Red de apicultoras apuesta por la igualdad de género

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Teniendo en cuenta que en zonas rurales de América Latina y el Caribe viven 58 millones de mujeres de las cuales en su mayoría no cuentan con ingresos o posibilidades laborales, la apicultura representa una oportunidad de desarrollo social.

Es una de las actividades que hace frente a la demanda creciente de alimentos sanos y contribuye a generar sistemas productivos más sostenibles por el rol clave que las abejas ocupan en la naturaleza. Otra de las ventajas, es que requiere poco espacio para llevarse a cabo y pueden obtenerse múltiples productos no perecederos.

La Argentina ocupa el tercer puesto como productor de miel, exportando aproximadamente el 90 % de su obtención, reconocida por su calidad y sus más de 80 variedades que se pueden consumir en el país.

Eso fue lo que pensó Marina Muscolo quien desde Pehuajó –Buenos Aires– fue la impulsora de Reinas de Corazones, un proyecto social integrado por mujeres apicultoras que trabajan de manera asociada para producir y comercializar miel. Además desarrollan otros productos para seguir creciendo a futuro.

“En 2019, un grupo de mujeres se contacta buscando asesoramiento y de esta forma se inicia un vínculo entre agentes de extensión y actores territoriales en apoyo al proyecto”, explicó Julián Solignac  –extensionista del INTA Pehuajó y del INTA General Villegas–.

Desde ese año, la Fundación ArgenINTA ofreció su Programa de microcréditos y mesocréditos con destino a bienes durables o insumos, que fueron otorgados bajo garantía y con aval del INTA local. “Se logró acceder al beneficio, siendo este el puntapié que dio lugar a una nueva etapa en Reinas de Corazones”, resaltó Solignac.

“Actualmente somos más de 90 mujeres en producción de Pehuajó, Azul, Trenque Lauquen, Daireaux, General Lavalle, Carlos Tejedor, Castelli, Cañuelas, San Miguel del Monte, Partido de General Madariaga y Partido de La Costa”, expresó Marina Muscolo, Ingeniera Agrónoma y coordinadora de la red.

Juntas producen la miel que comercializan de forma fraccionada en todo el país, a partir de dietéticas y mercados de comida saludable. “También hacemos ventas desde nuestras redes sociales y la meta de este año es conseguir la primera exportación”, dijo Muscolo.

El proyecto funciona como una cadena de favores, en donde las nuevas ingresantes reciben capacitaciones en el oficio y en habilidades de empredurismo para poder iniciar su negocio. Luego les dan un equipo completo y colmenas, para arrancar su propia producción.

Cuando terminan la primera campaña tienen la opción de donar lo obtenido para poder comprar otros equipos. Bajo el lema “si querés llegar rápido anda sola, pero si querés llegar lejos andá acompañada”, Reinas crece año a año.

El grupo asume el abordaje desde las dimensiones económica, social, productiva y ambiental. De esta forma, busca generar una oportunidad de desarrollo para mujeres rurales, además de contribuir con el medioambiente y la biodiversidad.

A partir de la articulación con el INTA, se instaló una Unidad Demostrativa Apícola (UDA) que consiste en un apiario representativo de la región cuya finalidad es aportar información y ser un ámbito de encuentro en el territorio.

“Es una de los 45 de todo el país, y el objetivo es aplicar las Buenas Prácticas Apícolas y de Manufactura propuestas por el Programa Nacional Apícola del INTA para lograr la miel de calidad que requiere el mercado”, resaltó Leandro Frigoli–Integrante del equipo INTA PROAPI–.

En el curso de iniciación apícola se desarrollaron en profundidad temas como la vida de las abejas, nutrición, productos de la colmena, manejo del apiario, alimentación, sanidad.  

A partir del 2020, debido al aislamiento las capacitaciones se llevaron a cabo de manera virtual, esto generó que más 300 mujeres puedan formarse en Argentina y otros países. Este año, inicia un nuevo ciclo en donde más de 800 inscriptas podrán conocer herramientas básicas de manejo para una producción apícola eficiente y respetuosa.

