Retenciones: un paso en la dirección correcta

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Escribe Franco Artusso, Investigador de la sección Productiva, Fundación Mediterránea. El pasado jueves 23 de enero el gobierno anuncio una baja de las alícuotas de Derechos de Exportación (DEX) que gravan a los productos agropecuarios y sus principales derivados agroindustriales, más conocidas como “retenciones”. Las reducciones fueron del 33% al 26% para el poroto de soja, del 31% al 24,5% para el aceite y la harina de soja, del 7% al 5,5% para el girasol y del 12% al 9,5% para los cereales (maíz, trigo, sorgo y cebada). En principio la baja seria “temporal” y estaría vigente hasta el mes de junio, aunque luce poco probable que se retrotraiga la acción a mediados de año teniendo en cuenta las elecciones legislativas en el mes de octubre. Además, cabe mencionar que en paralelo se anunció la eliminación permanente del impuesto que gravaba a los productos de las economías regionales (maní, azúcar, arroz, bebidas, algodón, cuero bovino, forestoindustria, etc.). 

Lo primero que es preciso señalar es que se trata de un gran paso hacia delante en la dirección correcta. En una columna recientemente publicada desde IERAL explicamos la difícil coyuntura que atraviesa actualmente el sector debido a los bajos precios internacionales de los granos, un clima que no colabora y una política tributaria que hasta el momento no le había dado señales de avance. En relación a esto último, señalamos que el campo se encontraba a la espera de “un centro” en este 2025, haciendo referencia, claro está, a que esperaba (al menos) una señal de avance del gobierno para el cumplimiento de su promesa electoral de eliminar definitivamente las retenciones. Bueno, el centro llegó antes de que se termine el primer mes del año, y si bien falta muchísimo camino por recorrer, la medida es bienvenida en el sector que más divisas netas le aporta a la economía argentina cada año. 

La baja de DEX tiene implicancias en varios frentes, en las finanzas públicas (nación y provincias), en la asignación de los recursos entre sectores y cultivos, en el nivel de actividad del interior productivo y los proveedores del agro, en los precios de la economía, en el flujo de divisas que puede aportar el sector agropecuario en los próximos meses, etc. Esta breve columna se enfoca en aproximar el impacto microeconómico de la medida, qué sucede, o mejor dicho, en cuánto mejora la rentabilidad esperada en la producción de granos ante este nuevo escenario. Además, dado que conlleva cambios en la estructura tributaria y los niveles de recaudación de distintos impuestos que gravan al sector, se menciona qué implicancias podría traer la medida para las finanzas de los distintos niveles de gobierno (particularmente, nación y provincias).

Para el análisis se toman como referencia dos modelos agrícolas con distintos niveles de eficiencia en la producción de los granos, uno que captura las particularidades de la zona núcleo (sudeste de Córdoba) y otro que intenta representar a la gran región extrapampeana (Santiago del Estero, centro-norte del país). Los supuestos principales se detallan en la tabla 1. Como puede apreciarse, en ambos casos se considera el caso de un productor propietario de la tierra, con una escala de producción de 500 hectáreas y un esquema de siembra “50 y 50” de soja y maíz. Las principales diferencias entre ambos se deben a la productividad de la tierra (rendimientos de cultivos) y las distancias a puerto (costo transporte de cargas), pero también influyen los distintos requerimientos de insumos y labores según ubicación geográfica (costos directos de producción). 

Tabla 1. Supuestos implícitos en modelos agrícolas tomados como referencia

Lo que se observa es que, de mantenerse la baja de DEX durante todo el 2025 (y no hasta junio como se anunciase en un principio), la rentabilidad neta del productor (margen después de impuestos) aumentaría un 12% en zona núcleo (+USD 52 / ha) y un 20% en zona extrapampeana (+USD 41 / ha). El detalle de los cálculos se presenta en la tabla 2. Nótese que estos dólares “extras” para el productor son a su vez los que perdería de recaudación el estado, implicando una retracción del 8-10% de los ingresos totales del fisco con respecto al escenario sin reducción del impuesto. 

