PRODUCCION

Misiones en Venta: ¿Comida en la mesa o dólares en pocas manos?

Compartí esta noticia !

En la provincia de Misiones existen alrededor de 27.000 familias campesinas, pero, ¿Por qué son importantes? ¿Por qué no sería mejor que se muden a la ciudad y que sus campos pasen a ser cultivos de soja que nos traiga dólares del exterior?

En menos de 75 años la provincia paso de tener a 7 de cada 10 personas viviendo en la chacra a hoy tener 8 de cada 10 viviendo en la ciudad según los censos poblacionales realizados desde 1947. Esto representa una caída del 50%. Pero, ¿Qué pasó?

A continuación, la línea de tiempo con los sucesos que determinan la realidad actual:

  • El “Gran quiebre” ocurrió entre las décadas de los 60s – 70s, y fue consecuencia de factores como: La crisis del modelo yerbatero y forestal tradicional. El auge de los cultivos industriales (té, tung) que, si bien son agrícolas, requieren menos mano de obra por unidad de superficie. El inicio de la expansión de la frontera agropecuaria con el cultivo de tabaco que, si bien es rural, impulsó la concentración en pequeñas localidades.
  • Aceleración y Estancamiento (Décadas de 1980-1990): La urbanización se acelera. Es clave notar que, en el censo de 2001, la población rural absoluta dejó de crecer (291.788 en 1991 vs. 291.240 en 2001). Esto indica que el crecimiento poblacional natural (nacimientos) se estaba trasladando completamente a las ciudades.
  • Éxodo Acelerado (Censo 2010): Este censo marca un hito dramático. No solo bajó el porcentaje rural, sino que la cantidad absoluta de personas viviendo en áreas rurales se redujo en casi 36.000 personas. Esto es la definición pura de éxodo: la gente está abandonando el campo.
  • Consolidación de la Tendencia (Censo 2022): La población rural representa solo el 17,1% del total. Misiones se consolida como una provincia urbana, con una densidad creciente en el corredor de la Ruta Nacional 12 y un despoblamiento relativo de las áreas más alejadas.

Despoblamiento Rural y Desintegración Social: Como vimos en los datos del éxodo, la migración a las ciudades genera cordones de pobreza urbana. Las familias llegan a las periferias de las ciudades sin trabajo, hacinadas y sin acceso a servicios dignos. Se pierde el tejido social y cultural de las comunidades rurales, con saberes y tradiciones que se transmitieron por generaciones.

A este caos se le suma otro fenómeno mas reciente, el cual también constituye hoy una porción del sector productivo:

Éxodo Urbano en Misiones: El Sueño Rural vs. la Realidad: Se trata de un fenómeno reciente, impulsado post-pandemia, donde un número pequeño pero significativo de personas deja la ciudad para mudarse al campo misionero.

¿Quiénes son?

  • Perfil: Familias o profesionales jóvenes de clase media urbana (ej: de Posadas, Buenos Aires).
  • Motivación: Búsqueda de una vida más sana y natural, lejos del estrés urbano. Muchos son “nómades digitales”.

¿Por qué Fracasan Masivamente?
La idealización choca con una realidad compleja:

  1. Subestimación del Trabajo Rural: Llegan sin los conocimientos prácticos esenciales (siembra, cría de animales, oficios como albañilería). Subestiman el esfuerzo físico extremo y una curva de aprendizaje muy empinada.
  2. “Shock” de Infraestructura: Se encuentran con:
  • Internet inestable o nulo, un problema grave para teletrabajar.
  • Servicios básicos deficientes (cortes de luz, falta de agua corriente).
  • Caminos intransitables y lejanía de centros de salud y comercios.
  1. Inviabilidad Económica: Sus proyectos (huertas orgánicas, cabañas turísticas) suelen fracasar por:
  • Falta de un plan de negocios realista.
  • Altísima inversión inicial y retorno lento.
  • Dificultad para comercializar y competir con productores locales.
  1. Aislamiento Socio-Cultural: Sufren soledad, extrañan su red de contención urbana y les cuesta integrarse en comunidades rurales con códigos sociales muy consolidados.
  2. Brecha de Expectativas: Buscan “tranquilidad” pero encuentran una “vida dura”: monotonía, trabajo sin horarios, insectos, barro y clima adverso.

