FUNDACION MEDITERRANEA

Osvaldo Giordano: “Sin reformas, este dólar es un problema serio de competitividad”

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A lo largo de su carrera, Osvaldo Giordano fue uno de los técnicos más respetados del país en materia fiscal. Exministro de Finanzas de Córdoba y extitular de la ANSES, hoy preside la Fundación Mediterránea, uno de los think tanks más influyentes de la Argentina, con fuerte anclaje federal. Desde ese lugar, impulsa una reforma tributaria ambiciosa, conocida como “Súper IVA”, que busca eliminar distorsiones y simplificar el sistema impositivo nacional. En esta entrevista, Giordano repasa los fundamentos técnicos del proyecto, sus experiencias previas en Córdoba, la discusión con las provincias, y el contexto económico y político que atraviesa la gestión de Javier Milei.

¿Qué es el “Súper IVA” que impulsa el gobierno y cuál es su origen?

Es una idea que en la Fundación Mediterránea venimos madurando hace tiempo. De hecho, nace de una experiencia que tuve cuando era ministro en Córdoba, donde implementamos algo parecido para los pequeños contribuyentes. Es una idea imprescindible si queremos abordar uno de los temas más importantes en materia de reformas estructurales: el sistema impositivo. Hoy tenemos un esquema muy negativo desde el punto de vista de la competitividad. Por un mismo hecho imponible, el contribuyente paga tres impuestos. Eso es una aberración, tanto por sentido común como en términos prácticos: complica la vida del contribuyente, obliga al Estado a administrar tres tributos en lugar de uno, y genera distorsiones porque las provincias, al no poder cobrar IVA, aplican Ingresos Brutos, y los municipios crean una pseudo-tasa fuera de toda legalidad.

¿Qué beneficios concretos tendría aplicar un impuesto único como el IVA?

Muchísimos. Para empezar, el IVA tiene mecanismos de devolución, por lo tanto, cuando uno exporta se le reintegra, lo que significa que se exporta solo el producto, no impuestos. Hoy, en cambio, estamos exportando IVA, Ingresos Brutos y tasa municipal. También, quien produce localmente paga el IVA más esos otros impuestos, mientras que el importador solo paga el IVA. Desde el punto de vista del Estado, del contribuyente, de la competitividad y del combate a la evasión, el cambio sería enorme. Por eso creemos que es un camino necesario.

Una de las principales preocupaciones de los gobernadores es cómo repartir esa recaudación. ¿Cómo hacer viable el sistema?

Sí, aunque tiene sus complejidades. Desde el punto de vista teórico es obvio, pero en la práctica no tanto. Nos pasó en Córdoba: al contribuyente le decíamos que pague un solo impuesto, pero después había que ver cómo se distribuía internamente. Eso requiere un sistema confiable, justo y equilibrado. Pero no es imposible. Se trata de recaudar lo mismo, con un mejor impuesto. Y la clave es el diálogo entre los niveles de gobierno. Con un solo impuesto, más controlable y que no reste competitividad, hay que acordar una distribución que deje tranquilos a todos.

¿Está conforme con el nivel actual del tipo de cambio?

No. Aunque valoro mucho los avances en materia fiscal -el equilibrio fiscal, la baja de inflación, la mejora de ingresos-, todo eso está generando, paradójicamente, un problema serio de competitividad. Sacando sectores muy específicos como la minería o los hidrocarburos, el resto de la economía, incluso el agro, tiene dificultades graves. Y no se resuelve con la política cambiaria. No estamos proponiendo devaluar, sino atacar las causas que nos quitan competitividad: impuestos distorsivos, infraestructura deficiente, legislación laboral inadecuada, entre otros.

Pero en el Gobierno se habla de que vuelven a aumentar las retenciones ¿qué impacto tendría en el agro?

Sería un gran error. Justamente, en la Novedad Económica de mayo lo planteamos: las retenciones generan un daño enorme, especialmente en las regiones periféricas de la pampa húmeda, donde muchos productores ya no son rentables. En áreas urbanas, muy generadoras de empleo, es aún peor. Todo esto expone nuestras debilidades estructurales. Esta “marea baja” reveló los problemas: impositivos, laborales, de infraestructura. La solución es ir a fondo con esas reformas, no volver a recetas que ya fracasaron.

