El presidente del Centro de Panaderos de Avellaneda 27 de Abril, Gastón Mora, destacó el resultado positivo que tuvo el encuentro mantenido ayer con el secretario de Comercio Interior, Roberto Feletti, y aseguró que la creación del fideicomiso de trigo garantizará una baja en la bolsa de harina industrial para elaboración comercial.
“Lo vimos muy predispuesto (a Feletti). Y la creación del fideicomiso ya es una realidad y en 15 días, vamos a estar teniendo harina de $ 1.150 más IVA en las panaderías”, afirmó Mora a Télam Radio.
En ese sentido, aseguró que el Secretario de Comercio Interior les pidió que exista “un esfuerzo recíproco” entre el Estado y los panaderos.
“Así como el Estado hizo un esfuerzo enorme y tomó la decisión política de enfrentar a un sector que sabemos que poco le importa la mesa de los argentinos, nos pidió a nosotros también que tengamos el mismo compromiso y que podamos lanzar el pan de $ 220 a $ 270 el kilogramo, para que les sea más beneficioso para el bolsillo de la gente, entendiendo la situación económica que muchos vienen atravesando”, destacó Mora.
Puntualizó que el objetivo es que “aquellas familias que quizás la están pasando mal, y es el almuerzo o la cena en muchos hogares, puedan acceder a un kilo de pan”.
En tanto, refirió que desde el Centro de Panaderos de Avellaneda transmitieron en el encuentro “la inquietud sobre los demás productos que también están en alza”, y comentó que piensan “trabajar de acá a 10 días para ver si se puede armar un estilo de rosca económica, entendiendo lo que generan las Pascuas en las familias argentinas y que es un momento muy sensible para compartir”.
Al respecto indicó que “se va a convocar a las empresas de margarina, de azúcar, de levadura, de huevos a ver el porqué de los aumentos, para que se justifique lo que están haciendo”, y subrayó que “de no tener justificativo, se les va a pedir que retrotraigan los precios o se implementarán sanciones por aumentar sin ningún motivo”.
“Así que vamos camino a la reestructuración, a combatir la inflación, somos conscientes de que el salario no alcanza y que tenemos que dar batalla para aliviar el bolsillo de los argentinos”, concluyó Mora.
La empresa posadeña Tahona abrió su quinto local en la ciudad, allí conjuga todos los servicios que brinda, desde los mejores panificados a una cafetería y un sector de comidas rápidas para degustar en el lugar o llevar.
El nuevo local está ubicado en la esquina de las calles Tucumán y Junín. Durante la inauguración realizada en la noche del jueves (27/02), Omar Acosta destacó que “este era un sueño que teníamos desde hace muchos años, de tener algo así agradable y lindo en la ciudad”.
El empresario llegó hace más de 30 años con su esposa Gladis Falcón para encarar el sueño del negocio propio. Acosta recordó que cuando llegaron estaban solos en el emprendimiento de la panadería, hoy emplea a 70 personas.
En el nuevo local “trabajarán 10 personas, esperamos a ver la reacción de la gente para ver si hay mayor demanda de atención”, comentó el propietario. Detalló que 6 de los trabajadores son recientes incorporaciones a la firma.
El nuevo local trabajará en horario corrido hasta la medianoche, ofrecerán comidas rápidas, frías, calientes y menús ejecutivos. En el entrepiso funcionará una cafetería.
Sobre la idea de abrir un nuevo local en el actual contexto, Acosta explicó que “nosotros en cada crisis inauguramos un lugar nuevo para poder tomar oxígeno en cuanto a la parte económica y en estos momentos hacía falta”.
“Estamos por cumplir 31 años y estamos muy felices de poder cumplir este sueño”, dijo el empresario tras la bendición de un religioso que hizo la apertura oficial del local.
De la inauguración participaron el intendente de Posadas, Leonardo Stelatto; el presidente de la Confederación Económica de Misiones (CEM), Alejandro Haene; el presidente de la Cámara de Comercio e Industria de Posadas (CCIP), Carlos María Beigbeder; además de empresarios amigos y familiares.
