
De la aldea global al interés local
El regreso de Donald Trump al poder en Estados Unidos resetea el entramado geopolítico global. Su eslogan redefine el escenario: “Make America great again”. Recuperar el terreno perdido en el concierto internacional, sobre todo en los últimos tiempos, con el tambaleante Joe Biden en el poder.
El sorpresivo alto al fuego entre Israel y Hamas es un anticipo de la influencia de Trump. Su antecesor no logró acercarse a un acuerdo sino hasta que el nuevo presidente se involucró directamente en las negociaciones. Una señal que también debe leerse en clave. El de Trump no es un simple gesto de humanidad, sino una decisión estratégica en defensa de Estados Unidos, país que gasta miles de millones de dólares en guerras ajenas, tanto en Israel como en Ucrania. Volodímir Zelenski debería tomar nota.
Para bien o para mal, el líder republicano tendrá alineada a la Argentina gobernada por Javier Milei, en una reedición de las relaciones carnales, que supieron interpretar Carlos Menem en los 90 y Mauricio Macri entre 2015 y 2019. Sin embargo, ese alineamiento no garantiza reciprocidad, como puede dar fe Benjamín Netanyahu, el primer ministro de Israel, cuya posición intransigente recibió un desaire que incluso lo dejó fuera de la ceremonia de asunción de Trump.
Milei espera el respaldo de Estados Unidos en las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional y formar parte de un eventual nuevo círculo rojo internacional. Convendría ser más cauteloso: Trump, al menos en la primera etapa de su gestión, parece estar enfocado en la recuperación económica y la protección de su industria nacional. Esa visión tendrá implicancias en el comercio internacional y en el dólar. De la aldea global al interés local.
El FMI parece ser más indulgente. Elogia el plan económico de Milei, aunque le reprocha su escaso interés por las consecuencias del ajuste. No es conciencia social, sino un mecanismo de autodefensa y el temor a que haya un rechazo electoral al programa de ajuste que haga peligrar el plan de pago de las cuotas con el organismo.
Para el Gobierno, en cambio, el fin justifica los medios y por eso celebra los resultados: la inflación de diciembre fue de 2,7% y el año terminó con una suba del 117,8%, con una drástica caída desde el 211,4% de 2023.
Los ingresos de la mayoría de los argentinos no estuvieron ni cerca de esa épica. Se perdió poder adquisitivo y empeoraron las condiciones de vida. Una familia de cuatro integrantes (dos adultos y dos niños) en diciembre de 2024 necesitó $1.024.435 para no ser pobre. En diciembre de 2023 necesitaba $495.798. Un simple cálculo matemático permite ver la otra consecuencia que no se quiere mostrar:
$1.024.435 dividido 1.102,85 (valor del dólar promedio)= u$s 928,90
$495.798/973,88= u$s 509,10.
La Argentina se puso cara en dólares.
Llegaron los tarifazos eléctricos pero siguen los cortes de luz. Aumentaron los peajes y el combustible, pero las rutas están llenas de cráteres y ahora serán entregadas a empresas privadas para que instalen nuevos peajes y se hagan cargo.
La baja tan marcada de la inflación fue producto de que el Gobierno llevó adelante un ajuste fiscal más fuerte de lo que se creía, de más de 4% del PBI. Esto permitió que se terminara con la emisión monetaria del Banco Central, ya que no hubo necesidad de financiar el gasto del Estado. Para eso se paralizaron inversiones -sociales y de infraestructura- y se cortó drásticamente el envío de fondos a las provincias. Entre noviembre de 2023 y octubre de 2024, se perdieron 123.957 empleos registrados en el sector privado, marcando una caída del 1,9%. Este escenario contrasta con el crecimiento sostenido experimentado entre 2020 y 2023, en el que se lograron recuperar los puestos de trabajo perdidos durante la gestión de Cambiemos y la pandemia. Los sectores más afectados incluyen la construcción, con 69.738 empleos menos (56,3% del total de pérdidas), y la industria, que perdió 25.186 puestos en el período. En términos proporcionales, estos sectores son clave para el empleo privado, representando el 5,9% y el 18,7% respectivamente.
El consumo masivo cerró el 2024 con una fuerte caída de las ventas y los analistas estiman una lenta recuperación para este año
Aunque diciembre mostró una mejora respecto de la tendencia que acumulaba, hubo una baja interanual importante. Así, el año habría cerrado 15 puntos abajo que en 2023.
El consumo de leche cayó 10,7% en volumen de productos y del 10,3% en litros de leche equivalentes (-10,6% en el promedio diario). El consumo aparente de carne vacuna por habitante se ubicó en 47,7 kilos/año en 2024. La estimación fue 9% inferior al de 2023 y se convirtió en el segundo registro más bajo desde que se inició la medición en 1914. Sólo en 1920 se verificó un nivel inferior al de 2024 (46,9 kilos).

Sin embargo, es poco probable que los temores del FMI se concreten en las elecciones de medio término.
De acuerdo a la última encuesta de Poliarquía, el sector de la dirigencia política y los periodistas son los segmentos más críticos de la situación general del país mientras que el sector empresario y financiero es el más entusiasta. La evaluación del primer año de gobierno de Javier Milei es ampliamente positiva. El 72% de los líderes aprueba su gestión y apuesta a la capacidad del gobierno para resolver los problemas del país.
