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Profundización de desequilibrios y recuperación económica: ¿hasta cuándo?

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Desde la segunda mitad de 2021 la actividad económica vino enseñando una velocidad de recuperación mayor a la prevista. En febrero la economía se situó en el nivel más alto desde marzo 2018 y sólo 2.2 p.p. por debajo del máximo histórico de la serie ocurrido en noviembre de 2017. Al mismo tiempo, el desempleo bajó a mínimos desde al menos 2016 y la tasa de empleo llegó a un máximo histórico. Además, los volúmenes de ventas en supermercados hilvanaron hasta febrero 9 meses en expansión y tuvieron el mejor primer bimestre desde 2018; la producción de indumentaria experimentó el mejor cierre de año desde al menos 2016; las ventas de motos son 40% superiores a las de 2019 y la adquisición de electrodomésticos concluyó el año 12% por encima de 2019. Cabe señalar que, en otros sectores, como el automotriz, la recuperación no fue mayor por la restricción a un mayor ingreso de bienes e insumos provenientes del exterior. 

Pero esta dinámica auspiciosa de la economía real convivió con un preocupante deterioro en los desequilibrios macroeconómicos y en la vulnerabilidad social. La mencionada recuperación del consumo no sólo no se plasmó en términos de mejoras estructurales en los indicadores sociales, sino que se evidenció en paralelo a la aceleración inflacionaria, el virtual congelamiento de tarifas, un escaso nivel de reservas internacionales y la incertidumbre sobre la estabilidad del esquema vigente en virtud de la demora en relación con el acuerdo con el FMI.  

¿Cómo se explica esta dualidad? ¿Es esta dinámica de inestabilidad nominal y recuperación económica sostenible? ¿De qué depende?  

En primer lugar, cabe señalar que la acelerada recuperación de la actividad económica respondió a un set de factores que operaron en conjunto. El desmantelamiento de las restricciones sanitarias -acelerado tras las PASO- permitió recomponer consumos rezagados dependientes de la presencialidad (turismo, entretenimiento, gastronomía, servicios personales), los cuales pudieron realizarse gracias a la mejora paulatina de los ingresos reales en la segunda parte del año anterior, un mayor incentivo relativo a consumir y el impacto de ciertas medidas de estímulo (como el programa PreViaje). 

En el segundo semestre de 2021 la reapertura de paritarias y la mejora en el empleo favorecieron una recomposición del salario real y del ingreso de los hogares, impactando positivamente en los consumos más esenciales. En este sentido, de acuerdo con el Indicador de Ingreso Disponible (IDE) de Ecolatina los ingresos de los hogares en términos reales promediaron una recomposición del 10% i.a. entre finales de 2021 e inicios de 2022, llegando a máximos desde finales de 2018. A esto se sumaron las políticas de ingresos instrumentadas en clave electoral. 

Sobre esta dinámica, lejos de constituir un obstáculo la profundización de los desequilibrios macro-financieros contribuyó a traccionar la mayor demanda de bienes y servicios. Sobre la base de un ingreso disponible que se recuperaba fuertemente (por las paritarias y el congelamiento de tarifas) el mayor incentivo relativo al consumo operó como complemento: los planes de financiamiento a tasa negativa, el marcado atraso cambiario, una brecha cambiaria elevada, la falta de alternativas de ahorro y la incertidumbre en relación al rumbo previo al acuerdo con el FMI abrieron ventanas de oportunidad (“fuga al consumo”) para la adquisición de bienes durables y la reposición de bienes de capital. De hecho, entre julio de 2021 y febrero de este año la percepción de los consumidores respecto de si es un buen momento para adquirir bienes durables aumentó 56%, cuando en igual lapso la expectativa respecto de la situación macroeconómica se deterioró un 9%.  

