Burlándose de la soberanía

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Agregándose a la sumatoria de hechos infames, ahora se supo que se firmó un acuerdo de patrullaje conjunto en el Atlántico Sur con Gran Bretaña. Esa vil acción de nuestra actual cancillería, implica claramente el reconocimiento de soberanía británica en nuestras usurpadas Islas Malvinas (además de las Georgias del Sur y Sandwich del Sur).
Acorde a la metodología usual del neoliberalismo, fabricante serial de crisis en cuyos marcos de desconcierto y generalizada desazón impone las peores medidas socio económicas y geopolíticas; con ese accionar las aberraciones se perpetran en conjuntos de abigarrados paquetes de temas diversos, todos brutales y de tópicos variados. De esa forma, eventualmente el escaso periodismo crítico que sigue existiendo, y el arco opositor (o pseudo opositor, en varios casos), apenas tiene tiempo y espacio para oponerse o criticar a una o dos de esa media docena o más de medidas perpetradas todas a la vez, cosa que la mayoría pase desapercibida o poco menos. Es lo que perpetran ahora.
Una incompleta síntesis de medidas de políticas exteriores y económicas, que implican deterioro acentuado o incluso resignación de soberanía es el siguiente.
 Permitir que naves y aeronaves británicas utilicen puertos y aeropuertos argentinos, violando una expresa ley.
 Impedir usando a Prefectura o Gendarmería, que los veteranos de guerra escrachen al buque británico surto en Buenos Aires.
 Todo el deplorable accionar presidencial y del ministro Aguad en el doloroso caso del submarino, presuntamente hundido por los británicos. Recordar que Aguad es “experto en desapariciones”, consultar al respecto en Corrientes, donde “desaparecieron” 60 millones de dólares, en su gestión “normalizadora”, lo cual nunca pudo aclarar en el juicio respectivo.
 Facilitar la explotación hidrocarburífera en Malvinas, dejando de lado años de luchas diplomáticas que entorpecían el accionar colonialista británico.
 “Suavizar” los reclamos de soberanía, al punto de tornarlos inconducentes.
 Total falta de reclamos ante Israel, por vender un costoso sistema antiaéreo a los británicos en Malvinas.
 Pactar misiones conjuntas argentino-británicas a La Antártida, lo cual debilita la ya endeble posición argentina, en un territorio íntegramente reclamado por Gran Bretaña, que se dispone a perpetrar otra usurpación, ante las complicidades de gobernantes, periodistas, intelectuales y militares entreguistas y apátridas, en nuestro país.
 No denunciar los vergonzosos términos de rendición, pactados en Madrid y Londres, perpetrados por Cavallo, Menem, Di Tella, en 1990.
 Acentuación de nuestra dependencia explícitamente impuesta en 1990, a raíz de las deplorables actuaciones diplomáticas en lo que va transcurrido del gobierno macrista.
 Degradación o destrucción del Mercosur, Unasur y Celac, entes constituidos tras trabajosos avances geopolíticos regionales, que nos fortalecían en conjunto a nuestros países. Vieja táctica anglosajona, dividir para reinar.
 Industricidio y tecnicidio (destrucciones de industrias y de institutos y proyectos tecnológicos), perpetrados con saña brutal, más acentuada que la de los siniestros años ’90. Eso nos debilita económica, social y geopolíticamente, siendo claras acciones de destrucción de soberanía.
 Vaciamiento educativo, cerrando escuelas, no creando nuevas, desfinanciando al sector, reduciendo los miserables salarios del sector docente, y reduciendo presupuestos a las Universidades Nacionales y sus Institutos de Investigaciones. Aunque muchos no se den cuenta, esto también afecta a nuestra soberanía, pues un pueblo ignorante no sabrá defender sus derechos ni tendrá la mínima noción de dignidad nacional.
 Vaciamiento sanitario, al suprimir programas sanitarios, de vacunaciones y de medicina preventiva, además de reducir los presupuestos destinados a la salud pública. Es elemental que un pueblo débil y enfermo, no está en condiciones psicofísicas de defender la soberanía.
 Endeudamiento externo perpetrado sin necesidad alguna, casi totalmente destinado a financiar la fuga de capitales y la timba financiera. Evidentemente, desde el comienzo de este gobierno se pensó en volver a subordinarnos a las “recetas” salvajemente recesivas del FMI. El paso siguiente, cuando la deuda externa resulte impagable, previsiblemente será perpetrar el infame canje de deuda por territorios, lo cual se intentó hacer cuando se incubaba y al estallar la crisis de 2001/2002.
 Búsqueda de acuerdos de “libre comercio” con las potencias atlantistas, lo cual es suicida en lo económico, e irracional desde lo geopolítico. Esas potencias tienen la doble vara de predicar “libre comercio” para sus exportaciones, mientras son proteccionistas de sus mercados internos y de sus sectores estratégicos.
 Buscan dolarizar totalmente nuestra economía, lo cual se quiso hacer en el noventismo (1989-2001). Lo racional y patriótico, es pesificar nuestra economía, tal como con maestría lo había fundamentado el Dr. Aldo Ferrer.
 Quitaron todos los controles a los movimientos financieros, con lo cual los especuladores tienen campo libre para sus operaciones de fugas de divisas, corridas bancarias y cambiarias, etc., tornando totalmente inerme al país, ante los ataques de sectores financieros transnacionales y especuladores varios.
 Pisoteando la soberanía, los exportadores de materias primas alimenticias, mineras e hidrocarburos, pueden cobrar las mismas en el exterior, con lo cual las divisas correspondientes en muchos casos ni llegan a nuestro país.
 Se empobrece al mercado interno y a nuestra población, de forma que el consumo caiga en picada, con lo cual se priorizan las exportaciones, para alimentar las fugas de divisas y el vaciamiento del país.
 El listado no se agota.
Mientras, sectores volubles y muy poco informados de la clase media, de “progresías” ocupadas en causas prefabricadas desde el exterior para distraer, y amplios sectores de uniformados conceptualmente muy confusos y/o desinformados, entre otros, siguen sin entender nada, o peor aun, sin darse cuenta de la extrema gravedad del cuadro de situación que se deteriora día a día, llevándonos a los empujones hacia la disolución nacional.