El fracaso de este éxodo se debe a la romantización de la vida rural sin una preparación adecuada para sus demandas físicas, económicas y logísticas. La ilusión de una “vida sencilla” se estrella contra la compleja realidad del trabajo y la vida en el campo.

¿Es debatible, la disputa entre la agroecología/multiproductividad y el agronegocio, siendo que estas constituyen al estado natural de las chacras locales antes del “gran quiebre”?

Hoy, se intenta elevar a carácter de “debate” la disyuntiva (chacra familiar – latifundio de monocultivo) con inescrupulosos argumentos como: “La agricultura del monocultivo transgénico a escala generará mucho más empleo que ponerse a plantar tomates y zapallo”. Expliquémoslo con manzanas: ¿Qué genera más puestos de trabajo? 1.000 hectáreas repartidas entre 40 familias campesinas que producen sandía, melón, tomate, morrón, lechuga y rúcula para luego vender sus productos en ferias francas de su pueblo? ¿O darle las 1.000 hectáreas a una sola empresa privada para que plante soja, fumigue escuelas, ríos y viviendas con glifosato, y luego venda los granos que cocechó a una empresa china? En síntesis: No podemos darnos el lujo de perder tiempo debatiendo esto.

Pero… ¿Y los dólares que nos daría la soja?

Las exportaciones de soja generan divisas que el país necesita para importar otros productos y pagar deuda. Sin embargo, la ganancia se concentra en unos pocos eslabones de la cadena: los grandes productores, las empresas de insumos (como Bayer/Monsanto), las cerealeras exportadoras y el sector financiero. Una mínima parte de esa riqueza vuelve a las regiones donde se produce, y casi nada llega a los trabajadores rurales o a las comunidades afectadas por los agroquímicos. El “Efecto Derrame” es Débil: La teoría dice que esta riqueza se “derramará” al resto de la economía. En la práctica, gran parte de esas ganancias se fugan al exterior (repatriación de utilidades de empresas multinacionales) o se invierten en sectores no productivos (especulación financiera, bienes raíces en ciudades).

No se trata de un simple “no está bien” desde una perspectiva moral, sino de las consecuencias socioeconómicas, ambientales y culturales que este proceso desencadena.

Estamos hablando de:

  • Pérdida de la Agricultura Familiar y Soberanía Alimentaria: Las chacras misioneras producen alimentos para el mercado local: mandioca, poroto, maíz, verduras, frutas, cerdos, aves. El agronegocio de la soja produce commodities para exportación (porotos, aceite, harina). No son alimentos que se consumen directamente. Si se reemplaza la primera por el segundo, la provincia se vuelve dependiente de importar alimentos de otras regiones, encareciendo la canasta básica y perdiendo control sobre su propia alimentación.
  • Concentración de la Tierra y Desigualdad: El modelo de agronegocio requiere grandes extensiones de tierra para ser rentable. Esto lleva a la concentración de la propiedad en pocas manos (grandes pools de siembra o empresas). Se pasa de un modelo de muchos pequeños propietarios a uno de pocos grandes terratenientes y una masa de población desarraigada.
  • Impacto Ambiental Crítico: La agricultura familiar suele ser más diversificada y, en muchos casos, más amigable con el monte nativo. El agronegocio, en cambio, se basa en el monocultivo a gran escala, que: Agota los nutrientes del suelo. Deforesta para expandir la frontera agropecuaria (en Misiones, esto sería sobre el ya reducido remanente de Selva Paranaense). Depende masivamente de agrotóxicos (herbicidas, pesticidas, fertilizantes sintéticos) que contaminan el suelo y el agua y afectan la salud de las comunidades aledañas.