El salto importador refleja esta dinámica. En los últimos tres trimestres los pagos de importaciones promediaron USD 5.500 millones mensuales (superando los USD 6.000 M en algunos meses), en torno de los máximos niveles de la serie. Lógicamente, esto se materializó en un contexto de abundantes liquidaciones por parte del sector agroexportador (favorecida por el salto en el precio de los commodities), el ingreso de los DEGs del FMI en agosto (que permitieron que el aporte del agro no deba destinarse a cancelar vencimientos con el mismo organismo) y limitaciones para la adquisición presencial de bienes en el exterior. A su vez, ciertos planes de estímulo (como PreViaje) también ayudaron a dinamizar el consumo, al tiempo que las acciones de protección comercial coadyuvaron a cierto impulso a nivel sectorial (indumentaria, juguetes, muebles). Finalmente, más recientemente el acuerdo con el organismo multilateral fue el que permitió sortear en el corto plazo un escenario de disrupción económica. 

Ahora bien, de cara a los próximos meses crecen los riesgos de que se debiliten los drivers que explicaron esta trayectoria. Para empezar, la marcada aceleración inflacionaria, que desde el segundo semestre de 2021 fue contrapesada en materia de ingresos por la reapertura de paritarias, posiblemente comience a hacer mella en el poder adquisitivo en adelante: el salto de inicios de año -agravado por la guerra en Ucrania- y las perspectivas de registros elevados para los próximos meses puede poner en jaque la continuidad en la recuperación del ingreso disponible. Pese a los holgados acuerdos paritarios y los recientes bonos a sectores de menores ingresos, la suba de precios hace más factible un escenario donde se trunque la recuperación real de los ingresos y salarios iniciada a finales del año pasado.  

En segundo lugar, al mismo tiempo que el acuerdo con el FMI permitió evitar un salto brusco del tipo de cambio, su instrumentación en parte obturará los drivers que venían impulsando el consumo en el corto plazo por cuatro vías. (i) El necesario ajuste en las tarifas energéticas para reducir la cuenta de subsidios, junto a la aceleración en la devaluación buscando evitar un mayor deterioro de la competitividad cambiaria le pone un piso elevado a la inflación, golpeando el ingreso disponible; (ii) La meta de déficit fiscal acota al sesgo expansivo de la política fiscal para impulsar la demanda; (iii) La suba en las tasas de interés encarece el crédito al consumo y la inversión; y (iv) la meta de acumulación de reservas le pone un tope al nivel de importaciones que se pueden pagar con el actual nivel de oferta de divisas, sobre todo al descontar que las compras de energía crecerán fuertemente, sumado al salto de la inflación global, el encarecimiento de los fletes y el recalentamiento del déficit turístico. Asimismo, y más allá de la disponibilidad de divisas, aún resta saber si el abastecimiento de energía será suficiente para evitar cortes de gas en el invierno, pudiendo afectar al entramado industrial. 

En este sentido, en buena medida la capacidad de seguir creciendo al actual ritmo dependerá fundamentalmente del nivel de reservas del BCRA. Un mayor control de las importaciones limitaría la expansión del mercado interno vía una menor disponibilidad de insumos y bienes (en cantidad y variedad), afectando la actividad fabril, presionando sobre los precios o postergando la decisión de compra de los consumidores. Como antecedente vale remitirse a lo ocurrido en octubre 2021, cuando la restricción al pago anticipado de importaciones indujo una caída fuerte de la industria. Al mismo tiempo, restringir aún más las compras externas podría entrar en conflicto con el compromiso de no seguir fortaleciendo las restricciones cambiarias. 

En suma, son varios los factores que llevan a pensar que la convivencia entre una fuerte profundización de los desequilibrios y la continuidad de la recuperación económica (y del consumo) no podrá extenderse mucho más. En este contexto, la crisis al interior de la coalición gobernante seguirá generando tires y aflojes en torno a las disyuntivas a las que se enfrenta la política económica e interrogantes en torno a la voluntad de cumplimiento del acuerdo con el Fondo. Lo que queda claro es que buena parte de los elementos que en conjunto traccionaron el crecimiento del consumo en los últimos tres trimestres hacia adelante estarán, al menos, más debilitados.