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De vuelta al fondo

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La tortuosa relación de la Argentina con el Fondo Monetario Internacional se inició en 1956 por iniciativa del presidente de facto Pedro Eugenio Aramburu. Desde entonces, Argentina estuvo “bajo acuerdo” con el organismo durante 38 años hasta 2006, cuando Néstor Kirchner canceló casi diez mil millones de dólares de la deuda contraída en los años previos, que terminaron en estallido de 2001. Las “transitorias” asistencias financieras, fueron para el país, casi una norma, aunque las relaciones no siempre fueron carnales.
Cuando la balanza se inclinó hacia una mayor intervención del Estado en la economía, las presiones fueron asfixiantes. En 1966, la dictadura de Juan Carlos Onganía se sacó el corset, canceló la deuda y suspendió el acuerdo.
En cambio, en los períodos de preponderancia del libre mercado, hubo indulgencia, como en los últimos años del menemismo, cuando el país se encaminaba a una evidente crisis por el exceso de deuda y la inevitable caída en default.
Durante la dictadura de 1976, el Fondo apoyó el programa regresivo y se convirtió en garante del repago de 43 mil millones de dólares que se convirtieron en la herencia económica que después condicionó a los gobiernos democráticos.
Raúl Alfonsín recurrió cuatro veces al Fondo, Menem otras cinco y la fugaz alianza otras dos, incluido el Megacanje y el Blindaje. Duhalde cerró un último acuerdo hasta que Néstor Kirchner rompió relaciones para recuperar independencia económica.
Con el santacruceño hubo una guerra frontal y hasta 2018, la Argentina se había librado de la imposición de las políticas del FMI.
En ninguno de los períodos bajo el mandato del FMI hubo una real mejora económica y de los indicadores sociales.
Durante pequeños períodos pos acuerdos, se equilibran las variables que obligaron a pedir auxilio, pero a largo plazo, los efectos son contrarios. Lo mismo sucede con la pobreza, que siempre creció en igual proporción que los montos de los préstamos, hasta un insoportable 50 por ciento después del estallido de la Convertibilidad, sostenida por el placebo que inyectaban los mercados y el complaciente Fondo.
Sorpresivamente, el martes, el presidente Mauricio Macri anunció la vuelta al FMI. Fue apenas unas horas después de una cumbre con sus socios de la alianza Cambiemos para analizar la suba de tarifas y la corrida del dólar. Todos salieron a “ratificar el rumbo” y a negar cualquier problema. El senador Humberto Schiavoni aseguró que la disparada del dólar se debía al movimiento de tasas en Estados Unidos y que “gracias a la competencia del Gobierno en el manejo de las variables, el Gobierno pudo calmar a los mercados”. El radicalismo ni se enteró. El dólar, tampoco. Siguió subiendo hasta superar los 25 pesos al filo del cierre del viernes, cuando el Central gastó 25 mil millones de pesos para enfriar la fiebre.
Para contener la suba, el Gobierno gastó desde abril casi el cinco por ciento de las reservas y no hay certezas de que haya tocado el techo. En las últimas semanas se esfumó el equivalente a toda la porción de educación en el presupuesto nacional y el doble de salud, un plan de infraestructura completo para el país, o varios años del denostado Fútbol para Todos. El dólar subió 50 por ciento en un año y 25,5 solo en 2018.  
Pese a contar en su equipo con el Messi de las finanzas y varios ministros de economía sin sillón, no hubo receta que calmara la fiebre.
Macri dio un mensaje con un giro dramático y juró que pedía el préstamo “pensando en el mejor interés de todos los argentinos, no mintiéndoles como tantas veces nos han hecho”.
El tono y la estructura traen a la mente un mensaje similar, en diciembre de 2000, cuando Fernando De la Rúa también difundía un spot grabado celebrando el Blindaje que iba a salvar la economía argentina. “Es un éxito para mí como Presidente y para todo el pueblo que se beneficiará porque a partir de esta extraordinaria operación económica podremos crecer espectacularmente y comenzar a generar los empleos que necesitamos”. “¡Qué lindo es dar buenas noticias!”, se despedía sin presagiar que exactamente un año después debería huir en helicóptero.
Macri no dio demasiados detalles del pedido de auxilio que sorprendió a propios y extraños. Pedir auxilio al FMI no es el mejor cartel para una campaña que se avecina y contrasta con una de las políticas que el kirchnerismo transformó en bandera.
El ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, tampoco explicó los alcances del nuevo blindaje, siquiera después del encuentro en Washington con Christine Lagarde. Hasta ahora se sabe que Argentina intentará calificar para un crédito stand by de alto acceso.  
Es un misterio lo qué sucedió entre la noche del lunes, cuando se hizo la cumbre de Cambiemos y el mediodía del martes, cuando hubo que salir a pedir auxilio al Fondo.
Todo indica que no fue la imparable corrida del dólar, sino la posibilidad certera de no poder cancelar vencimientos de deuda y de bonos Lebacs que se acumulan en forma geométrica. El modelo de financiamiento vía deuda externa llegó a su fin con la suba de tasas en Estados Unidos y ya no hay garantías de que el “mercado” confíe en la Argentina.
La suba de tasas del Banco Central pretende enfriar el furor por la moneda verde, pero el costo es demasiado elevado y ya hay quienes miran con desconfianza la táctica de ofrecer demasiado. Cuando la ganancia es tan alta, hasta el Lobo de Wall Street se pone en guardia.
El peso de los intereses es ya de dos puntos del PBI y el déficit fiscal de 6,4 por ciento.      
El martes vencen cerca de 30 mil millones de dólares en Lebacs, el instrumento favorito de Federico Sturzenegger para contener la inflación. Si hipotéticamente, los tenedores decidieran salirse y recuperar sus dólares, se llevarían el equivalente al salvataje que se busca con el FMI. El préstamo serviría para financiar la fuga de capitales. También es cierto que hoy pedirle plata al fondo es más barato que apostar a los mercados financieros, aunque el costo político sea enorme.
¿Por qué el mercado mira con desconfianza a un Gobierno que hizo casi todos los deberes? Tener al Messi de las finanzas no garantiza ganar el partido de la economía real. La acumulación de endeudamiento y la falta de recursos por la parálisis económica y un dólar cada vez más caro, obligan a replantear estrategias.
Para 2018, el monto total de vencimientos de deuda era de u$s 64.649 millones, pero el 30% ya fue cancelado y restan pagar u$s 44.842 millones. De los casi u$s 65.000 millones, casi 70% son colocaciones realizadas en 2017. El porcentaje sube al 80% si se toman las colocaciones a partir de la asunción de Macri, indica  la Fundación Abdala.
Para 2019, los vencimientos de deuda entre capital e intereses alcanzan a u$s 35.410 millones. En este caso, el 68% de ese total fue colocado por la actual administración
Si consigue los 30 o 40 mil millones de dólares que va a buscar, Macri tendría el colchón para cubrir los vencimientos por lo menos hasta el fin de su mandato y daría una señal a los mercados para conseguir más financiamiento.  
Lo curioso es que el propio Gobierno alimentó varios monstruos que ahora lo amenazan. Desactivó las trabas para la fuga de capitales y la remisión de utilidades al exterior, eliminó retenciones a la patria de la soja y el límite de tiempo para liquidar ganancias a los exportadores. Claro está, hoy no hay dólar que alcance.
Los sojeros, por los que “se jugaron la vida”, según reclamó Carrió, no devuelven generosidad. No liquidan a la espera de una mayor devaluación que maximice rentabilidad. La patria primero.
El modelo económico instaurado en 2015 consiste en asegurar el funcionamiento en base a un masivo endeudamiento externo con una preeminencia del capital por sobre el trabajo. Este nuevo endeudamiento estuvo orientado siempre a incrementar reservas y atender las obligaciones externas y no al desarrollo interno.
La política de tasas altas para seducir a los mercados se traduce en problemas en la economía real que cada día se acentúan. La construcción solo crece en el centro del país, mientras que en la mayoría de las provincias registra una caída. En Misiones la construcción privada cerró el año en una baja de 5,3 por ciento –comparada con un 2016 que ya había sido pésimo- y hoy hay constructoras que no pueden vender departamentos ya terminados, lo que desató una guerra sucia entre empresarios para poder captar algún cliente.
El Banco Nación suspendió los créditos hipotecarios a una tasa del 17 por ciento y acceder a un crédito es cada vez más complejo por el nivel de las tasas. La entidad que conduce Javier González Fraga le echa la culpa a Sturzenegger, pero tomó otra medida que causó pánico en cientos de empresas a lo largo del país: decidió parar la compra de cheques diferidos, un recurso por el que las empresas se hacen de efectivo a cambio de sus cheques a plazo, pagando una tasa de descuento. Las empresas que canjeaban sus cheques para conseguir liquidez se vieron desnudas. La ola de quejas hizo dar marcha atrás. Pero ahora canjear los cheques tendrá un costo de 36 por ciento, por lo menos hasta que pase la tormenta.