Se debe advertir que la recaudación tributaria total cae proporcionalmente menos que la recaudación perdida por la baja de los DEX (-19%). Esto se debe a que tras la reducción de los DEX aumenta la recaudación de otros impuestos y se compensa parcialmente la pérdida. Este efecto se explica fundamentalmente por la mayor recaudación del impuesto a las ganancias (+15-21% dependiendo la zona), pero también se recaudaría más por el impuesto a los Sellos (+6%), al cheque (+4%) e Ingresos Brutos (+2%). Este último efecto del IIB se da solo en aquellas zonas donde la actividad primaria se encuentra directamente gravada, no es el caso de Córdoba donde la actividad se encuentra exenta y el impuesto afecta indirectamente al productor vía distorsión de precios en actividades “aledañas” (mayor precio en transporte de cargas e insumos). 

Considerando estos cambios sobre la estructura tributaria y los distintos niveles de gobierno que recauda cada impuesto, se observa que las provincias serían las grandes ganadoras tras la reducción de los DEX: pasarían a recaudar 12-15% más, un extra de USD 16 por hectárea en zona núcleo y de USD 11 / ha en zona extrapampeana; nación, por su parte, absorbería toda la perdida recaudando 14-15% menos, con una merma de USD 68 / ha en zona núcleo y de USD 52 / ha en zona extrapampeana, respectivamente. Así las cosas, la carga tributaria mermaría 6,5 – 8,2 puntos porcentuales en nación y aumentaría de 1,5 – 1,7 puntos en las provincias. 

En conjunto, la carga tributaria total sobre el productor (nación más provincias) disminuiría entre 5 y 6,4 puntos porcentuales tras la reducción, pero aun así seguirá siendo muy elevada en el 2025: promediaría 54,4% en zona núcleo y 60,6% en zona extrapampeana. Esto quiere decir que, luego de pagar impuestos, al productor agrícola de zona núcleo le quedará tan solo el 45,6% de la renta que genere con su actividad (ingresos menos costos) y al de zona extrapampeana apenas el 39,4%. 

Del párrafo anterior se desprende que en las dos zonas de referencia lo que se lleva el estado vía impuestos continuará siendo mayor a lo que le queda “en limpio” al productor agropecuario luego de descontar todos los costos e impuestos. Para ponerlo en valores concretos, de verificarse los rendimientos medios de cada región en esta campaña, en 2025 los productores pagarían unos USD 569 / ha de impuestos en zona núcleo y unos USD 385 / ha en zona extrapampeana, mientras que su ganancia neta sería de USD 476 y USD 250 por hectárea, respectivamente. 

En relación a los números anteriores que quedarían para el productor, cautela. Que se verifiquen los rindes medios de cada región parece ser cada vez más una expresión de deseo a medida que pasan las semanas. La primera mitad de enero ha sido realmente mala en términos de clima. La escasez de lluvias en una etapa critica para el desarrollo de los cultivos ha afectado a diversas zonas, y si bien por el momento parece haber bastante variabilidad en este aspecto (zonas donde ha llovido más, otras muy complicadas), es de esperar que los rendimientos sean finalmente más bajos que los empleados en esta simulación. Será objetivo de las próximas columnas abarcar un abanico más amplio de posibilidades en este aspecto. 

En síntesis, la baja de DEX introduce una mejora respecto al status quo que primaba semanas atrás, pero como se dijo al inicio de esta columna, falta mucho camino por recorrer. Lograr la eliminación definitiva del impuesto implica un gran desafío fiscal para el gobierno nacional y seguramente requiera una estrategia más integral que le de sostenibilidad a la medida. En concreto, como la eliminación de retenciones aumenta la recaudación de otros impuestos que en su mayor parte va a las provincias, sería oportuno que: i) se prevea una asignación específica para que los aumentos de recaudación de otros impuestos vayan a la Nación y así poder compensar al menos parcialmente la pérdida de recaudación por DEX; o bien (ii) que las provincias se sumen al esfuerzo fiscal de nación y con los mayores recursos que reciben por la reducción / eliminación de los DEX, bajen / eliminen otros impuestos (por ej. sellos o ingresos brutos a los insumos agropecuarios).

Tabla 2. Impacto de la reducción de los DEX sobre las proyecciones de rentabilidad agrícola para el año 2025

* USD ajustados por inflación de EE. UU a dic-24 y suponiendo una inflación del 2,5% punta-punta para 2025.

** El impuesto a las ganancias es nacional coparticipable, correspondiendo a nación alrededor del 40% de la recaudación y el resto a provincias. 

