En el canal de supermercados y autoservicios mayoristas, el ICE se ubicó en -3,9%: el humor actual es débil (balance de situación comercial -21,1%), pero las expectativas para el próximo trimestre mejoran: 22,4% espera una mejor situación, 68,4% igual y 9,2% peor (balance +13,2%).
Stocks y caja. Los stocks lucen normales/holgados (56,6% normal; 23,7% por encima; balance +3,9%). La situación financiera es mayormente “normal” (78,9%); el balance es -5,3%. El crédito sigue trabado: 34,2% lo califica “difícil” versus 3,9% “fácil” (balance -30,3%). En el último mes, 57,9% aumentó precios y 39,5% los mantuvo.
La restricción clave: la demanda.57,9% señala a la demanda como el principal límite para vender más; detrás aparecen costos laborales (26,3%) y, bastante más atrás, costo de financiamiento (5,3%). La presión competitiva aumentó para 19,7% y solo 3,9% dijo que disminuyó.
Pedidos, empleo y precios. Para oct–dic, los pedidos a proveedores tienen balance -5,3% (15,8% subirán; 21,1% bajarán; 63,2% igual). El empleo no repunta: 80,3% lo mantendrá, 18,4% lo reducirá y apenas 1,3% lo aumentará (balance -17,1%). Precios: 64,5% planea aumentos y 34,2% los mantendrá.
Lectura de coyuntura. El canal muestra piso de actividad y menor deterioro de expectativas, pero el consumo privado sigue siendo el condicional decisivo: sin recomposición de demanda, habrá más estabilidad que expansión, con plantillas congeladas y foco en eficiencia de costos.
En la madrugada de este martes volvió a registrarse un incremento en los precios de los combustibles en Misiones, en línea con los ajustes aplicados a nivel nacional. Las principales petroleras -YPF, Axion y Shell- actualizaron sus valores con subas que van del 1% al 7%, dependiendo del tipo de producto.
En el caso de YPF, la empresa estatal aplicó aumentos moderados. La nafta Súper pasó de 1.552 a 1.567 pesos por litro, mientras que la Infinia subió de 1.754 a 1.786 pesos. El Infinia Diesel, en tanto, escaló de 1.775 a 1.818 pesos, marcando un alza del 2,4%, la más alta dentro de su grilla.
En Axion Energy, los incrementos fueron más pronunciados. La nafta Súper subió de 1.539 a 1.579 pesos, mientras que la Quantium, su versión premium, trepó de 1.799 a 1.879 pesos. El diesel común pasó de 1.605 a 1.705 pesos, y el Quantium Diesel registró el mayor salto, de 1.799 a 1.929 pesos por litro, un aumento de más del 7%.
Por su parte, Shell aplicó un ajuste más moderado en su red de estaciones. La nafta Súper se ubicó en 1.637 pesos, frente a los 1.599 anteriores, mientras que la V-Power, su nafta premium, subió de 1.875 a 1.899 pesos. En gasoil, el Evolux Diesel aumentó de 1.650 a 1.691 pesos, y el V-Power Diesel, de 1.899 a 1.918 pesos.
Los combustibles acumulan en el año más de 120% de aumento
El nuevo incremento responde a la actualización del Impuesto a los Combustibles Líquidos (ICL) y del Impuesto al Dióxido de Carbono (IDC), que el Gobierno nacional viene aplicando de manera escalonada. A esto se suma el traslado parcial del tipo de cambio oficial y los costos logísticos, que continúan presionando sobre los precios finales.
Con este ajuste, los combustibles acumulan en lo que va del año más de 120% de aumento, y el impacto se sentirá nuevamente en los costos de transporte y en la cadena de precios de bienes y servicios. En Misiones, donde la diferencia de valores con Paraguay y Brasil es cada vez más marcada, el nuevo incremento vuelve a poner en evidencia la pérdida de competitividad del surtidor argentino frente a los países vecinos.
Un reporte del Mirador de Actualidad del Trabajo y la Economía detalló, además, que la inflación “no ha vuelto a bajar” y lleva “casi 5 meses al alza”.
Un informe realizado por el Mirador de Actualidad del Trabajo y la Economía (MATE) detalló que los salarios y las jubilaciones, al mes de septiembre, “no logran recuperar nada de lo perdido” desde el inicio del gobierno de Javier Milei, en diciembre del 2023.
El informe del MATE sostiene que la inflación “lleva casi cinco meses al alza”, siendo la última de agosto del 1,9%, y provoca “un valor que marca la persistencia del problema inflacionario”.
“Es un magro resultado teniendo en cuenta el alto costo social, financiero y productivo al que se sometió a la sociedad argentina con la excusa de bajar la inflación”, señaló el reporte económico.