¿Qué piensa del reciente acuerdo con el Fondo Monetario Internacional?

Era necesario. El Gobierno dijo que no podía levantar el cepo sin ese respaldo, y suena razonable. El acuerdo refuerza el punto débil de las reservas y permite cierta estabilidad cambiaria, que es clave. Además, menciona las reformas estructurales, aunque de forma genérica. No esperemos que el Fondo las impulse: son tareas nuestras. Necesitamos un sistema tributario nuevo, una legislación laboral más adaptada a las pymes del interior, mejorar la infraestructura, la conectividad, la educación, firmar acuerdos comerciales. Todo eso está en la agenda del “Pacto de Mayo”, pero hay que instrumentarlo rápido.

¿Ve al Gobierno con fuerza para avanzar con estas reformas, pese al desgaste social?

No analizamos mucho la coyuntura política o la popularidad del Presidente. Como ciudadano, veo que fue un año muy difícil. Hubo una fuerte devaluación en diciembre y una caída brusca de los ingresos. Pero desde entonces hay una recuperación, aunque muy desigual. Algunos sectores todavía están muy mal. Salimos de un pozo, no estamos en crecimiento. Y venimos de diez años de estancamiento, es lógico que haya insatisfacción.

Sobre si el Gobierno tiene fuerza para continuar, creo que hay una oportunidad. No solo por el Gobierno, sino porque hay una oposición dialoguista que ha apoyado muchas medidas. Con más diálogo, sobre todo con los gobernadores, se puede avanzar.

¿Cuál es el rol de las provincias en este nuevo ciclo de reformas?

Fundamental. De las diez reformas del acta de mayo, al menos nueve requieren participación de las provincias. Hoy, sin embargo, el esquema sigue siendo muy macro, muy centralizado, muy de Buenos Aires. Es lo de siempre en Argentina. Hay que incorporar a las provincias, entender sus realidades, resolver los conflictos. Que en Tucumán se hayan puesto de acuerdo en la agenda es valioso. Ahora hay que trabajar punto por punto.

¿Qué impacto tienen las tensiones globales en este proceso de reformas?

Mucho. Aunque Argentina está bastante aislada, somos muy sensibles al contexto. El mundo está más difícil: el proteccionismo de Trump, la guerra en Ucrania, la disputa con China. Todo eso hace que el comercio global sea más complicado. Por lo tanto, si antes teníamos que hacer bien las cosas, ahora más que nunca. Aun así, pueden aparecer oportunidades. Por ejemplo, el acuerdo con la Unión Europea, que lleva décadas estancado, tal vez avance por este contexto de caos. Eso sería muy positivo. Pero en general, esperemos un entorno adverso: ganar competitividad ya no es una opción, es una urgencia. No tenemos muy claro cuanto es el impacto global, porque Trump todos los días cambia las reglas, pero una lectura lo más prudente posible de este mundo es que es un mundo más difícil para la Argentina. Y por lo tanto, si antes tenemos que hacer las cosas con este mundo con más razón, porque probablemente el mundo no nos ayude en esta. Más allá de que como el Gobierno ha sido muy hábil en tener apoyo del Fondo o el gobierno de Estados Unidos, en general va a ser un comercio más difícil, más complicado, de manera que ganar competitividad se hace más imprescindible. Pueden aparecer algunos nichos, pero en general yo diría, esperemos malas noticias.

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Misiones lidera los índices de desarrollo humano en el NEA

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El reciente informe sobre el Índice de Desarrollo Humano Regional (IDHR) en el Noreste Argentino (NEA), elaborado por los economistas de la fundación Mediterránea, Gerardo Alonso Schwarz, Juan Cuevas y Nayla Cabal, destaca el liderazgo de Misiones en términos de bienestar de la población a nivel departamental. El estudio, basado en la metodología del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), analiza el acceso a un “Estándar de Vida Decente”, “Acceso al Conocimiento” y “Vida Larga y Saludable”, y muestra que Misiones es la provincia con mejores indicadores dentro de la región.