Fuente: IERAL de Fundación Mediterránea en base a Revista Márgenes Agropecuarios y otras fuentes

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El sector forestal celebra la eliminación de retenciones como medida permanente

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El ex presidente de la Asociación Maderera, Aserraderos y Afines del Alto Paraná (Amayadap), Abel Gauto Fechner, destacó la importancia de la reciente eliminación de las retenciones a las exportaciones del sector forestal, medida anunciada por el Gobierno Nacional. En diálogo con Open1017, Gauto Fechner remarcó que esta decisión tendrá un impacto positivo en la industria y la economía regional.

“La eliminación de las retenciones es una medida permanente, y eso es fundamental. Antes, las exenciones eran renovables, pero esta permanencia nos permite planificar a mediano y largo plazo, algo crucial para la forestoindustria”, afirmó Gauto Fechner. Según explicó, la previsibilidad económica que genera esta disposición es clave para que el sector pueda proyectar su desarrollo futuro en un contexto de mayor estabilidad.

Un reclamo histórico del sector

El ex presidente de Amayadap recordó que la eliminación de las retenciones fue un pedido sostenido durante años tanto por los empresarios del sector como por el Gobierno de Misiones. “En algunos casos, llegamos a solicitarlo casi por favor. Seguramente el Estado Nacional necesitaba esos ingresos en su momento. Ahora, con un equilibrio fiscal, se pudo tomar esta decisión que consideramos muy positiva”, comentó.

No obstante, Gauto Fechner advirtió que la medida, aunque relevante, no es suficiente para resolver las dificultades estructurales que enfrenta el sector. Según explicó, la principal preocupación radica en el tipo de cambio, que permanece rezagado frente a la inflación. “Hoy la crisis de la forestoindustria no está vinculada tanto a las retenciones, sino al atraso cambiario. La inflación corre a un ritmo mucho más alto que el tipo de cambio, lo que genera una pérdida de rentabilidad”, detalló.

El líder del sector forestal subrayó que la combinación de un tipo de cambio estancado y la caída de los precios internacionales está afectando la competitividad de las exportaciones. “Los costos fijos y variables aumentan mientras el valor de venta disminuye, lo que podría llevar a que, en algún momento, exportar deje de ser rentable. Hoy todavía conviene por una cuestión financiera, pero esta situación no puede sostenerse por mucho tiempo si no se ajusta el tipo de cambio”, alertó.

Pese a las dificultades, Gauto Fechner expresó una postura optimista respecto a las políticas recientes. “Siempre pedimos claridad en las reglas para poder producir y exportar. Estas medidas van en ese sentido. Ahora el desafío es que el tipo de cambio acompañe para que el sector pueda crecer y sostenerse”, afirmó.

El ex presidente de Amayadap también destacó el papel del Gobierno de Misiones en las gestiones para la eliminación de las retenciones. “No solo el sector privado insistió en este reclamo, sino también el Gobierno provincial. Es un logro que se haya concretado esta medida y que beneficie a las economías regionales”, concluyó.

La eliminación de las retenciones comenzará a regir desde este lunes y estará vigente, inicialmente, hasta fines de junio, aunque para las economías regionales sería en forma permanente. Desde el sector forestal, esperan que este sea el inicio de un proceso de mayor previsibilidad y estabilidad para la industria.

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Silvina Oliva: “Debemos enfocarnos en nuestros costos internos y en la productividad”

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Silvina Oliva, dueña de Oliva Forestal y una de las principales referentes empresariales del sector maderero en Misiones, compartió un balance del año que finaliza y sus perspectivas para el 2025. 

Oliva expresó las complejidades que atraviesan las PyMES en la región y las expectativas para un contexto económico que continúa siendo desafiante.

¿Cómo cierra el año?
Bastante complicados. Fueron meses de muy baja venta, acusamos recibo de la baja de consumo… altos costos de materia prima, energía y mano de obra. Poca demanda y muchísima oferta.

¿Cuál fue el dato económico del año?
Creo que la baja de la inflación. Indudablemente a todos nos impacta positivamente, y sabíamos que el daño colateral sería el poco circulante y la baja de consumo.

¿Tomó empleo? ¿Despidió? ¿Mantuvo?
Con mucho esfuerzo mantuvimos a todo nuestro grupo de colaboradores.”

