Ucrania dividida y Putin triunfador

Compartí esta noticia !

Es un hecho que el ascenso de Trump al poder iba a acelerar los tiempos en cuanto al final de la aletargada guerra en Ucrania. Todo parece indicar que a Zelenski no le queda otra salida que aceptar la partición de Ucrania y la posterior anexión de dichos territorios al suelo ruso. Si se congratula esta situación, va a quedar marcado a fuego ese momento como el día en que occidente se rindió ante Putin.

El plan ruso para la paz 

Zelenski, tras más de dos años y medio de una cruenta guerra entre Ucrania y Rusia, sugirió la posibilidad de ceder territorios a Putin para evitar la fase caliente de la guerra. En pocas palabras, Zelenski sabe que el poderío bélico ruso es algo imparable a esta altura, y quizás haciendo mea culpa de las malas decisiones que tomó en el último tiempo, entiende que lo más sano para el mundo es frenar a tiempo a la furia rusa. Esos territorios serían los que se encuentran en disputa, el famoso Donbás. Dicho sea de paso, hace dos años hubo referéndum en cuatro provincias para ser parte de Rusia o seguir en Ucrania. En todos los territorios, el triunfo fue de más del 90% a favor de ser rusos. No hay que perder de vista la distorsión en cuanto a los resultados que evidentemente pueden tener.

Sea como sea, Putin aclaró hace tiempo que su plan de paz incluye el hecho de hacerse de los territorios que están en zona de disputa. Entre ellos, Jerson, Zaporiyia, Lugansk y Donetsk, podrían pasar a manos rusas, sumada a la península de Crimea ocupada desde 2014. El alto al fuego podría ser una realidad si está partición es efectiva. Sin embargo, sobrevuela el fantasma de una partición más grande aún de Ucrania. La zona central, que incluye a Kiev, por ejemplo, podría ser el nuevo escenario de territorios con puja prorrusa, y el oeste ucraniano entrar en categoría de territorios en disputa, donde también podrían entrar en la discusión las pretensiones de Rumania, Hungría y Polonia. Esto último se desprende de datos que maneja el servicio de inteligencia ucraniano.

Además de los territorios, Rusia exigiría un plan para que Ucrania (o lo que quede de ella) no ingrese a la OTAN en al menos 20 años, sumado a la tutela de Estados Unidos en suelo ucraniano para evitar que la conflictividad vuelva a recrudecer en el territorio. A eso se le anexa la idea de que podría constituirse una franja desmilitarizada que divida los nuevos territorios rusos (ex Ucrania) con la nueva frontera ucraniana. Dicha franja estaría protegida por una coalición internacional de defensa, la cual va a incluir a varios países.

El plan ucraniano para la paz

Zelenski estaría dispuesto a ceder territorio a Rusia pero sólo de manera temporal en su ideario de alto al fuego. Lo que busca con esto el mandatario ucraniano es que esto sea sólo de manera temporal y que por la vía diplomática luego proceda a recuperar esos territorios perdidos en manos de Rusia, algo que es evidentemente irreal que pueda suceder. A esa situación se le suma el hecho de poder negociar al menos una leve tutela de la OTAN para que su seguridad nacional esté garantizada. Este otro punto parece bastante irrealizable, sobre todo cuando se analiza la postura rusa por la cual arrancó esta guerra y los conflictos con Ucrania en el siglo XXI. Putin siempre tajante al nombrar que el ingreso ucraniano a la OTAN significaría una frontera directa con la gran alianza militar, lo que simbolizaría una mayor posibilidad de un conflicto directo, además de ser tomado como una provocación para el Kremlin, por parte de Kiev.

Estos dos apartados del teórico parte del plan de Zelenski, además de ser irrealizables, son contrafácticos en cuanto a una visión geopolítica y si se tienen en cuenta los intereses de por medio. Para Rusia, es importante ocupar el Donbás no solo por la riqueza de su tierra o los procesos industrializadores, sino por el usufructo y la monopolización del Mar Negro, vital para el comercio marítimo ruso, en donde podría entrar en conflicto con Turquía, salvo que esta situación se dé bajo el gobierno de Erdogan y de Putin, ya que los acuerdos entre mandatarios podrían ser más factibles, siempre y cuando la guerra civil en Siria no pase a mayores y enfrente a ambos ejércitos de manera directa en territorio exógeno.

La mano de Trump

Lo fundamental para entender esto es el rol del entrante presidente de Estados Unidos. Desde el vamos fue un flagrante crítico de Biden por el mal manejo de las relaciones con Rusia y por la explosión de la guerra en Ucrania.

Trump, además de ser cercano a Putin en cuanto a diplomacia, es un sabio entendedor del nuevo entretejido geopolítico mundial. La multipolaridad es un hecho y para Trump está claro que la coexistencia de varias potencias y diversas regiones es una realidad que es imposible taparla con una guerra. Razón por la cual, su aparición como máximo mandatario puede significar el fin de la guerra en Ucrania, aunque a Zelenski le cueste con todo el peso de la ley. Para Trump, gobernar o mantener la hegemonía no es negociable si hay otras potencias en guerra que tensionan el mapa global.

Sin embargo, no todo es color de rosas para EEUU. El fin de la guerra en Ucrania y un triunfo público de Putin significaría una derrota absoluta para occidente, al menos para el progresismo de estas latitudes que apoyaron a ultranza a la animosidad belicista de Zelenski, quien decidió enfrentar en el campo de batalla al zar del siglo XXI.

El mundo está asistiendo a una mutación del orden internacional, en donde la globalización como una fase más del capitalismo abandona su forma para darle paso a la multipolaridad geopolítica y al capitalismo digital en lo económico. Todo ese giro va a acelerarse cuando el fin de la guerra en Ucrania sea un hecho que esté a los ojos del mundo, por lo pronto, parece tener los días contados. ¿Los grandes rehenes de todo esto? El pueblo ucraniano.

About The Author

Compartí esta noticia !

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Categorías

Solverwp- WordPress Theme and Plugin