Sergio cuenta que recibió el llamado apenas asomaba el sol. “Vení porque es impresionante la cantidad de gente esperando”, decía la voz del otro lado del teléfono. Un par de horas después, toda la provincia estaba enterada de la extensa fila que se había formado frente a su panadería, en el acceso a Garupá, para conseguir uno de los quince puestos de trabajo que ofrecía. En total, cuenta, fueron 1182 curriculums los recibidos en esa mañana que sorprendió a todos y que fue una postal de la extensa recesión que agobia a la Argentina desde hace casi dos años.
Hoy, sentado en el cómodo entrepiso de la cafetería del flamante local, Sergio Petri cuenta que a muchos de sus colegas les pareció “una locura” animarse a invertir en un momento tan crítico. Y admite, a veces pienso que “estoy un poco loco”. Pero en realidad, no hay locura, sino una forma muy racional de encarar el negocio. “Creo que si en momentos de crisis no salimos al ataque va a ser peor, creo que no fue solo mío el problema, entonces abrir algo me parece una manera de contribuir. No sé si es momento, si es la manera, pero tenemos que salir al ataque”, desarrolla el joven empresario de 38 años.
¿Es una filosofía esa?
Es una filosofía de negocios, estar siempre al frente, innovando productos, intentando dar un paso al frente, no especulando nada. Nosotros capacitamos a nuestro personal constantemente, probamos productos que por ahí no funcionan, pero estamos en la búsqueda. La semana pasada tres chicos viajaron a Buenos Aires -en avión-, a una capacitación, yo creo que eso es un motor, porque donde uno se queda, no funciona. Que es lo que vemos por ahí en negocios que no avanzan, se quedan esperando para invertir, se estancan, esperando que la situación mejore, y está verde que la situación mejore. Ojo salir al ataque no me da la seguridad de que funcione, pero al menos la posibilidad de probar, yo me la quiero dar.
¿Qué pensaste el día de la cola frente a la panadería?
No entendía nada, se me aceleró el corazón. Cuando llegué y vi a todas las personas, lo primero que hice fue pedir disculpas a todos. Llamé a mi esposa, a mi encargada, para que nos ayuden con los curriculums.
La flamante sucursal, en la intersección de las avenidas Quaranta y 213 de Posadas, es un enorme salón con un entrepiso destinado a la cafetería. Todo luce impecable y la mezcla de negro y grises le dan un tono moderno a las paredes y techos. Hay comida fresca, de la cocina propia, panes, exquisitas tortas, sandwiches y vinos de las mejores marcas en las vitrinas. Es un centro gastronómico, un concepto superior a la panadería tradicional. Todo bajo el lema “Il pane nostro di ogni giorno”, un homenaje a las raíces italianas del apellido Petri. Las jóvenes que están en el mostrador son varias de las que formaron parte de la extensa fila que asombró a Misiones. “Llegué a las 7 y ya había cola. Casi me fui”, confiesa una con una enorme sonrisa.
¿Cómo nace la panadería?
La historia en sí es larguísima, yo cuando arranco en panadería cuando tenía 16 años, en Buenos Aires. Yo soy de San Vicente, de una zona rural y cuando crecíamos teníamos que salir e irnos a donde sea a buscar algo. A mí me tocó ir a Buenos Aires, tenía un hermano que ya estaba allá trabajando en una panadería, yo me puse al lado de él, así fue como empezó la historia. Terminó yo haciendo pan después. No duró mucho mi pasar en Buenos Aires, porque era feo, estaba lejos de mi familia. Volví, fui a San Vicente, donde trabajé diez años con Ceferino Rodríguez en el sector de panadería. Con ellos aprendí muchísimo, desde cómo amasar, hasta cómo manejar el negocio. Después de diez años apareció una pareja amiga con ganas de invertir, me propusieron la posibilidad de hacer algo juntos, como propietario, lo charlamos y decidimos venir a Posadas y hace once años que estamos acá.
¿Cómo se transforma el emprendimiento en una de las principales panaderías de la ciudad?
