?
No, yo digo que se abra una etapa de diálogo, que llame el gobierno. Si yo fuera el presidente del partido, trataría de persuadir a todos los del PRO, y a todos los del gobierno de Cambiemos, que es necesario convocar al diálogo al resto de las fuerzas políticas de la Argentina, por lo menos a las más representativas. El que no quiere que no vaya. ¿Para qué? Para poder acordar algunas cuestiones centrales, sobre todo algunos instrumentos de cómo vamos a ir resolviendo esto que nos queda hasta el 2019. Pero además hay que conversar con el capital y el trabajo, porque va a ser necesaria que haya también cierta comprensión de la situación, por sobre todo de parte del capital para que acompañe las decisiones que desde la política se proponga, estoy seguro que esto es lo que podría llevarle tranquilidad, ayudar al gobierno, y ayudar al resto de los argentinos. Ojalá lo hiciera mi partido, por eso yo me reúno con distintas fuerzas políticas, me reúno con el Socialismo, con gente del GEN, con otra gente de partidos de izquierda, me reúno con dirigentes sindicales y hasta con empresarios para ver si puedo persuadir, aún desde mi acción individual porque yo no represento al partido, acerca de la necesidad de hacer algunos sacrificios ahora, porque si no, se vienen sacrificios mayores más adelante.
¿Se viene un ajuste mayor, luego de este acuerdo con el fondo?
Eso es lo que hay que evitar hacer, en todo caso. Esfuerzos y reacomodamientos, reajustes, hay que hacer, eso es inevitable, el asunto es ¿quién lo paga? Tenemos que discutir quién hace el esfuerzo, porque nadie duda que esfuerzos hay que hacer frente a una situación complicada. Lo que sí se discute es quién va a hacer el esfuerzo y cómo se distribuye ese esfuerzo, en qué proporciones se distribuye ese esfuerzo. Es obvio que no tienen la misma idea un partido liberal, que un partido de centro izquierda, es obvio que no tienen la misma idea los sectores del capital, que los sectores del trabajo.
¿Y qué se debe corregir?
Tenemos que discutir cómo administramos el comercio interior en este tiempo, tenemos que discutir algunos impuestos en este tiempo, tenemos que discutir algunos acuerdos de precios en este tiempo, tenemos que discutir precios cuidados, pero en serio, que sean cuidados en serio. Tenemos que discutir ciertos controles sobre el mercado  cambiario. En algunas de esas cosas nos podríamos poner de acuerdo, porque ponerse a discutir ahora, o hacer cosas pensando en 2019 es no comprender lo que está pasando.
¿Este rol tan pasivo que usted observa es porque no le dejan o es porque no le interesa al radicalismo meterse en este momento?
No, el PRO no tiene ninguna responsabilidad. Esa fue una decisión de la conducción nacional del partido, de la conducción que existía en el 2015 cuando el PRO asumió la presidencia y, la siguiente conducción también, más allá que en algún momento pareció que iba a manejarse con un poco más de autonomía. Esa no es la mejor manera de ayudar, ni al gobierno, ni a los argentinos, puede que sea una manera de ayudar a los que tenían que hacerse cargo de la conducción con respecto a su carrera política, pero a los argentinos no.
O sea que debían tener mayor presencia…
Eso es lo que dijimos, pero a veces algunos radicales se hacen los zonzos cuando yo le reclamo al partido, entonces me responden que yo cuestiono algunas decisiones del partido porque no estoy de acuerdo con que la Unión Cívica Radical esté en Cambiemos. En realidad eso es algo que se discutió hace más de dos años y no es algo que se haya vuelto a tratar en el partido y discutir eso ahora, es como discutir el sexo de los ángeles, porque la Unión Cívica Radical está en Cambiemos. Quiero hacer hincapié en esto, póngalo si quiere en cursiva: Está en Cambiemos, pero hay distintas maneras de estar en Cambiemos. Se puede estar de la forma que eligió el partido, como si fuéramos convidados de piedra, de manera apocada, como si no tuviéramos diferencias, o como si no nos animáramos a plantear las diferencias, como si gobernara la Unión Cívica Radical. Ni siquiera cuando gobernaba la Unión Cívica Radical el partido fue tan acrítico. O se puede estar como dijimos que íbamos a estar cuando celebramos este acuerdo, haciéndonos cargo de las diferencias, procurando influir en las decisiones, evitando que se cometan errores, tratando de influir en el rumbo de la gestión y neutralizando en la medida de lo posible el sesgo liberal que podía tener una gestión del PRO. Dijimos también que no íbamos a tener que acompañar decisiones si no estábamos de acuerdo con que no eran buenas para el país, pero nada de esto hicimos. No es culpa del PRO, es responsabilidad de la Unión Cívica Radical. Probablemente creyeron, más allá de algunos vivos que se preocuparon más por ellos que por lo que le hacía mejor al país, que esa era la mejor manera de ayudar. A mí nunca me convencieron de eso y por eso cada vez que el gobierno tomó una decisión que nosotros creíamos que no era buena, que el partido había dicho hasta el 2015 que creía que no era buena, frente al silencio de la conducción y frente al aval que daba la Unión Cívica Radical, con sus posturas a nivel político institucional, muchos radicales, entre otros yo, salimos a decir que esas no eran las posiciones del partido.