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Kulfas afirmó que la economía está creciendo y crea empleo pero que el problema es la inflación

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La economía argentina está creciendo, se crea empleo y está disminuyendo la pobreza, pero “tenemos un problema de inflación importante que se arrastra hace 15 años y que se complicó con el escenario internacional de la guerra de Ucrania y el valor de los commodities”, afirmó hoy el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas.

En diálogo esta mañana con CNN Radio, Kulfas destacó que “la economía argentina. indiscutiblemente, está en un proceso de crecimiento”, y recordó que el año pasado creció 10,3% y en el primer bimestre de 2022 tuvo un promedio de 7%.

“Es una economía que crece, que está generando empleo, que creó 900.000 empleos en el 2021, que está reduciendo la pobreza; obviamente, tenemos un problema de inflación importante que se arrastra hace 15 años y que se complicó con el escenario internacional de la guerra de Ucrania y el valor de los commodities, y ese crecimiento no llega de la mejor manera a todos los hogares”, afirmó el titular de la cartera de Desarrollo Productivo.

“Insisto en que veamos todo el vaso, ni la mitad medio llena ni la mitad medio vacía, sino el vaso completo, que indica que tenemos una economía que está sacando gente de la pobreza, con una industria pujante, que todos los sectores productivos están de pie, que el turismo bate récords y que también tiene un problema de inflación”, señaló.

El funcionario indicó además que “hace pocas semanas se aprobó el acuerdo con el Fondo, que permite arreglar los problemas macroeconómicos, pero en vez de poder trabajar en este envión de confianza y trabajar para reducir la inflación, viene este shock internacional en Ucrania y la inflación se disparó en todo el mundo”.

“El impacto de la inflación a nivel mundial es indiscutible”, afirmó Kulfas.

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Argentina Productiva 2030: cuál es el plan que presentó el Gobierno y que creará dos millones de empleos

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Entre los principales objetivos de la unidad ejecutora que presentó el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, se encuentra la reducción en nueve millones de la cantidad de pobres y la creación de 100.000 empresas.

El Gobierno presentó la unidad ejecutora Argentina Productiva 2030, que tendrá como tarea “elaborar y monitorear la implementación” de un plan de desarrollo que entre sus principales objetivos hasta ese año aspira a generar 2 millones de puestos de trabajo asalariados formales en el sector privado, reducir en 9 millones la cantidad de pobres y crear 100.000 empresas formales.

El programa, cuya denominación completa es Argentina Productiva 2030. Plan de Desarrollo Productivo, Industrial y Tecnológico de Argentina fue creado a través de la resolución 236/2022 del Ministerio de Desarrollo Productivo, publicada este martes en el Boletín Oficial.

Por su parte, el ministro Matías Kulfas presentó la iniciativa en el marco del encuentro del Consejo Económico y Social, llevado a cabo en el Centro Cultural Néstor Kirchner de la ciudad de Buenos Aires.

“El sistema productivo se está poniendo nuevamente de pie”, puntualizó, pero remarcó que “este auspicioso panorama no nos debe confundir”, en alusión a experiencias pasadas cuando se formularon planes que no produjeron el resultado esperado.

Por tal razón, señaló que “es el momento adecuado para lanzar este plan”.

Kulfas indicó que el trabajo del programa “se inicia en 15 días” y que su tarea “trasciende la tradicional planificación sectorial”, para pasar a ser “coordinado y participativo” junto a “actores productivos, del trabajo, la sociedad civil, provincias y municipios”.

El titular de la unidad ejecutora especial temporaria será Daniel Schteingart, actualmente director del Centro de Estudios para la Producción (CEP XXI) y presentado por el propio Kulfas como “uno de los jóvenes talentosos que tiene este Gobierno”.

“Sin políticas de desarrollo productivo es imposible crecer sostenidamente y sin crecimiento es imposible reducir sosteniblemente el desempleo, la pobreza, la desigualdad y la precarización laboral; en otros términos, sin crecimiento del PIB per cápita es imposible lograr el objetivo último: el bienestar del pueblo argentino”, según los lineamientos del plan.

