Informe muestra como en los tres últimos años cayó la inversión nacional en obra pública
En lo que va de la gestión de Cambiemos, los gastos de capital, es decir los destinados a la infraestructura, acumularon un recorte de más de US$9.000 millones en relación al 2015. El dato complica el relato de la Casa Rosada que, ante la falta de resultados positivos en los indicadores económicos para mostrar en campaña, utiliza como caballito de batalla a la obra pública.
La estimación fue realizada por el investigador del centro Cifra – CTA Pablo Manzanelli, quien advirtió que al mismo tiempo la deuda en dólares del país se incrementó vertiginosamente, lo cual demuele el relato de que el financiamiento obtenido en el mercado internacional tuvo ese destino.
Sin embargo, el oficialismo apelará a la «percepción» de la población sobre la obra pública, que en el sector reconocen que «se hizo mucho menos que durante el kirchnerismo», y aun así «hay una sensación de obra constante».
«La gente confunde el asfalto municipal, la plaza del barrio o la vereda con obra pública nacional. Es algo que se hace con dos mangos, sólo se hacen cosas por donde pasa la gente, para que se vean», interpretó ante la consulta de BAE Negocios una fuente empresaria.
«En el Interior no se ha hecho nada, las rutas son un desastre y como las PPP no son electoralmente llamativas, nadie hizo nada para que arranquen», razonaba el representante del mundo de la construcción en referencia a las demoras que sufrieron los seis corredores viales licitados bajo contratos de Participación Público Privada.
El informe del Cifra puntualiza que durante 2016, la baja en los gastos de capital fue de US$4.028 millones, en 2018 US$4.331 millones y en lo que va del 2019 US$888 millones. Sólo en el 2017, año electoral y el único de los cuatro años de mandato de Mauricio Macri en donde la actividad no cayó, el incremento fue de apenas US$51 millones.
«La devaluación en estos años amplifica la magnitud del ajuste, pero medida la variación del gasto de capital en términos reales no hay diferencias significativas: el gasto de capital cayó 58%. La paradoja no es el colapso de la obra pública sino que la usen como caballito de campaña electoral», planteó Manzanelli en el documento.
Según el autor, durante estos tres años «la deuda no se contrajo para obras de infraestructura sino para la fuga de capitales y los compromisos de la deuda».
«Ante un escenario de promesas incumplidas, se trataría de un elemento que debería poner de relieve un resultado favorable. También serviría para justificar el acelerado endeudamiento, pero lo llamativo es que si bien el endeudamiento creció vertiginosamente, la obra pública cayó significativamente, razón por la cual carece de cualquier sustento material según las propias cifras oficiales», resumió Manzanelli.