Contundente rechazo de los productores a la desregulación impulsada por Macri

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Los productores forzaron una declaración de rechazo a la desregulación del mercado yerbatero que impulsa el presidente Mauricio Macri.
Los productores decidieron hacer una demostración de fuerza y se sumaron incluso los de Corrientes, que le venden a Las Marías, una de las interesadas en una eventual desregulación.
El documento consensuado “defiende” al INYM como organismo regulador del mercado yerbatero y demanda al Gobierno nacional que recuerde las consecuencias de la idéntica decisión tomada en 1991 por Domingo Cavallo, durante el menemismo.
“En esa época, el precio de venta de la hoja verde no alcanzaba para comer, ni hablar de mandar los chicos a la escuela y enfermarse era estar condenado a muerte, porque un remedio era incomprable, por eso le pedimos al Gobierno que no tropiece con la misma piedra, ni crea en los cuentos de hadas de algunos celebres molineros por todos conocidos, que tratan de “salvarse” condenando a muerte a los pequeños productores yerbateros”, plantearon.
“Cobrábamos con una bolsa de harina y un litro de aceite”, recordó uno de los productores en medio de la reunión.
El INYM nos pertenece, porque lo parimos, con gran sufrimiento, con dolor y lo vamos a defender como una madre defiende un hijo”, resalta el documento, como una advertencia a la ola de protestas que se levantará si Macri decide finalmente ponerle la firma a su proyecto.

Además de defender los mecanismos de fijación de precios, los productores redoblaron la apuesta y reclaman ahora que el INYM también fije el precio a salida de molino, para establecer una competencia “leal” y garantizar que la industria también reciba un precio acorde. Hoy ese precio está fuera de regulación y los hipermercados compran el producto al valor que ellos mismos fijan, pero con una rentabilidad elevada. Pagan a 28 pesos el kilo, pero en góndola se consigue por el doble. O, a la inversa, venden yerba a precios por debajo de los costos.
El documento elaborado por los productores y cooperativistas realiza una reseña histórica de la distribución de la renta yerbatera.
Reseña histórica:

  1. Hasta el año 1935 la producción de la yerba mate estaba muy influenciada por los pactos entre los Industriales Molineros y el Gobierno Nacional que permitía el ingreso de yerba brasilera subsidiada a la Argentina a muy bajo precio a cambio de enviar trigo y maíz a Brasil.

El Gobierno Nacional beneficiando a los sectores más ricos de la Argentina, la pampa húmeda, sometió a la miseria y a la pobreza extrema a los productores yerbateros de Misiones, lo que derivó en innumerables protestas, como por ejemplo la  Matanza de Oberá”,  del 15 de marzo de 1936, en la que marchaban niños, mujeres, que fueron abusadas, y productores que murieron, pidiendo un precio justo por sus productos, solo recordarlo nos llena de congoja y tristeza.
 

  1. En 1935 se crea la Comisión Reguladora de la Producción y  Comercio de la Yerba Mate (CRYM), a través de la ley 12.236. Consiguió un equilibrio entre producción y demanda, establecía un precio sostén y atacaba las prácticas del oligopsonio (es decir, los pocos compradores que imponían condiciones y bajos precios).
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Los observadores y los yerbateros que fueron testigos de la existencia de la CRYM afirman que este sistema funcionó con ciertos desajustes, pero básicamente permitió la supervivencia productiva de gran parte de los pequeños productores.
 

  1. La CRYM desapareció a instancias de Domingo Cavallo a inicios de los ’90, la instauración por parte del gobierno Nacional del sistema económico neoliberal nos trae a todos recuerdos difíciles de olvidar, no solo nuestro sector, toda la Argentina recuerda la tremenda crisis económica de fines de los años 90.

Entre los año 1990 y 2000 la situación económica de los pequeños productores se fue deteriorando de tal manera, que a fines de esa década, la situación era insostenible, ver a los hijos de los colonos mendigando por las ciudades era una imagen cotidiana, las chacras abandonadas y vendidas a los grandes industriales era una situación de todos los días. Pero tales injusticias produjeron el recordado Tractorazo del año 2001 y 2002.
También presentaron un gráfico con la evolución del precio de la yerba mate durante la “década maldita”, hasta la eclosión de la crisis en 2000.

Los productores argumentaron en contra de las palabras del Presidente en Iguazú: en la vista del 6 de abril, Macri dijo que “ningún mercado funciona regulado. 
Por el contrario, el documento firmado por las asociaciones sostiene que “para entender el mercado yerbatero debemos decir que es muy acotado, la demanda es  casi exclusivamente del mercado interno, de unos 250.000 millones de kilos, es un mercado maduro,  la yerba se encuentra en el 98% de los hogares, y resulta muy difícil crecer, lo que crece un marca es a costas de lo que pierde otra y de unos pocos países a los que se exporta, unos 30 millones de kilos, crecer en el exterior es muy difícil ya que el consumo en forma tradicional, mate y bombilla, no tiene aceptación masiva en los consumidores de otras países, y el mercado de las especialidades, saborizantes, bebidas, etc., no consume un volumen considerable”.
“Al estar acotada la demanda de materia prima a unos 280.000 millones de kilos, todo kilo que se produce de más, no encuentra comprador, no hay a quien vender, los stock se acumulan, los bajos precios derrumban la actividad y empujan a la miseria y al abandono de las chacras a las productores y como dijimos, solo subsisten los más fuertes, que compran las chacras a precios “regalados”, se concentra cada vez más la actividad transformándola en un monopolio u oligopolio, mercados no deseados por ningún plan económico que busque una distribución equitativa de la riqueza”, afirman.
 

  1. Concentración del mercado:
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Cuando existe exceso de oferta de materia prima los compradores, en el caso de la yerba, los  10 grandes industriales molineros que representan aproximadamente el 80 % del mercado, se ven abrumados por la ofertas de yerba que realizan aproximadamente 15.000 pequeños productores desesperados por poder vender su producción, porque como dijimos, cunado sobra un kilo, no hay a quien vender.
 Cuando el primer industrial, con el afán de ganar mercado compra ese excedente de yerba a un precio bajo y lo traslada al precio de venta, se desata una  guerra de precios que derrumba toda la actividad, por eso es tan necesario un control de precios que garantice un ingreso mínimo a los productores y le de racionalidad al mercados.
Un precio, que cubra los costos y fije un margen de ganancia  fijado por ley, es la única alternativa que tienen los productores para vender su hoja verde a un precio justo y los industriales honestos de estar protegidos  de  aquellos molineros que lo único que quieren es liberar los precios para cubrir su ineficiencias, ya que durante años, en el mejor de los casos,  invirtieron las ganancias que le daba la yerba en cualquier otra actividad. Ver sus balances es una prueba más que suficiente.
Estamos convencidos que cualquier plan económico busca en definitiva el bienestar de la sociedad, de los que producen con su esfuerzo cotidiano luchando contra el frio, el calor o la lluvia y que cuando llega a fin de mes no cobran ni un sueldo ni un subsidio, lo único que quieren es vender el fruto de su esfuerzo a un precio justo.

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