Forestación

Celulosa Argentina en concurso preventivo: la Justicia abre proceso para reestructurar deuda millonaria

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Celulosa Argentina entra en concurso preventivo: el futuro de la histórica papelera dependerá de la reestructuración de su deuda millonaria

El 26 de septiembre, Celulosa Argentina informó a la Comisión Nacional de Valores (CNV) que el Juzgado de Primera Instancia en lo Civil y Comercial de San Lorenzo declaró abierto su concurso preventivo, tras la presentación realizada el 5 de septiembre. La medida, comunicada como Hecho Relevante, marca un punto de inflexión para la empresa con más de 90 años de trayectoria, que arrastra pérdidas por $172.634 millones, ingresos en caída del 44 % interanual y una deuda acumulada de US$128 millones.

La decisión judicial y el escenario financiero

El escrito presentado por Gonzalo Coda, apoderado de la compañía, detalla que la Justicia fijó para el 1° de octubre a las 10 horas la audiencia en la que se sorteará un síndico de categoría A. En caso de no concretarse, la diligencia se trasladará al miércoles inmediato posterior. El oficio ya fue elevado a la Presidencia de la Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial de Rosario.

El concurso se da en un contexto crítico: el balance al 31 de mayo de 2025 reflejó un patrimonio neto negativo, configurando una situación de quiebra técnica. El fuerte retroceso en la demanda y el incremento de costos agravaron el cuadro. Paralelamente, la compañía enfrenta múltiples reclamos judiciales, entre ellos el segundo pedido de quiebra iniciado por la brasileña Bbunker, y la demanda de Tecmaco Integral por unos $17 millones en cheques rechazados.

Cambio accionario y desafíos de gestión

En paralelo al pedido de concurso, los accionistas mayoritarios transfirieron el 45,5 % del capital social a Esteban Antonio Nofal, titular de CIMA Investments, en una operación registrada por US$1. El acuerdo incluyó el compromiso de lanzar una oferta pública de adquisición (OPA) sobre el resto de las acciones.

Nofal asume la conducción con el compromiso de garantizar la continuidad operativa, aunque deberá enfrentar un escenario complejo: pasivos multimillonarios, litigios abiertos y un frente sindical delicado. La situación más crítica se concentra en Forestadora Tapebicuá, subsidiaria en Corrientes, donde más de 420 trabajadores permanecen suspendidos con salarios atrasados.

Impacto sectorial y perspectivas

La apertura del concurso preventivo fue recibida con cautela en el mercado de capitales, donde los títulos de la compañía ya acumulaban fuertes pérdidas. El desenlace del proceso tendrá repercusiones sobre la cadena forestal y papelera nacional, dado que la producción de Tapebicuá y las plantas de Santa Fe resulta clave para proveedores y contratistas.

El próximo paso será la designación del síndico y la presentación de un plan de reestructuración que logre adhesión suficiente de los acreedores. Si el concurso logra encauzarse, el nuevo controlador podría intentar reflotar las plantas industriales y recuperar operaciones. En caso contrario, el riesgo de liquidación se mantiene latente.

El Gobierno provincial de Corrientes y los gremios del sector siguen de cerca cada movimiento judicial, conscientes de que el futuro de Celulosa Argentina no solo compromete la continuidad de una compañía fundada en 1929, sino también la estabilidad laboral de cientos de familias y el abastecimiento de la industria forestal.

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Avanza la iniciativa de reforestación que combate el cambio climático en la selva misionera

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En 2015, las Naciones Unidas establecieron una serie de 17 metas globales para afrontar los grandes desafíos del mundo: estos son los ODS u Objetivos de Desarrollo Sostenible. Algunos de ellos se relacionan con el calentamiento global y el carbono cero.

El ODS 13 es “acción por el clima”, e incluye medidas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero a un nivel en el que los bosques, suelos y océanos puedan absorber naturalmente la cantidad de carbono emitida, logrando así un balance neutro.

En esa línea, el Acuerdo de París, que complementa los ODS, establece el objetivo de mantener el aumento de la temperatura global muy por debajo de los 2 grados centígrados con respecto a los niveles preindustriales y de limitar el incremento de la temperatura a 1,5 grados centígrados.

Si estos son los objetivos globales, es crucial que gobiernos, organizaciones sociales y el sector privado unan fuerzas en acciones conjuntas. Por ejemplo, al norte de Misiones, se encuentra el Bosque Galicia, un proyecto de restauración ambiental que busca compensar emisiones de carbono.