Misiones es la única provincia del NEA donde la mayoría de sus departamentos registran un IDHR Medio. De los 17 departamentos que la componen, 16 se ubican en esta categoría, mientras que en otras provincias el desarrollo humano se concentra en pocas áreas urbanas. Este liderazgo se debe a un desempeño superior en las tres dimensiones analizadas. 

Para evaluar el nivel de vida, se midieron indicadores como la calidad de la vivienda, el acceso a baño y la conectividad. Misiones lidera esta dimensión con un índice de 0,902, superando a Corrientes (0,887), Chaco (0,861) y Formosa (0,856). En la provincia, solo el 4,5% de los hogares son ranchos o casillas, el 1,6% no cuenta con baño y el 14,5% no dispone de dispositivos electrónicos o internet.

Los mejores departamentos en esta dimensión incluyen Capital, Eldorado y Oberá, que figuran entre los primeros diez del ranking regional.

Acceso al Conocimiento: un desafío con avances en Misiones

El acceso a la educación es clave para el desarrollo. Misiones ocupa el segundo lugar en el NEA con un índice de 0,518, por detrás de Chaco (0,543) y por encima de Formosa (0,507) y Corrientes (0,467). En la provincia, el 87,2% de la población tiene algún nivel educativo formal, y el porcentaje de personas con educación superior está por encima del promedio regional.

Oberá, Apóstoles y Leandro N. Alem son los departamentos misioneros con mejores indicadores educativos, lo que demuestra el esfuerzo provincial en la expansión del acceso al conocimiento.

El acceso a la salud es uno de los principales desafíos del NEA, y Misiones es la provincia con mejores indicadores en esta dimensión. Con un índice de 0,464, se ubica muy por encima de Chaco (0,349), Corrientes (0,280) y Formosa (0,180).

El 52% de los habitantes de la provincia cuenta con algún tipo de cobertura médica, y la mortalidad infantil es menor que el promedio regional. Eldorado, Leandro N. Alem y Oberá lideran en este aspecto, lo que refuerza el posicionamiento de Misiones como la provincia con mejor acceso a una vida saludable en el NEA.

El estudio permite construir un panorama del desarrollo en el NEA y muestra que Misiones se destaca como la provincia con mejores indicadores. A nivel nacional, su promedio de IDHR la ubica en el puesto 329 de 551, muy por encima de Corrientes (puesto 468) y Formosa (puesto 498).

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Un raro año electoral, sin el tractor del gasto público

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El gasto primario del sector público nacional cerró el 2024 en una cifra de 94,9 mil millones de dólares (tipo de cambio oficial), con un recorte de nada menos que el 28,0 % respecto de los 131,6 mil millones de 2023. Este indicador muestra una diferencia crucial con la transición gubernamental de 2015 a 2016, cuando el gasto público en dólares se ajustó un 14,5 %, para quedar en un nivel de 174,4 mil millones de dólares (moneda constante). La política fiscal de la actual gestión luce mucho más consistente con los equilibrios macro que aquellas experiencias, pero la tarea recién empieza.

No hay lugar para el conformismo. La medición en dólares del gasto público muestra la presión existente sobre el sector de la economía que produce bienes de exportación y compite con importados, y los datos de 2024 reflejan un lastre mucho menos pesado en relación a todo el período de la estanflación que se inició en 2011.

Sin embargo, para “alinear” los planetas hace falta:
Consolidar y dar continuidad a este nuevo escenario;
Asumir que el nacional es una fracción (el 52 %) del gasto público consolidado, siendo que el 48 % restante está en cabeza de provincias y municipios;
Que la presión tributaria elevada incide proporcionalmente mucho más sobre los sectores formales de la economía, y la actividad informal no produce bienes exportables;
Y también que, para atraer proyectos de inversión, se necesita alinear el set de precios locales a los internacionales, pero en este plano subsisten severas anomalías: el castigo tributario a una gama amplia de exportaciones, una protección efectiva elevada y anárquica sobre productos importables, y también la persistencia de otros impuestos distorsivos ( Ingresos Brutos, débitos bancarios y tasas municipales), que llegan a encarecer 15 puntos o más los precios de fábrica en Argentina comparado con Brasil y México, de acuerdo a estudios sectoriales recientes.