¿Inversiones?
Desde la necesidad de crecer y aggiornarnos, necesitamos hacer inversiones en actualización y mejora de maquinarias. Tenemos que ver si el contexto acompaña para poder llevar adelante estos proyectos. Esperamos que el acceso al crédito con tasas razonables vuelva a ser una opción viable.

¿Proyecciones para el 2025, tanto propias como del sector?
Según análisis de varios economistas, no será un año fácil para las PyMES ligadas a las economías regionales… aunque sí será un año de mucho crecimiento, especialmente en lo relacionado a hidrocarburos, petróleo y litio. Tendremos que enfocarnos en ser eficientes en nuestros costos internos y en la productividad. En lo que tiene que ver con nuestra actividad… elijo creer… así que allá vamos!!

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El complejo foresto-industrial del Mercosur: desafíos y perspectivas

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La forestoindustria del Mercosur, integrada por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, desempeña un rol crucial en las economías de la región, tanto por su impacto económico directo como por su contribución a los servicios ecosistémicos globales. Con una superficie combinada de 591 millones de hectáreas de bosques, de las cuales 12 millones corresponden a plantaciones forestales, este sector genera el 1,4 % del Producto Interno Bruto (PIB) regional y emplea formalmente a más de 668.000 personas.

Sin embargo, la participación del Mercosur en los mercados internacionales varía significativamente entre los países miembros, siendo Brasil y Uruguay los líderes en exportaciones forestales, mientras que Argentina y Paraguay enfrentan retos significativos para consolidar su inserción global.

El Consejo Foresto Industrial Argentino (CONFIAR) representa al sector foresto industrial que, en conjunto, involucran 1,3 millones de hectáreas de plantaciones forestales; 53 millones de hectáreas de bosques nativos; exportaciones por 550 millones de dólares; 100 mil empleos directos y 6000 Pymes de la cadena madera-muebles. Actualmente la foresto industria en Argentina tiene amplias posibilidades de expandirse promoviendo economías regionales, con un impacto positivo en empleos y en divisas de manera inmediata. En este contexto, ha sido publicado un importante estudio sobre el Complejo Forestal Industrial del Mercosur que describe el panorama del sector forestal-maderero de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, así como sus estrategias, desafíos y oportunidades para avanzar hacia el desarrollo sostenible, en el contexto del reglamento de la Unión Europea sobre productos libres de deforestación.

El sector forestal no solo es una fuente clave de ingresos y empleo, sino que también es fundamental en la lucha contra el cambio climático, debido a su capacidad para absorber dióxido de carbono, conservar la biodiversidad y proteger los suelos y cuerpos de agua. A pesar de estas ventajas, la forestoindustria enfrenta desafíos asociados a la sostenibilidad y la regulación internacional, particularmente con la implementación del Reglamento Europeo 2023/1115 (EUDR).

El EUDR establece requisitos estrictos para los productos forestales que ingresan al mercado de la Unión Europea, exigiendo que estén libres de deforestación desde diciembre de 2020 y que cumplan con la legislación del país de origen. Entre las principales disposiciones se incluyen:

  • Trazabilidad robusta: Los productos deben ser rastreables hasta su punto de origen, utilizando datos geolocalizados precisos, especialmente para parcelas mayores a cuatro hectáreas.
  • Evaluación de riesgos: Cada país será clasificado según su nivel de riesgo de deforestación (alto, estándar o bajo), lo que determinará el nivel de control sobre sus exportaciones hacia la UE.
  • Costos de cumplimiento: Las empresas deberán implementar sistemas de auditoría y certificación, lo que podría ser especialmente desafiante para las pequeñas y medianas empresas (PyMEs).

Argentina: un gigante forestal en potencia

Argentina posee 53 millones de hectáreas de bosques y 1,3 millones de hectáreas de plantaciones, lo que la posiciona como un actor relevante en términos de recursos forestales. Sin embargo, su participación en el comercio internacional sigue siendo limitada. En 2022, las exportaciones forestales representaron solo el 0,7 % del total nacional, muy por debajo de Brasil y Uruguay.

La estructura del sector forestal argentino está marcada por una orientación histórica hacia el autoabastecimiento, lo que ha restringido su capacidad de desarrollar un complejo exportador competitivo. Aunque el país tiene una única planta de celulosa de mercado, inaugurada en 1982, las políticas públicas no han logrado fomentar el nivel de inversión necesario para expandir significativamente el sector.

