Mercedes Omeñuka (FAIMA): “Las pymes están endeudadas y sin demanda; la situación es muy compleja”
La crisis económica golpea a las pymes madereras, caída del consumo, endeudamiento y preocupación por las importaciones
La presidente de la Federación Argentina de la Industria Maderera y Afines (FAIMA), Mercedes Omeñuka, en LT17 Radio Provincia advirtió que el sector atraviesa uno de los momentos más críticos de los últimos años: sin demanda interna, con créditos impagables, costos crecientes y un avance de las importaciones que condiciona la competitividad. La combinación de baja actividad y falta de financiamiento obliga a reducir horas de trabajo, presentar procedimientos preventivos de crisis y operar con rentabilidades mínimas o nulas.
Un sector atravesado por la recesión: menor demanda, horas reducidas y tensiones financieras
La representatividad que FAIMA tiene en el entramado foresto-industrial —compuesto en un 80% por pymes— permite dimensionar el impacto de la crisis en todo el país. Omeñuka describió un escenario estructuralmente complejo: “El entramado pyme en general está complejo en el país, muy complejo, y el nuestro en particular”.
Según explicó, el problema central es la caída abrupta de la demanda interna, que limita la producción y obliga a las empresas a reducir horas de trabajo, evitar acumulación de stock y frenar inversiones. En palabras de la presidente de FAIMA: “No hay demanda… las pymes no tienen la capacidad de tener un stock inmovilizado”.
Aunque algunos segmentos vinculados al fin de año lograron sostener un mínimo nivel de actividad, la situación general muestra un freno claro. La referente empresarial confirmó que: Hay empresas trabajando con menos mano de obra o menos horas. Existen firmas que presentaron procedimientos preventivos de crisis para evitar despidos. Las pymes enfrentan endeudamiento bancario y fiscal, sin posibilidades de refinanciar ni acceder a crédito nuevo.
La dirigente fue categórica respecto del costo financiero que enfrenta el sector: “Estamos endeudadas… y el precio que estamos pagando es altísimo”.
Entre la presión de costos y la apertura importadora: un equilibrio cada vez más difícil de sostener
Además del derrumbe del consumo, la industria maderera afronta un doble desafío: costos internos crecientes y competencia importada. Omeñuka señaló que las recientes señales de apertura comercial agregan presión a un sector que ya venía debilitado: “Con las importaciones también complica… con el mueble va a pasar algo muy parecido a lo que pasó con otros rubros”.
A esto se suma una estructura de costos que las pymes no logran trasladar a precios: Aumentos en energía eléctrica, insumos y servicios. Carga impositiva elevada, que coloca al sector en “inferioridad de condiciones”. Imposibilidad de subir precios, lo que deriva en rentabilidades mínimas o directamente nulas.
Omeñuka sintetizó la situación con claridad: “Tenemos rentabilidad mínima, o te diré rentabilidad cero”.
Exportaciones: una oportunidad limitada por los altos costos locales
Si bien existe demanda externa y un tipo de cambio que “da una leve ventaja”, la presidente de FAIMA aclaró que las pymes están lejos de poder capitalizar plenamente ese escenario: “No podemos competir con productos que no tengan agregado de valor… sobre todo las que no tienen gran volumen de producción”.
Así, sólo las empresas de mayor escala —capaces de compensar precios bajos con volumen— pueden aprovechar la dinámica exportadora, mientras que las pymes quedan restringidas por: Costos internos demasiado altos. Imposibilidad de competir en productos masivos sin valor agregado. Limitaciones financieras para invertir en equipamiento y eficiencia productiva.
Expectativas con cautela y la urgencia de reactivar el mercado interno
De cara al cierre del año, Omeñuka anticipó un escenario similar al del período previo: “Al ritmo que vamos, por ahí terminamos empatados con 2024… y hasta por ahí nomás”.
Pese a que algunos indicadores del INDEC marcaron crecimientos intermensuales en madera (+7%) y muebles (+4%), estos avances están vinculados al mal desempeño del segundo semestre de 2024 y no a una recuperación real.
Sobre 2025, la dirigente fue contundente: “Hoy no se ve… no tenemos un horizonte muy claro para el año que viene”.
Los empresarios mantienen expectativas moderadas frente a: Reformas impositivas en debate. Modernización de la ley laboral, que podría mejorar previsibilidad.
Un eventual repunte del consumo, que —según la titular de FAIMA— es la única vía inmediata para reactivar la industria: “Tiene que movilizarse la economía de mercado interno, que es la que a nosotros nos afecta directamente”.
La mayor preocupación del sector, en lo inmediato, es afrontar aguinaldos, vacaciones y costos fijos en un contexto de actividad deprimida y sin horizonte de recuperación evidente.


