Mujeres que Inspiran: historias en la Industria de la Ciberseguridad

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Aunque históricamente ha sido un campo dominado por hombres, las mujeres tienen un papel fundamental en el campo de la ciberseguridad. Cada vez son más las que están incursionando en este universo y haciendo contribuciones significativas. Sin embargo, la pregunta que aparece es, ¿qué valor agregado concreto puede darle la mujer a la industria?  

Uno de los principales valores es la diversidad de perspectivas. Las mujeres aportan diferentes miradas, experiencias y enfoques a la resolución de problemas en ciberseguridad. Esta diversidad de pensamiento puede ayudar a identificar soluciones más completas y creativas para abordar los desafíos de seguridad cibernética.

Asimismo se pueden destacar las habilidades únicas que posean las mujeres, el pensamiento analítico y la gestión de riesgos. Estas capacidades resultan complementarias a las tradicionales en la industria y son fundamentales para lograr que los equipos de seguridad sean más eficientes y completos. 

Según el informe Women in Cybersecurity de (ISC)2, hace una década las mujeres sólo representaban un total del 11% de los puestos de trabajo globales dentro del sector de la ciberseguridad. Cifras que para 2020 ya habían alcanzado el 24% de la fuerza total y que, gracias al esfuerzo imparable de miles de mujeres, hoy sigue aumentando. 

“Es obligatorio que sigamos haciendo un esfuerzo concertado para reducir esta brecha de género y especialmente dentro del sector de la ciberseguridad, donde existe una enorme brecha de talento (independientemente del género). Cada granito de arena suma, sin gesto o acción demasiado pequeña para ayudar”, señaló Tatiana Bodini, vocera de Security Advisor. 

La representación equitativa ayuda a romper estereotipos de género y crea un entorno laboral más inclusivo. Esto asimismo colabora en mejorar el rendimiento organizacional, e incluso obtener una mayor innovación. Las organizaciones que valoran y promueven la diversidad tienden a ser más resilientes y exitosas en la gestión de riesgos cibernéticos.

“Trabajo en la industria IT (Information Technology) hace más de 10 años. Ingresé a este campo para probar suerte en una postulación que apareció de una empresa que conocía como cliente, me aceptaron en esta búsqueda gracias a mi capacidad resolutiva, ganas de aprender y, aunque suene raro, a que era mujer y necesitaban a alguien ordenada para el puesto”, contó Tatiana Bodini, vocera de Security Advisor.

Y agregó: “A lo largo de este camino me encontré con diferentes personas, cada una con sus propios valores, ideales y prejuicios, y fui aprendiendo que muchas veces el trato que se recibe es en función a ello. En un principio, mi juventud, inexperiencia y el ser mujer en un entorno completamente dominado por hombres, me jugaron en contra. Mi sueldo era uno de los más bajos de la compañía en la que trabajaba en ese entonces y era muy difícil alcanzar objetivos debido a las trabas impuestas.”, explicó Bodini.

En Argentina sólo un 30% de quienes trabajan en la Industria de Tecnología son mujeres, de acuerdo a la Cámara de la Industria Argentina del Software. Esta cifra ha mejorado en los últimos años, sin embargo, la brecha de género se puede observar a simple vista, más allá de que haya mejorado el entorno.  

 “Creo que los avances en temas de inclusión laboral son enormes, pero todavía hay mucho camino por recorrer. La equidad laboral, de oportunidades y salarios es alcanzable, pero depende también de las compañías impulsar este cambio y de los colaboradores en aceptarlo y llevarlo a cabo.”, concluyó Bodini.

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Mujeres de Impacto en América Latina 2024: líderes que inspiran

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El galardón que ofrece el reconocido medio Bloomberg, muestra el talento de la región, en este caso te mostramos quiénes son las Argentinas en la lista.

El reconocido medio Bloomberg presentó la tercera edición de su lista “Las Mujeres de Impacto en América Latina 2024”, un reconocimiento a las líderes que abanderan los avances de género en la región a través de sus logros en diversos sectores como los negocios, las finanzas, el entretenimiento o los deportes.

El listado, que se actualiza anualmente, reúne a mujeres destacadas del mundo financiero, empresarial, artístico, deportivo y tecnológico, entre otros.