Siempre le metimos para adelante, intentando con los productos, dando buena calidad, dando lo mejor, tratando de innovar, yo creo que el cliente hoy busca calidad, por sobre todo. Me pasa a mí, yo como muy poco asado, pero cuando como asado, quiero que sea el mejor. Yo creo que pasa igual con el pan, con la torta, con las especialidades. Intentamos siempre por ese lado, gracias a Dios eso nos tiene acá, no sé si bien o mal, pero nos tiene acá.
La panadería y la sociedad empezaron en el cruce de las avenidas Santa Catalina e Ituzaingó. Después de nueve años se mudaron a Garupá, aunque la sociedad se diluyó en buenos términos. En Garupá se realiza la producción de lo que se vende en todos los locales. En la nueva sede se termina el horneado de algunos productos, como las chipitas, que siempre salen frescas. En total, emplea a más de 45 personas. “La panadería requiere mucha mano de obra, para vender un kilo de pan, hay un gran proceso atrás, lo mismo las facturas, por eso se necesita mucha mano de obra. Más si uno lo quiere hacer bien. Se genera mucho trabajo, pero las ganancias, no son las mejores, porque hoy tener un empleado en blanco cuesta un montón. Siempre hablamos con mis colegas panaderos de lo mismo, sería interesante en algún momento bajar los costos laborales. Las cargas sociales, no los sueldos, yo creo que el trabajador tiene que ganar más, pero las cargas sociales son costosas”, analiza Sergio.
¿Te sumaste al “Ahora pan”?
Sí, nos ayudó bastante porque hoy nos dan beneficios, en este local no porque no lo presenté todavía, pero tenemos un descuento de la luz del 50%.
¿Cómo fue el desarrollo de este local tan moderno?
El equipo que me rodea es maravilloso, desde el panadero, el chico que barre, el carpintero, el electricista. Tengo una relación muy fluida con la gente que trabajo, ya sea de forma directa o indirecta. La idea inicial sí fue mía, pero después el que me hizo las sillas puso lo suyo, el que me puso la luz, es decir, vamos charlando, diseñando sobre la marcha, pero buscábamos algo innovador, salir de lo clásico, romper de lo tradicional.
¿Por qué elegiste acá, que no es el centro de la ciudad?
Creo que es un punto estratégico. Para mí, que esto es el centro, porque acá se distribuye a donde quiero, a Itaembé Guazú, a San Isidro. Donde quieras ir, tenes salida rápida a cualquier punto de la ciudad. Lo otro que nos motivó fue el estacionamiento, que para una panadería hoy parece una exageración, pero creo que a la larga va a faltar, pero es algo que vale oro, porque uno se quiere estacionar enfrente.
Sergio cuenta que cuando puede, se pega una escapada a San Vicente, donde todavía está su familia, orgullosa del presente. Sus padres lo acompañaron en la inauguración . “Tuve la suerte de irme de mi casa a los 16 años por la puerta grande, no tuve que pelearme con nadie y cada vez que vuelvo soy bien recibido”, relata. Y ese sentido de pertenencia familiar, lo transmite con su familia, con Ester y sus tres hijos. “Tengo una familia espectacular, me acompañan muchísimo en el trabajo, se bancan, porque a veces me pongo horas y horas a trabajar, ellos no me ponen trabas de ningún tipo. Siempre pongo a Dios en primer lugar, a mi familia, a mis compañeros de trabajo, porque no son solo empleados, sino son compañeros de trabajo, me pongo a hablar de ellos y se me eriza la piel”, se emociona.