La importancia de que las familias campesinas se arraiguen en sus chacras es clave para el desarrollo de la economía local, tanto para el sector productivo, como para la salud y el bolsillo de todos los ciudadanos de la provincia. Así de importante es defender al pequeño productor con variedad de cultivos en contraposición a los “pool de siembra” de monocultivo transgénico que pertenecen a empresas extranjeras cuyo fin último es explotar los minerales de la tierra, a costa de la salud del medio ambiente y de las comunidades locales, para llevar las ganancias a manos de grandes terratenientes y empresas extranjeras.

Por estos motivos, iniciativas emergentes como la lucha explicita contra Bayer/Monsanto (Que se traduce literalmente como: “Le compramos la enfermedad y la cura a la misma empresa”), la organización de productores para la deslegitimización de reclamos pro-glifosato, iniciativas como el proyecto “pan sin veneno” y toda iniciativa que defienda la soberanía alimentaria misionera sumados a el respaldo de un marco jurídico establecido por el Régimen de Impulso Integral de las Chacras Multiproductivas o la Ley de Promoción de la Producción de Bioinsumos dan en el clavo en cuanto al necesario apoyo para estas familias campesinas.

Ahora, vuelvo a preguntar: ¿Qué es mejor para la economía de los Misioneros? ¿Bayer/Monsanto o las familias chacreras?

Compartí esta noticia !

Misiones impulsa la producción de hongos con capacitaciones en Escuelas Agrotécnicas

Compartí esta noticia !

El Ministerio del Agro y la Producción, la Universidad Nacional de Misiones (UNaM) y el Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología firmaron un acuerdo de cooperación para potenciar la investigación, la formación y el desarrollo de la producción de hongos comestibles en la provincia. 

El convenio tiene como objetivo consolidar a los hongos como una alternativa productiva de alto valor agregado, vinculando ciencia, educación y territorio. El cultivo de hongos permite transformar subproductos agroforestales -como aserrín, bagazo de caña o cascarilla de arroz- en alimentos nutritivos y de calidad, con potencial para abastecer tanto al mercado local como al internacional. Además, abre la puerta a nuevas líneas de investigación y producción de insumos medicinales, en un horizonte que combina sustentabilidad, innovación y diversificación agroindustrial.

El ministro del Agro y la Producción, Facundo López Sartori, subrayó que la firma del convenio “abre un horizonte de oportunidades para Misiones, porque los hongos son un cultivo sustentable, de gran valor nutricional y con potencial para convertirse en una alternativa económica sólida para muchas familias”.

La primera capacitación enmarcada en el convenio se desarrolló en el Instituto de Enseñanza Agropecuaria N°4 de Loreto, dictada por investigadores del Instituto de Biotecnología de Misiones (InBioMis – UNaM), entre ellos el Dr. Martín Giorgio, la Dra. Romina Coniglio y la Dra. Gabriela Díaz. Estuvieron presentes el ministro del Agro, el subsecretario de Biotecnología Maximiliano Rossi, el secretario general de Ciencia y Tecnología Pedro Zapata, la subsecretaria de Educación Técnica Sandra Wozniuk y la Lic. Andrea Torres del Ministerio del Agro. En esta instancia participaron 16 estudiantes de 4° y 5° año, junto a cuatro docentes de biología y ciencias agrarias de la institución.

Los asistentes se formaron en el ciclo completo de producción, desde la preparación del sustrato hasta la cosecha, con el fin de que estas experiencias puedan replicarse en aulas, chacras y microemprendimientos familiares. La propuesta, que recorrerá distintas zonas de la provincia -norte, centro y sur-, surge a partir del trabajo articulado en la Mesa de la Funga Misionera, que viene visibilizando la necesidad de capacitar a estudiantes y profesores de las escuelas agrotécnicas.