Los objetivos del plan

Argentina Productiva 2030 procurará “diseñar una hoja de ruta, concreta y realista, para los próximos años, que genere certidumbre en los actores productivos” y “delinear detalladamente cuáles deben ser tales incentivos para transformar la matriz productiva”.

Entre los objetivos principales de la iniciativa, se destacan el de “crear 2 millones de puestos de trabajo asalariados formales en el sector privado para 2030 (aproximadamente 220.000 por año)”.

Asimismo, se busca “sacar a 9 millones de argentinos y argentinas de la pobreza para el período 2022-2030 (reduciendo la pobreza en 1 millón de personas por año, en promedio)” y “crear más de 100.000 empresas formales para 2030 (alrededor de 12.000 por año)”.

El plan busca crear 2 millones de puestos de trabajo

También se aspira a “reducir la desigualdad para 2030 a los menores niveles en 50 años, bajando el coeficiente de Gini de 0,43 a 0,38”, así como “disminuir el impacto ambiental de las actividades productivas y cumplir con los compromisos asumidos en el marco del Acuerdo de París”.

Por otra parte, se plantea “incrementar la participación de mujeres en el empleo formal en las empresas, con un mínimo de 50% de participación en los nuevos puestos de trabajo generados” y “aumentar la participación del Interior en el PBI y el empleo formal, con un 70% de los nuevos empleos formales radicándose fuera del AMBA”.

Entre las acciones a tomar por la unidad ejecutora, figuran la de “elaborar el marco metodológico, técnico y conceptual para la formulación del Plan”, así como “los lineamientos teóricos metodológicos para la realización del monitoreo y evaluación” de su implementación.

Misiones productivas

En el anexo de la resolución se detallaron tanto los objetivos del programa como las diez “misiones productivas” con las que se procurará resolver una serie de “desafíos económicos, tecnológicos, sociales y ambientales”.

Kulfas remarcó que esas misiones “no serán meramente declamativas sino que se ajustarán a metas mensurables, cuantitativas”.

1.- Desarrollar la economía verde para una transición ambiental justa.

2.- Producir más bienes y servicios ligados a la salud para garantizar el acceso equitativo al sistema sanitario nacional.

3.- Impulsar la movilidad del futuro con productos y tecnologías nacionales.

4.- Equipar a las fuerzas armadas y de seguridad con mayor producción nacional de alta tecnología.

5.- Adaptar la producción de alimentos a los desafíos del siglo XXI.

6.- Digitalizar empresas y hogares para aumentar las capacidades tecnológicas del país.

7.- Desarrollar el potencial minero argentino con un estricto cuidado del ambiente.

8.- Modernizar y crear empleos de calidad en los sectores industriales tradicionales.

9.- Potenciar encadenamientos productivos a partir del sector primario para generar más trabajo y más desarrollo.

10.- Duplicar las exportaciones para hacer sostenibles las mejoras sociales y económicas.

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Emmerder la grieta

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“A mí, lo que me impresiona es la situación (sanitaria) en la que estamos. La verdadera fractura del país es esta, cuando algunos hacen de su libertad, que se convierte en una irresponsabilidad, un eslogan“.

La frase es del presidente francés, Emmanuel Macron, dispuesto a “emmerder” (fastidiar) a los antivacunas. La fractura que describe bien puede ser la grieta argentina, que de la política salta a la protección sanitaria, como dos caras de la misma moneda.

Los que niegan responsabilidades y se oponen a los cuidados sanitarios son los mismos que están todos aglutinados en la oposición, desde un diputado del PRO misionero que dice que en la época de los militares había más libertades a otro, el socio del macrismo, Javier Milei, quien relacionó el pase sanitario con la Estrella de David que portaban los judíos durante el Holocausto.

La banalidad en su máxima expresión. La irresponsabilidad expuesta a la vista de todos. No cuesta demasiado imaginar lo que sería hoy de la Argentina si la crisis sanitaria hubiera sido des-manejada con semejantes formas de pensar. Basta mirar, simplemente, al vecino Brasil. 