¿Usted lo está promoviendo a Lavagna como candidato?
Es una cuestión mediática, necesitan títulos muchas veces para vender, yo me reúno con Miguel Lifschitz del socialismo, o sea en un momento decían que estábamos buscando una fórmula Alfonsín- Lifschitz, Lifschitz con Alfonsín, después con Margarita Stolbizer decían lo mismo, después Felipe Solá- Alfonsín. Ahora me reúno con Eduardo Duhalde y me hablan de Lavagna. Yo estoy tratando de generar condiciones, al igual que Duhalde para ver si podemos transitar esto que nos queda hasta el 2019 con ciertos acuerdos y actitudes sensatas de los principales actores políticos. Después lo del 2019 lo vamos a discutir del partido hacia dentro. Creo que es necesario mejorar la calidad de la oferta electoral, respecto de la del 2015. Para mí el 2019 tiene que tener una mejor oferta electoral, y otra cosa digo, que seguro no le va a gustar a muchos amigos correligionarios, si la Unión Cívica Radical toma una decisión que desde mi punto de vista le hace daño al país, no me voy a ver obligado a acompañarla. Ya soy grande y veré qué es lo que hago, me iré hasta mi casa, a decir lo que crea que es necesario decir. No voy a acompañar decisiones que no creo que sean buenas para el país.
¿Cómo se arregla esto, cambio de gabinete, cambio de rumbo?
No, eso que lo decida el Presidente. Creo que poniéndose de acuerdo, yo creo que hay que cambiar las políticas, pero el gobierno puede insistir 100% con su ideología, porque es ideología lo del gobierno. No hay ciencia en la política, es ideología. Tiene que cambiar, tiene que estar dispuesto a hacer concesiones y la oposición también, sino, no hay acuerdo, sino es imposible el acuerdo, y el acuerdo se busca cuando las situaciones son muy complejas, cuando no la puede resolver un solo partido, cuando la relación de fuerzas está bastante complicada, los acuerdos son necesarios. Yo creo que la oposición debe dejar de pensar en 2019 y concentrarse exclusivamente, casi obsesivamente en llevarle tranquilidad a la sociedad ahora y el gobierno debe hacer exactamente lo mismo, convocando a todos. A ver si logramos ponernos de acuerdo, con respecto a los instrumentos y que cada uno pueda hacer una concesión, sin que cada uno pueda hacer totalmente lo que quiere.
¿Esta crisis tiene paralelismos con la de 2001?
Creo que no es lo mismo, en todo caso lo que puede evocar un poco aquellos momentos es la intranquilidad de la sociedad, la angustia, pero desde el punto de vista económico, desde el punto de vista de las principales variables macroeconómicas no. No hay Convertibilidad. La Convertibilidad era una bomba, de la que no se podía salir de una manera incruenta, una bomba de la que no se atrevía salir el justicialismo, dejó esa bomba al gobierno que le sucedía y había que salir. Finalmente como el gobierno que le sucedió tampoco se atrevió a desactivar esa bomba, la bomba estalló, salió el mercado de la Convertibilidad y salió de una manera cruenta. Pero hoy no hay una Convertibilidad, ni se dan muchísimos aspectos que existían en esos momentos, por ejemplo, los productos primarios no valían absolutamente nada, comparado incluso con hoy, que ya bajaron, valían muchísimo menos de lo que valían hoy, en fin, hay muchas cosas que hacen que la situación sea distinta. Ahora cierto es que la sociedad está angustiada y quiere que la política le de tranquilidad si no para qué está la política para darles el espectáculo de la discusión. La gente quiere que la política le dé las soluciones, y sabe la sociedad cada vez más que no hay una sola solución, y que los problemas como los que tenemos nosotros, los problemas de los países subdesarrollados, no los resuelve un solo partido.
¿Qué le dice hoy al radical, el radical que está adentro y al radical que es crítico como usted?
Yo les digo a los radicales, a los que pueden influir en sus dirigentes, a los que tienen alguna posibilidad de influir en la conducción nacional, que reclamen, que el partido asuma esta tarea como propia, porque cuando uno no está gobernando puede dedicarse a otras cosas, que pueden ayudar mucho a la gobernabilidad, como es buscar acuerdos, terminar con la grieta, generar condiciones para el diálogo que no se sume a la grieta, a la idea de que la culpa de todo la tiene el otro y uno no tiene nada más, ninguna responsabilidad, solamente es víctima. Que le reclame al partido eso, que dialogue, que persuada a Cambiemos que es necesario dialogar y que persuada también a los partidos de la oposición a dialogar, eso es lo que yo les pediría. Eso es lo que podemos hacer porque la UCR no gobierna, gobierna el PRO, no gobierna la Unión Cívica Radical.