Entre las representantes de Argentina se encuentran:

  • Nicki Nicole: Cantante y compositora argentina de gran éxito internacional.
  • Agustina Albertario: Estrella del hockey sobre césped, campeona mundial y olímpica.
  • Paula Arregui: Figura clave en el crecimiento de MercadoLibre, ocupando un puesto de liderazgo en la empresa.
  • Patricia Pomies: COO de Globant, una de las empresas tecnológicas líderes en Latinoamérica.
  • Sabrina Castelli: Fundadora de Mujer Financiera, una plataforma que empodera a las mujeres en materia financiera.

Las nominadas fueron cuidadosamente seleccionadas por Bloomberg, tras un análisis exhaustivo del desempeño de cientos de profesionales en la región.

Cabe destacar que el resultado no se configura como un ranking, sino como un reconocimiento a una pequeña muestra de las innumerables mujeres que lideran sus nichos en el continente.

Para la edición 2024, el Consejo Editorial de Bloomberg puso especial énfasis en tres aspectos:

  • Liderazgo: Capacidad para inspirar, motivar y guiar a equipos hacia el éxito.
  • Impacto financiero y de negocios: Habilidad para generar resultados tangibles y contribuir al crecimiento de las empresas e instituciones.
  • Influencia social: Capacidad para generar un impacto positivo en la sociedad a través de su trabajo y activismo.

Esta lista, como el de los 500 más influyentes, son una muestra del talento de la región.

Fuente: Bloomberg

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Mujeres rurales agregan valor a la curtiembre de cueros

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La emergencia sanitaria a causa de la pandemia puso al descubierto la vulnerabilidad que viven las mujeres en los ámbitos rurales, esto impulsó a un grupo de dulceras de Catamarca a buscar alternativas productivas que brinden oportunidades económicas para afrontar contextos adversos. 

Con el acompañamiento del INTA, comenzaron una reconversión de su actividad y viraron hacia la curtiembre de cueros, confección de prendas y accesorios artesanales en busca de mayores ingresos económicos e incentivar el rol de la trabajadora rural en la cadena productiva de la provincia. Actualmente proponen una normativa nacional para la Ley de Orgánicos, pionera a nivel mundial, para certificar y exportar cuero de pequeños productores. 

Erica Guzman –técnica de la Agencia de Extensión Rural Capayán, Catamarca– explicó: “Recurrieron a sus saberes ancestrales y vínculos con el territorio para conformar una cooperativa, esto las llevó a aprender y mejorar un proceso que aprovecha los residuos de la actividad ganadera, como el cuero, para confeccionar accesorios y vender la materia prima a artesanos locales, estudiantes y agrupaciones gauchas de forma amigable con el medioambiente y con el beneficio de potenciar la producción artesanal en la provincia”. 

Las productoras –de diferentes departamentos del Valle Central de Catamarca, en Capayán, Capital y Valle Viejo– se identifican como “Curtiendo nuestras raíces”, el grupo se conforma por 14 mujeres y actualmente sumaron 6 hombres. Gracias al trabajo en conjunto con el equipo del INTA se encuentran próximas a recibir su matrícula como cooperativa y su comercialización anual sumó más de 1300 cueros de diferentes curtidos en forma artesanal en un proceso que dura 40 días. 

La actividad del grupo sirvió para que se desarrolle una cadena de valor del cuero de cabrito que potencia el trabajo de las mujeres del territorio. Para ello, compran la mayor cantidad de cueros a mujeres, actualmente 40 productoras, repartidas en los departamentos Capayán, La Paz –cuero de cabritos–, Tinogasta –cuero de cabras– y Antofagasta de la Sierra –cuero de llama–. 

Estas productoras se destacan en su labor por apoyar y brindar oportunidades a muchas mujeres del territorio en la búsqueda de su independencia económica. Guzman indicó que “la actividad del cuero no la realizaban las mujeres, era cosa de hombres y una actividad que estaba casi perdida en el Valle Central”.  

“Estas mujeres con problemáticas vinculadas a cuestiones de género se acercaron al INTA para solicitar acompañamiento ante la situación de vulnerabilidad potenciada por la pandemia”, detalló Guzman. 

El INTA trabajó en la conformación del grupo para fortalecer sus vínculos y formar una cooperativa. Se capacitaron en el uso de herramientas de comercialización, elaboración de reglamento interno de trabajo y construcción de una identidad visual que las identifique, entre otras. 