Pero he ahí la grieta. Política, económica y sanitaria. El diputado macrista Horacio Loreiro, estrenó su cargo de vicepresidente segundo de la Legislatura misionera con una declaración fuera de tiempo y lugar: el fundador del PRO obereño, confesó que en Cambiemos “estamos totalmente en contra del pase sanitario” y consideró, convencido, que “en la época de los militares me parece que teníamos más libertades”.

El diputado presentó un amparo en contra de la vigencia del pasaporte sanitario, exigido para poder ingresar a lugares de concentración masiva. 

Al margen de su reconocida posición antivacunas -de hecho, se negó a vacunarse y se contagió el año pasado, por lo que hubo que cerrar el Concejo Deliberante obereño-, Loreiro ejerce un negacionismo histórico que lo describe de cuerpo entero. Sólo desde esa posición política se puede comparar la exigencia de un pase sanitario con la supresión de toda libertad individual, desaparecidos, violaciones a los derechos humanos y la anulación de un estado de derecho. Loreiro desconoce la crisis sanitaria y recita la Constitución sin demasiado apego a la realidad: “Tal como dice en el artículo 19 de nuestra constitución ‘ningún habitante de la Nación será obligado a hacer lo que no manda la ley, ni privado de lo que ella no prohíbe’”, exhibe en el amparo presentado para frenar el pase sanitario. 

El diputado, que se erige, como Novak Djokovic en defensor de los derechos de las personas ‘voluntariamente no vacunadas” contra el COVID 19, desconoce las leyes aprobadas por la Legislatura que integra: en junio de 2020 se aprobó el uso obligatorio de barbijos y la creación del pasaporte sanitario, pionero en la Argentina. 

El pasaporte sanitario es el conjunto de documentos personal e intransferible, exigible para entrar y circular en Misiones, además del carnet sanitario, el certificado negativo de Covid, el carnet vacunación vigente y otras exigencias. La ley fue votada por unanimidad, incluido su bloque.

El uso de barbijos evitó desde ese entonces, la propagación de los contagios en Misiones, que durante toda la pandemia se mantuvo como una de las provincias con menor cantidad de casos y menor cantidad de muertes. Hoy es la tercera provincia en ambos items, pese a estar rodeada por Brasil y Paraguay, donde los contagios crecieron de manera exponencial sin prácticamente ninguna medida de custodia de la salud. 

La posición de Loreiro fue repudiada por algunos diputados de otros espacios e incluso algunos de Cambiemos, por lo bajo, cuestionaron su timming en la comparación, pero no le hicieron reproches públicos, aunque la relación entre radicales y macristas está hoy en términos de guerra fría.

Tampoco el kirchnerismo duro, que tiene a la memoria como uno de sus temas de agenda, levantó la voz en Misiones ante semejante declaración de principios. Confiesan algunos que no tienen “línea” de acción y por eso prefieren el perfil bajo. En las últimas cobró fuerza un posible cambio de nombre que haría mucho ruido en el Frente de Todos local. Un hombre de Gildo Insfrán podría desembarcar en Yacyretá, no se sabe si para ocupar el sillón del misionero Ignacio Barrios Arrechea o para cercarlo con una línea más directa con los intereses de La Cámpora. Pero sería un desaire para la dirigencia misionera de parte del Gobierno nacional con el manejo de la central hidroeléctrica que bate récords de generación, pero no logró recuperar la impronta de transformación de la última etapa de Cristina Fernández, que se había perdido durante el gobierno de Macri.

Está claro que a la Cambiemos, tanto en el ámbito nacional como en Misiones, le sirve mucho más un eventual colapso sanitario que cuidar la salud de las personas, pero las políticas tomadas aquí salvaron vidas. Hoy, con el impacto de una tercera ola, se puede apreciar cuánto sirvieron las vacunas aplicadas: récord de nuevos casos, pero solo el 10,1 por ciento de internados. El fallecido del último parte era un “no vacunado” por decisión propia. 

