2×1: “Muiña “y el país que retrocede
¿Que es el 2×1? La ley 24.390 se promulgó en 1994 y se basaba en contabilizar cada día que el imputado pasó en prisión preventiva (detenido sin condena) como “dos de prisión o uno de reclusión”. Esta ley fue derogada en el año 2001, y tuvo básicamente dos objetivos: el primero, “apurar” los procesos e intentar orientarlos hacia el plazo razonable al que obliga el art. 8.1 de la Convención Americana de Derechos Humanos. El segundo, una búsqueda de descompresión de la población carcelaria. Ninguna de las dos cosas sucedió, y hoy en día tenemos procesos lentos, muchos presos y poquísimos con sentencias firmes.
¿Que falló (nunca mejor dicho) la Corte? La mayoría de la Corte (Highton, Rosenkrantz y Rossatti) consideró que por aplicación del principio configurado como “ley penal más benigna”, Luis Muiña, represor condenado en el 2003, puede ser beneficiado con el 2X1. Entiende que este principio no excluye a los delitos de lesa humanidad. Considera que si bien estos delitos no pueden ser indultados, ni prescriptos no deberían ser discriminados de la ley penal más benigna. En disidencia, Lorenzetti y Maqueda opinan, entre otros fundamentos, que no debe aplicarse porque sólo es “ley penal más benigna” la que baja la escala penal. Fundamentalmente consideran que existe una clara diferenciación entre los delitos ordinarios y los de lesa humanidad.
Explicado lo jurídico, hay algo que se debe decir. Estamos frente a una decisión política que al ciudadano no le puede pasar desapercibida. El Supremo Tribunal elige a “Muiña”, de entre los millones de casos que tiene para resolver, para decir esto y de esta manera. La Corte utiliza el 280 (desestimación sin fundamentos) como caramelos pero en este caso no, y se expresó. No podemos pensar que es una apreciación “técnica”, no después del genocidio sufrido en este país, no después de los esfuerzos ímprobos de los grupos de poder para escapar a la Justicia de un Estado de Derecho. El Derecho no es inocente, es político, porque es una manifestación del poder. La hipocresía que pretenden los Supremos al querer vendernos un “garantismo inevitable” (mención especial merece el voto culposamente freudiano de Rosatti) no nos puede convencer. No después de todo lo vivido, y sufrido. Es mentira que esta interpretación de la Corte abre la puerta para que el ladrón de gallinas del barrio se vea beneficiado, porque el colectivo carcelario que ingresa en la hipótesis Muiña son ALFREDO ASTIZ, JORGE “TIGRE” ACOSTA, RICARDO CAVALLO, etc. EL POBRE VA A SEGUIR ESTANDO PRESO en prisión preventiva, en una cárcel común y siendo pisoteado, sin dignidad.
Ahora bien, la pregunta fundamental es qué va a pasar con esto. Los fallos de la CSJN no son obligatorios, y los jueces -sistema de control de constitucionalidad difuso- pueden apartarse. Es decir, cada juez en nuestro país puede fallar conforme su criterio alejándose de lo que digan Estrados Superiores. Los magistrados federales ¿se van a apartar del fallo “Muiña”? Si es no así, se desnaturalizarán la condenas, la lucha y el sufrimiento que costó poder apresar, juzgar y condenar a los genocidas argentinos (además de la responsabilidad internacional).
Como dijimos en el comunicado de la Asociación Pensamiento Penal : algunos son mas iguales que otros. (http://www.pensamientopenal.org/algunos-son-mas-iguales-que-otros-la-csjn-y-el-2×1/ ) Nosotros sabemos mejor que nadie el valor de las herramientas constitucionales para ponerle límites al poder punitivo de un Estado que siempre se las agarra con los más débiles. Pero también conocemos el trasfondo macabro del Poder, y las implicancias que estos fallos traen. La Corte Suprema tiene una mora con muchísimas personas que se encuentran privadas de su libertad con recursos sin resolver ante sus instancias, y elige otorgar prisiones domiciliarias a represores e indultarlos con el 2×1. Cuando les explique de nuevo a mis alumnos que el Derecho no es otra cosa que la herramienta del Poder, y que el Poder en nuestro país nunca cambia de manos, voy a poder utilizar el vergonzoso ejemplo que me ha dado la Corte actual.