La Federación Argentina de Industrias de Pan (Faipa) decretará este lunes la “emergencia nacional de las panaderías“, que ya produjo el cierre de más de 200 locales en 2018. Este lunes, a las 13 en la sede de la entidad, “se anunciará el estado de emergencia de las panaderías de todo el país, por no poder afrontar el pago de los servicios de luz, gas y agua; una agobiante presión tributaria; y la dolarización de nuestras materias primas”. Durante 2018, la harina de trigo, principal insumo para la elaboración de panificados, subió un 131 por ciento, siendo por lejos el producto alimenticio que más se incrementó el año pasado. “Las ventas bajaron entre un 40 y un 50% el año pasado, frente al 2017, o sea que nosotros estamos trabajando a pérdida”, dijeron desde Faipa. La mayoría de las panaderías están en situación de crisis, con excepción de Misiones, donde el consumo también cayó, pero en menor medida por la vigencia del Ahora Pan, que primero fijó el precio del kilo del francés en 50 pesos y ahora en 60, a cambio de una rebaja en la tarifa eléctrica para las fábricas. Misiones se había anticipado a esta crisis y apenas iniciado el mes de junio del año pasado, el gobernador Hugo Passalacqua selló un acuerdo con el Centro de Panaderos de Misiones para congelar el precio del pan -inicialmente por tres meses, pero el programa fue prorrogado hasta junio de este año- a cambio de una bonificación en la tarifa eléctrica de las 400 panaderías que hay en la provincia, con un descuento del 50 por ciento hasta un consumo de 10 mil kilowats y del 35 por ciento para los de mayor demanda. “Con este programa logramos amortiguar una suba del producto que en otros lugares del país ya alcanza a $95 o $100 por kilo. Entendemos que el pan es un alimento insustituible en los hogares y por eso el esfuerzo por congelar el precio”, aseguró Passalacqua hace unos días al anunciar la extensión del programa. En el encuentro de este lunes, cada provincia expondrá sus problemáticas que, si bien son similares, no son idénticas en cada región del país. Misiones está representada por Héctor Omar Acosta, de Tahona. “Es fundamental hacer conocer al Gobierno nuestra terrible coyuntura y que se tomen medidas para paliar esta situación, sobre todo respecto a las tarifas de servicios y aportes patronales. También se advertirá que si esta situación persiste, nuestra industria tomará medidas restrictivas, las cuales en muchos casos derivará en el despido de personal a nuestro cargo, haciendo responsable al Estado de este conflicto”, ampliaron desde la organización empresarial. En un año donde todo tipo de sector alimenticio ha sufrido un duro revés económico, sobresale uno tan necesario para la mesa argentina. Por los costos e impuestos las panaderías han sufrido una baja de entre el 50 y 60 por ciento en las ventas, según el sondeo que realizó el diario Crónica en algunos comercios de la Capital Federal. En tanto, la Federación Industrial Panaderil de la provincia de Buenos Aires (FIPPBA) confirmó que el sector está en “emergencia” y que atraviesa “el peor momento de los últimos 15 años“. Con mucha preocupación sobre sus espaldas, Fulgencio (encargado de un local), le dijo a Crónica que “hasta el momento tenemos una baja del 50 por ciento en lo que es venta de pan y facturas, o sea lo que es consumo. La gente ahora lleva dos o tres pancitos y alguna factura, cuando antes te llevaba media docena. El kilo de pan lo tenemos 90 pesos y la docena de facturas 144 y todo se nos complica, estamos atrasados con los impuestos y estamos fraccionando el pago de aguinaldo a la gente para poder cumplir. Además, la bolsa de harina me cuesta 1.050 pesos, cuando hace dos meses estaba 800 y más atrás 600, y lo peor que ayer me contaron que va a volver a subir su valor. Este es el peor año que pasamos y hace un año que no llevo un mango a casa, porque estoy manteniendo el negocio, estoy arañando para llegar y ni vacaciones me tomé para mantener el negocio, o sea, que laburo para el gobierno. Ni hablar de los impuestos que me vinieron 80.000 pesos entre luz y gas, y el horno lo tengo prendido sólo 4 horas. Esta es la realidad de los panaderos”. En tanto, Yanina (otra panadera) agregó que “de lo que hace cinco meses, tuvimos una baja del 60 por ciento y