Medir la evolución del gasto público en dólares es un buen indicador, complementario de los índices de tipo de cambio real, útiles para auscultar la trayectoria de la llamada “competitividad cambiaria”. Sin embargo, por la “inflexibilidad a la baja” de ciertos precios nominales, la fuerza deflacionaria del ajuste del gasto público puede no trasladarse a los índices de precios minoristas. Además, también juegan los términos de intercambio y, muy relevante, por fuera del agro y la minería, el que tiene mayor poder explicativo sobre el comercio exterior de bienes y servicios es el tipo de cambio real multilateral (que se mide contra una canasta de monedas que incluye el real y el peso chileno, entre otros). Conviene retener el dato que la apreciación del peso contra la canasta de monedas es de 29,5 % contra el promedio de los últimos 28 años, una diferencia de 16 puntos porcentuales con la apreciación de 13,5 % de la medición bilateral (versus el dólar estadounidense).

Respecto de la sustentabilidad del gasto primario del sector público nacional, habiéndose definido una pauta cambiaria del 1,0 % mensual desde febrero, los números son exigentes. Para que las erogaciones en dólares constantes se mantengan en el andarivel descripto, en 2025 habría que hacer un ajuste adicional de 5,3 % en términos reales en las partidas no indexadas, utilizando cálculos del investigador jefe de IERAL, Marcelo Capello. Los ítems presupuestarios sujetos a esa restricción son los correspondientes a personal, subsidios económicos, inversión y transferencias discrecionales a provincias. Esto es así porque para las partidas indexadas, que incluyen jubilaciones, ese año habrá un incremento en
términos reales del 11,6 %, por la inercia de las fórmulas.

Alinear la pauta del gasto público con la del tipo de cambio oficial es una condición necesaria, no suficiente, para el aterrizaje de la economía en un escenario de estabilidad y sin desequilibrios macro significativos. Ocurre que, por la persistencia de las restricciones cambiarias, hay dos precios, y no uno, para el tipo de cambio, aun cuando la brecha se haya reducido a un andarivel del 15,0 %. Ya se subrayó más arriba que los precios relativos no necesariamente estarán en equilibrio aun con un gasto público estabilizado en dólares, y no puede ignorarse que con cepo hay menos propensión a ofertar dólares en el mercado oficial, al mismo tiempo que la demanda de divisas a ese precio tiene sesgo alcista. Esta es una de las razones por las que recuperar reservas del Banco Central es mucho más complejo con restricciones cambiarias que sin ellas (siempre que la política fiscal y monetaria estén alineadas).

Una prueba de la complejidad que surge de la interacción entre las distintas variables es lo ocurrido en 2024, cuando la pauta cambiaria del 2,0 % mensual no impidió que el gasto público se acomodara a la baja en la medición en dólares y, aun así, la cuenta corriente del balance cambiario entrara en terreno negativo en el segundo semestre. Este indicador clave del sector externo pasó a un déficit promedio mensual de 1,2 mil millones de dólares en el último trimestre en la medición base caja, un rojo que no tiene signos de reversión en el arranque de 2025.

El déficit de cuenta corriente está siendo financiado por la puesta en valor de los dólares depositados en el sistema bancario local (de fuerte incremento con el blanqueo), a través de préstamos en argendólares y la suscripción de obligaciones negociables de empresas líderes. Hay margen para que ese mecanismo continúe activo en la primera parte de 2025, con la ampliación de la diferencia entre la tasa de interés en pesos (2,4 % mensual) y el deslizamiento del tipo de cambio, ahora al 1,0 % mensual. En forma convergente opera la baja temporal de retenciones agrícolas destinada a acelerar la liquidación de estas exportaciones en el segundo trimestre.