Para conocer más sobre esta experiencia, visitá @mielreinasdecorazones en Instagram

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Productores apícolas de la provincia comenzaron la cosecha de miel

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Empezó la cosecha de miel en Misiones y desde el Ministerio del Agro y la Producción se acompañó el inicio formal de la temporada de acopio en la Sala de Extracción de la Cooperativa Las Abejas en 25 de Mayo. Se espera una cosecha récord ya que las pocas lluvias favorecen el trabajo de las abejas. Desde la Cooperativa calculan que sus socios llegarán a superar los seis mil kilos.

“Recorrimos los apiarios de la cooperativa, la cosecha ya comenzó y hay una muy buena producción de miel, no sólo acá sino en todos los núcleos productores de la provincia”, señaló el subsecretario de Desarrollo y Producción Animal, Sebastián Rodríguez.

“Nos alegra estar al lado de los productores. Estamos acompañando a las cooperativas que tienen su balance al día, con créditos para que puedan pagar al contado a los apicultores”, destacó el funcionario.

Rodríguez explicó que al inicio de la gestión se elaboró un plan de trabajo que se está ejecutando según lo acordado. “Queremos seguir avanzando en lo organizacional, mejorar la comercialización, el envasado y los puntos de venta”, explicó.

La Cooperativa Las Abejas trabaja en conjunto con la Asociación Apícola Misionera. Desde esta organización, el productor Luis Krutli contó que la poca lluvia favoreció al sector. Señaló además que trabajan con 80 productores y si bien no todos tienen el apiario al día, se está realizando una gran cosecha.

Krutli contó que tienen una carpintería lo cual permite mejorar constantemente las colmenas y con los materiales nuevos, las producciones rinden más. “La cooperativa paga 200 pesos el kilo de miel, por la calidad. Vendemos en el Mercado Concentrador de Posadas y en otros puntos de la provincia. Hay mucha demanda”, contó el productor.

La Sala de Extracción está disposición de todos los apicultores, sin embargo hay ciertos requisitos que se deben cumplir. “Tenemos estándares de calidad, tanto es así que durante varios años ganamos el primer puesto por tener la mejor miel del país”, contó.

En tanto que el presidente de la cooperativa Rubén Bratz dijo que hay mucha demanda y no llegan a cubrir los nuevos pedidos.

“Como cooperativa dimos el primer paso en la compra al productor. Antes, el apicultor vendía por su lado, ahora la entidad acopia. Gracias al ministerio del Agro gestionamos fondos. El Estado nos ayuda y podemos transferir eso al productor”, señaló.

Además de Posadas, la miel de la cooperativa se comercializa en Iguazú y Eldorado.

La primera extracción en la Sala, inaugurada en Marzo con fondos gestionados por la Provincia, se cosecharon 3 mil kilos de miel, y ahora se proyectan más de seis mil kilos. “Esto nos sorprendió. Venimos creciendo mucho”, destacó Bratz.

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La miel orgánica gana mercados internacionales

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En el mercado internacional, la demanda de alimentos orgánicos representa un nicho importante para atender, tanto en volumen como en precio. Los consumidores que buscan el sello de orgánico exigen alimentos producidos, envasados y comercializados sin contaminantes, químicos ni aditivos. Y para ello están dispuestos a pagar entre 20% y 30% más que los alimentos convencionales. 

La miel orgánica sigue las generales de la ley, y su precio internacional se mantiene frente a las oscilaciones que sufre la miel convencional. “El orgánico es un mercado muy estable, porque siempre se vende en igual cantidad y a un precio similar. Con el orgánico, el productor tiene estabilidad y proyección”, señala Lucas Andersen, gerente de Argenmieles. 

Argenmieles inició el camino hacia la producción orgánica de miel en 2017 con un proyecto conjunto con el gobierno de Chaco y las cooperativas del norte chaqueño. Se realizó un fuerte trabajo de capacitación con los productores -en su mayoría emprendimientos familiares de 300 colmenas- para reconvertirlos y trabajar bajo los estándares que exigen las certificadoras internacionales. Argenmieles, como comercializador, se comprometió a comprar y vender la totalidad de la cosecha de miel orgánica chaqueña y eso dio el impulso necesario para que los productores iniciaran este camino.

