En un mes, Milei cumplió: estanflación

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Un mes de Javier Milei como Presidente fue suficiente para ver cumplirse su promesa de estanflación, pero también una gran devaluación que no alcanzó.

Transcurrió ya un mes desde que Javier Milei asumió como presidente de los argentinos y si bien aún no se puede hacer un balance concluyente, hay mucho por comparar y analizar. En efecto, fueron 4 semanas y unos pocos días de intensidad no solo a nivel económico sino también político y social. Nada extraño, por supuesto, para un cambio de gestión que prometió ser tan radical y de shock como lo viene siendo. Primera promesa cumplida.

Lo repitió en su primer discurso como Presidente el pasado 10 de diciembre: “Comienza una nueva era en la Argentina”.

El golpe más duro fue la devaluación del 55%, que más que duplicó la cotización del dólar mayorista (118%), con el consecuente impacto en los bolsillos de la gente.

Con la inflación por las nubes y el intento de deslizar 2% mensual el tipo de cambio, pareció que venía un veranito financiero con el dólar más calmo. Pero en los últimos días, el mercado comenzó a presionar por un dólar más alto, y tanto el paralelo como los financieros ya superan los $1.100, con una brecha que muy pronto volvió a crecer y rondar el 50% y los mercados de futuros que empiezan a proyectar un dólar un 20% más alto a partir de marzo.

Así las cosas, el mercado analiza cómo la pérdida de competitividad del tipo de cambio es más rápida de lo que debiera, por lo que espera que terminen por retocar nuevamente ese precio de la economía… Así las cosas, el mercado analiza cómo la pérdida de competitividad del tipo de cambio es más rápida de lo que debiera, por lo que espera que terminen por retocar nuevamente ese precio de la economía…

Pero la pregunta es ahí si podrá aguantarse desde lo social. ¿Hasta dónde soportan los bolsillos de la clase media?

Javier Milei y el ministro de Economía, Luis Caputo, aplicaron dos días después de asumir el “sinceramiento” (devaluación) del tipo de cambio mayorista (comercio exterior), que subió de $366 a $800, un 118%, provocando una brusca baja de las brechas cambiarias con los dólares financieros y el blue que se estabilizaron por un par de semanas. De hecho, la brecha con el contado con liquidación llegó a romper el piso del 10%, lo cual no se veía desde agosto de 2019. Pero… duró poco.

Por la incertidumbre política y las tasas reales negativas, las carteras comenzaron nuevamente a dolarizarse, llevando a la brecha cambiaria a niveles del 42% promedio (CCL en punta con brecha del 47%).

Los dólares comenzaron un rally alcista en el que cerraron el primer mes de gobierno marcando máximos históricos: $834 el oficial minorista Banco Nación, $1.120 el blue, $1.160 el MEP y $1.193 el contado con liqui (CCL).

El Gobierno apuntó a la actitud del Congreso ante el proyecto de la Ley Ómnibus y a las cautelares contra el DNU como causas de las subas de los dólares paralelos. “Lo que vimos en el mercado financiero puede ser apenas una muestra gratis de lo que puede suceder si lo que nosotros planteamos como el cambio la política no lo acompaà ±a”, sostuvo (¿a modo de amenaza?) el vocero presidencial, Manuel Adorni en su conferencia de prensa de ayer.

A este ritmo, y con el crawling peg (devaluación gradual) en el 2% que aplica el Gobierno, las mejoras del tipo de cambio real se esfuman rápidamente, y con una inflación del 25%/30% en diciembre, y niveles parecidos para los próximos 60 días, la mejora del tipo de cambio para exportadores se pierde demasiado rápido.

Por su parte, tal como resumió la agencia ‘Noticias Argentinas’, “el Banco Central, en sus primeras medidas, logró bajar las tasas de interés y fue desactivando la bomba de las leliqs y pases (claro que transfiriendo la deuda al Tesoro). Pero el impacto en los plazos fijos y cuentas remuneradas a tasas reales negativas, generó primero una licuación de pesos gigante, y luego, dejó sin lugar seguro donde resguardarse de la inflación más que el dólar”.

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Cierto es que con la devaluación, el Banco Central pudo volver a comprar reservas de manera constante. En efecto, el Gobierno fue comprador en todas las rondas, lo que generó que pueda acumular más de US$3.500 millones en reservas, con lo que logró afrontar el pago de cupón de bonos esta semana.

Tras ese pago, y con la reprogramación del pago de las importaciones a través de un nuevo sistema de autorizaciones y con la entrada en acción de los bonos Bopreal – que por ahora despertaron escaso interés en el mercado-, las reservas netas desde la asunción de Javier Milei subieron un 10% hasta los US$23.285 millones.

Pero con el FMI no le fue muy bien, y los fondos frescos que esperaba de los desembolsos pendientes del organismo multilateral no llegan más.

Esta semana la comitiva del FMI renegocia en la Argentina con el Gobierno ese acuerdo que está virtualmente caído.

Si logra reflotarlo, se liberarían en los próximos 90 días unos US$3.500 millones que harán colchón hasta la cosecha gruesa a mediados de abril, donde los exportadores harán lo suyo.

El Gobierno afirmó que la reunión con el FMI fue positiva, y este miércoles se espera que tanto la Argentina como el FMI emitan un comunicado, pero hasta ahora todavía no hay novedades.