Pretender que la vuelta al Fondo será esta vez inocua para la Argentina es pecar de ingenuo. “Es un Fondo Internacional muy distinto al de hace 20 años”, argumentó Dujovne, más en defensa propia que en ayuda del organismo.
Vale mirar a Grecia que está bajo el auxilio del FMI desde hace varios años y todavía sigue en respirador artificial. A cambio de la asistencia financiera, el país helénico tuvo que hacer una reforma laboral, achicar el Estado y privatizar casi todos sus activos. Los otros países con créditos stand by como los que pidió Argentina, son Irak, Jamaica y Kenia.
En diciembre pasado, un reporte del FMI sobre Argentina advertía que “es esencial reducir el gasto público, sobre todo en los ámbitos en que dicho gasto ha aumentado rápidamente en los últimos años, en particular salarios, pensiones y transferencias sociales” y recomendaba “considerar la adopción de un ancla fiscal a mediano plazo y de un mecanismo más riguroso para exigir el cumplimiento”. En paralelo plantearon “acelerar la reducción de los aranceles de importación, eliminar la mayoría de los permisos de importación, retirar los obstáculos a la inversión y la entrada de empresas al mercado y adoptar medidas para promover la competencia interna”.     
En un nuevo reporte, publicado en las últimas horas, el FMI reclama que “en los casos en que la sostenibilidad o credibilidad fiscal pudieran correr riesgo, las autoridades deben abordar esas inquietudes aplicando un ajuste con una fase inicial más intensa e impulsando la reforma fiscal”.
Entre las demandas del organismo para prestar plata a la Argentina, figurarían un congelamiento de las jubilaciones y pensiones y un achique en la planta del Estado, además de la reforma laboral demorada por la presión de los sindicatos. “Ahora nos van a exigir más”, admitió el jefe de Gabinete, Marcos Peña.
Hasta ahora el Presidente no dio detalles de lo que está dispuesto a aceptar como condiciones. Solo explicó la urgencia a un grupo de gobernadores y una decena de empresarios de primera línea, entre los que se encontraba el misionero Gerardo Díaz Beltrán, como flamante presidente de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa.