El Impenetrable chaqueño cuenta con la gran ventaja de conservar la mayor proporción de superficie boscosa natural de la provincia, con especies nativas de alto valor comercial y de conservación. Son unas 2.500.000 hectáreas de monte virgen y la vegetación es una de las principales características por las cuales la actividad apícola es de importancia para la región. Las especies más comunes son: sauce, porotillo,  quebracho blanco,  quebracho colorado,  algarrobo,  palo santo, itín, vinal, brea, mistol, palma, carandilla, garabato, palo flojo, sacha sandia, vinal, mistol, guayabina, bola verde, mora, suncho,  tunas,  cardones, todas de gran atractivo para las abejas. 

“Para certificarse como orgánica, la miel tiene que estar alejada de centros de agricultura intensiva, de centros urbanos, y contar con napas sin contaminación. Una vez obtenido el sello en 2018, estamos iniciando la tercera campaña, con cada vez más nuevos apicultores en el proyecto de Miel Chaqueña orgánica”, agrega Andersen. Las localidades de Juan José Castelli, Tres Isletas y Miraflores ya se consolidaron como productores orgánicos, con sala de extracción habilitada por Senasa y un total de cinco mil colmenas certificadas. Actualmente se obtuvieron alrededor de doscientos tambores de miel orgánica.

“Nosotros también tuvimos que reconvertirnos como exportadores de orgánicos y empezar a trabajar con otros mercados. Compramos toda la producción chaqueña orgánica certificada, a todas las cooperativas al mismo precio. Empezamos a venderla a granel y ahora estamos fraccionando para EEUU. En estos tres años exportamos a Francia y Alemania, y este año estaremos llevando más de 200 toneladas de miel orgánica. Llegamos con la marca Argenmieles, y también brindamos el servicio de envasado en origen con etiqueta de terceros”, subraya el directivo. También se está trabajando en desarrollar mercados para vender los subproductos de la apicultura orgánica, como el polen y la cera.En la actualidad, Argenmieles busca desarrollar proveedores orgánicos para cumplir con su objetivo de crecimiento entre un 10% y un 15% anual. Es un gran desafío ya que no hay muchas regiones del país que cuenten con todas las condiciones para tener colmenas lejos de todo tipo de contaminantes. Por otra parte, los apicultores también deben aprender a realizar un manejo sanitario con productos naturales. “Ya tenemos un nuevo proveedor en el norte de Córdoba y estamos desarrollando otro en Río Negro. Queremos replicar el trabajo que hicimos en el Chaco en diferentes puntos del país”, cierra Andersen.

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Yateí: la abeja nativa que cura, alimenta y conserva el ambiente

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Hasta hace pocos meses, el Código Alimentario Argentino indicaba que miel era el producto proveniente de las abejas obreras, haciendo referencia a la especie Apis mellífera, originaria de Europa y distribuida en todo el mundo. Una reciente modificación incorporó a esta categoría a la sustancia que producen las meliponas Tetragonisca fiebrigi, conocidas popularmente como yateí o rubita, convirtiéndola en un recurso genuino para múltiples comunidades del norte del país que crían y utilizan estos insectos desde hace varios siglos.

La miel de las abejas nativas sin aguijón es usada como medicina y como alimento, tanto por grupos de pueblos originarios como por descendientes de inmigrantes, según reportaron diversos estudios realizados durante la última década por investigadores del CONICET en distintas provincias. Además de resaltar su importancia cultural y nutricional, aseguran que mantener y valorizar la cría de meliponas podrá ayudar a la conservación del ambiente, mediante la preservación de fragmentos de bosques nativos que, a su vez, servirán de soporte para la recuperación de especies.

Para lograr la incorporación de la miel de yateí al Código nacional, fueron necesarias múltiples acciones provenientes de distintos sectores comunitarios, gubernamentales y académicos. “Requirió un trabajo de equipo multidisciplinario, que fue muy largo e intenso, similar al que hacen estas abejas para producir su miel”, compara la investigadora independiente del CONICET en el Instituto de Biología Subtropical (IBS, CONICET – UNaM)Norma Hilgert.

Es que para producir apenas un litro de miel, una colonia compuesta por 5 mil abejas trabaja todo un año. Esto convierte a la producción de las yateí en un bien sumamente preciado para las comunidades, donde la utilizan selectivamente para fines específicos o la comercializan a más de 100 dólares por litro.