Con relación al salario del sector público, quedó 19% por debajo del nivel de diciembre del 2023 y acumula 10 meses en ese mismo nivel.
De esta manera, cada trabajador del sector público perdió $8,1 millones desde el inicio del gobierno de Milei.
El salario del sector privado tampoco repuntó: se estancó cinco puntos por debajo del nivel que tenía al asumir Milei y, al igual que el de la administración pública, hace 10 meses que no crece.
Es decir, que desde diciembre del 2023 cada trabajador acumula una pérdida de $1,7 millones.
Con respecto a las jubilaciones, el poder de compra continúa estancado un 23% por debajo de 2023. Es decir, que cada jubilado acumula, en promedio, una pérdida de casi $4 millones.
En cuanto a la transferencia de ingresos que se produjo en la economía argentina, el informe del Mirador de Actualidad del Trabajo y la Economía precisó que un total de $55 billones estuvo destinado a otros sectores de la economía como consecuencia de “la caída del costo salarial”.
De ese total, entre los sectores que más perdieron se encuentran los ingresos de los trabajadores asalariados (-$40,1 billones), la recaudación de la seguridad social (-$9,4 billones), las obras sociales (-$4 billones) y los sindicatos (-$1,5 billones).
“Con una inflación que no ha vuelto a bajar y lleva casi 5 meses al alza, los salarios y las jubilaciones no logran recuperar nada de lo perdido al inicio del gobierno de (Javier) Milei, configurándose así una nueva realidad con salarios y jubilaciones bajas para todos y todas”, señaló el MATE.
El Informe de la coyuntura económica, realizado por el Mirador de Actualidad del Trabajo y la Economía, elabora datos con información proveniente de la Secretaría de Trabajo, Empleo y Seguridad Social; el Ministerio de Economía; la Secretaría de Hacienda; el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) y dependencias provinciales de estadísticas y censos, el Banco Central (BCRA); la Oficina Nacional del Presupuesto; la Administración Nacional de la Seguridad Social (ANSES); la Comisión Nacional de Valores (CNV); la Agencia de Recaudación y Control Aduanero (ARCA); y la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca, entre otros organismos.
El Índice de Costos del Transporte (ICT), elaborado por la Federación Argentina de Entidades Empresarias del Autotransporte de Cargas (FADEEAC) y auditado por la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires (UBA), registró en septiembre un incremento de 2,92%, tras los importantes aumentos de julio (4,03%) y agosto (3,54%).
De esta manera, el tercer trimestre de 2025 acumula una suba superior al 10%, en un contexto de aceleración que se inició en julio, luego de un primer semestre con aumentos más moderados (14% acumulado).
Con este nuevo valor, el ICT alcanza un incremento acumulado de 26,4% en lo que va del año (enero-septiembre 2025), mientras que la variación interanual asciende a 33,2%, tras cerrar 2024 con un alza del 84,9% y haber registrado en 2023 el mayor aumento de los últimos 30 años (248%).
El Índice realizado por el Departamento de Estudios Económicos y Costos de FADEEAC, mide 11 rubros que impactan directamente en los costos de las empresas de transporte de cargas de todo el país, y es referencia en buena medida para la fijación o ajuste de las tarifas del sector.
El incremento de septiembre se debe principalmente a los fuertes aumentos en Combustible y Personal (Conducción), junto con variaciones significativas en Neumáticos, Material Rodante y Reparaciones.
En primer lugar, se destaca el incremento en Neumáticos (4,66%) y Material Rodante (4,21%). Luego, en un marco de acelerado deslizamiento cambiario y crecientes tensiones en la economía, se encuentra Costo Financiero (3,17%).
El combustible, componente de mayor incidencia en la actividad, exhibió un alza de 3,82% en septiembre, acumulando un incremento de 17% en los últimos cuatro meses. Pese a esta dinámica, continúa vigente el diferimiento en la aplicación de los impuestos específicos a los combustibles, prorrogado por el Decreto 699/25 para todo octubre.
Reparaciones subió 3,74%, mientras que Personal – Conducción registró 2,32% de aumento, correspondiente a la primera cuota del nuevo acuerdo paritario CCT 40/89, con actualizaciones previstas desde septiembre 2025 hasta febrero de 2026.
Con variaciones marginales se encuentra Gastos Generales (1,32%), Seguros (1,13%) y Peajes (0,21%), mientras que los costos de Lubricantes y Patentes no mostraron cambios.