No obstante, la dificultad para refinanciar la deuda externa en cabeza del Tesoro, que en 2025 suma vencimientos por 17,0 mil millones entre capital e intereses, junto con los efectos colaterales del cepo, se expresan en reservas netas del BCRA con signo negativo, en torno a los 6,0 mil millones de dólares desde setiembre pasado. Esto pese a que el Central acumula en el período un saldo positivo de 6,1 mil millones de dólares en sus intervenciones en el mercado oficial de cambios. Una forma de romper esa divergencia entre compras de dólares y evolución de las reservas es conseguir la refinanciación plena de los vencimientos de deuda. Y la otra es salir del cepo, reseteando la política cambiaria y la monetaria. Esta vez, el año electoral no parece condicionar la política fiscal, pero sí puede explicar la preferencia del gobierno por mantener bajo control tipo de cambio y tasas de interés. Lo que se discute es si el FMI estaría dispuesto a bancar una salida secuenciada del cepo, con un “plan gasolero” en 2025 (contribuyendo a financiar parte de los vencimientos), dejando para después de las elecciones el combo de plata fresca, reformas estructurales y eliminación de las restricciones cambiarias.

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¿Cómo terminamos el año y qué podemos esperar para el 2025?

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Escriben Gerardo Alonso Schwarz y Juan Cuevas, fundación Mediterránea. Teniendo en cuenta que el año 2024 se caracterizó por un nuevo gobierno nacional que ha tenido como prioridad disminuir la inflación, a través de la eliminación del déficit fiscal (con reducción del gasto público y eliminación de la emisión monetaria para financiar el déficit), el sinceramiento de tarifas públicas y del tipo de cambio y un proceso de desregulación de los distintos sectores de la economía, consideramos oportuno analizar el impacto de estas decisiones tanto en la dinámica económica nacional, como en la de nuestra región.

A partir del freno en el motor del gasto público nacional (en especial las transferencias no automáticas a provincias), el sector público claramente ha disminuído su protagonismo en la economía regional (impactando fuertemente en primer lugar en el sector de la construcción pública), y dando lugar a que otros sectores de la economía comiencen a mostrar mayor dinamismo, retomando progresivamente su rol como motores de la economía de las provincias del NEA.

El sector externo sea el primero en reaccionar (debido al sinceramiento del tipo de cambio en diciembre de 2023), mostrando una fuerte y rápida recuperación ya que registró un crecimiento anual del 43,7% en las exportaciones de productos relevantes para la región del NEA. 

El segundo motor que comenzó a activarse (luego de los conflictos salariales en el sector público durante los meses de abril y mayo) fue el consumo privado, dada la recuperación (lenta pero progresiva) que mensualmente comenzaron a mostrar los salarios públicos y privados. No obstante, adicionalmente en este punto debe mencionarse que como consecuencia de fuerte disminución de la brecha cambiaria hubo una caída muy fuerte de ventas minoristas a extranjeros en las localidades fronterizas (sobre todo para aquellos relacionados con el consumo masivo), lo cual hace que los indicadores de este sector no sean tan sólidos como los del sector externo.

Finalmente, el tercer motor que comenzó a activarse más tardíamente fue la inversión y el crédito. En este punto se destaca a nivel nacional el efecto de la puesta en marcha del Régimen de Incentivos a las Grandes Inversiones o RIGI (con gran impacto sobre todo en el sector de hidrocarburos y minería, concentrados en el norte de la Patagonia y en el noroeste del país) y, tanto a nivel nacional como local, la creciente oferta de créditos de los bancos públicos y privados destinados a empresas y a consumidores, lo cual se está comenzando a trasladar a la compra de bienes durables, compra de inmuebles y construcción y la inversión en proyectos productivos, tendencia que se consolidará en los próximos meses. 

En este marco, organismos internacionales proyectan que el corriente año Argentina cerrará con una importante caída del producto interno bruto (-1,6% según CEPAL y -3,5% según el FMI y el Banco Mundial) pero las perspectivas para el año 2025 son claramente positivas (con un crecimiento proyectado del 5% según el Banco Mundial y el FMI o del 4,3% según la CEPAL.

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Milei en la Fundación Mediterránea: optimismo moderado entre empresarios por señales de recuperación económica

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En el 47º aniversario de la Fundación Mediterránea, el presidente Javier Milei pronunció un discurso clave ante empresarios y referentes del sector económico nacional. En una entrevista con Open1017 de Posadas, el economista de la Fundación Mediterránea, Gerardo Alonso Schwarz, compartió su análisis sobre el evento, el mensaje presidencial y el estado de ánimo entre los asistentes, señalando un clima de “optimismo prudente” ante las señales de recuperación que experimenta la economía argentina.

