Tensión Oriente-Occidente: el mapa geopolítico se reconfigura

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Mientras estás leyendo esto, se están celebrando elecciones en Irán y más de 59 millones de personas están habilitadas para votar. 

Si creías que en Perú había muchos candidatos, es porque no viste la cantidad de candidatos que se presentaron en Irán: 592 personas. Pero sólo 7 fueron aceptados por el Consejo de Guardianes (conformado por el jefe de estado y 6 juristas nominados por el poder judicial). 

Los siete candidatos llegarán a esta jornada electoral después de tres debates presidenciales donde el conservadurismo fue el actor central de la escena. 

El ultraconservador Ebrahim Raisi será el próximo presidente de Irán después de que un recuento parcial de votos le diera una ventaja indiscutible.

Se impuso a otros tres candidatos en unas elecciones presidenciales a las que varios aspirantes no pudieron presentarse y que registraron una participación ligeramente inferior al 50%, significativamente menor que en 2017, cuando el 73% de los votantes acudieron a las urnas.

3 puntos clave para entender estas elecciones y su impacto en Occidente

1- La participación 

El desencanto por la política parece no distinguir entre culturas, espacios geográficos ni lenguas. La expectativa por la participación es baja. Y esto puede tener muchas razones. Algunos analistas creen que el presidente tiene poco poder y hay un enojo generalizado por la cantidad de candidatos conservadores y la suposición de que el ganador ya ha sido elegido como expresamos anteriormente. También existen preocupaciones por la situación de pandemia y el aglomeramiento de personas. Dato de color: sólo el 1% de la población está completamente vacunada.

Las elecciones parlamentarias del 2020 tuvieron la tasa de participación más baja hasta la fecha con sólo un 42% en comparación con el 70% en las elecciones presidenciales de 2017. 

Pensemos que la participación en estas elecciones es fundamental para otorgarle legitimidad al régimen iraní. Ha habido una importante campaña mediática por parte de funcionarios y varios líderes muy importante dentro del gobierno alentando al voto incluido el Líder Supremo el ayatolá Ali Khamenei. 

Durante la campaña de 2020 el líder supremo iraní declaró que votar “era un deber religioso y nacional” (compañero Ali!). Y recientemente dijo “si la gente no participa en las elecciones los enemigos maximizaran la presión sobre nosotros”. 

2- El ganador ya fue elegido?

El gran favorito a ganar esta carrera presidencial es el conservador Ebrahim Raisi, un ex juez de línea dura que es hostil a Occidente y es considerado como el sucesor preferido del Líder Supremo Ali Khamenei. Ya se habia presentado en las elecciones de 2017 contra el actual presidente Hassan Rouhani.

¿Qué podemos decir de este señor? Bueno, si se convierte en presidente agravará la ira interna por la manipulación de las elecciones y tendrá implicaciones a nivel internacional. Como es un conservador es probable que tratar con él sea mucho más difícil para la línea de cooperación o multilateralismo que está adoptando occidente en estos tiempos de pandemia y crisis generalizada.

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3- Reacciones internacionales 

Y si bien Irán avanza en sus esfuerzos por reactivar el pacto nuclear de 2015, las elecciones presidenciales podrían reducir significativamente el tiempo que les queda a las potencias mundiales para llegar a un acuerdo.

Irán insiste en que la salida del moderado Hassan Rouhani, quien fue clave para el acuerdo que levantó las sanciones económicas y redujo su programa atómico, no afectará las conversaciones para volver a poner el acuerdo en línea después de que el entonces presidente Donald Trump retirara a Estados Unidos en 2018.

Pero probablemente sea necesario sellar un acuerdo antes de que Rouhani dimita en agosto. Es probable que un punto de fricción sea quién se mueve primero: Irán para reducir su trabajo nuclear o Estados Unidos para levantar las sanciones.

Un acuerdo revivido podría hacer que la República Islámica regrese a los mercados petroleros mundiales. Los vecinos de Irán también están observando de cerca.

Raisi ha dicho que apoya la diplomacia nuclear, pero también la minimizó como un “asunto marginal”.

Su relación con Estados Unidos ya es tensa: Washington lo sancionó en 2019 por su presunto papel en una represión mortal contra los ciudadanos que protestaban contra el fraude electoral. Grupos de derechos humanos lo acusaron de presidir juicios que llevaron a ejecuciones masivas de presos políticos en 1988.

Eso agrega otro desafío al ya complicado impulso de Occidente para restringir un programa nuclear que Irán dice que es “pacífico”, pero que Washington y sus aliados creen que tiene como objetivo la fabricación de bombas.

