Entre historia y monte: Santa María la Mayor, un recorrido patrimonial en el corazón de Misiones

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Santa María La Mayor: un recorrido por la historia jesuítica desde la voz de sus guías locales

Rodeada de historia y vegetación exuberante, la Misión Jesuítica Santa María La Mayor ofrece a sus visitantes una experiencia que transporta al pasado, a través de la arquitectura y de la dedicación de guías como Carolina Gross, quien acompaña a turistas y locales en este recorrido cultural. Con un amplio conocimiento y una pasión evidente, Carolina nos brinda una perspectiva sobre los desafíos y el valor histórico de este sitio único.

Ubicada en la Ruta Costera, Santa María La Mayor es uno de los puntos patrimoniales que integran el circuito jesuítico de Misiones. A diferencia de las más concurridas reducciones en San Ignacio, su localización la convierte en un destino menos visitado, pero lleno de historia y tranquilidad. “Aquí tenemos los edificios principales de lo que fue una misión jesuítica guaraní”, explica Gross, quien señala el colegio, la iglesia y los talleres como los puntos más destacados del recorrido.

El acceso a Santa María está abierto al público de lunes a lunes, de 7:30 a 18:00, y los visitantes pueden utilizar el mismo ticket para visitar otras reducciones en un lapso de quince días. Sin embargo, el sitio presenta un desafío logístico debido a su ubicación alejada de la Ruta 12, aunque el acceso es sencillo gracias a una ruta asfaltada que conecta con Apóstoles e Itácaruaré.

Preguntas frecuentes y curiosidades de los turistas

Para Gross, cada grupo de visitantes llega con inquietudes y perspectivas distintas. “Las preguntas que más recibimos son sobre la vida cotidiana de la misión. La gente siempre se asombra al conocer cuántas personas vivían aquí, y la pregunta clásica es: ‘¿Dónde está el agua?’, dado que cuesta imaginar la vida sin fuentes visibles de agua en el sitio”, comenta.

Carolina es la única guía estable en Santa María La Mayor y atiende a los visitantes desde el viernes hasta el lunes, organizando pequeños grupos cuando se forman espontáneamente. Los días en que no está disponible, los turistas pueden utilizar un folleto autoguiado, que incluye la información esencial sobre cada edificio y su función en la vida misional.

Consejos para una visita cómoda y segura

La guía ofrece algunas recomendaciones importantes para quienes deseen explorar el sitio. “Es vital que los visitantes traigan gorra, lentes de sol, protector solar y agua. Nosotros contamos con un servicio para recargar agua, pero siempre es mejor venir preparados. Por supuesto, es recomendable llevar pantalón largo y zapatillas para evitar incomodidades con los insectos y las plantas del monte, especialmente si desean recorrer el sendero”, sugiere Gross.

La Misión Jesuítica Santa María La Mayor invita a sus visitantes a sumergirse en la historia mientras disfrutan de la calma y la riqueza natural que rodea el lugar, un espacio que, aunque algo apartado, revela con orgullo una parte fundamental del patrimonio de Misiones.

Cómo llegar

La Reducción Santa María la Mayor, se encuentra sobre una colina en la que hoy se pueden observar las ruinas de lo que fuera este pueblo jesuita, se recuerda su diagramación originaria que incluía Iglesia, Plaza, cárcel y ranchos de adobe para los indígenas.

Se accede a ellas a través de la Ruta Provincial 2, a 23 km. del acceso a San Javier, y a 120 kilómetros de Posadas. Cuenta con un Centro de Visitantes, museo, minibar, sanitarios, taller y depósito para material arqueológico y habitaciones para arqueólogos.

Junto con San Ignacio Miní es una de las más importantes misiones de la Argentina. Fundada en el año 1636 por los jesuitas Diego de Boroa y Claudio Ruyer, esta misión debió mudarse dos veces hasta su emplazamiento actual. Como otras misiones, fue destruida por fuerzas portuguesas en el año 1817.

En esta misión jesuítica funcionó una IMPRENTA, cuyas obras figuran entre las primeras publicadas en lo que hoy es territorio argentino. Esta reliquia fue declarada Patrimonio Mundial en el año 1984.

La reducción sigue el tradicional esquema urbano de las misiones, pero presenta algunas características diferenciadas: en primer lugar, se trataba de un núcleo relativamente pequeño: la particular secuencia de plaza y plazoleta; la iglesia, más pequeña que otras, y con singular trabajo en sus artesonados y columnas bien torneadas; por último, la existencia de una cárcel, que se levantaba al lado de la iglesia, formada por siete celdas de gruesos muros.

En el año 1735, un incendio destruyó la iglesia, solamente se pudo rescatar la imagen de la Inmaculada. Posteriormente, se construyó un templo provisorio en el segundo patio de la reducción.

Los edificios y casa de los guaraníes estaban fabricados en piedra y adobes. Se conservan importantes vestigios de las construcciones urbanas, así como de obras complementarias de canalización y riego en los alrededores.

Sobre la costa del río Uruguay, está la reducción de Santa María la Mayor. Al final de un camino de 300 metros rodeado de añosos árboles aparece la plaza principal. Todavía se distinguen parte del colegio, la capilla y las casas de los aborígenes. Estas ruinas, alejadas de las restantes, son las que menos turistas reciben.

Los vestigios existentes corresponden a un pequeño pueblo jesuítico a medio hacer. Los restos del templo que se observan corresponden a una iglesia provisoria que se había instalado a partir de la adecuación de parte de la residencia, debido a que el templo original se había incendiado en el año 1735. Esta situación cambió la fisonomía del pueblo, al cambiarse el cementerio de su posición original y al generarse un apéndice en la plaza central.

La residencia y los talleres conservan gran parte de sus muros. En uno de los locales del lugar se instaló una capilla moderna, que es utilizada en la actualidad. El cementerio y la huerta conservan gran parte de sus muros perimetrales.

En la periferia de la reducción se conservan importantes restos de capillas, tajamares, zanjas, caminos y de establecimientos de campo. En la plaza se hallan los cimientos de una escuela que funcionó en la primera mitad del siglo XX. También en una de las esquinas funcionó un cementerio a fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX.

La Imprenta

En esta misión funcionó una imprenta que, entre los años 1722 y 1724, editó libros de extraordinaria importancia como “Arte de la Lengua Guaraní” y “Vocabulario de la Lengua Guaraní”, del padre Antonio Ruiz de Montoya, y “Explicación del Catecismo”, del Cacique Nicolás Yapuguay.

Estas obras, junto con las impresas en Loreto y en San Francisco Javier, entre 1705 y 1727, constituyen los primeros libros publicados en el actual territorio argentino.

En los 30 pueblos jesuitas vivieron más de 140 mil aborígenes. En el año 1767, los sacerdotes fueron expulsados por orden del rey de España Carlos III. Así, la destrucción, el abandono y el exilio de los guaraníes condenaron a las misiones al olvido. Hoy, forma parte de la historia.

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