Estacioneros advierten que el atraso de combustibles se volverá insostenible en unos meses
Las recientes subas en los precios de los combustibles en la Argentina después del congelamiento en buena parte de 2021, no cambiaron el hecho de que sigan siendo los más baratos de la región y en el mundo. Así lo refleja un informe realizado por la Bolsa de Comercio de Córdoba, con datos concretos sobre la situación del país en relación a sus vecinos de Latinoamérica.
El relevamiento precisa que entre las naftas, la mayor diferencia se presenta en la Súper, que es entre 26 y 43 por ciento más económica que en Chile, Brasil y Paraguay. La diferencia de la Premium es entre 34 y 15 por ciento respecto a esos mismos países; el Gasoil resulta 15 por ciento más barato que en Brasil y 27 por ciento menos que en Uruguay, mientras que en el segmento Premium las diferencias con Brasil y Chile son mínimas, con Uruguay aumentan a 29 por ciento.
El precio del GNC es el que presenta mayores diferencias: 52 por ciento menor que en Brasil y 44 por ciento menos que en Chile.
La diferencia con los otros países de la región no se explica por una ventaja comparativa de la Argentina en términos eficiencia energética o productividad tecnológica del sector, sino que se debe al atraso acumulado en los últimos dos años derivado de las fuertes distorsiones de precios relativos generadas las políticas económicas del Gobierno nacional.
De una comparación de la evolución de los precios de la Nafta Súper con el tipo de cambio, el IPC y el IPC núcleo, se desprende que desde comienzos del 2020 los combustibles no presentaron una disociación significativa frente al tipo de cambio (70,1 y 69,1 por ciento, respectivamente). Esa es una variable clave a la hora de la fijación de precios del sector, por lo que el atraso viene por otros factores.
Mientras que entre finales de 2019 y 2021 los precios en dólares (medidos al tipo de cambio oficial) de los combustibles prácticamente no presentaron variaciones en la Argentina, el petróleo crudo en su variante Brent aumentó 34 por ciento hasta este mes.
Esta suba impulsó al alza no solo el precio de los combustibles, sino también de la inflación en muchos países del mundo. Por caso, Estados Unidos alcanzó en enero su inflación más elevada en los últimos 40 años (7,5 por ciento interanual), y parte de este comportamiento se explica por los combustibles. La gasolina subió 33 por ciento entre finales de 2019 y mediados de este mes, muy en relación con el comportamiento del Brent. A ese factor se suma el ocurrido frente al resto de los precios de la economía a nivel local. La Nafta Súper – como se desprende del gráfico 2- perdió terreno, al igual que el dólar, frente a la inflación en 2021.
La inflación acumulada en el periodo 2020-2021 fue de 105,5 por ciento, muy por encima de la suba del tipo de cambio (70,1 por ciento) y la Nafta Súper (69,1 por ciento). La comparación se agrava al considerar la inflación núcleo, que excluye de su evolución a precios regulados como tarifas y los combustibles. En esos 24 meses aumentó 115,9 por ciento.
En este contexto, la entidad mediterránea advierte que el atraso del precio de los combustibles genera presiones que, en un punto, resultarán ineludibles de resolver. O avanza en eliminar o reducir las distorsiones que implicaría subas tanto del tipo de cambio como de las naftas sabiendo que, en ambos casos, habrá traslado a precios. Esa decisión se debe tomar en un escenario base en que -sin ajuste de precios relativos alguno- la proyección REM de la inflación es de 55 por ciento.
Sostiene que las presiones ya se perciben en el sector externo: en diciembre pasado la importación de combustibles fue la más alta para el mismo mes desde 2013 y quedó muy cerca de los máximos de la serie. Eso se explica no solo por la suba del precio del petróleo y del combustible en general a nivel internacional, sino que en mayor medida se da por la suba del volumen importado.
Con la actual escasez de reservas, las adversas perspectivas climáticas y el precio internacional del petróleo alto, se prevé que la presión sobre el sector externo será más alta este año que el pasado. Es evidente que mantener el atraso no solo tendrá un alto costo para el sector externo y el mercado cambiario, sino que posiblemente se torne insostenible con el paso de los meses. “Es una nueva señal del impacto negativo asociado a las erráticas políticas económicas del gobierno”, concluye el informe de la Bolsa de Comercio de Córdoba.