Ubicado en la reserva San Sebastián de la Selva, entre los parques provinciales Urugua-í y Horacio Foerster, la iniciativa ya cuenta con 5.200 árboles nativos plantados por Galicia: gracias a ellos se compensarán 7.577 toneladas de carbono.

“El cuidado ambiental forma parte de nuestra estrategia como empresa del sector financiero. Buscamos no solamente compensar nuestra huella operacional, sino también extender esas mediciones a nuestra cartera y proveedores para que ellos también colaboren en contrarrestar el cambio climático”, asegura Constanza Gorleri, gerente de Sustentabilidad Galicia.

Y agrega: “Mitigar el cambio climático demanda la acción conjunta de todos, empresas, organizaciones sociales y particulares. El Bosque Galicia es un reflejo de esta articulación en donde los diversos actores trabajan para restaurar esta parte de la Selva Atlántica en Misiones que se encuentra degradada. Pero, además, esta articulación le da sostenibilidad en el tiempo al proyecto dado que las comunidades locales son parte importante para su continuidad”.

El proyecto incluye a las comunidades locales, ya que estas participan de las jornadas de plantado y reciben material didáctico para escuelas rurales sobre cuidado ambiental y preservación. También son las encargadas de colaborar en el monitoreo y seguimiento de los nuevos ejemplares.

Esta restauración ambiental, en alianza con las organizaciones Eco House y Proyecto Bayka, se origina del SGA (o “Sistema de Gestión Ambiental”) de Galicia, que le permite a la entidad conocer su nivel de emisiones de GEI y plantearse objetivos ambientales.

Gracias a este sistema, Banco Galicia logró identificar aquellos momentos de mayor generación de huella de carbono: consumo de electricidad, uso de gases para aire acondicionado, plástico en las tarjetas y combustible de los camiones de caudales propios, entre otros.

A esta identificación le siguió un camino de reestructuraciones: comprar energía renovable, adecuar la iluminación a la tecnología LED, cambiar los equipos de aire acondicionado por otros de clase A y utilizar dispositivos de encendido y apagado de las marquesinas en sus sucursales para minimizar el impacto.

Desde la reserva San Sebastián de la Selva, creada en 2009, explican que el sitio nació como una chacra de explotación forestal actividad ganadera: “Estas prácticas fueron las causantes de la completa deforestación del 30% de su superficie total, lo que impactó de manera negativa en el normal funcionamiento del ecosistema”, desarrollan en el sitio web oficial.

De acuerdo con la organización de la reserva, esta cuenta con el 32,9% de las aves registradas en la Argentina, el 41% de los anfibios de Misiones y el 46,6% de los mamíferos de la provincia. En total, son 39.570 árboles nativos plantados.

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En un campo del ejército quieren crear una reserva para proteger a la Butia noblickii nativa de Corrientes

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Pero antes de responder, pongamos un poco de contexto: el objetivo es crear una Reserva Natural Urbana de la Defensa en el Campo de Instrucción “El Arenal”, a cargo del Regimiento III de Artillería del Ejército Argentino en Paso de los Libres, Corrientes, para preservar uno de los escasos palmares de Butia noblickii, palmera que crece exclusivamente en arenales costeros del río Uruguay, al sudeste de esa provincia. La reserva tendría unas 250 hectáreas aproximadamente.

“La intención es suscribir un acuerdo entre la Municipalidad de Paso de los Libres, el Ministerio de Defensa y nuestra Fundación para crear una reserva natural urbana para el disfrute de los pobladores locales y de miles de turistas que transitan a escasos metros del predio, en su paso hacia Brasil”, explica Gustavo Aparicio, naturalista y director de Conservación de la Fundación Hábitat y Desarrollo, impulsora de la iniciativa.

Cabe destacar que la ciencia también se interesa en esta especie: la Facultad de Ciencias Forestales de la Universidad Nacional de Misiones (UNaM) y el Instituto de Biologia Subtropical (IBS) están desarrollando el proyecto de investigación “Diagnóstico del estado poblacional y reproductivo de la palmera endémica amenazada Butia noblickii y desarrollo de técnicas de propagación para su conservación y restauración”.

