El Instituto Materiales de Misiones se mudará al Campus Universitario

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El Instituto de Materiales de Misiones (IMAM) de doble dependencia Facultad de Ciencias Exactas, Químicas y Naturales (FCEQyN-UNaM) y Conicet es adjudicatario de uno de los 20 nuevos edificios que se construirán en el país, según el anuncio realizado el 1 de octubre por el ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación, Daniel Filmus.

El edificio será erigido en el predio del Campus Universitario de Miguel Lanús. La construcción llevará una inversión cercana a los 4,2 millones de dólares en una superficie de 3.000 metros cuadrados del Campus Universitario.

Será uno de los 20 edificios para institutos de Conicet cuya construcción había sido aprobada en 2014.

La ciencia como política de Estado

La construcción del IMAM se enmarca en la inversión de más de 12 mil millones de pesos anunciada por Presidencia de la Nación, tras la reunión mantenida por el presidente Alberto Fernández junto al ministro Filmus, la presidenta del Conicet, Ana Franchi, y científicos y científicas de distintos institutos del país.

Las obras de construcción, ampliación y refacción abarcan 21 provincias argentinas, y serán financiadas por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación y CONICET.

En total se sumarán 40 mil metros cuadrados nuevos de laboratorios y oficinas por un monto de 4.900 millones de pesos en las provincias de Buenos Aires, CABA, Córdoba, Corrientes, Mendoza, Misiones, San Luis, Santa Fe y Tucumán.

Las mismas apuntan a adecuar las condiciones de trabajo a las necesidades de los investigadores y a los requerimientos en el marco de la pospandemia por Covid 19.

Según destacó Filmus, en la reunión se hizo hincapié en la implementación de la Ley de financiamiento de la ciencia y la tecnología y la Ley de Economía del Conocimiento, que contempla aportes del sector privado. La inquietud es “asegurar el desarrollo y crecimiento de la Ciencia y la Tecnología como política de Estado, que se mantenga en el tiempo”, remarcó el ministro.

El IMAM fue creado por la UNaM en 2010 y fue aprobado como Instituto de doble dependencia por CONICET en 2012.

Tiene tres sedes con cinco grupos de investigación que funcionan en la FCEQyN (Posadas), un grupo en la Facultad de Ingeniería de Oberá y uno en la Facultad de Ciencias Forestales de Eldorado.

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La madera misionera podría ser fuente de plástico biodegradable para imprimir en 3D

