¿Podrá Misiones sostener la evolución del empleo en 2024?

Por ALEJANDRO PEGORARO, director de Consultora Politikon Chaco – para ECONOMIS

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Si analizamos el escenario general de la Argentina del período 2019-2023, hay dos costados muy marcados: por un lado, una macroeconomía inestable, con desequilibrios, crisis de divisas, super inflación, sobreendeudamiento externo y un conflicto frente monetario y fiscal. Aún con los problemas atravesados en estos años, el empleo fue la otra cara de la moneda, pero si ampliamos el horizonte y pensamos en la Argentina de mediano y largo plazo, no podemos afirmar que estamos en la panacea.

Los datos disponibles permiten diferentes evaluaciones. Si el empleo crece contra el año anterior; contra el inicio de la gestión Alberto; contra diez atrás; contra quince años atrás; etc. 

Cada evaluación realizada traerá distintas conclusiones como consecuencia de las propias volatilidades nacionales y hacer un análisis único sería un error porque implicaría no considerar los vaivenes que están en el medio de los dos extremos históricos analizados. 

Por ello, para pensar en lo que viene, podría ser más conveniente (y prudente) evaluar los niveles 2023 vs. 2019, determinar la dimensión de lo logrado y poner a partir de allí objetivos realistas para un 2024 que, como todo parecería indicar, será complicado. 

Vamos de lo global a lo particular. A abril del 2023, el empleo registrado en el sector privado creció 4,5% contra diciembre de 2019, el mes de inicio de la presidencia de Alberto Fernández. Se trata de poco más de 280 mil empleos logrados en ese período. Los empleos industriales explican a la fecha el 35% de esos empleos creados, el comercio explicó el 26%, la construcción el 20% y el resto de los sectores el 19% restante. Es decir, 81 de cada 100 nuevos empleos creados en este período en el país fueron en la industria, el comercio y la construcción

¿El problema? Son tres de los sectores más amenazados para el 2024. 

Por un lado, la incertidumbre respecto a políticas industriales que podrían llevar adelante los posibles presidentes en 2024, en cierto modo condiciona la expansión industrial, actividad que además está atada al movimiento de la actividad, a la cuestión vinculada a importaciones y a la macro en general. 

El comercio también podría estar limitado por la situación inflacionaria y de poder adquisitivo. La construcción, por su parte, tiene una importante dependencia de la obra pública y, en algunos casos, de obras privadas que requieren cierta estabilidad política, económica y jurídica (energía y minería) que hoy por hoy nadie puede garantizar. 

Sin ser apocalípticos, podríamos tener un 2024 de mayor incertidumbre, de “acomodo” de un nuevo gobierno (en el caso de ganar Bullrich o Milei) y de un deterioro de la actividad económica como arrastre (o profundización) de la que ya existe, tal como lo marcó el INDEC con la publicación del EMAE esta semana.

Volviendo a esos tres sectores mencionados, veamos que ocurre en el NEA. Comparando siempre el último dato disponible de 2023 contra diciembre de 2019, el empleo privado formal creció 13,6% en Misiones; 14,3% en Formosa; 12,3% en el Chaco y 4,6% en Corrientes según los registros de AFIP. 

En valores absolutos, la creación neta de empleo en el período fue de 13.392 para Misiones, 9.052 para Chaco, 3.550 para Corrientes y 3.447 para Formosa. 

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La Industria tuvo un rol importante en la generación de empleo en Misiones y en Corrientes, históricamente las dos de mayor volumen de empleo industrial en la región. En el caso misionero, la industria muestra una expansión del 12,9%; en el correntino, del 12%. Mucho más atrás quedaron Chaco (2,3%) y Formosa (4,6%). La suba misionera equivale a unos 2.549 empleos netos en la industria creados en este período, un volumen que supera en 57% al total de empleos creados, en conjunto, entre Corrientes, Chaco y Formosa. 

De hecho, Misiones sola creó seis de cada 10 nuevos empleos en la industria de la región

¿Es posible sostener primero, y profundizar luego, ese nivel de expansión misionera? La respuesta no es clara. Una gran parte del empleo industrial está concentrada en la forestoindustria, sector que requiere políticas atractivas para producir y exportar; por ende, la cuestión cambiara es transcendental al respecto. La industria textil y de calzado también tiene un considerable volumen de empleo en Misiones, y la incertidumbre respecto a una eventual apertura de la economía y libre importación (que parece ser algo complicado en la práctica por la escasez de dólares) podría impactar de manera importante. El empleo industrial vinculado a alimentos (té y yerba principalmente) está condicionado por las reglas de juego que se quiera imponer: la desregulación del sector yerbatero, por ejemplo, pondría seriamente en juego los empleos en esta actividad

