Arquitectura: miradas jóvenes que re-construyen la ciudad

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Le están dando su toque a la ciudad. Jóvenes, pero con una mirada que busca preservar los detalles y la identidad en una ciudad que muta sin pausa hacia la modernidad. Inés y Fátima estudiaron juntas en la misma universidad, pero no fue allí donde se conocieron, sino de vuelta en Misiones, donde una clase casual de spinning las juntó para redescubrir en la otra la misma pasión por la arquitectura. Así nació la sociedad que va ganando terreno en un mercado muy competitivo. 

Inés Spachuk (29) y Fátima Jara (31) formaron Arquitectas Asociadas, un estudio que ya tiene varias obras en el curriculum en el que se destacan dos: Francista, la Casa del Té, que fue la recuperación de un viejo edificio que fue puesto a nuevo sin perder la identidad, a la que se añadió otra ala con la misma estética rústica. También “intervinieron” en la que ex sede del Banco Chaco, en pleno centro posadeño, que se transformó ahora en un elegante centro de estética sin perder la línea histórica. Ahora tienen en proceso una torre de doce pisos en calle Beethoven y Urquiza, con una seductora vista al río Paraná.

“Nos fascina intervenir todo lo que sea construcciones antiguas de la ciudad, darle vida, tratando de incorporar un lenguaje nuevo, una estética nueva, pero vinculado con la historia del lugar”, coinciden.

¿En qué se inspiran?

Inés: La facultad nos inspiró en las materias históricas, pero también tuvimos la oportunidad de hacer varios viajes a Europa y observar toda la estructura, que era original. Entonces, tratamos de incorporar todo eso, los elementos que vamos observando, a nuestras obras.

Fátima: También, un hito para nosotras es tratar de mantener, si es una construcción histórica, tratar de intervenir lo menos posible, dejándola funcional, dejando que sirva a la comunidad dejando ese patrimonio porque sabemos de la historia y sabemos del valor que eso tiene. Es poco profesional cambiar eso, así que en lo que se puede tratamos de mantener. Obviamente que hemos hecho cosas que no tienen nada que ver con casas antiguas, hacemos las dos cosas, pero en la oportunidad que tenemos para enfocarnos, lo hacemos.

¿Se disfruta más de un trabajo más detallista?

Inés: Sí, totalmente.

Fátima: También porque tenemos el estudio de esto, sabemos la trascendencia que tiene, de los años de historia de la sociedad, porque la arquitectura no solo es esto, lo nuevo y lo viejo, sino que representa a las sociedades.

Inés: Las identidades.

Fátima: Así como el arte, la arquitectura, también representa a las sociedades de ese tiempo, entonces, es importante también conservarla para que nos cuente a través del tiempo, la historia de la sociedad.

Acaba de inaugurarse el edificio del Tribunal de Cuentas con ese concepto, de sostener una fachada antigua que cubre una moderna torre con tecnología de punta ¿Qué les pareció?

Fátima: Tuvimos la oportunidad de recorrerlo por dentro, es una obra importante, está muy bien pensada, la idea de mantener la fachada es algo muy importante. Esto está enmarcado dentro de la regulación de patrimonio, hay varios lugares, varias obras, varios edificios de la ciudad que están contemplados dentro de una lista de una ordenanza que contempla el mantenimiento del patrimonio de forma original.

¿Ustedes qué hubieran hecho ahí?

Inés: Está interesante cómo se desarrolló. Conjuga bien lo nuevo con lo antiguo. Porque por ahí al tener esa estructura más vidriada, al tener ese lenguaje, hace que la parte de abajo resalte. Entonces, si eso era importante que se note, se logró.

Fátima: Además de la utilización de materiales, también, porque hay mucho piso de madera, es una obra muy interesante.

¿Cómo ven a Posadas? En la construcción de los edificios, en el cuidado del patrimonio… Algunas torres fuera de contexto…

Fátima: No es un defecto, pero como decirlo, es algo que viene con el crecimiento de la ciudad digamos…

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Inés: Es un tema complejo. Pero como decía Fátima, en el desarrollo, en el bagaje de la ciudad se va tratando de que crezca y se desarrolle, a veces se acierta a veces no, lo importante es cuando uno no acierta, reconocerlo y ver cómo reparar eso. Las nuevas obras, las nuevas torres, las nuevas obras de arquitectura que van modernizando la ciudad, son importantes porque hacen también que todos logremos crecer. Por eso, si un grupo de arquitectos desarrolla una torre, de edificios, de vivienda, de lo que sea, que esté bien plantada, que esté bien posicionada, que tenga una estética que se vincule con la sociedad, que esté integrada, hace que otro estudio de arquitectura quiera hacer lo mismo, eso es bueno para la ciudad. Porque no sólo deja a la ciudad más linda, sino que trae otras oportunidades de trabajo, porque la construcción bien pensada, entendida en su totalidad, que se relacione con la naturaleza, que no sea invasiva, hace que la ciudad se desarrolle y atraiga más turistas, eso es bueno también. Porque no nos podemos quedar en la historia, porque la sociedad avanza, el mundo avanza y nosotros tenemos que seguir ese ritmo también; sin perder el cuidado de la identidad, obviamente y el cuidado del medio ambiente que es fundamental, también. Entonces, creo que es una cadena de cosas.

Fátima: Aparte hay que destacar también que la nueva gestión de la Municipalidad está haciendo hincapié en recuperar ciertos espacios, o de generar cierta dinámica, con las intervenciones que se están haciendo en la Costanera, por ahí a nivel más paisajístico, eso también ayuda a que la ciudad tome otra estética y que se pueda replicar en otros lugares también, no solo en Posadas.