La economía argentina transita un escenario complejo en el que el consumo de los hogares, las ventas minoristas y la producción industrial avanzan con señales contradictorias, marcadas por una fragilidad que todavía condiciona cualquier perspectiva de recuperación sostenida. Tras el fuerte retroceso vivido en 2024, algunos indicadores muestran un repunte estadístico frente a aquella base muy baja, pero la tendencia de los últimos meses revela que tanto comercios como industrias siguen enfrentando un panorama cargado de incertidumbre, con un consumidor cauteloso, salarios que apenas acompañan a la inflación y sectores productivos, como el textil y el calzado, que se convierten en claros termómetros de la debilidad de la demanda interna.
De acuerdo con la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), en agosto las ventas minoristas de las pymes cayeron 2,6% interanual a precios constantes y 2,2% respecto a julio en la serie desestacionalizada. Con excepción de marzo, que había mostrado un ínfimo repunte del 0,1%, todos los meses de 2025 reflejaron bajas, lo que configura una tendencia preocupante para un sector que sostiene buena parte del empleo en el país. No obstante, al comparar con el mismo período del año pasado, el balance enero-agosto todavía arroja un crecimiento del 6,2%, explicado más por la muy baja base de comparación que por un verdadero impulso sostenido de la demanda.
Los comerciantes encuestados por CAME reflejan un panorama de expectativas mixtas. El 55% consideró que su situación se mantuvo estable respecto a 2024, mientras que el 35% dijo que empeoró, cinco puntos más que en la medición anterior. Mirando hacia 2026, casi la mitad (49%) espera una mejora, aunque también aumentó el grupo de quienes prevén un deterioro, que ya llega al 9%.
En ese escenario, las fechas especiales como el Día del Niño aportaron algo de oxígeno, pero no alcanzaron a revertir la tendencia. Las ventas presenciales predominaron sobre las digitales y el peso de las promociones y planes de pago volvió a ser decisivo para atenuar, en parte, la retracción del consumo. Y es que presión tributaria, la falta de crédito accesible y la volatilidad económica derivaron en estrategias defensivas de los comercios, que priorizaron liquidez, achicaron stocks y postergaron decisiones de inversión.
En el análisis por sectores, la situación fue dispar, aunque mayoritariamente negativa. Farmacia fue el único rubro que logró un resultado levemente positivo, con un alza del 0,2% interanual. El resto mostró retrocesos: bazar, decoración, textiles para el hogar y muebles se desplomó 10,4%; perfumería retrocedió 8,9%; textil e indumentaria bajó 4,8%; ferretería, materiales eléctricos y construcción cedió 1,9%; alimentos y bebidas retrocedió 0,9%; y calzado y marroquinería cayó 0,8%.
En la comparación mes contra mes, tres categorías se hundieron más del 4%: textil e indumentaria, perfumería y bazar. La baja en indumentaria, de 4,3% frente a julio, vuelve a poner en evidencia la debilidad de un sector que depende estrechamente del poder adquisitivo.
En esta misma línea, el consumo de bienes y servicios de los hogares, medido por la Cámara Argentina de Comercio y Servicios (CAC), aporta matices. En julio el Indicador de Consumo registró un alza de 1,1% interanual, aunque con una caída desestacionalizada de 0,1% frente al mes anterior. Se trata de un crecimiento que parte de una base extremadamente baja, ya que 2024 fue un año de fuerte contracción.
En ese marco, rubros como indumentaria y calzado registraron un notable repunte del 16,6%, en gran medida explicado por el derrumbe del año previo, cuando habían caído 16%. El precio relativo a la baja de la categoría colaboró para que los consumidores se animaran a renovar vestuario y calzado, en un fenómeno que también fue alentado por las liquidaciones de temporada y los planes de financiación.
Otros rubros también aportaron al repunte parcial del consumo. Transporte y vehículos mostró un incremento de 7%, impulsado por un aumento del 57% en el patentamiento de automóviles, el nivel más alto desde 2018. Recreación y cultura avanzó 8%, aunque sigue en niveles reducidos frente a consumos esenciales. En cambio, vivienda, alquileres y servicios públicos apenas subió 0,2%, sostenido por una demanda eléctrica estable.
El factor inflacionario aparece como determinante para este escenario. Según la CAC, julio cerró con una suba de precios del 36,6% interanual, la más baja desde la pandemia, y una inflación acumulada del 17,3% en lo que va del año. Este alivio relativo en los precios fue acompañado por una evolución salarial en línea, aunque sin mejoras reales que impulsen con fuerza la demanda.
El otro componente clave para entender la coyuntura es la producción industrial manufacturera, que en julio retrocedió 1,1% interanual y 2,3% respecto a junio, de acuerdo con el INDEC. Así, la industria volvió a terreno negativo tras siete meses consecutivos de alzas, lo que interrumpe una racha que había comenzado en diciembre de 2024. En el acumulado de enero a julio, la producción todavía se sostiene con una mejora de 5,8% frente al mismo lapso del año pasado, pero el retroceso reciente abre interrogantes sobre la solidez de la recuperación.
