La preocupación por la reforma judicial de Netanyahu es una realidad palpable en las intensas jornadas de protestas en las calles israelíes. El giro hacia la derecha como tendencia mundial también llegó a este país. 

Posadas recibió al licenciado Julián Schvindlerman, analista político internacional, para dar algunas pinceladas sobre el escenario político que se abrió en Israel con una pregunta clave: ¿Está la democracia en juego? El especialista aclara que el gobierno de Benjamín Netanyahu, atravesado por su sexto mandato, podría encontrar ciertos inconvenientes al llevar adelante esta reforma judicial con una alianza abierta con la derecha, lo que decanta en una crítica directa por parte del electorado, entendiendo su cercanía a expresiones más radicalizadas de ese sector de la brújula ideológica. 

Schvindlerman aclara que todo mote de “extrema derecha” es un tanto erróneo al referirse al premier israelí, ya que su partido y sus prácticas son de centro derecha o derecha. Sin embargo, la visión de Netanyahu, puesta estrictamente sobre la reforma judicial, da cuenta de que la Corte se extralimitó en sus funciones aplicando un intervencionismo judicial que es considerado excesivo, desde el oficialismo y la derecha en general. Esto, sumado a la situación de causas propias que caen sobre Netanyahu, puede resultar un combo para comenzar a comprender la razón de la movilización de semejante reforma en Israel. 

En pocas palabras, el especialista hace una ecuación interesante. Debido al sistema parlamentario, el oficialismo necesita del parlamento para formar gobierno, lo que da como resultado dos poderes, de alguna manera hermanados. En cambio, el Poder Judicial sería el contrapeso, donde, más allá de que Netanyahu no busca eliminar la Corte, al limitar su accionar es que el concepto de democracia entra en pugna.

Lo interesante de la situación actual de la reforma judicial y las protestas es que en un mismo fenómeno se pueden divisar una amenaza y una fortaleza de Israel. Está claro que las implicancias políticas de la decisión del “Bibi” es un punto negativo, y que la respuesta es la positiva. Con respuesta, nos estamos refiriendo a las protestas. 

La acción de la sociedad civil o dicho en criollo “el pueblo” de Israel es un factor de vital importancia. El hecho de tener a su gente tan comprometida para manifestar su descontento con la reforma en marcha, se convierte en una fortaleza, indudablemente. Casi como un efecto rebote, esta dualidad como parte de un mismo proceso socio-político también afecta a las diásporas.

Asimismo, se puede incorporar al máximo mandatario israelí en el grupo de países con una clara tendencia derechista, algo que se ve a nivel planetario, con sus particularidades primarias a cuestas, aunque formando parte de un fenómeno que se evidencia con distintos gobiernos que gobernaron o gobiernan y movimientos políticos con fuerte respaldo popular que buscan llegar al poder. 

Por otro lado, la visión de Israel en clave internacional es determinante para poder comprender parte del entramado geopolítico de Medio Oriente. 

Schvindlerman fue tajante con Irán, a quién marcó como el gran antagonista del país dirigido por Netanyahu. El hecho de contener un creciente programa nuclear pone en tensión a la zona de por sí, y se complejiza aún más con las disparidades de carácter filosófico y existencial con Israel. Es una disputa que deja afuera al mundo árabe, por resumirlo en un concepto, e inclusive siembra diferencias en el seno de los países islámicos. Es cierto que Israel no tiene nada que envidiar en términos militares a Irán, entendiendo el avance inconmensurable en la industria militar en las últimas décadas, aunque no deja de ser razón como para que ambos países se miren de reojo. 

Otros apartados interesantes son Rusia y Paraguay. 

El país de Putin era un aliado cercano de Israel antes del comienzo de la guerra en Ucrania, pero con la conflagración a cuestas, la situación diplomática entró en cierta tensión, aunque no se habla aquí de romper relaciones ni mucho menos. 

El caso de Paraguay es llamativo, ya que una de las primeras decisiones, en materia de política exterior que tomó el flamante presidente Santiago Peña, fue mudar la embajada paraguaya hacia Jerusalén, en  un acto destacable por las autoridades israelíes. Básicamente un guiño a los intereses del poder construido hace décadas.

Más allá de las precisiones de Julián Schvindlerman, está claro que el conflicto con Palestina es un tema de agenda diaria en Israel, y es algo a lo que es imposible escapar. Esta disputa es un tópico que Netanyahu aborda con rudeza, entendiendo su posición hacia los enfrentamientos con el pueblo palestino. Asimismo, es conocida la situación de que es una problemática tan compleja como latente, comprendiendo que no tiene una sola arista, sino que hay implicancias políticas, económicas, sociales, territoriales, étnicas, religiosas y culturales, como la punta del iceberg para comprender un fenómeno que suele ocupar las tapas de los diarios internacionales. 

Israel es el gran garante de los intereses occidentales en Medio Oriente. Su presencia es vital para el equilibrio que, desde los intereses del salón oval, son necesarios para mantener la presencia. En un escenario complicado en términos de política interna con la reforma, puede marcar el paso al fin de las expresiones partidarias de extrema derecha en Israel, como así también a marcar un precedente para futuras manifestaciones contra el poder político. Esta situación interna también es seguida de cerca por sus vecinos en el marco de la pugna por la hegemonía, lo cual puede marcar una agenda agitada a futuro.  

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