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Nadia Luna, Agencia TSS – Un proyecto del Conicet propone usar el descarte de las madereras misioneras para crear un plástico biodegradable que se puede usar en impresoras 3D
Las impresoras 3D comienzan a expandir su campo de acción y son cada vez más los objetos que pueden ser producidos con esta tecnología y a un costo que se reduce de manera acelerada. Entre otras ventajas, la impresión 3D permite reemplazar insumos importados, abaratar y acelerar tiempos de prototipado, mejorar productos y crear otros nuevos. De esta manera, se pueden imprimir prótesis para alguna parte del cuerpo, insumos médicos e industriales, autopartes y hasta fabricar piel y tejidos.
Una desventaja de esta tecnología todavía en maduración es que buena parte de estas impresoras utilizan plásticos derivados del petróleo. Investigadores del Instituto de Materiales de Misiones, perteneciente al CONICET y a la Universidad Nacional de Misiones (IMAM-CONICET/UNaM) trabajan en el desarrollo de plásticos biodegradables para impresión 3D a partir de residuos agroforestales, como el aserrín de pino y el bagazo de caña de azúcar. El trabajo forma parte de la iniciativa internacional ValBio-3D, de la que también participan investigadores de Finlandia, Noruega, Alemania, Chile y Perú.
“Buscamos aprovechar residuos disponibles en la región. En el ingenio San Javier, por ejemplo, se quema el bagazo para producir energía y en la planta de Papel Misionero recolectan el aserrín y lo usan como insumo para las calderas de biomasa. Pero los aserraderos que están más alejados no tienen mucha opción: lo queman a cielo abierto, con lo que generan contaminación sin agregarle valor. Nosotros apuntamos a esos emprendimientos más pequeños, a escala pyme”, le dijo a TSS la ingeniera María Cristina Area, directora del IMAM y del Programa de Celulosa y Papel (PROCYP) de ese instituto.
El proyecto se puso en marcha el año pasado, luego de obtener financiamiento de un consorcio internacional llamado ERANet-LAC, del que participan 30 agencias de Europa, América Latina y el Caribe. Los grupos de investigación de los países que encaran este proyecto tienen tareas complementarias. El circuito de producción de bioplásticos empieza con el equipo de Area, por eso la materia prima proviene de la zona. Posteriormente, el material obtenido es reprocesado de diversas formas por los otros grupos. Así, en los países europeos producen nanocelulosa; en Chile, lignina; y en Perú se realizan análisis para evaluar si estos bioplásticos son efectivamente amigables con el medioambiente.
Un proyecto del Conicet propone usar el descarte de las madereras misioneras para crear un plástico biodegradable que se puede usar en impresoras 3D
“Acá hacemos el fraccionamiento, que es el procesamiento básico. Hay distintas formas de hacerlo. Una vez que obtenemos la pulpa, se la trata de manera química y mecánica, como si fuera una especie de molienda, hasta producir la nanocelulosa, que es lo que se usa como insumo para la impresora 3D”, explica Area. La nanocelulosa es la fibra que se utiliza para hacer papel (celulosa) pero subdividida en elementos de tamaño nanométrico.
Hasta el momento, los investigadores han utilizado nanocelulosa de bagazo de caña de azúcar, evaluaron su citotoxicidad y realizaron modificaciones en el proceso de producción para eliminarla, de manera que sean aptos para dispositivos biomédicos que estén en contacto con la piel. Actualmente, están trabajando en la producción a partir de aserrín de pino y en la fabricación de materiales compuestos entre biopolímeros y nanocelulosa, entre otros aspectos. También tenían planificado empezar este año con la producción de biopolietileno, pero no pudieron comprar un equipo por falta de financiamiento debido a las dificultades que atraviesa el sistema científico argentino.
“Cada país financió a sus respectivos grupos. En nuestro caso, nos dieron menos dinero de lo que habíamos presupuestado y, además, nos afectó la suba del dólar. Todos los grupos del instituto estamos pasando por el mismo problema. El dinero ya no alcanza para comprar los equipos y entonces todo lo que se proyectaba hacer está en suspenso hasta que se pueda resolver de alguna manera”, cuenta la investigadora.
Si bien el objetivo final del proyecto internacional está más orientado a la investigación, dentro del PROCYP trabajan también en la transferencia de esta tecnología y tienen un proyecto con empresas papeleras de la región para aplicar nanocelulosa a la fabricación de papeles y cartones con el objetivo de mejorar sus propiedades.

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Investigadores misioneros quieren generar bioplásticos con almidón de mandioca