Vayamos al comercio. Respecto a diciembre de 2019, el comercio tuvo un incremento del empleo del 20% en Misiones, 10,5% en Chaco, 9,0% en Corrientes y 3,8% en Formosa. Fueron 3.911 los empleos netos generados en la tierra colorada, lo que equivale al 49% de todos los empleos comerciales creados en el NEA. Acá la situación se torna algo más complicada de pronosticar. Por un lado, está claro que la devaluación y su impacto inflacionario, sumados al ya sufrido poder adquisitivo del salario, impactan en los niveles de consumo aunque no aún de manera altamente significativa (estadísticamente hablando). Pero por el otro lado, el atraso cambiario que tenía el país hasta hace unos días atrás, pre-devaluación massista, genera un boom de compras en Misiones provenientes de los países vecinos básicamente porque, para el mundo, somos baratos y lo seguimos siendo. ¿Puede el empleo comercial sostenerse solo con compradores extranjeros? Un brevísimo lapso podría, pero no demasiado. El mundo del comercio es amplísimo y para continuar procesos expansivos (empleo, rentabilidad, inversión, etc.) se requiere una población con capacidad de consumo, algo que se debilita día a día en esta Argentina.

Tercer punto: la construcción. En el Chaco se expandió 114,4% contra 2019; en Formosa 95,9%; y en Misiones y Corrientes 21,3% en cada caso. Las altísimas subas mostradas en los casos chaqueños y formoseños se sustentan principalmente en dos puntos: una baja base comparativa (sufrieron caídas muy severas entre 2018 y 2019) y un favoritismo del Estado nacional para asignar fondos: estas dos provincias se quedaron con el 61% del total de recursos nacionales asignados al NEA para inversión pública entre diciembre 2019 y abril 2023.

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De hecho, fue tal el crecimiento de este sector en esas dos provincias, que en Formosa por ejemplo los empleos creados por la construcción representan el 95% del total de empleos creados en la provincia en el período analizado: una dependencia casi exclusiva de la construcción para crear trabajo. 

Aun con ello, la suba de Misiones, considerando que en volumen es la que tiene más trabajadores en ese sector en toda la región, es importante y la obra pública es un motor central, aunque en este caso con alto financiamiento de recursos provinciales ($9 de cada $10 de inversión pública fueron con recursos propios durante 2022, como lo contábamos en esta nota de Economis). Aunque pocos, los fondos nacionales para obra son claves para sostener la actividad. Además, si pensamos de manera transversal, todo impacto en la economía misionera en 2024 repercutiría en la recaudación local, limitando también la disponibilidad de fondos para invertir. 

Con estos tres sectores en diferentes niveles de potenciales riesgos, surge entonces la pregunta de si Misiones puede sostener niveles de incremento del empleo en 2024. Hay diferentes escenarios posibles, pero hay margen para pensar que si puede.

Nadie puede escapar de las volatilidades del escenario nacional como tampoco de las decisiones del centralismo que afectan de manera directa en el territorio y sus singularidades. Pero en estos últimos años, Misiones no solo creó empleo, sino que también forjó y fortaleció una identidad productiva que con una diversificación más que interesante. 

Los sectores vinculados a la economía del conocimiento, la información y la comunicación tomaron vuelo propio a partir de interés privado en Misiones y políticas de acompañamiento, permitiendo que el empleo crezca 20% en este período. Se logró robustecer el área de los servicios, de modo tal que el empleo vinculado a asociaciones creció 17%; otro 14% los servicios deportivos (eventos mediante), artísticos y culturales (fomento a la industria cultural) y recreación (alza del turismo). Sectores profesionales, técnicos y científicos se alzaron un 11%; turismo más de 6% arriba. 

Un cuestionamiento a eso último detallado podría ser que si hay un ajuste brutal con caída brusca de actividad económica, todo eso igualmente caería, lo cual sería lógico. Lo micro no puede escaparse en su totalidad de la macro. Pero en este caso, el robustecimiento del aparato productivo, entendido este como un entramado económico que vincula producción de bienes y oferta de servicios con una más que considerable articulación público privada, puede ser la espalda sobre la cual apoyarse en una eventual crisis. Esto, sumado a una administración fiscal prudente que sin ser austera, por que el gasto se expande, es responsable y con prioridades bien puestas. El proyecto de presupuesto 2024 así lo indica pero, más aún, la ejecución presupuestaria misionera de estos años lo ratifica. 

Por ALEJANDRO PEGORARO, director de Consultora Politikon Chaco – para ECONOMIS

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