De acuerdo al grupo cultural y a la especie de abeja que prospere en cada ambiente, en los estudios realizados por investigadores del CONICET se han reportado más de 400 usos distintos de las mieles -solas o combinadas con plantas-, que van desde el tratamiento de infecciones en la piel o en el sistema respiratorio hasta la cura de cataratas. “También se la utiliza como un suplemento para fortalecer el sistema inmunológico de los niños. Por ejemplo, es muy frecuente darles a los niños una cucharadita de miel de yateí antes de ir a la escuela”, comenta Hilgert, quien desde hace varios años se involucró en estudios vinculados a las meliponas nativas desde la etnobiología.

 

Una miel por cada región

En Argentina, las meliponas están distribuidas principalmente en las provincias del Norte, llegando incluso hasta algunas regiones de Catamarca y Buenos Aires. Misiones es la que tiene mayor trayectoria en el aprovechamiento de este recurso y hace más de 30 años promueve talleres sobre el manejo de las abejas en los que, junto a los pobladores, se definen las mejores prácticas de cría, se establecen los métodos para mudar un nido desde un árbol a una caja y se evalúa cuál es el momento más adecuado para iniciar la cosecha.

Pese a esta vasta experiencia, los emprendimientos vinculados a la miel de yateí no lograron el desarrollo esperado en las últimas décadas porque la producción no podía comercializarse formalmente. La incorporación al Código es el primer paso para lograr las certificaciones y registros necesarios para que se pueda vender en mercados oficiales.

La próxima instancia en el proceso de valorización de la producción melífera, explican los investigadores, es la caracterización por regiones. “Tenemos evidencia de que estas abejas prefieren la flora nativa y que particularmente usan el néctar de especies frutales silvestres que, a su vez, se emplean para hacer dulces. Con un trabajo organizado, se van a poder obtener no sólo mermeladas regionales, sino también mieles exclusivas de cada zona”, agrega Hilgert.

Además, adelanta que está previsto que se registren mieles de otras cuatro especies de meliponas, características de otros ambientes y valoradas por diferentes grupos culturales. “Uno de los objetivos es que estos recursos puedan convertirse en un ingreso más para el sistema diversificado que tienen los productores locales, que en sus chacras se dedican a distintos cultivos y hacen un aprovechamiento integral. De esa manera, se potencian las economías nativas sustentables y se fortalecen los sistemas productivos familiares, además de contribuir al mantenimiento de las funciones ecosistémicas a partir de la promoción de la presencia de estos insectos nativos polinizadores”, destaca la investigadora.

 

Soberanía alimentaria y conservación

Desde la etnobiología, los investigadores navegan entre los marcos teóricos de la biología y la antropología para estudiar los usos y el manejo que los distintos grupos humanos hacen de los recursos de la naturaleza. El abordaje pone en primer plano al vínculo que se establece entre la persona y el recurso, analizando tanto el uso como la manera en la que se adquiere y transmite el conocimiento.

La valorización de la meliponicultura en cada una de las regiones del país en las que están presentes las abejas sin aguijón será un modo de fortalecer la soberanía alimentaria, que es el derecho que tienen los pueblos a elegir qué producir y consumir. “Cuando hablamos de sistemas productivos locales nos referimos a aquellos que están vinculados a recursos silvestres o a aquellos naturalizados que han sido incorporados al acervo cultural local, es decir a recursos  que se renuevan de manera natural. Esto es fundamental para generar identidad, además de aportar a la economía familiar”, explica Hilgert, al tiempo que aclara que la producción de miel de yateí no debe ser vista como una oportunidad de enriquecimiento de los productores o una alternativa de explotación a escala masiva.

“La lógica industrial, aplicada a sistemas productivos diversificados de mediana o pequeña envergadura, generalmente no se lleva bien con la conservación. Lo que buscamos es hacer un aporte a través del uso”, advierte la investigadora. Una posible estrategia para lograr este fin será la recuperación de fragmentos de bosques nativos que están empobrecidos en terrenos privados. “Los dueños de las chacras verán que es una buena alternativa volver a plantar especies nativas porque son usadas por las yateí para hacer miel. Esto no sólo les permitiría generar productos únicos, sino que también le dará valor a esos remanentes que, a su vez, serán de ayuda para la recuperación de la biodiversidad”, agrega.