La Argentina está en el puesto 7º de casos diarios de COVID, pero en el puesto 83º de muertes por millón. Sin dudas un testimonio evidente de la gran vacunación argentina.

Al mismo tiempo, el cuidado de la salud permitió que la economía misionera no se ralentizara. Misiones cierra el año con datos económicos positivos, aún en la comparación con el boom de 2020, alentado por el cierre de las fronteras. Por caso, el empleo formal privado sigue por encima del 2020 y es líder en la recuperación desde el inicio de la pandemia: en la comparación  interanual, se observa una suba del 3,9%, que implica la recuperación de 3.643 contra  octubre del año anterior (último dato disponible). La trazabilidad de los datos permite visualizar que entre octubre y febrero de 2020 el empleo privado creció 4,4%, con 4.278 nuevos puestos de trabajo. En valores absolutos, Misiones creó  seis de cada diez nuevos empleos en el NEA, generando más empleos que el resto de las provincias del NEA sumadas (2.849 entre Chaco, Corrientes y Formosa).

Otro dato marca el acierto de las políticas sanitarias. El turismo, una de las actividades más golpeadas por la pandemia, se recupera a pasos agigantados en Misiones, por su belleza natural y la incorporación de medidas de prevención que la convierten en un destino seguro. Nuevamente, es de las provincias con menor cantidad de contagios. En Iguazú, la ciudad que sufrió como nadie la ausencia de visitantes, están viviendo un enero muy similar en números al de 2019, que marcó el inicio de un año que fue récord en visitantes. “Las reservas de enero se nivelaron con enero de 2019. El Previaje fue un impulsor importante”, contó una empresaria hotelera de la ciudad de las Cataratas. En los principales hoteles, la ocupación es del 90 por ciento, con cien por ciento en los más buscados. 

Para enero se espera un promedio de ocupación del 70 por ciento, con picos del 90 por ciento, aunque la expectativa está puesta en la situación sanitaria de la Argentina. Por ahora, por cada cancelación, hay dos en lista de espera. 

En la Argentina también los indicadores económicos marcan una recuperación, incluso por encima de los datos prepandemia: la industria tuvo su mejor noviembre desde 2018 y creció 4,8% respecto a octubre, con la suba de casi todos los sectores. El indicador de producción industrial acumula trece meses en alza y en los primeros once meses de 2021 supera en 6,4% al mismo período de 2019.

La construcción también se encuentra 23,1% por encima de los niveles de la prepandemia y en los primeros once meses de 2021 el Indicador Sintético de la Actividad de la Construcción, superó en 3,6% al mismo período de 2019. En noviembre subió 0,4% respecto a octubre y crecieron de forma interanual las ventas de once de los trece insumos.

Cuidar esa reactivación es objetivo prioritario del Gobierno en medio de las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional que pierde el pelo pero no las malas y exige un ajuste fiscal inmediato. 

Los detalles de esas negociaciones fueron dados a conocer por el ministro de Economía, Martín Guzmán, en una reunión con gobernadores. 

La oposición, como con las vacunas, elige el boicot y pegó el faltazo. El negacionismo no es sólo con las vacunas o con la historia negra de la Argentina: en la alianza Cambiemos se esmeran en poner obstáculos a una negociación para resolver una deuda que generaron en tiempo récord estando en el Gobierno. Son 54 mil millones de dólares, de los cuáles, este año hay vencimientos por 19 mil millones de dólares y un poco más en 2023. 

Eso es lo que está en juego. Claramente la Argentina no tiene ese dinero para pagar las cuotas pactadas por Mauricio Macri, que pese al enorme auxilio recibido, no pudo frenar ni la fuga de capitales ni la crisis económica que se inició en 2018, apenas meses después de haber ganado las elecciones legislativas de medio tiempo. 

Los halcones de Cambiemos quieren que las negociaciones se den en el Congreso, escenario obviado durante la gestión Macri, que anunció unilateralmente el inicio de las conversaciones con Christine Lagarde. 

