YouTube: Datos inéditos revelan la verdadera dimensión y el impacto de la plataforma
YouTube, celebró sus 20 años, y aún así sigue siendo un gigante enigmático. Un estudio reciente, basado en un método de investigación innovador, ha logrado desvelar datos cruciales que Google mantiene en secreto.

YouTube, aunque no parezca cumplió dos décadas, y se mantiene como un gigante enigmático, un coloso que resguarda celosamente sus secretos. Un reciente estudio, que desafió los métodos de investigación convencionales, ha logrado desvelar datos cruciales que Google mantiene ocultos, ofreciendo una visión inédita de la plataforma y su profundo impacto en la sociedad.
La magnitud del consumo en YouTube desafía la lógica: estimaciones sugieren que los usuarios consumen colectivamente alrededor de 100 millones de años de video cada año, una cifra que supera con creces la suma total de la historia humana registrada. Este dato, aunque aproximado, revela la voracidad con la que el público se vuelca sobre la plataforma.
Ante la falta de datos públicos proporcionados por Google y la dificultad de obtener una muestra aleatoria de videos debido al algoritmo de la plataforma, idearon una estrategia innovadora. Desarrollaron un programa informático, para recopilar datos que la plataforma no revela.
En parte, esto se debe a que no existe una manera sencilla de obtener una muestra aleatoria de vídeos, según Ethan Zuckerman, director de la Iniciativa para la Infraestructura Pública Digital de la Universidad de Massachusetts en Amherst (Estados Unidos). Se pueden elegir los vídeos manualmente o seguir las recomendaciones del algoritmo, pero es difícil encontrar una selección imparcial que merezca un estudio real. Sin embargo, hace unos años, Zuckerman y su equipo de investigadores idearon una solución: diseñaron un programa informático que extrae vídeos de YouTube al azar, probando miles de millones de URL a la vez.
“Resulta extremadamente difícil hacerse una idea de lo que ocurre en las plataformas de redes sociales, porque, si bien las empresas que las gestionan hacen ciertas revelaciones públicas, esas revelaciones son fragmentarias y, a menudo, algo engañosas”, afirma Paul Barrett, subdirector del Centro Stern para Empresas y Derechos Humanos de la Universidad de Nueva York. “Creo que en Google existe un instinto que les dice que no les conviene enfatizar lo gigantesco que es YouTube, lo titánico que es el número de usuarios, lo fenomenal que es la cantidad de contenido. Google no quiere que se le considere tan influyente como realmente es”.
Pero Zuckerman y sus colegas encontraron una forma de echar un vistazo detrás de la cortina. Las URL de YouTube tienen un formato estándar. Con algunas excepciones, las direcciones comienzan con “youtube.com/watch?v=” y terminan con una cadena única de 11 caracteres. El identificador de Gangnam Style es 9bZkp7q19f0, por ejemplo.
Los investigadores escribieron un programa que básicamente genera 11 caracteres aleatorios y comprueba si existe un vídeo correspondiente. Cuando el programa encuentra uno, lo descarga. Zuckerman dice que se puede pensar en él como un adolescente molesto que marca números aleatorios para hacer bromas telefónicas después de haber metido la mano en el mueble bar de sus padres.
“Si quisiera saber cuántos números de teléfono válidos hay en el código de área 212 de Nueva York, simplemente podría marcar 212 y siete números al azar para ver si alguien responde. Probablemente me insultarían mucho si lo hiciera lo suficiente, pero al final reuniría suficientes datos para averiguarlo”, dice Zuckerman. “Eso es lo que hicimos con YouTube. El problema es que YouTube tiene 18,6 trillones de números potenciales, por lo que tienes que marcar unos cuantos miles de millones antes de que alguien conteste”.
Este programa, llamado “scraper” se dedicó entonces a probar miles de millones de estas URLs, una tarea titánica que requirió paciencia y perseverancia. Cada vez que una URL generada aleatoriamente coincidía con un video real, el programa lo descargaba y almacenaba, creando así una base de datos para su análisis. Este proceso, que implicó una inmensa cantidad de intentos fallidos, permitió a los investigadores obtener una muestra de videos no sesgada por las recomendaciones algorítmicas de YouTube.
Una vez recopilada la muestra, se procedió a un análisis exhaustivo de cada video, evaluando aspectos como la duración, la calidad del audio y video, la presencia de monetización, el contenido y las estadísticas de visualización. Además, se utilizó software de reconocimiento de voz para identificar los idiomas presentes en los videos. Este enfoque meticuloso y poco convencional permitió a los investigadores revelar datos inéditos sobre YouTube, arrojando luz sobre la verdadera dimensión y el impacto de la plataforma.
Zuckerman y sus colegas compararon la cantidad de videos que encontraron con la cantidad de intentos de adivinación y llegaron a una estimación: en 2022, calcularon que YouTube albergaba más de nueve mil millones de videos. Para mediados de 2024 , esa cifra había aumentado a 14.8 mil millones de videos, un aumento del 60%.
Datos cruciales
Lejos de la imagen de videos virales y creadores profesionales, la realidad es que el video promedio tiene solo 41 visualizaciones, y un 4% de los videos yacen en el olvido, sin siquiera una visita.
La fugacidad es la norma: la duración promedio de un video en YouTube es de 64 segundos, lo que plantea interrogantes sobre la profundidad del contenido y su impacto en la audiencia.
El sueño del “influencer” millonario se desvanece al revelar que solo el 0,21% de los videos están monetizados, lo que evidencia que la mayoría de los creadores son aficionados sin ingresos significativos.
La producción amateur es la reina: la mitad de los videos analizados tienen sonido deficiente, y un 40% se compone de música o imágenes fijas, lo que evidencia la falta de profesionalismo en gran parte del contenido.
La interacción brilla por su ausencia: el 89% de los videos no reciben “me gusta”, lo que sugiere un consumo pasivo y una falta de conexión con la audiencia.