Lejos de las especulaciones políticas, los gobernadores apelaron a la responsabilidad. Un grupo estuvo en la Casa Rosada a pedido del Presidente.
El misionero Hugo Passalacqua fue recibido en la Residencia de Olivos.
La apelación a los gobernadores es una señal clara que la política es la única instancia para sostener el timón cuando la turbulencia financiera pone en peligro al barco.
“Las dificultades del momento imponen racionalidad, sensatez y unidad”, expresó Passalacqua tras reunión con Macri. Fue el mismo tono diplomático de los demás gobernadores. No comparten la decisión, pero no es momento para pasar facturas. 
“Sin pertenecer al color político del Gobierno nacional creemos que el paso de la toma de crédito por parte de la Nación colabora en despejar incertidumbres en el universo de las finanzas y el crédito internacional.  Aunque ellos (por el Gobierno nacional) sean quienes tengan la responsabilidad de gobernar al país no vamos a ser los misioneros, a quienes cuidaremos siempre, quienes dificultemos la acciones de gobierno”, insistió el gobernador misionero.
La responsabilidad institucional contrasta con el socio de la alianza Cambiemos. La UCR emitió un duro comunicado firmado por el presidente de la Convención Nacional, Jorge Sappia. “Sostenemos que antes de esa determinación deberían haberse intentado otras medidas menos gravosas para el pueblo, sus trabajadores, sus empresarios, sus jubilados. Ahora, existe un riesgo cierto de recesión, y con ella, la caída del consumo, la parálisis económica y la pérdida de fuentes de trabajo y de empleo”, critica. No es la primera vez que el radicalismo hace públicas sus desavenencias, aunque su actitud adolescente se interpreta como la necesidad de forzar internas para ganar espacios de cara a 2019.
Lejos del poder central, las críticas corrieron desde todos los espectros políticos. Hasta la Iglesia, en la voz del obispo Jorge Lugones, titular de la Pastoral Social, acudir al FMI “no es una salida inteligente”. Además cuestionó al Gobierno: “Acá de gradualidad no hay nada”.
Misiones ha sostenido en todo este tiempo la palabra gobernabilidad. Desde la vereda opuesta al Gobierno nacional diferencia los matices ideológicos de la necesidad de sostener un timón institucional. En la última semana dio una nueva muestra. Se opuso a los tarifazos, pero también a la idea de que el Congreso imponga otra política. Es una decisión que corresponde al Presidente.
Como nunca, en esta nueva turbulencia, resalta la tranquilidad de haber asumido una política económica opuesta al modelo actual. Desde 2003, cuando el hoy presidente de la Legislatura, Carlos Rovira asume su segundo mandato como gobernador, se dejó de tomar deuda y se limitó la exposición en dólares de los pasivos.  Por estas horas, el conductor de la Renovación transmitió un mensaje claro: “Hay que estar más que nunca al lado del pueblo. En los peores momentos hay que proteger y socorrer a los que necesitan”.
 

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“Las dificultades del momento imponen racionalidad, sensatez y unidad”, expresó Passalacqua tras reunión con Macri

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El mandatario provincial se expresó luego de su reunión con el Presidente Mauricio Macri,  donde este le explicara la difícil situación fiscal del país.
 