El subsecretario de Planificación, Leonardo Amarilla, destacó la articulación alcanzada: “Este convenio nos permite unir educación, ciencia y producción en un mismo camino. Apostamos a que el conocimiento llegue a los jóvenes y a los productores como una herramienta concreta para transformar la realidad”.

En la misma línea, el subsecretario de Biotecnología, Maximiliano Rossi, remarcó el potencial científico de la provincia: “La funga misionera tiene un enorme valor. A través de estas capacitaciones buscamos que el saber académico se traduzca en oportunidades de desarrollo local, aprovechando la biodiversidad como un recurso estratégico”.

Por su parte, la Lic. Andrea Torres, resaltó la importancia de la creación de la Mesa de la Funga Misionera como espacio de articulación interinstitucional: “Gracias a este trabajo conjunto pudimos visibilizar la necesidad de generar capacitaciones en las escuelas agrarias, fomentando que tanto alumnos como docentes se formen en el cultivo de hongos comestibles. El IMiBio, como parte activa de la Mesa, ya viene desarrollando talleres de cultivo y recolección sustentable de hongos comestibles abiertos al público en general, mientras que el InBioMis, a partir del convenio firmado, está llevando estas capacitaciones directamente a las escuelas agrarias. De esta manera, buscamos que el conocimiento se traslade también a las chacras familiares, promoviendo una mayor diversidad productiva en la provincia”.

Una cadena emergente con alto potencial

La producción de hongos comestibles y medicinales se perfila como una actividad económica rentable y sostenible. Por ello, la Honorable Cámara de Representantes ha destacado al año 2025 como el año de la concientización y promoción de la funga misionera, propiciando la colaboración interinstitucional para lograrlo.

Según especialistas, variedades como las gírgolas (Pleurotus) ofrecen grandes posibilidades de desarrollo en la provincia: crecen en un amplio rango de temperaturas, pueden cultivarse en pequeños espacios y utilizan como insumo residuos de la industria agroforestal. Además, estudios recientes destacan que los hongos poseen entre un 19 y un 35% de proteínas, además de vitaminas B1, B6, B12 y C, minerales como potasio, fósforo, calcio y hierro, y compuestos con propiedades antioxidantes e inmunomoduladoras, como los betaglucanos. Estos atributos los convierten en un alimento de alto valor nutricional y también en un insumo de interés para la industria farmacéutica y medicinal.

Esto convierte al cultivo en una alternativa accesible para pequeños y medianos productores, con bajo requerimiento de superficie y la posibilidad de integrarse a sistemas de diversificación de la chacra misionera.  A la vez, responde a un mercado en expansión: en la gastronomía gourmet, en la alimentación saludable y en la industria biotecnológica, donde los hongos comestibles y medicinales despiertan creciente interés.

En Misiones, el desarrollo de esta cadena productiva significaría no solo nuevos ingresos para las familias rurales, sino también la creación de microemprendimientos y cooperativas capaces de abastecer a consumidores locales y regionales con un producto fresco, nutritivo y de calidad diferenciada.

Un camino de ciencia, producción y educación

El convenio firmado entre el Ministerio del Agro y la Producción, la UNaM y el Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología marca un hito en la política agroproductiva provincial. A través de la biotecnología aplicada al cultivo de hongos, se busca articular la investigación académica, la formación técnica y el acompañamiento a productores para construir un circuito virtuoso de conocimiento, producción y comercialización.

Con esta propuesta, Misiones avanza en la construcción de una nueva cadena de valor, donde el aprovechamiento sustentable de la funga se integra a la diversificación productiva de la provincia. El convenio, de vigencia inicial por dos años, prevé la continuidad de capacitaciones en distintas escuelas agrotécnicas, el desarrollo de investigación aplicada y el acompañamiento a proyectos productivos que promuevan el agregado de valor local. De este modo, la provincia reafirma su modelo de diversificación agroindustrial sostenible, donde la innovación biotecnológica se traduce en oportunidades para las familias productoras y en el fortalecimiento de la economía regional con identidad misionera.

Compartí esta noticia !