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Casi todo lo que compramos, la mayor parte de la comida que comemos y muchas de las bebidas que bebemos vienen envasados en plástico. Investigadores misioneros buscan producir un producto biodegradable a base de almidon de mandioca, para remplazar el uso de los plásticos.
Los plásticos generalmente son sintéticos, fabricados por polimerización de compuestos derivados del petróleo, y no son biodegradables. Luego de usarlos solemos desecharlos sin más. Actualmente hay varias investigaciones que apuestan a buscar productos menos nocivos con el ambiente para ser usados como embalajes.
Pamela Soledad Cuenca, una investigadora de la Facultad de Ciencias Exactas, Químicas y Naturales de la Universidad Nacional de Misiones, actualmente lleva adelante una investigación para la generación de recubrimientos a partir del almidón de mandioca. “Dentro de mi tesis, se vio que el producto generado era apto para la generación de envases del estilo de las bolsas que se entregaban en los comercios para contener los alimentos y otros productos”, contó la investigadora a Economis.
Este producto entra en la categoría de los bioplásticos. Un nuevo grupo de productos que son biodegradables y provenientes de fuentes renovables, son una medida de reducción al problema de los deshechos plásticos contaminantes que ahogan al planeta y contaminan el medio ambiente. El plástico es la tercera aplicación del petróleo más usada en el mundo, y al año consumimos 200 millones de toneladas en el planeta. Proviene de fuente no renovable (petróleo), es contaminante y no biodegradable (puede tardar hasta más de 1.000 años en descomponerse).
Como alternativa, se está impulsando el uso de bioplásticos, que consisten en conseguir polímeros naturales a partir de residuos agrícolas, celulosa o almidón de patata, yuca (mandioca) o maíz. Son 100% degradables, igual de resistentes y versátiles, y ya se usan en sectores como agricultura, industria textil, medicina y sobre todo en el mercado de embalajes y envases.
Si bien el desarrollo de biomateriales no es un tema nuevo, en la Argentina la investigación con el almidón de mandioca representa una oportunidad para agregar valor a un cultivo con un fuerte arraigo cultural en los agricultores familiares del nordeste argentino, con una producción distribuida entre Misiones, Formosa, Corrientes y Chaco.
“Hace 10 años venimos trabajando con el equipo de Preservación y envases del Instituto de Materiales de Misiones (IMAM) en la modificación química y física del almidón de mandioca nativo para ser utilizado como matriz polimérica, para la fabricación de envases y de recubrimientos a partir de éste, teniendo en cuenta que los plásticos derivados del almidón son completamente biodegradables y amigables con el ambiente ademas de ser de bajo costo y alta reproducibilidad”, sostuvo Cuenca.
La investigadora pertenece al Grupo de Preservación y Envases (GEP) del IMAM y trabaja en el desarrollo de materiales derivados de almidón de mandioca para ser utilizados en la fabricación de envases y tecnología de alimentos. Ella fue seleccionada para realizar una Movilidad Doctoral de 5 meses en la Universidad de Valladolid (España).
La becaria se insertará en el Doctorado en Química: Sintesis Química, Catálisis y Materiales Avanzados en la Universidad de Valladolid desde desde el 15 de septiembre de este año, y realizará actividades de investigación, desarrollo y formación académica en el área de polímeros.
Cuenca explicó a Economis como es el desarrollo del recubrimiento activo basado en almidón/acetato de almidón para preservar la calidad de alimentos regionales y como luego esto derivo en la posibilidad de crear envases (bolsas) aptas para el uso comercial.
Dentro de mi tesis, se vio que el producto generado era apto para la generación de envases del estilo de las bolsas que se entregaban en los comercios para contener los alimentos y otros productos. Este es un plástico totalmente biodegradable que ofrece además distintas alternativas, pueden ser solubles en agua o no; tienen diferentes propiedades mecánicas, pueden ir participadas de otras matrices como ser papel kraft, con lo cual mejoran sus propiedades mecánicas.
Las alternativas de estos polímeros, que se generaron en nuestro laboratorio son variadas y ofrecen una gama de posibilidades de ser trabajadas para la generación de envases. En particular la producción de una camisa plástica, la típica camisa que vemos de polietileno, todavía no está concluido para poder escalarlo a nivel industrial.
Nosotros en el laboratorio obtenemos el material que es muy similar, con algunas particularidades en cuanto a sus propiedades mecánicas. Pero de hacerlo a nivel industrial, demanda todo un proceso de escalado y también de la participación de otros polímeros agregados y demanda un tiempo extra en poder adaptarlo.