El Banco Mundial alimenta esa esperanza: en su último informe asegura que la economía argentina crecerá en 2025 el doble que el promedio del resto de América Latina y también proyectó un 2026 próspero para el gobierno de Milei.
Tras una caída del 2,8% en 2024, el organismo multilateral proyectó un crecimiento del 5% para Argentina en el nuevo año, y una suba del 4,7% para 2026, en línea con las estimaciones del FMI. Además, el reporte destaca el crecimiento de la confianza del sector privado para hacer negocios en la Argentina.
En esa línea, el estudio de Poliarquía es contundente: la imagen positiva de Milei aumenta ocho puntos respecto a 2023, situándose en un 67%. Entre los dirigentes con mejor imagen personal se encuentran: Federico Sturzenegger (72%), Luis Caputo (72%) y Patricia Bullrich (63%).

La preocupación respecto a la conflictividad social se invierte en comparación con los últimos tres años: mientras que una amplia mayoría (88%) consideraba probable que en 2024 se produjeran episodios de severa conflictividad social, solo un 20% cree que esto ocurrirá durante 2025.
Asimismo, las expectativas electorales son positivas para el Presidente. El 92% cree que LLA ganará las elecciones de medio término. Un 40% piensa que lo ganará ampliamente, mientras que el 52% restante cree que será por un margen acotado.
Un 72% considera que Cristina Fernández será candidata en PBA. Un 43% de los líderes cree que se producirá un acuerdo electoral entre el PRO y LLA, mientras que un 46% considera que no ocurrirá.
Con acuerdo o sin él, está claro que el protagonismo político será de Milei y no del Cambiemos residual que encabeza Mauricio Macri. El electorado al que representan es prácticamente el mismo, aunque el Presidente está cumpliendo lo que el otro no supo ni pudo. Por eso, más allá de las cúpulas, hay una fuga de Cambiemos hacia el oficialismo. Los que queden con el sello intentarán colarse en alguna lista para no perder el tren. Pero ¿para qué pagar un costo alto por Macri si se puede tener a la tropa sin él y sin grandes concesiones?
En Misiones se aprecia esa situación. Los dirigentes que todavía quedan en Cambiemos, se esmeran por ser vistos como potenciales mileístas, aunque no tienen mucho para mostrar. Es oposición por oposición misma, sin construcción territorial ni aportes relevantes. En el radicalismo hay casi desesperación. Saben que si no se someten a las fuerzas del cielo, podrían quedar aún más relegados y perder los espacios parlamentarios, donde se sostiene el partido.
Por eso no aparecen en el radar nacional. Los enviados de Milei a la provincia están convencidos de que es mucho más segura una coexistencia pacífica con la Renovación que financiar aventuras personales. Es que la Provincia muestra una gestión autónoma que, sin embargo, no deja de acompañar las condiciones necesarias de gobernabilidad, a pesar de que al mismo tiempo debe resolver las consecuencias del ajuste. Sin elevar la voz, mantiene los reclamos y los resultados son mucho más óptimos que en provincias vecinas. La gestión no se detuvo, las inversiones en infraestructura y sociales siguieron firmes. Gracias a políticas puestas en marcha hace dos décadas, el impacto de la crisis fue mucho más tenue. La sostenida inversión energética evitó apagones como los que está sufriendo ahora Buenos Aires y la matriz cambió: el 30 por ciento de la demanda se alimenta con energías renovables. En la temporada alta de incendios, producto de la feroz sequía, la Provincia se muestra equipada y anunció inversiones propias para enfrentar el fuego. Corrientes se quema y no tiene con qué apagar las llamas.
Las diferencias no terminan allí. El empleo privado en Misiones se mantuvo y hubo una red de contención social que aplacó el embate. Misiones es la única del NEA en superar los cien mil puestos de trabajo registrados en el sector privado. Corrientes tiene solo 78.596, Chaco 73.592 y Formosa sólo 38.886 empleos en el sector privado. En el Norte Grande, Misiones está tercera, detrás de Tucumán, con 160.214 empleos y Salta, con 127.110. En el ranking nacional, Misiones se ubica en el puesto once entre las provincias con más empleo por debajo del big five -Buenos Aires, CABA, Santa Fe, Córdoba y Mendoza-, Salta, Tucumán, Entre Ríos y Neuquén, apalancada sobre el atractivo de inversiones que es Vaca Muerta.
La temporada turística marca un crecimiento en comparación con el año anterior y un derrame en temporada alta que alcanza a todos los destinos.
Recién ahora, la Confederación Económica de Misiones -cuyos principales dirigentes se mostraron siempre complacientes con las políticas nacionales- admitió un aumento del 4% en los despidos, con mayor incidencia en los sectores industrial, forestal y yerbatero. Además del aumento en los despidos, se registró una caída en las contrataciones, pasando del 7,66% en noviembre al 4,9% en diciembre. Respecto a las problemáticas que afectan al sector pyme, la carga tributaria, el costo laboral y la recesión continúan siendo los principales factores nacionales que dificultan la actividad. Además, persiste la falta de financiamiento como una de las mayores preocupaciones.
Esas condiciones estuvieron durante todo el año. El respaldo provincial a las economías locales aplacó las consecuencias. Los programas Ahora y los incentivos directos a las industrias a través de créditos subsidiados, permitieron sostener el consumo y la actividad, incluso al sector exportador, que sufre los efectos del dólar planchado, que seguirá así por largo tiempo.