La soberanía de un campesino

Compartí esta noticia !

¿Que hay sino más soberano que personas que llevan generaciones asentadas en un terreno produciendo sus propios alimentos de manera tan resiliente que sus hijos tengan las mismas o mejores condiciones de producción que sus padres?

Más allá del respeto implícito a los productores de alimentos que, en el caso de la provincia de Misiones, abarcan el 64% de comida consumida en dicha provincia, las familias campesinas merecen reconocimiento por la libertad que hoy ejercen en su asentamiento. A continuación se señalan algunas de las dimensiones en las que estos ejercen sus libertades.

Soberanía alimentaria: el campesino tiene a su disposición comida que él mismo produce y está en él la decisión de si producir con o sin venenos y, de no hacerlo, sabe que lo que come es sano. Tiene a su disposición las plantas alimenticias no convencionales (P.A.N.C) que correspondan a su localidad, lo cual le provee de alimentos sanos sin esfuerzo extra. su vínculo con los animales que cría para alimento es mucho más sano y mucho más eficiente en cuanto al respeto y cuidado que quienes se autoproclaman ecofriendly por comprar verduras transgénicas de latifundios de otro continente antes que comer carne. Ante los ojos de un chacarero, estas personas simplemente son ingenuas.

Soberanía de tiempo: Si bien el campesino se ve obligado en la mayoría de los casos a vender su fuerza de trabajo, éste está aislado del ruido y de los ritmos que impone la ciudad con sus alarmas “Morning Flower”. Si un día se siente cansado, va y se echa a dormir, sabiendo que al día siguiente estará mejor y podrá ser más eficaz en sus labores cotidianas. sus tiempos son los de sus plantas que espera pacientemente ver fructificar. Su preocupación es si este invierno caerá helada y no si hoy llegará tarde al trabajo y luego le echarán, porque él, aunque sin saberlo, es el sueño de todo joven emprendedor que anhela ser su propio jefe trabajando más duro. En contraste, el filosofo surcoreano Byung-Chul Han retrata las sociedades “exitosas” como la de su pais, que encabeza el ranking de vanguardia tecnológica, a la vez que ocupa el segundo lugar en el ranking de tasa de suicidio segun la OMS  «La aceleración actual tiene su causa en la incapacidad general para acabar y concluir. El tiempo aprieta porque nunca se acaba, nada concluye porque no se rige por ninguna gravitación», señala Han en “El aroma del tiempo”.

Soberanía de pensamiento: Es soberano de la influenciabilidad que propicia la sobreestimulación en la sociedad de consumo: Esto abarca desde estar parcialmente aislado de la cultura globalizada de las redes sociales, sus trends y memes (simplificando así su sentido de humor y satisfacción en general), hasta la estimulación que genera el marketing que funciona tanto en las vidrieras de los locales como en la propaganda pro-consumo de la industria cinematográfica, televisiva, radiofónica, etc. La parcialidad de este aislamiento radica en que si bien la mayoría de los campesinos tiene un smartphone, éstos no consumen el mismo contenido que alguien criado en la urbanidad, pues su educación en tanto a la relación con el éxito, el placer y el trabajo son distintas a la de alguien que vive en la ciudad.

Soberanía energética: Si desea ir a un lugar lejano, ensilla su caballo y sale temprano. Si desea arar la tierra para plantar encanga los bueyes y si desea hacerse su comida arrima unos tizos e inicia un fuego. En este sentido, las familias campesinas son la ventana al pasado a la vez que lo son hacia el futuro: Las familias que aún replican las técnicas tradicionales de producción agrícola aprendidas de sus antepasados, son la prueba de que la tecnología preindustrial (que fue ocultada por empresas que priorizan sus ganancias antes que la salud y bienestar de la gente) es clave para un tránsito funcional al decrecimiento.