De una plataforma para gente común, a una gran infraestructura
YouTube se vendía como una herramienta para la gente común. El eslogan inicial de la empresa era “transmítete a ti mismo”. Pero hoy, YouTube sugiere que es más un servicio para que la gente vea el trabajo de creadores profesionales. En su carta anual a principios de 2025, el director ejecutivo de YouTube, Neal Mohan, dijo que la misión de la empresa sigue siendo “dar voz a todo el mundo”, pero la mayor parte del mensaje era una discusión sobre cómo “los YouTubers se están convirtiendo en las empresas emergentes de Hollywood” y “YouTube es la nueva televisión”.
Según Ryan McGrady, el investigador principal del laboratorio de Zuckerman, que participó en el proyecto de scraping, esta narrativa pasa por alto una parte fundamental de la situación. YouTube es un servicio gratuito que fue creado desde cero por una empresa privada, y se podría argumentar que Google debería poder gestionar la plataforma como tal. Pero cuando se examina cómo la gente utiliza realmente YouTube, parece menos televisión y más infraestructura, dice McGrady.
La falta de datos por parte de Google dificulta la investigación y la comprensión del impacto social de YouTube, lo que genera llamados a una mayor apertura. El algoritmo que decide qué vemos tiene un poder significativo en la distribución de información y la formación de opiniones, pero su funcionamiento sigue siendo un misterio. Expertos claman por una mayor regulación de YouTube y otras redes sociales, argumentando su papel fundamental en la vida pública.
La transparencia y el acceso a los datos son cruciales para un debate público informado sobre el papel de las redes sociales y su impacto en la sociedad. Este estudio revela un YouTube muy distinto al que se proyecta. La plataforma se revela como un espacio dominado por aficionados, con baja interacción y monetización, pero con un papel fundamental como infraestructura de comunicación. La opacidad de Google plantea interrogantes sobre la regulación y el impacto real de YouTube, y exige un debate público sobre la necesidad de transparencia y rendición de cuentas.

Fuente: Texto adaptado del original creado por Thomas Germain, BBC