“Se plantea utilizar la reserva con fines educativos, deportivos y turísticos de bajo impacto como salidas de avistaje de aves, cabalgatas o excursiones en bicicletas, a la vez que se pretende propiciar el uso sostenible de esta palmera mediante la elaboración de dulces y licor a partir de la pulpa de sus frutos, de snacks -como almendras o maníes- a partir del consumo tostado de sus semillas, y de la elaboración de artesanías con las fibras de las hojas. En todos los casos se trata de actividades que históricamente se realizaban en la zona y que con el paso del tiempo fueron cayendo en desuso”, explica Aparicio.

Esta palmera, cuyo nombre científico es Butia noblickii y su nombre común es “Palmera de Bonpland”, está reconocida como una especie endémica de esta zona de Corrientes, es decir, una palmera que crece exclusivamente en este lugar. Para facilitar su divulgación, la Fundación Hábitat y Desarrollo le asignó el nombre de “palmera de Bonpland” (nombre acordado con los científicos) dado que el pueblo de Bonpland es la “localidad tipo” donde se colectaron las muestras para describir la especie y porque allí vivió el famoso botánico francés que acompañó a Humboldt en su viaje por América del Sur e incrementó significativamente el conocimiento de la flora sudamericana.

Observando las imágenes de Google Earth y realizando recorridas en el campo pudo constatarse que no quedan más de 12 arenales costeros en toda la provincia de Corrientes y que posiblemente sólo 6 de ellos contengan palmeras. Todos los palmares están ubicados en campos privados, excepto el que se encuentra junto a la ciudad de Paso de los Libres, que pertenece al Regimiento III de Artillería, y un arenal al norte de Campo Ávalos, también del Ejército Argentino; por este motivo es el lugar ideal para implementar una reserva natural a la cual el público puede acceder.

“La Palmera de Bonpland crece en los arenales costeros del rio Uruguay. Es una palmera del grupo de las yatay pero que no sobrepasa los 5 metros (la yatay llega a 15 o más) y es la única palmera exclusivamente de la Argentina”, destaca Aparicio.

“A nivel ecosistémico las palmeras son muy importantes porque generan mucha cantidad de alimento de buena calidad para la fauna del lugar. Históricamente los indígenas iban a cazar a lugares con palmeras porque ahí se aseguraban de que hubiera fauna y, además, ellos mismos comían sus frutos y los llevaban en travesías largas ya que los “coquitos” se pueden transportar secos y tienen gran valor nutritivo”.

A la importancia como recurso se le suma que históricamente los troncos se usaron para construcciones, por ejemplo para corrales para el ganado y las hojas para techos y rellenos de colchones. “Las palmeras están asociadas a las culturas locales desde siempre”, resume.

Ahora, retomando la pregunta inicial de por qué es importante proteger una palmera, la respuesta es más abarcativa y tiene que ver con que lo importante es no se pierda ninguna especie por acción humana: “El primero es el ético”, comienza Aparicio. “Que se pierdan especies por culpa de los humanos (y no por la evolución dinámica de los ecosistemas) implica que no nos importa que un compañero de vida desaparezca y esto es grave porque significa que estamos desconectados de nuestro entorno, del que somos parte”.

“Ahora bien, desde un punto de vista más estratégico y político, pensemos que nuestro país lo que tiene como distintivo y valioso es riqueza de suelo y biodiversidad. Entonces perder eso que es lo que nos distingue en el mundo (y que los europeos no tienen), es perder recursos estratégicos”, describe.

“En el caso de la palmera también lo estético es importante: el palmar es un lugar donde la gente local realizaba festejos, era `la zona linda`, el lugar desde el cual se ve el río Uruguay, es un lugar de pertenencia. Antes era muy común juntar los coquitos (como llaman a los frutos de la palmera), los tostaban y los comían con la cerveza o vermú, lo que implica también que hay cuestiones culturales”.

“También hay razones médicas y biológicas para evitar que desaparezcan especies y las palmeras del género Butia en particular ya que se han hallado características antioxidantes que pueden mejorar la calidad de vida. Y a todo esto se le suma que el palmar puede convertirse en un recurso turístico que a la vez motorice la economía local”, asegura Aparicio.

“Hoy el poblador local ve que el turista pasa de largo por Paso de los Libres para ir directo a Brasil, es decir, ve que hay oportunidades de turismo que se pierden y en este sentido la reserva puede representar un gran cambio, ya que si se logra que un pequeño porcentaje de los miles de autos que siguen de largo se queden en Paso de los Libres y consuman productos y actividades ofrecidas por la gente del lugar, representaría una gran una oportunidad de desarrollo para la ciudad”.

Fuente: Bichos de Campo

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