 

Colmenas en riesgo

Por múltiples causas vinculadas con deterioro del ambiente, las abejas de la especie Apis mellifera están en declive, con casos de mortandad masiva en los nidos y escasez de producción de miel en muchos países del mundo. Aunque en Argentina aún no se registra este fenómeno, la posibilidad de que las colmenas locales sean afectadas está motivando el interés de los apicultores en el uso de abejas nativas.

Los trabajos de los etnobiólogos señalan que el conocimiento acerca de las meliponas se está fragmentando. “En las comunidades, encontramos gente mayor que sabe cuáles son las meliponas que producen remedios y para qué usarlos en muchas recetas diferentes, pero ya no van al campo. Por otro lado, están los jóvenes que saben dónde están las abejas y cómo cosecharlas, pero no saben exactamente cómo se llaman. Eso significa que estamos ante el riesgo de que se pierda la información. A esto hay que sumarle que las poblaciones de algunas especies están mermando debido a las modificaciones en el ambiente”, explica Hilgert, quien confía que la incorporación de la miel de yateí al código alimentario genere un impulso comercial que se traduzca en un interés renovado por todo el elenco de meliponas.

 
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Plazas dulces fueron un éxito y generaron ventas por 230 mil pesos

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Una jornada a pleno sol, aunque con bajas temperaturas fue el marco de la “Plaza dulce”, que se realizó bajo el lema “La Dulzura de Mi Tierra”. La Ministra de Agricultura Familiar, Marta Ferreira indicó a Economis que se generaron ventas por más de 230 mil pesos, con productores que agotaron toda su mercadería antes del mediodía.

Productores de distintos puntos de la provincia se instalaron desde muy temprano en las plazas 9 de Julio de Posadas y Colón, de Jardín América. La actividad fue organizada por la Secretaría de Estado de Agricultura Familiar y tenía como objetivo principal promocionar la miel de Yateí y el azúcar rubio.

Mucha gente se acercó hasta los distintos puestos, muy bien presentados, donde los productores exhibieron sus productos, desde miel, licores, rapadura, panificados a base de azúcar rubio, entre una infinidad de variedades. Además en Posadas se generaron capacitaciones sobre producción orgánica, bombas de semillas a cargo de los profesionales de la cartera de Agricultura Familiar.

Ferreira, se mostró muy contenta porque “se observa un crecimiento en toda la actividad, porque los productores entendieron la importancia de cómo deben presentar sus productos, los rotulan debidamente y los ayudamos en ese sentido, ponen énfasis en las mesas que emplean para exponerlos, respetan las medidas de higiene, cuidan los precios y utilizan las chaquetillas que los distinguen. Eso es parte de un trabajo que llevó su tiempo y donde por encima está la calidad del producto que consiguen porque sin ello nada sería posible”.

En la plaza 9 de Julio fueron treinta los productores que pudieron promocionar y vender sus productos, la mayoría de ellos de 25 de Mayo, Oberá, Leandro N. Alem, Montecarlo, Apóstoles, Caraguatay, Mojón Grande, Pozo Azul, Santa Ana, Dos Arroyos y Posadas, entre otros. En tanto en Jardín América fueron casi una veintena de productores que trabajaron en la plaza Colón.

 

La actividad fue organizada con el objetivo de visibilizar, promover y fomentar el consumo de azúcar rubio, miel de abeja, miel de yateí y sus derivados. Además, de la tradicional exposición, comercialización y degustación de productos misioneros. En ambas sede además de exponer sus productos regionales, los productores dieron a conocer los valores alimenticios y la importancia de las producciones locales, fomentando de esta manera el consumo de productos de nuestra provincia.

 

 

Como balance comercial Ferreira explicó que en Posadas se generaron ventas por 200 mil pesos, con productores que agotaron todo el stock que poseían. En tanto en Jardín América todos los productores agotaron sus productos, logrando ventas por cerca de 30 mil pesos.

Un saldo más que positivo que beneficia directamente a los productores, que pueden posicionar sus productos e incluso abrir canales de comercialización con estos eventos que le dan visibilidad a sus productos.

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