además aumentó todo. Lo que uno pagaba antes una caja de margarina 500 pesos ahora lo paga 800 y no vendés nada, o sea trabajás para nada. Trabajás para mantener el negocio y muchos lugares cierran a base de eso, porque ni así se puede. También aumentó la bolsa de harina y la gente que antes te llevaba una docena de facturas, ahora lleva 3 o 4. Hacemos reparto de pan y el que llevaba 7 kilos de pan para revender ahora lleva 3 o 4 kilos, bajó mucho todo. Para nosotros es el peor año porque los impuestos son imposibles de pagar, la luz y el agua no baja de 10 mil pesos y también hay que agregarle el alquiler“. Momento crítico La Federación Argentina de Industrias de Pan (Faipa) decretará este lunes la “emergencia nacional de las panaderías“, que ya produjo el cierre de más de 200 locales en 2018. Fuentes de Faipa adelantaron a BAE Negocios y Crónica que este lunes, a las 13 en la sede de la entidad, “se anunciará el estado de emergencia de las panaderías de todo el país, por no poder afrontar el pago de los servicios de luz, gas y agua; una agobiante presión tributaria; y la dolarización de nuestras materias primas”. Durante 2018, la harina de trigo, principal insumo para la elaboración de panificados, subió un 131 por ciento, siendo por lejos el producto alimenticio que más se incrementó el año pasado. “Las ventas bajaron entre un 40 y un 50% el año pasado, frente al 2017, o sea que nosotros estamos trabajando a pérdida”, dijeron desde Faipa. En el encuentro de este lunes, cada provincia expondrá sus problemáticas que, si bien son similares, no son idénticas en cada región del país. “Es fundamental hacer conocer al Gobierno nuestra terrible coyuntura y que se tomen medidas para paliar esta situación, sobre todo respecto a las tarifas de servicios y aportes patronales. También se advertirá que si esta situación persiste, nuestra industria tomará medidas restrictivas, las cuales en muchos casos derivará en el despido de personal a nuestro cargo, haciendo responsable al Estado de este conflicto”, ampliaron desde la organización empresarial.
“Alegría de anunciar que estamos prorrogando hasta Diciembre el programa provincial Ahora Pan, que fija en un tope de 50$ el kilo de pan francés. Trabajando juntos Gobierno y sector privado podemos seguir dando respuestas concretas a nuestra gente”, destacó esta mañana el gobernador Hugo Passalacqua al hacer público la prórroga del acuerdo con el sector panaderil.
El Ahora Pan surgió como una iniciativa consensuada entre el Gobierno provincial y el Centro de Industriales Panaderos, a través del cual a los comercios adheridos al programa se les reconoce una bonificación en la tarifa eléctrica según el rango de consumo mensual, a cambio de mantener el precio del kilogramo del pan tipo francés a 50 pesos. Medidas concretas para la economía familiar
Con el agravamiento de la situación económica como consecuencia de la política nacional, el Gobernador Passalacqua encabezó gestiones que apuntan a atenuar los efectos en los rubros más afectados de la actividad comercial y en beneficio de los sectores más vulnerables. Así nacieron los programas como “Ahora Pan” y “Ahora Gas”; éste último garantiza el precio oficial fijado por la Secretaría de Energía de la Nación en todo el territorio provincial, estableciendo un cronograma de repartos especiales en las localidades que no disponen de bocas de expendio, lugares que fueron designados para la venta a precio subsidiado.
En la misma línea fue diseñado el Ahora Misiones, programa que puso en práctica Passalacqua junto a la Confederación Económica de Misiones (CEM) y la Cámara de Comercio e Industria de Posadas (CCIP), con beneficios y descuentos a nivel provincial para todos los usuarios de tarjetas de crédito del Banco Macro y Banco Nación. Se inició en septiembre de 2016, como manera de promoción del consumo y ante las asimetrías que afectan a la provincia por su cercanía con Paraguay y Brasil. El mismo programa tuvo tan buena recepción que fue prorrogado y continúa hasta la fecha, además de derivar en otros como el “Ahora Misiones Escolar” en el inicio de clases; el “Ahora Papá” en oportunidad de celebrarse el Día del Padre; y para el 17 y 18 de agosto próximos estará vigente el Ahora Niño, por el Mes dedicado a los más chicos.