La consultora Abceb advierte “señales mixtas en el frente externo”

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Tras un 2017 donde el rojo comercial fue récord histórico, la primera medición de 2018 arrojó u déficit comercial de 986 millones de dólares, producto de una explosión de las importaciones (+32,1 respecto de enero de 2017), aunque las exportaciones también mostraron un rendimiento saludable (+10,7 i.a). El déficit a doce meses se sitúa así en USD 9.400 M.

Las MOI traccionan las exportaciones de enero

Las exportaciones argentinas alcanzaron 4.750 millones de dólares en el mes de enero, lo que implica una suba de 10,7% interanual. Este registro se explica mayoritariamente por un efecto precio (+5,9%), aunque las cantidades exportadas también se expandieron, en el orden del 4,6%.

El rubro de mayor tracción dentro de la canasta exportadora fueron las Manufacturas de Origen Industrial (MOI), que se expandieron al 29,6%. Esto permite presagiar un 2018 donde se acentúe la tendencia alcista de 2017, donde las ventas industriales al extranjero crecieron al 11%. En contraste al acumulado de los doce meses previos, las MOI vieron en enero un significativo efecto precio, que explicó más de la mitad del valor exportado (13,9 vs 13,7 en cantidades). Dentro de las MOI, productos químicos y conexos registró la mayor expansión, con ventas superando los 400 millones (+47,2% respecto de enero de 2017). Registros similares mostraron Piedras, metales preciosos y sus manufacturas (+42,2% i.a) y Metales comunes y sus manufacturas (+45,3%). El otro gran sub rubro, material de transporte terrestre, se expandió al 15,7%.

Las Manufacturas de Origen Agropecuario (MOA) contrarrestaron una porción significativa de la expansión de ventas industriales, al caer estas 8,8%. El grueso de esta contracción es explicado por el rubro Residuos de la industria alimenticia (principalmente harina y pellets de soja) que cayó 15,1%. Grasas y aceites, el segundo rubro en incidencia, también se contrajo, en el orden del 24,8%; mientras que las exportaciones de carne y sus preparados, que concentran 10% de las MOA, crecieron al 29,1%.

Las exportaciones de Productos Primarios se expandieron 12,4% aunque con una marcada heterogeneidad entre subrubros. Mientras cereales (principalmente maíz) y pesca vieron crecer sus ventas al extranjero en el orden del 30%, oleaginosas redujo sus exportaciones en un 50% y minerales metalíferos (y el cobre en particular) un 60%.

Combustibles y energía, de baja incidencia en el total (apenas 8% del valor exportado) experimento una fuerte expansión del valor exportado, que se situó 63,2% por encima en términos interanuales. El biodiesel en particular trajo buenas noticias, en tanto las exportaciones crecieron en 94 millones de dólares. Países Bajos (107 millones de dólares) y Malta (43 millones de dólares) siguen compensando la retracción de las ventas a Estados Unidos (-51 millones de dólares en enero)

La dinámica que se evidencio en el primer mes del año puede resultar un vaticinio certero de lo que será la tendencia de 2018, con un sector industrial favorecido por un tipo de cambio menos atrasado y la incipiente recuperación brasileña, y un sector agropecuario rindiendo por debajo del excepcional 2017, sumado a las amenazas climáticas que pueden afectar fuertemente el rendimiento del campo argentino.

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Las importaciones, sin techo

2018 comenzó con una aceleración en la tendencia creciente que demostraron las importaciones al largo del año pasado. Las compras al exterior registraron la mayor variación interanual desde agosto 2011 (+43,2%) con un crecimiento de 32,1%. Al acumular un valor importado de USD 5.736 M durante enero, las importaciones dieron un salto considerable con respecto a los USD 4.341 M que se registraban al inicio de 2017.

El incremento se explicó por un aumento de 26,6% en las cantidades importadas y en menor medida por el impulso de los precios de los productos importados (+4,6%). Como nota positiva se observa que, en línea con lo visto durante la segunda mitad de 2017, tuvieron un avance significativo en enero la importación en aquellos usos relacionados con la inversión y producción industrial.

Por un lado, la importación de Bienes Intermedios continúo creciendo durante el primer mes de 2018, avanzando 32,6%, alza que se explicó por un aumento de 23,0% en las cantidades importadas y 7,8% en los precios. Hacia dentro, se destacó la importación de Productos de industria químicas y conexas (+25,9%), los Metales Comunes y sus manufacturas (+39,1%) y Plástico, caucho y sus manufacturas (+30,7%).