También est e año el Gobierno deberá cancelar mayores compromisos con el Fondo que los desembolsos que recibirá, por lo que es importante tener una balanza comercial superavitaria para recomponer reservas. El fin de la sequía y los dólares de la cosecha, podrán ayudar.Los mercados

Si bien es cierto que la llegada de Javier Milei al poder, fue motivo de entusiasmo para los inversores, y los mercados respondieron positivamente, el envío del DNU y el proyecto de Ley al Congreso cambió el panorama, los mercados entraron en alerta, e inmediatamente las brechas en los dólares y el Riesgo País subieron (cuando inició el mandato estaba en 1896 puntos básicos, y en la última semana llegó a 2102, esto es +11%).

Con el comienzo de la disputa en el Congreso del paquete de reformas que busca aprobar el Gobierno, la inflación que se conocerá esta semana y un crawling peg de 2%, que ya deja atrasado el tipo de cambio, el mercado ve cómo el dólar oficial vuelve a quedar muy poc o competitivo y que hará falta una nueva devaluación… que a la vez, amenaza con hacer “explotar” la calle.

Ajuste fiscal

En el terreno de lo incumplido está, por otra parte, el ajuste fiscal que se financiará con una mayor carga tributaria. Se estableció, por caso, un aumento generalizado de las alícuotas de los derechos de exportación y del impuesto PAIS para las importaciones. Se destaca la intención de reinstaurar el impuesto a las ganancias, cuya eliminación había sido apoyada y votada en septiembre por el Javier Milei diputado.

Para el Gobierno arribar al superávit fiscal primario este año es una prioridad, y no lo logrará ajustando sólo el gasto público. Pero, ¿acaso los impuestos no eran “un robo”?

“El ajuste lo paga la casta” es fue otra promesa incumplida: “Estamos haciendo un esfuerzo, donde el 60% del mismo recae en la política y el 40% en el sector privado”, había dicho el presidente. Pues, ese 60-40 ya es dudoso y la “casta”, ya no está… en el relato.

Sin dudas, la economía argentina ya no es la que era hace un mes atrás: hay menor injerencia estatal en la fijación de precios y cantidades ofrecidas en los mercados, más apertura al comercio internacional, y un marco regulatorio más propicio para llevar adelante privatizaciones de empresas públicas.

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Pero claro, Javier Milei lo avisó y los argentinos votaron por sus ideas.

Anticipó la agudización de los problemas económicos, con la estanflación que ya está entre nosotros.

El mencionado “sinceramiento” de muchos precios de la economía (como el tipo de cambio oficial, combustibles y otros) habría provocado en diciembre el mayor índice de inflación mensual en más de 3 décadas.

Claro que el impacto de estos indicadores en términos de pobreza e indigencia será notable, pero aún no se mide.

Lo que sí se puede calcular ya es el impacto en términos de poder adquisitivo: según la consultora Equilibra, los salarios reales de Argentina cayeron en diciembre un 10,9% mensual, rompiendo el récord de la serie registrado tras la salida de la convertibilidad, en 2002.

Ello tiene además un fuerte impacto en el consumo. Según datos de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), las ventas minoristas se desplomaron un 13,7% interanual y un 11,2% mensual en diciembre.

“Los consumidores se encontraron en el cierre del 2023 con un cambio de precios abrupto en los bienes y servicios, que limitaron su capacidad de compra”, señalaron desde la entidad.

La construcción también siente el impacto de la crisis, sobre todo por la paralización de varias obras públicas como parte del programa de recorte fiscal.

Pero cierto es que la obra privada también se vio resentida. El Índice Construya, que mide la evolución de los volúmenes vendidos al sector privado de un conjunto de productos para la construcción, mostró el mes pasado una caída del 17,4% con respecto a diciembre de 2022 , ubicándose también en niveles de pandemia.

También cayó, según la Asociación de Fábrica de Automotores (ADEFA), la producción de vehículos un 0,4% interanual en diciembre.

La clase media, la que paga

La clase media quedó en el blanco del Gobierno, y una porción importante quedó muy cerca de pasar a ser pobre, lo que, por supuesto, genera un escenario cada vez más tenso socialmente.

Es que Javier Milei anunció medidas para contener a los sectores más vulnerables, como la duplicación de la asignación por hijo y el aumento del 50% en el Plan Alimentar. Pero para las clases medias no hubo anuncios, sino que por el contrario, millones de familias ya pueden ver cómo, por niveles ingresos, están cayendo rápidamente en la categoría de pobres.

Los aumentos en el rubro de alimentos que, en algunos casos, superaron el 100%, las actualizaciones de precios hasta ahora regulados como tarifas de energía, transporte y prepagas, que seguirán aumentando durante los próximos meses, como los combustibles, con fuerte impacto en toda la cadena productiva, prometen seguir llevándose puestos los salarios de la mayoría.

Es que, por el momento, no hay una política de recomposición de ingresos que permita recuperar el poder de compra de las familias Es que, por el momento, no hay una política de recomposición de ingresos que permita recuperar el poder de compra de las familias

Ante este panorama, los especialistas indican que en los próximos 4 o 6 meses, la incidencia de la fluctuación de los precios en las tasas de inflación futuras dependerá del nivel de confianza que el Gobierno pueda generar en la sociedad y de cómo perciba ésta el conjunto de medidas.

Si bien el programa de ajuste del gobierno nacional podría bajar la inflación, la realidad marca que cuatro de cada 10 argentinos ya viven en la pobreza. Los economistas advierten que la cifra aumentará a medida que la inflación deje a más personas sin posibilidad de adquirir bienes básicos.

Fuente Urgente24

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