– Con que tipo de almidones están trabajando
Nosotros trabajamos con el almidón comercial de mandioca que se producen en las almidoneras de la provincia. No es un almidón especial o con características particulares. El almidón esta constituido de amilosa y amilopectina y los almidones que se producen en nuestra provincia están en el orden del 20 por ciento de amilosa, amilopectina. Es un buen almidón, y trabajamos con ese almidón para que sea una mejor matriz para la industria de los bioplásticos.
-Esto permitirá darle a un producto regional como la mandioca opciones para industrializarlo
Así es. Si bien ya existen otros bioplásticos de almidón, son a base de maíz. Entre el almidón de maíz y de mandioca no hay tantas diferencias, pero la fuente botánica influye muchísimo. El almidón de mandioca tiene mucha más viscosidad en pasta que el de maíz y los productos de la gelificación, o sea las películas plásticas tienen características diferentes. Entonces nosotros trabajamos para salvar las diferencias y lograr un producto de industria misionera.
En realidad en el país hay otros grupos trabajando en desarrollos similares con base del almidón de mandioca. Es una competencia sana, donde cada grupo va impulsando su desarrollo. Al día de la fecha no tenemos conocimiento de algún grupo que haya logrado generar un producto viable para ser comercializado.
-Cuales son las potencialidades del producto sobre el que trabajan ustedes
-Los recubrimientos son films, en finas capas que se depositan sobre el producto, que pueden ser alimentos. Nosotros venimos trabajando hace tiempo con recubrimientos para frutas y ahora venimos trabajando con quesos que se producen regionalmente. Estos recubrimientos tienen la particularidad de que se le pueden incorporar principios activos, antimicrobianos o antioxidantes que pueden ayudar a extender la vida útil de los alimentos.
Particularmente el tema de mi tesis (Doctoral) es generar este tipo de recubrimientos con antioxidantes y antimicrobianos para prolongar la vida útil de quesos que se producen a nivel regional.
La variedad de usos que se le pueden dar al almidón de mandioca a partir de la generación de un film quedan a criterio de la imaginación del investigador. hoy se conoce que el extracto de yerba mate tiene propiedades antifungicas y que es rico en antioxidantes y flavoniodes. Entonces pensar en la incorporación de agregados de yerba mate, sólidos solubles o extractos a un film no es algo irracional, sino algo ambicioso y se que se están trabajando en eso. No es mi caso, pero conozco otros equipos de investigadores que lo están llevando adelante.
El equipo investigador pertenece solo a la Universidad
-Nosotros un equipo de investigación del Instituto de Materiales de Misiones (IMAM), que es un instituto de doble dependencia entre el Conicet y la UNaM. El instituto esta dentro de la Facultad de Ciencias Exactas Químicas y Naturales y tiene varias lineas de investigación, la nuestra es la de preservación y envases. Y está orientada a los envases para la industria alimentaria.
Hay investigadores que son becarios doctorales del Conicet, becarios del Sistema Interuniversitario Nacional (SIN) y docentes investigadores de la UNaM. Se trata de hacer un trabajo interdisciplinario para poder generar este tipo de desarrollos.
 

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Avanza el proyecto de valoración de residuos de la madera en Misiones