El desafío para Argentina radica en aprovechar su alta productividad forestal y la calidad de sus suelos para atraer inversiones, diversificar su oferta y mejorar su posicionamiento en mercados internacionales, especialmente en un contexto de creciente demanda por productos sostenibles.

Brasil y Uruguay: líderes regionales

Brasil y Uruguay destacan como los principales exportadores del Mercosur, con un 99 % del valor de las exportaciones forestales hacia la UE en 2022. Brasil, que concentra el 79 % de las plantaciones forestales del bloque, ha desarrollado una cadena productiva integrada que incluye la producción de celulosa, papel y madera de alta calidad. Su éxito se debe a la inversión en investigación y desarrollo, la integración con la industria metalmecánica local y avances en el cultivo de eucalipto.

Uruguay, aunque más pequeño, ha logrado posicionarse como un líder en la exportación de celulosa, con un 53,9 % de sus envíos dirigidos al mercado europeo. Este éxito se atribuye a un marco institucional sólido, incentivos a la inversión y una infraestructura eficiente para la logística y el comercio.

El impacto del EUDR en la forestoindustria del Mercosur

El Reglamento Europeo 2023/1115 presenta tanto desafíos como oportunidades para los países del Mercosur. Mientras que las exigencias de trazabilidad y cumplimiento legal representan un costo adicional significativo, también pueden actuar como un catalizador para la modernización del sector.

El cumplimiento del EUDR requerirá inversiones en tecnología, certificaciones de sostenibilidad como FSC y PEFC, y el fortalecimiento de los sistemas de información. Esto podría representar una barrera para las PyMEs, que constituyen una parte importante de la cadena forestal en la región, pero también una oportunidad para diferenciarse en mercados internacionales.

Además, el EUDR puede incentivar la colaboración regional, fomentando la armonización de estándares y la creación de cadenas de suministro sostenibles y competitivas.

Según un informe de la consultora AFRY, el valor agregado de la forestoindustria mundial crecerá en más de 210 mil millones de dólares entre 2019 y 2035, impulsado por la bioeconomía y la transición hacia materiales más sostenibles. América del Sur, que actualmente produce el 40 % de la celulosa a nivel mundial, está en una posición privilegiada para capitalizar este crecimiento, especialmente si se realizan inversiones estratégicas en infraestructura y tecnología.

Para aprovechar las oportunidades que ofrece el mercado global y cumplir con las nuevas normativas internacionales, el Mercosur debe enfocarse en:

  1. Políticas públicas integradas: Fortalecer el diálogo entre gobiernos y el sector privado para diseñar políticas que incentiven la inversión y promuevan prácticas sostenibles.
  2. Desarrollo tecnológico: Implementar sistemas de trazabilidad digital y fomentar la investigación en genética forestal, química y biología.
  3. Incentivos a la inversión: Crear marcos regulatorios estables que atraigan capital extranjero y promuevan la diversificación de productos de mayor valor agregado.
  4. Capacitación y certificación: Apoyar a las PyMEs en la adopción de estándares internacionales, asegurando su acceso a mercados clave.

En resumen, la forestoindustria del Mercosur tiene el potencial de convertirse en un motor de crecimiento sostenible para la región. Sin embargo, alcanzar este objetivo requerirá un esfuerzo conjunto para superar los desafíos regulatorios y económicos, y aprovechar al máximo las oportunidades que ofrece el mercado internacional.

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Claves en las disparidades económicas entre provincias

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Si al país le va bien, a las provincias también, pero unas mejor que otras. Considerando a las que fue mejor durante este año, un interrogante es si repetirán una mejor performance en el siguiente. Estos son los planteos de esta sección.

Balance 2024

Este año ha sido uno atípico, comenzando con una fuerte caída de ventas, debido a la merma en el poder de compra luego de la devaluación, continuando posteriormente con una gradual recuperación económica, que se puede observar utilizando datos desestacionalizados. 

Algo similar ha ocurrido en la mayoría de las provincias, con sus diferencias. Teniendo en cuenta sus estructuras productivas y su localización, al menos hay tres factores claves que determinan esas diferencias regionales. Dos están vinculados a fondos que son externos a cada jurisdicción.