¿Trabajan solo en Misiones?

Fátima: Por ahora sí, Inés trabajó a distancia para una casa en Chaco, pero todavía no tuvo la oportunidad de viajar.

¿Cómo las trató esto de la pandemia, cómo fue?

Fátima: A nosotras particularmente nos afectó en lo que fue obras, nomás, en esas semanas que estuvo todo parado. Pero una vez que se retomó, la obra privada, nosotros con todos los cuidados y todos los protocolos, empezamos y no paramos.

Inés: Por ahí fue un poco más lento…

Fátima: Teníamos que cuidar la cantidad de gente que teníamos en obra, que no se crucen cierta cantidad de gente, o cuidar las cuadrillas, entonces, por ahí una obra que nos llevaba dos meses, nos terminó llevando un poco más.

Inés: Pero el ritmo de trabajo, gracias a Dios no se cortó, por ahí lo que perjudica un poco es la escasez de materiales, pero como te digo creo que gracias a nuestra organización y a la forma en que trabajamos estamos saliendo adelante. Si hay escasez de algún material tratamos de arreglarnos con otro, no nos ahogamos en un vaso de agua, si no hay tantos ladrillos vemos qué otro material hay, o replanteamos el mismo proyecto para que no se pare.

Fátima: Para que al cliente también le sea redituable, para que su plata le rinda.

Pregunta incómoda, cómo es el mercado para dos chicas jóvenes con no más de 30.

Fátima: La verdad es que no tuvimos hasta ahora mayores problemas, si nos fue un poco más complicado en la parte de obras, hasta que logramos armar nuestro equipo de trabajo… Nos hemos encontrado con situaciones con operarios de faltarnos el respeto, en ese sentido de ser

Inés: De querer chicanearnos.

Fátima: Un señor nos dijo: “Ustedes con 20 años”… básicamente siendo mujeres nos quiso dar a entender, “no me van a venir a decir a mí, cómo se hace si tengo 30 años de experiencia”. Y era un trabajo que realmente estaba mal hecho, estructuralmente. De esas situaciones, varias.

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Inés: Pero las supimos sobrellevar, porque las dos tenemos mucho carácter. Así que cuando nos ven un poco más suave en el trato quizás, pero a la hora de marcar las cosas, no nos quedamos, porque estamos brindando nuestro conocimiento. Además, porque nos comprometemos a hacer las cosas como corresponde y como hay que hacer. Entonces, no negociamos, no por no pelearnos con un operario o por miedo a despedirlo, dejamos que haga lo que quiera. En ese sentido siempre somos bastante rígidas, siempre con respeto, el respeto siempre está, pero también ponemos los límites. Porque es un rubro difícil, nosotras no tuvimos tantas complicaciones, pero es un rubro para la mujer un poco áspero, por así decirlo. Tenés que demostrar un poco más tus capacidades, pero nosotros eso no nos achica, así que vamos adelante igual.

¿Y con los clientes?

Inés: Hay clientes de todo tipo, eso es en todos los rubros, pero no nos manifiestan problemas. Nosotras porque sabemos que es así, hay gente que es más flexible, hay gente que quiere un poco más de detalles, uno también se va amoldando a las necesidades del cliente también.

Fátima: Vas sabiendo aprender cómo manejar esa situación.

¿Al principio les costó darse a conocer o cómo se da ese paso inicial?

Inés: El edificio fue algo importante, que el cliente solo empezó a recomendarnos. Hoy el boca en boca, es lo que más nos beneficia. El boca en boca y la calidad de nuestras obras que hablan por sí solas. Por eso somos muy estrictas,  por eso mostramos a la gente lo que hacemos y eso en la gente hace como una cadena. Hay meses que estamos más llenas de trabajo, hay meses que estamos más tranquis, pero es así el oficio de ser independientes.

Fátima: Sí ahora le estamos poniendo un poco más de énfasis a las redes sociales que nosotras el primer tiempo no le dimos nada de importancia, es un medio, porque, por ejemplo, nos vamos a hablar con un cliente potencial, le mostramos y ahí es como que se convence que tenemos experiencia.

Inés: Por ahí nos ven muy jóvenes, ¿“habrán hecho obras”? Ahí mostramos nuestras redes sociales, como que nos da un soporte. Porque se entiende que cuando uno es joven necesita un soporte, por eso no nos ofende, pero nosotras estamos seguras de lo que hacemos y lo que entregamos.

¿Por qué arquitectura?

Fátima: Personalmente me llamaba la atención de Posadas particularmente, las construcciones descuidadas, ese es mi primer recuerdo de ir con mi papá en el auto, mirar y decir “esto se puede arreglar”.   Así que se fue enfocando todo hacia la arquitectura, además mi papá tenía una empresa que se orientaba a la construcción, así que tuve la posibilidad.

Inés: Yo, la verdad que desde que era chica nunca tuve indicios de lo que me gustaba, hasta que en la secundaria un profesor se dio cuenta de mis habilidades y me dijo si yo alguna vez había pensado en estudiar esto, y no, jamás. Él me empezó a mostrar programas de la carrera y empecé a hilar los gustos que tenía y no sabía por qué. Mi abuelo, por ejemplo, siempre se dedicó a la construcción, siempre quiso ser arquitecto y nunca lo logró, porque venía de una familia más humilde y tenía que trabajar más, pero sí se compró varios libros, que yo los heredé e incluso los estudié después en la facultad. Bueno, este profesor, más toda la cadena que fui hilando que ya tenía adentro mío, hizo que me diera cuenta por ahí ya en cuarto año del secundario, sobre qué era lo que yo quería. No es una carrera fácil, desde el tiempo que lleva.

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