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Las cinco claves económicas de la semana que pasó

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A continuación, repasamos cinco noticias económicas de impacto local y nacional de la semana que finalizó ayer:

1) ¿Para qué nos sirven las buenas relaciones con los Estados Unidos? El presidente Mauricio Macri se entrevistó el jueves en la Casa Blanca con Donald Trump. Quedó en claro la buena sintonía personal entre ambos, que provienen del mismo lugar: el mundo de los empresarios de alto perfil. Trump prometió solucionar el tema de las exportaciones de limones a los EE.UU. Algo que por otra parte ya estaba casi solucionado con Barack Obama hasta que se dio marcha atrás. Más allá de la buena relación que se puede percibir entre ambas figuras, la historia marca claramente que hay que ser prudente a la hora de evaluar qué significa todo esto para la Argentina, al final del día.  En términos reales y concretos no hay que esperar una avalancha de inversiones. Y en cuanto al financiamiento externo, a Argentina le sobra hoy con o sin Trump (si paga las tasas de interés en dólares más altas de la región y una de las más altas del mundo).

2) Por fin, llega una low-cost. Finalmente el 3 de julio llegará al aeropuerto Cataratas del Iguazú el primer vuelo de Andes, marcando la llegada de la primera aerolínea denominada “low-cost” a la provincia. La tarifa no puede ser mejor, unos 2080 pesos el asiento más barato de ida y vuelta. El coche cama total (VIP) sale casi el doble ($1900 por tramo). Aerolíneas Argentinas ya reaccionó y también ofrece algunos asientos a este mismo precio promocional. En rigor, 2080 pesos es un valor que corresponde a la banda inferior de los precios que pueden cobrar las aerolíneas (lo regula el Estado), en este caso, por tickets al destino de Iguazú. Cuando se habla de low-cost hay que tener en cuenta que la expresión fue acuñada por la prensa para definir a las nuevas aerolíneas que surgieron a partir del impulso que le está dando el gobierno de Cambiemos al sector aerocomercial. Los expertos marcan que en la Argentina no hay mercado “low cost” como se conoce en Euroopa o EE.UU. Para eso debe haber desregulación total de precios, esto no sucede en la Argentina. Igual la tarifa es muy buena y traerá muchos turistas “nuevos” a Iguazú. Es decir, gente que de otra manera elegiría otros destinos o no viajaría. Definitivamente los tickets aéreos baratos “acercan” las Cataratas al resto del país. Una noticia para celebrar.