“Han logrado mejorar su técnica, adquirir capacidades en la confección de artesanías y prendas para damas, y trabajar en forma amigable con el medio ambiente, a partir del aprendizaje de una técnica de curtido que no utiliza cromo y sulfitos en el proceso”, puntualizó Guzman. 

El INTA acompañó la gestión de fondos externos ante otras instituciones, así se logró la aprobación del financiamiento de maquinarias e insumos, como también en la comercialización además de la vinculación con diferentes Instituciones y productoras locales quienes proveen la materia prima. 

Un punto importante en su labor es que, a partir de la demanda de venta de cuero a Europa, trabajan en forma conjunta con la Mesa de Orgánicos de la provincia y la Cámara Argentina de Certificadores en una propuesta de normativa nacional para la Ley de Orgánicos que será pionera a nivel mundial, la cual brindará la oportunidad de certificar y exportar cuero de los pequeños productores. 

Guzman destacó: “Uno de los próximos pasos a seguir es lograr el teñido natural del cuero. Para ello, se investiga en la sabiduría de las tejedoras del oeste y en sus recetas de teñido de lanas. Esta será una experiencia innovadora porque no hay antecedentes con el uso de tintes naturales”. 

El contexto laboral de este grupo de mujeres rurales, con problemáticas de género, fue difícil en sus inicios. Hoy con el acompañamiento del INTA y la apertura de otras instituciones trabajan para consolidar su emprendimiento que les reditúa económicamente, y les permite recuperar saberes ancestrales de manera sustentable. 

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Mujeres con más educación, pero menos ingresos

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Estudio del Observatorio de Argentinos por la Educación, revela que las mujeres obtienen mejores resultados educativos que los hombres, pero ganan un 22% menos en promedio.

Un estudio del Observatorio de Argentinos por la Educación revela que las mujeres obtienen mejores resultados educativos que los hombres, pero ganan un 22% menos en promedio.

Según el informe “Brechas de género: desde la escuela al mercado laboral”, las mujeres obtienen puntajes más altos en las pruebas estandarizadas de Lengua, tanto en primaria como en secundaria. Contrariamente, los varones obtienen puntajes más altos en las pruebas de Matemática. Estas brechas se agrandan al pasar de primaria a secundaria.

Los varones llegan en tiempo y forma al último año de secundaria en mayor proporción que las mujeres. A su vez, las mujeres finalizan en mayor proporción tanto el secundario como la universidad.

En 13 de 15 disciplinas universitarias y profesorados, las egresadas mujeres ganan, en promedio, menos que los egresados varones. El 83,4% de los graduados de Psicología son mujeres, seguido de las carreras de Letras e Idiomas con 82,9%.

A nivel país las mujeres ganan, en promedio, entre un 22% y un 27% menos que los varones. Las únicas dos excepciones se dan en Ciencias de la Información y de la Comunicación, donde las mujeres ganan 1% más que los varones, y en Química donde este número asciende al 6,3%.

Los autores del informe señalan que estas brechas salariales se deben a una combinación de factores, como la segregación ocupacional, la discriminación y la falta de políticas públicas que promuevan la igualdad de género en el mercado laboral.

Para leer todo el informe: Brechas de género: desde la escuela al mercado laboral

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Las ollas comunes como una oportunidad para las mujeres migrantes en el Perú

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Escriben G. Granados de Orbegoso; P. Sierra Vélez y A. Mesía MacherEn el Perú, viven más de 760 mil mujeres migrantes venezolanas. Las ollas comunes se han convertido en un espacio de integración con la cultura peruana.

Desplazarnos a un país que no es el nuestro implica grandes desafíos. El principal: lograr integrarnos exitosamente al nuevo entorno, a su cultura, a sus costumbres.  

El Perú ha recibido más de 1,5 millones de personas migrantes y refugiadas venezolanas y la mitad son mujeres.  A ellas les resulta particularmente difícil que se respeten sus derechos, están en mayor riesgo de sufrir discriminación, violencia o incluso de ser parte de casos de trata de personas. Su condición migratoria y la ausencia de una red de apoyo reducen sus oportunidades para ser incluidas social y económicamente a través de contactos o conocidos. 