Soberanía de oficios: El mismo aislamiento que le significa vivir en el campo o la chacra, provoca que no tenga a su disposición un herrero, un plomero o un electricista al que pueda pagar para que solucione sus problemas. Es por ello que cada campesino deberá encontrar la forma de aprender a resolver sus problemas, o, si le es posible, recurrir a sus escasos vecinos que, quizá, sepan un poco más que ellos del asunto, solo para que los mismos ahora también aprendan, para no molestar al vecino nuevamente.

Soberanía de seguridad: el aislamiento también lo aleja de las grandes masas de personas de la ciudad, dentro de las cuales hay algunas que querrán ir a robarle. En cambio, si se vive en el monte, uno tiene perros o gansos que le avisan ante la llegada de un extraño, a su vez que al extraño se le dificultará bastante encontrar la casa de este chacrero y decidirá ir a la ciudad. Como si esto fuera poco, los mismos vecinos del chacrero le avisarían de haber alguna persona o actividad fuera de lo común. Si un campesino se ve comprometido en su situación económica tiene más recursos para subsistir que si estuviera en la ciudad, por lo que es menos propicio a salir a robar por necesidad.

Nada más que un pequeño porcentaje de las familias campesinas de la región es soberana en todos los sentidos antes expuestos, debido a fenómenos como el éxodo rural o el desembarco de la cultura del consumo que éstos reciben a través de las redes sociales. Sin embargo, los hay quienes cumplen con la mayoría o inclusive todos los puntos. Esto implica que existen personas que merecen un especial reconocimiento por dicha cualidad de soberano que le convierten en vanguardia no solo técnica sinó de calidad humana y por tanto en ejemplo para todo el mundo.

Compartí esta noticia !

Toda lucha se gana asegurando la comida

Compartí esta noticia !

Eugenio Kasalaba y sus recuerdos a 30 años del inicio de la Feria Franca de Oberá

El próximo 26 de agosto se cumplen tres décadas del inicio de la Feria Franca en Oberá, un modelo nacido en plena crisis rural de los ’90 que transformó la vida de miles de familias agricultoras en Misiones. Hoy, la celebración es también una invitación a revisar el camino y volver a la mística que consolidó al movimiento.

Los comienzos: organización y resistencia

Uno nunca olvida el primer día”, recuerda Eugenio Kasalaba, uno de sus fundadores. “Fue un sábado 26 de agosto de 1995. Éramos menos de diez productores y, pese al frío y la sequía, nos animamos a empezar con mesas prestadas por la municipalidad. Michel Guilbard nos decía: ‘Probemos hasta fin de año a ver cómo nos va’. Treinta años después, seguimos acá”.

La Feria Franca nació como respuesta al abandono de chacras y la emigración de jóvenes. Con el apoyo del Movimiento Agrario de Misiones, INTA, Programa Social Agropecuario, Cáritas y municipios, se creó una alternativa para sostener al pequeño productor en su tierra. El lema que los guiaba era claro: “toda lucha se gana asegurando la comida”.

Un modelo que se expandió

De Oberá, la experiencia se multiplicó en Posadas, Aristóbulo del Valle, Leandro N. Alem, Apóstoles y numerosas localidades. Nombres como Mariana Müller, Jorge Peñalba o Lucía Petri dejaron huella, demostrando que detrás de cada feria hay historias de esfuerzo, solidaridad y dignidad campesina.

Nuevos desafíos, misma mística

Hoy, la Feria Franca enfrenta el desafío de modernizarse: digitalizar la venta, incorporar medios de pago y llegar a los hogares con nuevas formas de distribución. Sin embargo, sus referentes advierten que el mayor reto es volver a las fuentes y recuperar la mística: la solidaridad, la capacitación permanente, el trabajo en equipo y el sentido comunitario que le dieron vida.

Más que un mercado

Treinta años después, la Feria Franca sigue siendo símbolo de soberanía alimentaria, organización comunitaria y resistencia campesina. Como recuerda Kasalaba, citando a Michel Guilbard: “Si uno tiene tierra, tiene que plantar. Porque en la chacra está la posibilidad de vivir y de sostener a la familia”.