La economía comienza a mostrar signos de recuperación

Según Schwarz, el presidente Milei expresó en su discurso que el país comenzó a salir de la recesión en mayo de este año. “No es una recuperación homogénea, pero los últimos tres meses han mostrado un crecimiento en la actividad económica nacional, especialmente en sectores de consumo”, detalló Schwarz, explicando que los datos del Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE) del INDEC revelan un repunte en la actividad. “La recuperación es asimétrica; no todos los sectores y regiones del país muestran los mismos niveles de crecimiento”, agregó.

Más de 2,500 personas asistieron al evento en el Centro de Convenciones de Córdoba, lo que representó un récord de participación. Asistieron desde grandes empresarios hasta pequeños emprendedores de diversas provincias, incluidos varios de Misiones, Catamarca, Salta y Formosa. Schwarz destacó la amplitud de la convocatoria y el clima positivo entre los asistentes: “Había un ambiente de optimismo y esperanza, incluso entre pequeños emprendedores que han tenido que navegar tiempos difíciles. Creo que el mensaje del presidente resonó en muchos”, comentó.

Los puntos del discurso presidencial que generaron más respaldo

Entre los temas del discurso que generaron una respuesta más positiva, Schwarz subrayó aquellos relacionados con la disciplina fiscal y la reforma social: “Hubo un momento en que el presidente habló sobre la eliminación de intermediarios en la administración de planes sociales, y eso generó aplausos fuertes”, recordó. “También se enfatizó la importancia de reducir el déficit fiscal y de generar condiciones más estables para la inversión y el empleo, algo que claramente fue bien recibido por la audiencia”, añadió.

En relación con la agenda de reformas estructurales, Schwarz destacó que Milei no eludió la posibilidad de enfrentar dificultades y la necesidad de ajustes en el camino: “Él mencionó que este proceso de recuperación no está exento de riesgos y de errores, y dijo algo que resonó mucho: ‘el que hace, se equivoca’. Creo que muchos valoraron esa franqueza y esa disposición a enfrentar los desafíos que vendrán”.

Uno de los motores de esta recuperación ha sido el aumento real de los salarios en los últimos meses, lo que ha impulsado el consumo en varios sectores, según Schwarz. “Estamos viendo una recuperación del poder adquisitivo que está impactando positivamente en la actividad económica. Esto ha sido fundamental para que el consumo empiece a recuperarse, aunque aún estamos lejos de compensar la caída del primer trimestre del año”, explicó.

Expectativas para el cierre de 2024 y el año próximo

Schwarz detalló que, a pesar de la recuperación observada en el segundo semestre, el Producto Bruto Interno (PBI) terminará 2024 con una caída estimada del 3.5%. “La fuerte caída en el primer trimestre nos dejó un saldo difícil de revertir en el corto plazo, pero lo importante es que estamos viendo señales claras de recuperación”, comentó. De cara a 2025, Schwarz anticipó un crecimiento de entre el 3% y el 4%, señalando que “para el próximo año esperamos no solo un rebote a los niveles del año pasado, sino también un crecimiento real que podría alcanzar un 4%”.

Schwarz advirtió que, aunque el empleo industrial ha mantenido cierta estabilidad, la creación de nuevos puestos de trabajo ha sido lenta. “Vemos que la recuperación del empleo está tardando, especialmente en el sector privado, que sigue muy golpeado por impuestos y regulaciones”, indicó. Además, Schwarz recordó que la sostenibilidad de cualquier plan económico depende de la generación de empleo de calidad: “Para muchas personas, perder el empleo significa una crisis total. No es solo un ajuste en el consumo; es una crisis que afecta el hogar profundamente”.

Finalmente, Schwarz concluyó que, aunque el camino de recuperación tendrá desafíos, el ambiente del evento fue de “optimismo prudente”. “Lo que predominó fue una sensación de esperanza, de que con las políticas correctas podemos retomar el crecimiento y alcanzar una estabilidad real. Este optimismo es crucial, porque la economía también se mueve por expectativas, y los empresarios ven un futuro donde el país puede realmente crecer y ofrecer oportunidades”, remarcó.

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