“Sin pertenecer al color político del Gobierno nacional creemos que el paso de la toma de crédito por parte de la Nación colabora en despejar incertidumbres en el universo de las finanzas y el crédito internacional”, manifestó el gobernador Hugo Passalacqua al referirse a la reunión mantenida este jueves, a la que concurrió convocado por el Presidente Macri. 
 
“Las dificultades del momento necesitan racionalidad, mesura, sensatez , austeridad y  de la fortaleza da la unidad justamente para negociar en las mejores condiciones para el país. Aunque ellos (por el Gobierno nacional) sean quienes tengan la responsabilidad de gobernar al país no vamos a ser los misioneros, a quienes cuidaremos siempre, quienes dificultemos la acciones de gobierno”, enfatizó el mandatario misionero.
 
 
 
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El complejo del Tercer Gobierno Radical

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De Anne Krueger a Christine Lagarde… y de Cavallo a Dujovne
El helicóptero es un tema muy sensible en estos días. Ícono del final de Fernando De la Rúa, y antes de María Estela Martínez de Perón, es un vehículo con mensaje político. En especial a los radicales les provoca sobresaltos, y ellos se lo transmiten al PRO. Hay mucho de fantasía en todo eso, de todos modos, aunque el problema de las autoprofecías sucede cuando se cumplen. Tiempos tormentosos no tan lejanos con los cuales mejor no especular. Sin embargo, es inevitable recordar a otros personajes de aquella autocrisis: Anne Krueger, George W. Bush, Horst Köhler, Fernando De la Rúa, Domingo Cavallo, Daniel Marx, Christian Colombo, Carlos Ruckauf, Eduardo Duhalde, Adolfo Rodríguez Saá, Ramón Puerta, etc. etc.
En emergencia, el Segundo Gobierno Radical, que presidía Fernando De la Rúa, El Traicionable, debió recurrir también a la relativa salvación de los créditos stand-by que otorga el Fondo Monetario Internacional.
Entonces conducía el organismo multilateral la señora Anne Krueger, directora adjunta, a quien en un exceso del lenguaje llamaban La Dama de Hierro. Ella ponía el rostro duro, pero quien boicoteó a la Argentina, y la mandó a la lona por 1.300 millones, fue Horst Köhler, el director gerente, el alemán puesto por Schroeder, Primer Ministro.
Pero en la historia quedó Krueger. Se trataba apenas de una cruzada estrictamente reaccionaria del Partido Republicano. La dama se situaba demasiado a la derecha. A su lado, comparativamente, Donald Trump era un socialdemócrata recatado. En un rapto de pragmatismo, Krueger supo decirle al colega Bercovich que el Fondo le imponía sus políticas sólo a los países que le debieran dinero.
Como aquella Argentina. Que se puso al día con las cuentas en 2006, durante la presidencia de Néstor Kirchner, El Furia, porque quería recaudar tranquilo. Sin las fastidiosas revisiones, que se limitaban a ser, en realidad, visitas inofensivas. Eran burócratas que mojaban la medialuna de los viáticos durante cinco días. Se fortalecían con los “ojos de bife”, adoraban el malbec y se ponían, en general, de novios.
Sin embargo El Furia no soportaba que husmearan entre sus logaritmos, y para quitárselos de encima puso irresponsablemente de frente 8 mil millones de dólares de las reservas del Banco Central, El Gorro Frigio.
El complejo del Tercer Gobierno RadicalEn emergencia, otra vez, el Tercer Gobierno Radical, que preside Mauricio Macri, El Ángel Exterminador, recurre, sin mayor originalidad, a la misma relativa salvación del stand-by, de amplio acceso y penetración, del FMI.