La reunión que todos esperaban

Biden y Putin se vieron las caras por primera vez en Ginebra y vamos a destacar algunos puntos importantes que nos dejó la reunión, que fue vista como un esfuerzo por parte de ambos países para establecer reglas básicas para aliviar las tensiones a raíz de una serie de ciberataques atribuidos a piratas informáticos rusos, sanciones por la supuesta interferencia de Moscú en las elecciones presidenciales estadounidenses de 2020 y una manifestación de expulsiones diplomáticas.

Como primer paso importante, los dos líderes acordaron devolver a sus respectivos embajadores a Washington y Moscú, algo que preocupaba a la diplomacia norteamericana.

Después de casi cuatro horas de reuniones, Biden y Putin dieron conferencias de prensa separadas, en las que caracterizaron la cumbre como “productiva” y describieron una lista corta de áreas para una mayor discusión sobre seguridad cibernética e intercambio de prisioneros. En un comunicado conjunto emitido después de la reunión, los dos presidentes reafirmaron su compromiso de evitar la guerra nuclear y anunciaron planes para reanudar las conversaciones de estabilidad estratégica para sentar las bases para futuras negociaciones sobre control de armas. 

Podría decir que fue una reunión no tan sorprendente, como se esperaba. Las relaciones entre Estados Unidos y Rusia han estado sometidas a una atención considerable desde 2014, cuando Estados Unidos liberó una campaña internacional para introducir sanciones económicas contra Rusia tras la anexión de Crimea por parte de Moscú y su intervención en el conflicto en el este de Ucrania.

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Los resultados de esta reunión no serán vistos en el corto-mediano plazo. Pero el hecho de haberse visto en persona, es muy simbólico, sobre todo para el líder norteamericano. Biden quería demostrar que “America is back” lo cual significa “no soy Trump” y éste hace concesiones necesarias y abre canales de diálogo en momentos difíciles con sus principales socios (G7 + OTAN) que habían sido descuidados por la administración anterior. 

La elección de Ginebra como escenario se remonta a un encuentro de la Guerra Fría en 1985: la primera cumbre entre Ronald Reagan y Mikhail Gorbachev.

Y las cosas no podrían estar más picantes… Te dejo la anterior entrega del newsletter donde traté esto.

El presidente de Rusia se ve forzado últimamente para subrayar su visión de Occidente como hostil. El foro económico de este mes en San Petersburgo afirmó nuevamente que Estados Unidos quiere contener desarrollo a Rusia. 

¿Cómo se unen ambos temas?

Pensemos que las relaciones entre Estados Unidos e Irán alcanzaron el punto más bajo tras el asesinato del comandante de la fuerza Quds, Soleimani, por el ataque de aviones no tripulados estadounidenses (así arrancaba el 2020, te acordas?).

Y a medida que la relación con Estados Unidos se hacía pedazos, Irán fortalecía su vínculo con Rusia. Putin está sabiendo utilizar la debilidad geopolítica de Irán para su propia ventaja económica haciendo grandes ventas de material militar ruso a la República islámica y alentando una cooperación más profunda entre la Unión Económica Euroasiática y Teherán.

¿Qué tienen en común Moscú y Teherán? Consideran que la interferencia occidentales en sus respectivas zonas de influencia socavan sus imperativos y “derechos históricos”. Pero para Rusia Irán juega un papel geopolítico más importante. Dado que las relaciones de Moscú conocimiento en general y con Estados Unidos en particular han empeorado en los últimos años, el modelo de multipolaridad los asuntos mundiales se ha vuelto popular en Rusia. Esta tendencia de pensamiento político presupone el desarrollo de varios grupos de gravitación geopolítica en Eurasia, como por ejemplo China, Rusia, India, la Unión Europea y Estados Unidos.

Pero como en toda relación bilateral no todo es color de rosa. La mayor dependencia de Irán del apoyo económico diplomático de Rusia le da una enorme influencia sobre Teherán. Esto es particularmente relevante a raíz del asesinato de Soleimani. 

Desde 2015 cuando Rusia entró en el conflicto sirio o informes de los medios de comunicación sobre las preocupaciones de Moscú sobre la influencia de las tropas iraníes en Siria a expensas de los intereses estratégicos rusos. Un conflicto que vamos a abarcar en alguna otra entrega. Por lo pronto la creciente dependencia iraní de Rusia abrirá oportunidades puramente económicas para Moscú, lo cual, no le viene nada mal…

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