En concreto, 9 de las 16 divisiones industriales relevadas mostraron caídas en julio. Entre las más afectadas figuran prendas de vestir, cuero y calzado (-10,7%) y productos textiles (-10,1%), dos ramas particularmente sensibles al consumo interno y a la informalidad en el mercado laboral. También registraron bajas significativas la industria automotriz (-8,4%), los productos de metal (-8,5%) y la maquinaria y equipo (-4,7%). La contracción en alimentos y bebidas (-3%) confirma que la retracción no se limita a bienes durables o semidurables, sino que impacta también en la canasta básica.
Dentro de este panorama, el caso del calzado resulta ilustrativo. Según la Cámara de la Industria del Calzado (CIC), la producción de calzado y partes acumuló entre enero y mayo una baja de 2% interanual, que se profundizó en mayo con un desplome del 15,3% respecto al mismo mes de 2024. Este derrumbe refleja tanto la pérdida de poder de compra de los consumidores como las dificultades que enfrentan las fábricas para sostener su actividad en un contexto de costos crecientes, demanda irregular y crédito escaso.
El sector textil y de calzado, que ya venía golpeado desde años anteriores, aparece nuevamente como termómetro del humor económico de los hogares. Mientras las ventas minoristas muestran caídas en la comparación inmediata y la producción fabril se contrae, el consumo de indumentaria y calzado registra alzas interanuales que esconden más un efecto rebote que una verdadera expansión.
CyberMonday 2025
En un escenario donde las ventas minoristas acumulan caídas y el consumo de los hogares se sostiene con dificultad, los eventos masivos de compras online se vuelven un salvavidas para el comercio. Primero fue el Hot Sale, realizado en mayo, que mostró la fuerza del canal digital incluso en un contexto de salarios ajustados y cautela en los gastos. Ahora, con la confirmación oficial del CyberMonday 2025, las expectativas vuelven a renovarse, ya que el evento se perfila como otra oportunidad clave para dinamizar el mercado y captar a un consumidor que, pese a las restricciones, aún responde cuando se le ofrecen precios atractivos y facilidades de pago.
La Cámara Argentina de Comercio Electrónico confirmó que el CyberMonday 2025 se llevará a cabo del lunes 3 al miércoles 5 de noviembre, en lo que será la edición número 23 desde su primera realización en 2012. Desde las 00 horas del primer día, los usuarios podrán ingresar al sitio oficial para acceder a miles de productos con descuentos especiales. La expectativa no solo está puesta en las rebajas de hasta el 50%, sino también en los planes de financiación en cuotas, los beneficios adicionales de bancos y billeteras digitales, y los envíos gratuitos que suelen marcar la diferencia en este tipo de jornadas.
El antecedente inmediato es alentador. El Hot Sale de mayo cerró con cifras récord: facturó $66.765.864.373, un 63% más que en 2024, superando incluso la inflación acumulada de 43,27% en ese período. El ticket promedio ascendió a $97.294, con un aumento del 43%, y se vendieron 11.141.268 unidades, lo que representó un 9% más que el año anterior. Para la CACE, el dato más relevante fue el crecimiento en unidades, porque refleja un incremento real en la participación de los consumidores y no solo un efecto de precios más altos.
Esa performance dejó algunas conclusiones interesantes. Si bien la tecnología y los electrodomésticos fueron los grandes ganadores en términos de facturación, el calzado deportivo fue la estrella en cantidad de unidades vendidas, mostrando la vigencia del rubro incluso en tiempos de ajuste. A esto se sumaron los suplementos alimenticios, los productos de belleza y los artículos de cuidado personal, lo que configura una fotografía clara de las prioridades actuales del consumidor argentino: bienestar, estética, comodidad y tecnología accesible.
Con esos resultados frescos en la memoria, el CyberMonday de noviembre aparece como el próximo gran desafío. La comparación entre ambos eventos permite entender cómo, en medio de un consumo retraído, estas propuestas funcionan como verdaderos incentivos para reactivar las ventas.
De hecho, tanto en el Hot Sale como en el CyberMonday, los sectores de indumentaria (ropa urbana y deportiva) y calzado en general se han consolidado como protagonistas. La posibilidad de acceder a marcas líderes con rebajas significativas y la opción de pagar en cuotas explica buena parte del atractivo. Para la industria, golpeada por la caída de la producción, es también una chance concreta de recuperar terreno en un trimestre que suele definir el balance anual.