Toda deuda condiciona, pero no hay nada que condicione más que la deuda con el FMI”, aseguró Guzmán ante los gobernadores. 

En esa línea, el titular de Economía señaló que “el acuerdo que buscamos alcanzar con el FMI no va a resolver todos los problemas de endeudamiento externo” en moneda extranjera del país. “Es tan grande la magnitud del problema que va a llevar años poder resolverlo”, agregó el Ministro. Con respecto a la evaluación del FMI sobre el programa stand by del 2018, Guzmán resaltó que el FMI reconoció que “no restauró la confianza del mercado, subió el riesgo país, no protegió a los más vulnerables de la sociedad, subió la pobreza y cayó el empleo, no fortaleció el marco para reducir la inflación”.

El ministro afirmó que el “punto medular” del desacuerdo entre los planteos del organismo internacional y los del país estriba en “el sendero fiscal”. En este sentido, puntualizó que el Gobierno argentino propone “un programa que le dé continuidad a esta recuperación fuerte que la economía está viviendo” mientras que el FMI presentó un programa que “con alta probabilidad” detendría la recuperación. “Es esencialmente un programa de ajuste del gasto real”, definió Guzmán.

Guzmán indicó que el Gobierno plantea que “el Estado pueda llevar a cabo políticas públicas que le den a la Argentina más riqueza” y mayor “dinamismo productivo”. Estas políticas, aseguró, deben incluir “al sector privado” para que “tenga mejores condiciones en lo inmediato, que tenga demanda de lo que produce y también productividad en el mediano plazo”.

“Es importante que como Estado Nación estemos alineados en defender los intereses del país, estamos negociando cosas que importan para ahora, para los próximos meses y para los próximos años. Esta es la realidad que se vive en un escenario geopolítico complejo”, sentenció Guzmán. 

Los gobernadores respaldaron la exposición de Guzmán, un apoyo que resulta vital ante el comportamiento negacionista de la oposición, que está decidida a boicotear cualquier medida del Gobierno. 

Los gobernadores, en cambio, coinciden en que no es momento para un ajuste fiscal que asfixie las posibilidades de recuperación. Tampoco están dispuestos a bancar nuevos tarifazos que achiquen el déficit fiscal, pero que resultan insoportables para bolsillos agobiados. 

Los mandatarios provinciales respaldan, saben lo que es estar en la gestión. Por eso cuestionaron al unísono el rechazo de Cambiemos al Presupuesto y coincidieron -incluso algunos de la misma alianza opositora- en la necesidad de dar de baja al Pacto Fiscal que impuso Macri en 2017, que bajó impuestos para algunos sectores y desfinanció a las provincias a cambio de una promesa de crecimiento económico que nunca llegó. Ni más empleo ni más consumo. Fue un beneficio para pocos y una sangría enorme para el Estado.

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Herrera Ahuad se reunió con Kulfas para fortalecer líneas productivas

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Agenda cargada. El gobernador Oscar Herrera Ahuad aprovechó cada minuto del viaje a Buenos Aires, donde asistió a la cumbre convocada por el ministro de Economía, Martín Guzmán para dar a conocer los detalles de las negociaciones con el FMI.

El mandatario misionero por la mañana mantuvo una reunión con el Consejo Federal de Inversiones para activar una línea de créditos a tasa cero para los productores misioneros afectados por la crisis hídrica, en un paquete de 50 millones de pesos con un año de gracia.

Después mantuvo un encuentro con el ministro de Producción, Matías Kulfas, con quien repasó diversas líneas de acción para atender la actividad productiva en Misiones. Habrá medidas para los sectores afectados por la sequía e incendios.

Los anuncios podrían realizarse entre el viernes y el lunes, según trascendió.

“Con el gobernador de Misiones avanzamos en una agenda productiva para el 2022 que tendrá al desarrollo de las PyMEs como una de las prioridades. Vamos a trabajar para que la reactivación en marcha llegue a cada rincón de Argentina”, señaló Kulfas.

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