El primer factor son las exportaciones, las cuales se han incrementado durante este año, principalmente por una mayor cosecha de granos (luego de la sequía en 2023) y por petróleo. En este sentido, favoreció más a provincias como Neuquén y las provincias de la región pampeana.

El segundo factor son los fondos nacionales que reciben los gobiernos provinciales. En general, las jurisdicciones que menos exportan (cuentan con menos recursos naturales valiosos), son las que más fondos nacionales perciben, incluyendo las transferencias discrecionales. En 2024, esas transferencias se redujeron a un mínimo, por lo cual, varias provincias dependientes de esos recursos se vieron muy afectadas, como las norteñas.

El tercer factor está vinculado con el anterior, y es la capacidad que tiene las provincias para hacer política fiscal, aunque con menor peso que la nacional. En 2024, con menos fondos nacionales y la recesión en la primera parte del año, motivó a los gobiernos locales a realizar un ajuste, vía licuación, lo cual fue posible por la alta inflación. Es conocido que la nómina salarial representa un alto porcentaje (más de la mitad) del gasto en las distintas provincias, por lo cual la licuación fue más efectiva. En general, las finanzas públicas mejoraron en la mayoría de las provincias, señal de que el impulso fiscal fue menor.

Sobre la base de estos determinantes diferenciadores, en un mal año 2024, se puede mencionar que Neuquén junto con Río Negro presentaron mejores indicadores de actividad. Mientras,  no fue un tan mal año para las provincias grandes, y sí le fue peor a la mayoría de las norteñas. 

Perspectivas 2025

El año 2024 fue un año que inició con un importante shock. Cambió la dirección de la política económica, con ajustes dado el notorio desequilibrio en las cuentas fiscales nacionales. En cambio, 2025 sería la continuación de la actual política económica y, si no hay shocks negativos (ni internos ni externos), es esperable que la recuperación económica continúe, en forma heterogénea. Más complicados estarían aquellos sectores con desventajas con respecto al mundo (los sustitutos de importación).

Dada la continuación de la recuperación, un interrogante está en la evolución de los factores recién considerados a la hora de conocer las diferencias regionales.

Exportaciones: para 2025 se espera un leve incremento a nivel global, y se debe considerar dos puntos clave. Por un lado, continuaría el impulso en ciertos sectores con mucho potencial (petróleo en Vaca Muerta, energía, minería), que además contarán con los beneficios del RIGI. En el caso de la región pampeana, la cosecha no volvería a aumentar, lo esperable que sea similar, aunque con menor rentabilidad, dados los menores precios y un dólar más barato.

Por otro lado, está el planteo de si el país está caro en los productos exportables. La devaluación de fin de 2023 redujo los costos laborales en dólares, lo cual favoreció inicialmente a las economías regionales, intensivas en trabajo. Luego, con el dólar retrasándose con respecto a la inflación, ha cambiado la ecuación. Algunos sectores exportadores regionales comienzan a tener problemas de competitividad, y posiblemente esto impacte en sus exportaciones para 2025. 

Fondos nacionales: será un punto político para el actual gobierno. Usualmente, al ser un año electoral, se tiende a incrementar el gasto público, parte del cual se destina a las provincias. Es posible que el gobierno nacional no siga ese comportamiento, pero las presiones serán mayores.

Política fiscal: es posible que sea diferente a 2024. Hay dos fuerzas que van en sentido contrario. Por un lado, es posible esperar una recuperación en ingresos, al menos en impuestos provinciales, y por el otro lado, con menor inflación (y menor licuación) y con elecciones legislativas, estará la presión para mayores gastos. La impresión es que este último punto tendrá más peso en las decisiones, que se traducirá en una reducción de los superávits fiscales provinciales, pero un impulso a la actividad económica regional.

Con todo eso, la mejoría en la economía nacional se trasladará a las provincias, y posiblemente tendrán un impulso fiscal. La principal diferencia vendría por el lado de las exportaciones. Se verían más favorecidas las provincias con recursos como petróleo, minería y energía. 

Por otra parte, aunque no se espera un incremento en las transferencias discrecionales, éstas no pueden volver a disminuir (han llegado a un mínimo), por lo cual no habrá otro golpe negativo para las jurisdicciones más dependientes de los fondos nacionales.

En pocas palabras, se espera un mejor 2025, quizá no tan heterogéneo regionalmente como el año que se va despidiendo. 

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