De manera similar, los Bienes de Capital registraron un incremento de 29,5% en los valores importados. Cabe destacar que el crecimiento incremento se explicó íntegramente por un aumento en las cantidades importadas (+29,8%) mientras una leve caída en los precios moderó el aumento registrado en enero (-0,2%). Gran parte de esta mejora se explicó por el aumento en la importación de Máquinas, aparatos y material eléctrico (+32,3%).

 El único otro sector que anotó una caída en los precios de los bienes importados fueron las Piezas y Accesorios para bienes de capital, que retrocedieron -3,8%. Sin embargo, con un crecimiento de 21,1% en las cantidades importadas, se observó un crecimiento de 16,6% en los valores importados en el comienzo del año.

La importación Vehículos automotores de pasajeros se aceleró en enero, con un incremento de 48,5%. Con un valor importado de USD 499 M, la compra de vehículos continuó expandiéndose tras un año de cifras históricas, explicado principalmente por la compra al principal socio comercial. Por su parte, una fuerte alza en los precios (+18,4%) junto con un incremento en las cantidades (+56,8%) traccionaron un aumento 85,7% en los valores importados. Este incremento se enmarca en una reciente liberalización en la importación de este rubro, tras la eliminación desde el 1º de enero del Registro de Operación de Importación de petróleo crudo y sus derivados.

Sin alivio para el rojo comercial

El resultado del intercambio comercial argentino en el primer mes del año fue de 986 millones, un valor comparativamente alto al ver que solo fue superado por dos meses de 2017 (Agosto y Noviembre). Nuevamente el saldo con nuestros principales socios fue deficitario, viéndose una llamativa expansión del rojo con China (US$ 1035 millones, contra 566 en enero de 2017); también creció el rojo con Brasil (575 vs. 329) y se contrajo el déficit bilateral con Estados Unidos (154 vs 244).

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Para 2018, La proyección de ABECEB sitúa al sendero de crecimiento de ambos registros en un trazado un tanto menos divergente, con las importaciones creciendo al 8,1% y las exportaciones haciéndolo al 4,5%; de aquí se desprende que el déficit externo seguirá ensanchándose, tanto en dólares corrientes (pudiendo superar los 11.000 millones) como en porcentaje del producto. Esta situación puede incluso agravarse si terminan de concretarse algunos riesgos puntuales que asoman en el frente exportador (restricciones comerciales en EE. UU, merma en la producción de soja y maíz, cierre de mercado europeo de biodiesel).

Aunque algunos factores de corto propinaran cierto viento de cola (dólar en suba, recuperación brasileña), los cimientos para un repunte del rendimiento exportador argentino están lejos de estar afirmados. No por nada las ventas al exterior crecieron en 2017 un marginal 0,9% anual en volumen mientras el comercio mundial se expandió por encima del 4% de acuerdo al FMI.  La escasa integración de las empresas argentinas a los entramados productivos globales, falencias de infraestructura y la falta de armonización técnica y de acuerdos comerciales con primeras potencias comerciales son problemas de larga data y que no verán solución en el corto plazo. Aun así, son asuntos que deben ganar importancia en la agenda económica.

El frente externo es la fuente de generación genuina de divisas, y es por ende de vital importancia para garantizar la sustentabilidad del modelo económico vigente. Recientemente, un informe del Instituto de Finanzas Internacionales colocó al país, junto con Turquía, al tope del ranking entre los emergentes más vulnerables frente a un cambio de tendencia global, que en la historia reciente ofreció liquidez a tasas bajas y mostró una tenue volatilidad, tendencia que empieza a revertirse. La “restricción externa” presionará cada vez más sobre la necesidad de financiamiento en los mercados internacionales, siendo así una fuente importante de incertidumbre macroeconómica a futuro. El ensanchamiento acelerado del rojo externo podría generar a futuro cierta presión cambiaria, lo cual atentaría contra el camino de desinflación que inició el país hace poco tiempo. En la medida en la que la economía continúe el sendero de normalización y crecimiento, el rojo comercial no supondrá un inconveniente significativo a la sostenibilidad del modelo económico. No obstante, a medida que se asoman riesgos en la escena global, el desequilibrio externo presenta uno de los canales de transmisión más significativos de volatilidad externa.

Comercio exterior argentino.

 

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