Compartí esta noticia !

Floricultores de Misiones podrán acceder a microcréditos para fortalecer su producción

Compartí esta noticia !

La iniciativa, que ofrece financiamiento a tasa cero para la compra de insumos y mejoras en infraestructura, busca consolidar a la provincia como referente nacional en producción de flores.

Esta mañana, el gobernador Hugo Passalacqua encabezó junto al ministro del Agro y la Producción, Facundo López Sartori, el lanzamiento del programa de microcréditos para la floricultura, con el objetivo de mejorar y adecuar la infraestructura de los emprendimientos productivos. La línea de financiamiento, que contempla hasta $400.000 con un plazo de devolución de seis cuotas y tres meses de gracia, se orienta a la mejora y adecuación de la infraestructura productiva

Durante su discurso, Passalacqua expresó que “si ustedes están contentos, yo más”. El mandatario recordó que siempre soñó con que Misiones sea “la mayor productora de flores de toda la Argentina” y destacó que el sector “no solo tiene un valor romántico, sino un enorme potencial económico, generando empleo, movimiento de recursos y nuevas alternativas productivas para las chacras misioneras”.

En ese sentido, el gobernador enfatizó que otorgar estos créditos significa “una inversión que inyecta dinero a la economía, genera puestos de trabajo y abre la puerta a exportar flores fuera de la provincia”. Y concluyó: “En un momento tan difícil como este, poder dar créditos a quienes producen es hacer misionerismo en su forma más pura: trabajar y producir”.

Por su parte, el ministro López Sartori destacó que la floricultura es “un campo con un potencial de desarrollo infinito en la provincia” y celebró la existencia de la primera cooperativa provincial del sector, Misioflor. “En muy poca superficie, la producción de flores puede generar valor agregado y sostener a una familia. Este impulso económico marca un hito para que Misiones, desde 2025, comience a posicionarse como la provincia de las flores en el país”, afirmó.

En representación de los beneficiarios, la floricultora Wilfrida Vera, de Caraguatay, subrayó que el crédito “llega en un momento clave” y que permitirá concretar la compra de 5.000 macetas para cumplir con pedidos ya comprometidos. “Esto nos alivia mucho y nos permite seguir creciendo y cumplir nuestro sueño”, señaló.

La actividad contó con la presencia de la subsecretaria de Desarrollo y Producción Vegetal del Ministerio del Agro, Luciana Imbrogno; la directora de Floricultura del Agro, Maira Rolhaiser; la directora de la Estación Experimental de Montecarlo del INTA, María Elena Gauchat; la jefa de la Agencia de Extensión Rural de Eldorado, Doris Bischoff; y el intendente de Caraguatay, Mario Peyer. También participaron reconocidos floricultores como Yuka Yamawaki, Julio Yamada y Rubén Da Rosa, entre otros.

UN PROGRAMA INTEGRAL PARA EL DESARROLLO DEL SECTOR

Este lanzamiento es fruto del trabajo articulado entre el Gobierno provincial, a través del Ministerio del Agro, y los productores, sumado a las gestiones del gobernador ante organismos nacionales y regionales para garantizar financiamiento destinado al desarrollo local. Se trata de una iniciativa que forma parte de una política provincial más amplia orientada a fortalecer y consolidar el sector florícola, promoviendo el empleo, la diversificación productiva y el dinamismo económico en las chacras misioneras.

En esta primera fase, se entregaron microcréditos de hasta $400.000 por beneficiario, con tres meses de gracia, 0% de interés y devolución en seis cuotas. Los fondos podrán destinarse a la compra de plásticos para invernaderos, materiales para sistemas de riego y otros insumos como macetas y sustrato. Para acceder, es requisito estar inscripto en el Registro Nacional Sanitario de Productores Agropecuarios y presentar libre deuda con el Ministerio del Agro.

Compartí esta noticia !

Categorías

Solverwp- WordPress Theme and Plugin