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Claudia Schirp, investigadora del Fraunhofer Institut for Wood Research de Alemania, realizó una misión de trabajo con grupos del IMAM. La iniciativa promueve el desarrollo de procesos para obtener polímeros para para recubrimientos, adhesivos y bioplásticos.
Como parte de un proyecto de cooperación internacional entre Argentina y Alemania de la que participa el Instituto de Materiales de Misiones (IMAM, CONICET – UNaM), la investigadora del Fraunhofer Institut for Wood Research (WKI, Alemania), Claudia Schirp, realizó una misión de trabajo en la ciudad de Posadas. La visita, que se extendió por más de dos semanas, se concretó como parte de una iniciativa que busca sumar valor agregado a residuos de la madera, a fin de obtener polímeros para para recubrimientos, adhesivos y bioplásticos.
Durante su estadía, los investigadores locales trabajaron junto a Schirp en diferentes aspectos del proyecto. La investigadora alemana también avanzó en la presentación de nuevas propuestas para dar continuidad a las actividades y dictó una conferencia.
Tras haber participado de una convocatoria internacional, el Programa de Celulosa y Papel (PROCYP) del IMAM y el Fraunhofer WKI obtuvieron financiamiento para la ejecución de un proyecto titulado “Valor agregado para residuos de materiales de base lignocelulósica – Aplicación en polímeros para recubrimientos, adhesivos y bioplásticos (PoLigno)”. La propuesta había sido presentada en el marco del Programa de Cooperación que desarrollan el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva (MINCYT) y el Ministerio Federal para la Educación y la Investigación de la República Federal de Alemania (BMBF).
El proyecto PoLigno involucra el intercambio de investigadores y becarios para realizar actividades conjuntas de investigación entre instituciones. En 2017, la investigadora independiente del CONICET y directora del IMAM, María Cristina Area y el becario doctoral, Juan Manuel Domínguez, realizaron misiones de trabajo y pasantías en la institución alemana, que les permitieron desarrollar experiencias de polimerización de ácido láctico para la obtención de adhesivos a partir de biomasa. Para 2018 están programadas las estadías en Alemania de la investigadora adjunta del CONICET en el IMAM, María Vallejos y de la becaria posdoctoral, Laura Covinich.
“Nuestro grupo se ha especializado en la optimización de procesos de obtención de bloques de construcción químicos a partir de biomasa y el grupo del Instituto alemán es especialista en polimerización. Este proyecto permitirá el aprendizaje de técnicas que podrán ser replicadas en nuestros laboratorios, permitiendo alcanzar el objetivo de obtener un producto final con todavía mayor valor agregado”, destacó Area. La investigadora también destacó la importancia de la cooperación internacional, considerando que “es una de las formas más eficaces para el aprendizaje de nuevas técnicas y la formación de jóvenes investigadores”.
Cabe señalar que Claudia Schirp pertenece al Departamento de Tecnología de Superficies del Instituto Fraunhofer de Investigación de Madera, es miembro del Grupo de Normalización Europeo CEN TC WG 2 Revestimientos para madera y del Grupo de Normalización alemán de recubrimientos. También integra el Comité Técnico de Recubrimientos para Madera y Vidrio en DFO (Deutsche Forschungs-gesellschaft für Oberflächentechnike.V.).
La investigadora alemana se especieliza en la polimerización a partir de biomasa para revestimientos de madera. La conferencia que brindó en el IMAM estuvo titulada “Síntesis de biopolímeros para adhesivos, revestimientos y aplicaciones plásticas”.

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Fabrican bioplástico a partir de residuos de aserraderos

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Un equipo internacional de investigadores coordinado desde el Instituto de Materiales de Misiones (IMAM, que depende de la Facultad de Ciencias Exactas, Químicas y Naturales y CONICET) busca desarrollar bioplásticos para impresiones 3D a partir de residuos agro y foresto industriales, como el aserrín de pino y eucalipto y bagazo de la caña de azúcar. Eso convierte a esta investigación en una propuesta sumamente original, ya que si bien existen iniciativas similares en el mundo, esta es la primera que lo hace con residuos forestales.

El proyecto se llama ValBio-3D (Valorización de residuos de biomasa para materiales de alto valor agregado para bio-impresiones 3D) y busca desarrollar tecnologías eficientes para la producción de biomateriales, integrando bioplásticos y nanocelulosas, que sean biodegradables y reciclables.

Es coordinado por la doctora María Cristina Area, vicedirectora del IMAM. Intervienen equipos de investigación de Alemania, Finlandia, Noruega, Chile y Perú, además de empresas privadas.

Area destacó que en principio se está trabajando en el desarrollo de dos productos, pero una vez que se haya llegado a los primeros resultados, será cuestión de creatividad determinar qué elementos se podrán fabricar por medio de Impresión 3D. Adelantó que incluso, tras realizar estudios de biocompatibilidad con la piel, se podrían desarrollar prótesis.

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