3) Una buena para el ministro de Hacienda: se cumplieron las metas fiscales del primer trimestre. El ministro Nicolás Dujovne anunció el miércoles en conferencia de prensa una noticia positiva. El Gobierno logró cumplir sus metas respecto al déficit fiscal. El déficit sigue siendo alto, pero al menos no siguió subiendo y bajó un poco en los primeros meses del año. Eso sí, la gran explicación pasa por los ingresos extraordinarios del éxitoso blanqueo de capitales. El rojo de las cuentas del Estado Nacional en enero-febrero-marzo fue de 41.344 millones de pesos (más o menos, el equivalente al presupuesto de Misiones para todo el 2017). La cifra implica una baja de $17.156 millones respecto a los $58.500 millones proyectados inicialmente como rojo fiscal para el primer trimestre. Algo es algo, pero el déficit sigue siendo muy alto y la gran espada de Damocles de la economía Argentina. La variable que el día de mañana, si no se pone en caja, puede convertirse en la bomba de tiempo que no se puede desactivar.

4) La protesta yerbatera vuelve a escena. El viernes productores yerbateros y la diputada nacional Cristina Britez presentaron una denuncia penal contra el presidente del INYM por incumplimiento del acuerdo firmado hace unos 40 días y que sirvió para levantar el acampe de los yerbateros frente al organismo, en plena calle Rivadavia del centro posadeño. La denuncia parece más un gesto, una acción testimonial y declarativa. Pero la realidad de los productores sigue siendo crítica. Se lograron algunos avances, más diálogo y apertura, pero la sobreoferta de yerba sigue y las leyes de la oferta y la demanda terminan imponiéndose siempre, como la ley de gravedad.

5) ¿Estamos como en 2001? Hasta ahora se había mantenido callado o incluso, con alguna declaración de apoyo. Pero el sábado Eduardo Duhalde comparó a la actual situación del país con la del 2001. Es decir, con el momento previo al estallido de la mega crisis de finales de ese año, a los cinco presidentes en una semana (entre ellos, el misionero Ramón Puerta) y al “que se vayan todos”.  “La situación del país tiene la mismas dificultades de cuando me toco asumir a mí; o al menos igual a la del 2001 con distintas características”, dijo el oriundo de Lomas de Zamora. Además, señaló que “la gobernabilidad” para Mauricio Macri “está cada día más difícil”. Algunas similitudes con el 2001. a) Gobierno no peronista, obligado a negociar permanentemente; b) economía en recesión o con una reactivación insignificante; c) varios años de “vacas flacas”. ¿Diferencias? Varias, a saber. a) El país no está tan endeudado y a la Argentina le prestan, incluso a las provincias, sin demasiadas restricciones (en el 2001 a la Argentina ya le pedían blindajes, planes de Deficit Cero y ajustes permanentes); b) No hay convertibilidad, hay un mercado cambiario flexible que permite realizar ajustes graduales y no ser una “olla a presión” que estalle como en enero de 2002 (dólar pasó de 1 a 4 pesos). Quizás, lo que más preocupa a Duhalde (y a muchos empresarios) es la mayor similitud que puede tener este Gobierno con el de la Alianza: la falta de un plan y un rumbo claro y alternativo a lo que había antes. La sensación es que esto es un “siga, siga” con mejores modales y más diálogo.

 

Martín Boerr

 

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