Frente al difícil problema, las ollas comunes se han convertido en un espacio que impulsa la integración de las migrantes y refugiadas venezolanas.  Estos grupos, principalmente conformados por mujeres, son, en esencia,​​​​ ​​comunitarios, solidarios, integradores y generadores de redes de apoyo.​​

“La olla hizo que conociera venezolanos. La señora Silvia (de Venezuela) nos enseña a cocinar las carotas o hace carotas y nos trae”, comenta Teresa, líder de una olla común en Lima.

Las ollas comunes en el Perú

​​Históricamente, las ollas comunes ​han surgido en tiempos de crisis para alimentar a las personas en los entornos más vulnerables. Empezaron en los años 60, como respaldo a las huelgas y movilizaciones sociales y a lo largo del tiempo han aparecido como respuesta a crisis económicas, emergencias sanitarias y fenómenos de origen natural.  

En 2020, en el Perú, las ollas comunes fueron cruciales para combatir la inseguridad alimentaria provocada por la crisis de la COVID-19.  A 2021, se registraron más de 3 mil ollas comunes en Lima y ya se ha legislado sobre su financiamiento a nivel nacional, además de haberse firmado acuerdos con el sector privado y la Municipalidad Metropolitana de Lima para la recepción de donaciones.  

Las características de las ollas comunes y su oportunidad de integración han sido parte de una investigación realizada por la Municipalidad de Lima y el Banco Mundial. El informe “Abordando las brechas de Derechos Humanos entre los migrantes y refugiados venezolanos considerando aspectos de género – Proyecto Ollas Comunes” muestra cómo aprovechar estos espacios para promover el acceso a Derechos Humanos como la alimentación, la integración y la no discriminación, incluyendo en su alcance a las mujeres venezolanas.

Tereza y Lucy, lideresas de las ollas comunes en Lima, Perú
Tereza y Lucy, lideresas de las ollas comunes en Lima, Perú. https://flic.kr/p/2o7brMi

Fotografía: Luis Carlos Parreño / 2022. Banco Mundial.

Principales hallazgos y recomendaciones del informe

Las ollas comunes —a las que se accede generalmente por invitación de los propios vecinos y vecinas— son espacios potencialmente provechosos para el intercambio de conocimientos entre mujeres peruanas y venezolanas, y se han convertido en una experiencia de valor emocional, que provoca sentimientos de pertenencia y contribuye a la creación de vínculos, redes de cuidado y soporte afectivo y material para las mujeres migrantes.  

Compartimos cinco recomendaciones, enfocadas en la integración, creación de redes de apoyo, intercambio de conocimiento y promoción de los derechos humanos :

  1. Implementar actividades culturales, deportivas y sociales que permitan integrar a las mujeres migrantes venezolanas con sus pares peruanas. Compartir experiencias y espacios en común produce nuevos vínculos y abre las ollas comunes a mujeres que no forman parte del entorno familiar o amical de las lideresas de la organización.  
  2. Fomentar el intercambio de experiencias entre ollas comunes de diferentes distritos para compartir aciertos y dificultades y fomentar tanto la solidaridad, como el aprendizaje mutuo.  
  3. Mejorar capacidades de coordinación, liderazgo, gestión, mediación de conflictos, e impulsar la educación sobre generación de ingresos y emprendimiento. Esto permitiría a mujeres peruanas y venezolanas mejorar la valoración de su trabajo doméstico y visibilizar su aporte comunitario, empoderándolas económica y socialmente.  
  4. Habilitar las ollas como plataformas de desarrollo local y como mecanismos para identificar personas que necesitan acceder a servicios de alimentación y otros servicios del Estado, incluyendo a la población migrante y refugiada a través del redimensionamiento de su alcance y rango de acción.  
  5. Facilitar la aceptación de las personas migrantes por parte de la comunidad local, a través de campañas de comunicación enfocadas en Derechos Humanos e inclusión, y así prevenir prejuicios que pudieran provenir de los medios de comunicación.  

Implementar estas recomendaciones abrirá espacios seguros de acceso a Derechos Humanos, empoderamiento, conversación, intercambio de conocimientos, protección y apoyo mutuo para las mujeres venezolanas y para las mujeres en general. La comunicación, la empatía y la solidaridad son solo palabras, pero puestas en acción pueden ser verdaderamente transformadoras. 

ENLACES RELACIONADOS 

GRETA GRANADOS DE ORBEGOSO Analista de desarrollo social

PAULA SIERRA VÉLEZ Consultora en Desarrollo social

ALONSO MESÍA MACHER Periodista y escritor

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