Diferencias significativas

Deben destacarse, en relación con el Fondo, las ostensibles diferencias entre el 2do y el 3er Gobierno Radical.
En principio, un cambio de mujer. Del temperamento inconmovible de la republicana Krueger (la que ponía el rostro por Köhler) se pasa al charme “sarkozista” de madame Christine Lagarde, Madame Bovary.
Lagarde se vino también a Buenos Aires para una reunión aburrida, irse a Bariloche y comer sus ensaladas de rúcula, palta y huevo duro, con su novio, un “mec”. Y generó un desparramo de elogios para El Ángel Exterminador, porque ponía (avec courage) a la Argentina de nuevo en el mapamundi.
Pero Madame Bovary no imaginaba que 45 días después los argentinos ponderados irían a Washington. Pero para mangarla.
En segundo lugar, es excesivamente distinto el negociador.
De la vigorosa frontalidad de Domingo Cavallo, El Can de Calle, que se debatía intensamente por la Convertibilidad que había creado para otro gobierno, se pasa al refinamiento académico de Nicolás Dujovne, Bruno Gelber. Un dandy del análisis económico que recibió, en su residencia, a Madame Bovary. Pero ahora trata de seducirla intelectualmente para que salga rápido, y como un tubo, el stand-by.

El país de sombrero

El lunes, en la encerrona, durante el esplendor de la mala praxis, se decidió pedir el crédito salvador.
El complejo del Tercer Gobierno RadicalDespués que Mario Quintana, Luz de mis Ojos I, y Fernando Sturzenegger, Bailarín Compadrito, se hubieran amagado, empujado, mojado la oreja como pibes de barrio, en una esquina de Pompeya.
Necesitaban salir del descalabro económico que atormentaba al Ángel Exterminador. Buscaban un formidable título para taponar la negatividad desastrosa de quienes patrióticamente se ponían el país de sombrero.
Con las tasas al 40%, mientras nadie podía bajar el dólar, ni siquiera con las montañas de dólares que el mercado -ese conjunto de atorrantes- le absorbía al Bailarín.
La desesperanza, con su nube negra, hacía trizas las expectativas de los muchachos que creían llevarla atada al pié, hasta hacía dos meses.
Tenían afilada la big data y estaban ensoberbecidos por los focus groups de El Equeco, Durán Barba, que los mostraban ganadores hasta 2027.
Mantenían un paragolpe de cristal para contener a los peronistas que pretendían anexarse al Colectivo ganador. Pero la felicidad fue incompleta. Interrumpida por la miserable realidad.
El tablero de control con rueditas, que conducía Quintana junto a Gustavo Lopetegui, Luz de Mis Ojos II, servía apenas para mantener controlados a los gerentes de áreas, denominados ministros.
Pero el tablero nada podía hacer para detener el retroceso de la confianza. Mientras asistían al desaforado avance de las tasas y del dólar, que subía y se rajaba del circuito.
Aparte, los trolls de Balcarce tampoco servían para calmar la plaza. De pronto se extendía la voracidad inoportuna de los buenos vecinos que hacían una vaquita para comprar, al menos, 200 dólares. Para atesorarlos y sacarlos del circuito.
Persiste un consuelo nada menor. Madame Bovary no tiene, hasta hoy, el menor interés de brindar una lección moral a los argentinos incorregibles. Como lo tenía la dama Krueger, por mandato de Köhler, que no alcanzaba a admitir que la Argentina soberana gastara mucho más dinero del que producía. Ni que las provincias se endeudaran también con sistemática algarabía.El complejo del Tercer Gobierno Radical Porque también estaban habituadas a la cercanía natural de Dios, que siempre se apiadaba de las economías regionales.
Al cierre del despacho, cabe consignar que El Tercer Gobierno Radical convive con el complejo del Segundo Gobierno Radical.
Pero se trata de un complejo que debe superarse, con terapia lacaniana, pronto, de una buena vez.

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Las tapas de los diarios del viernes 11/5: La vuelta al Fondo y el impacto en los mercados

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A continuación reproducimos las tapas de los principales diarios del país. Las negociaciones del Ministro Dujovne con el FMI y el apoyo estadounidense son la noticia del día. Además en el país, el Presidente buscó el apoyo en los gobernadores.
En lo local, las declaraciones de dos futbolistas misioneros sobre los casos de abusos en las inferiores de los clubes porteños ocupan los principales títulos. También hay ecos de la reunión del Gobernador misionero con el Presidente.

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