La cuarta revolución
La digitalización, los sensores y la robótica llegan velozmente a las industrias tradicionales y generan saltos de competitividad, pero también ponen en juego la viabilidad de sectores enteros de la economía. En Córdoba, la FAMAF de la Universidad Nacional de Córdoba fue sede de un encuentro dedicado a abordar los desafíos de la industria 4.0.
Agencia TSS – La llegada de la digitalización y las tecnologías de la información en forma masiva a las industrias manufactureras tradicionales es conocida como “industria 4.0”, en referencia a la cuarta revolución industrial. El fenómeno representa un desafío mayúsculo ya que la exitosa amalgama entre lo antiguo y lo nuevo genera saltos de competitividad que pueden dejar fuera de juego a países o regiones históricamente industriales que no logren adaptarse.
Para abordar este problema, la Facultad de Matemática, Astronomía, Física y Computación (FAMAF) de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), junto con el Cluster Tecnológico Córdoba (CTC) y la empresa Oixxio, organizaron un encuentro en formato de hackaton que reunió a funcionarios gubernamentales, académicos, empresarios y desarrolladores a lo largo de una jornada de trabajo el miércoles 7 de noviembre pasado.
Sin excusas
En la década de 1950, los planes de industrialización del primer peronismo transformaron a Córdoba en el segundo centro productivo del país con la metalmecánica a la cabeza. A principios del siglo XXI, la provincia inició un acelerado proceso de expansión de la industria del software y ahora sabe que si desea mantenerse como un polo productivo nacional debe incorporar a los sectores industriales tradicionales a la era digital.
“Para la industria manufacturera, hasta hace un par de años atrás, concretar una modernización tecnológica en sus sistemas productivos era algo que quedaba un poco en manos del propio dueño de la empresa, mientras que hoy es una condición inexcusable”, le dijo a TSS Roberto Avalle, ministro de Industria, Comercio y Minería del Gobierno de la Provincia de Córdoba, en medio del Hackaton Industria 4.0 de la FAMAF.
Siempre sostengo que Córdoba tiene una ventaja competitiva y comparativa realmente muy importante –agregó Avalle–, y es la existencia de un sistema universitario extraordinariamente importante. Cuando uno va a cualquier ciudad o país y dice que en la provincia de Córdoba hay 14 Universidades y 250.000 personas que pasan por ellas abren los ojos muy grandes porque no pueden creer que haya semejante cantidad de personas que estén estudiando”.
Sobre la industria del software cordobesa, Avalle, quien ya era ministro de su cartera cuando hace casi dos décadas la provincia mediterránea apostó fuerte por su desarrollo, sostuvo: “La veo mejor que hace un par de años atrás”. Entonces el sector le generaba preocupación porque estaba muy inclinado a la venta de horas (software factory), con poco desarrollo de aplicaciones propias. “Creo que esa tendencia, de a poco, empieza a revertirse”, comentó Avalle.
Para Diego Casali, presidente del CTC, “cuando hablamos de la cuarta revolución industrial, de transformación digital, estamos hablando de cómo la tecnología está irrumpiendo en todos los sectores de la economía y puede mejorar la productividad, la competitividad, bajar costos, cambiar modelos de negocios, generar herramientas mucho más inteligentes y autónomas que en la industria tradicional”.
Globales y regionales
Pablo De Chiara es un referente del sector informático cordobés, actual secretario de Industria provincial y fue hasta 2013 presidente del CTC. En diálogo con TSS, puso énfasis en “prestar atención al tiempo que ha pasado entre la cuarta y la tercera revolución industrial, y el que pasará entre la cuarta y la quinta. Estos tiempos se están acortando cada vez más y eso obliga a que los profesionales estén cada vez más involucrados en cómo la tecnología se inserta en los procesos productivos”.
En relación con la competitividad argentina, De Chiara fue enfático: “Algunos piensan que con el tipo de cambio vamos a lograr la competitividad pero ya se ha demostrado que no es cierto. La competitividad es una suma de cuestiones que deben lograrse para que una empresa se proyecte al mundo y la industria de Córdoba lo está entendiendo”.
En la senda de modernizar a los sectores productivos tradicionales es fundamental contar con la academia.“La relación que tiene que haber entre las industrias, la ciencia, las universidades y el sector público es indispensable”, destacó De Chiara.
El modelo de desarrollo industrial y tecnológico al que apuesta Córdoba tiene dos patas. Por un lado, la integración a cadenas de valor globales y, por el otro, procurar una distribución lo más amplia posible en el territorio provincial de los centros productivos. Una especie de federalismo interno, en el cual, si bien la Ciudad de Córdoba tiene una primacía obvia, se están haciendo considerables esfuerzos para que surjan otros nodos en urbes como Rio Cuarto, San Francisco, Villa María y Mina Clavero.
El secretario de Industria destacó el apoyo brindado por el empresariado de la capital cordobesa para avanzar desde el Gobierno con iniciativas en el interior provincial. El objetivo es que en cada sitio se pueda “producir tecnología aplicada a su cuestión regional o, desde su región, pensarla para el mundo”, dijo De Chiara. La producción de tecnología local ayuda a que el resto del entramado productivo de la zona comprenda mejor los procesos e incorpore nuevos modelos. “Si uno piensa en un lugar donde se produce tecnología, piensa en Silicon Valley – ejemplificó De Chiara–, pero éste no es un país, ni una provincia, ni una ciudad; es una región. En Canadá, hoy el centro tecnológico no es Toronto, es un lugar que se llama The Corridor. Un conjunto de ciudades hilvanadas por universidades en donde las empresas se van montando alrededor de ellas”.
La regionalización productiva interna se vincula con la meta de integrarse a cadenas de valor globales, la otra línea de trabajo del gobierno cordobés. El diagnóstico que subyace a este planteo es que no es posible en la actualidad para una industria como la cordobesa abordar la totalidad de muchos procesos productivos complejos, pero sí existe capacidad para hacer aportes específicos de alto valor agregado.
De la fábrica al simulador
Un caso concreto de amalgama entre la industria tradicional y la nueva revolución digital es Oixxio,una de las organizadoras del evento en la FAMAF. Esta empresa surgió como un desprendimiento de una firma previa, Nexo Consulting Group, dedicada al desarrollo de proyectos de ingeniería y la provisión de servicios para instalaciones fabriles. Nexo nació hace 14 años en la Ciudad de Córdoba y hoy cuenta con 38 ingenieros. Una década después le tocó el turno de ver la luz a Oixxio, un emprendimiento con ocho personas permanentes que, según los proyectos, pueden llegar a 15.
Una de las áreas de vacancia que detectaron en Oixxio para incorporar tecnologías digitales a las industrias tradicionales es la simulación. “La nueva forma de transmitir conocimiento se basa en el Cono de Dale, en hacerlo simulado, que la persona no sea sólo receptiva de un video o de un profesor, sino que se comprometa en un proceso de aprendizaje vivencial”, le explicó a TSS, Marcelo Tisera, fundador y director de Nexo y de su desprendimiento digital.
Oixxio desarrolló para Petroquímica Río Tercero un simulador que permite entrenar al personal mediante realidad virtual en higiene y seguridad, mantenimiento predictivo y calidad. En la simulación se toman datos reales del funcionamiento y los procesos de la planta (como temperatura y presión) y se expone a las personas en entrenamiento a situaciones que deben resolver.
Las simulaciones también permiten detectar más fácilmente a quienes poseen mayores habilidades o conocimientos. Esta información es de enorme importancia en rubros donde la preservación del capital humano hace a la competitividad de las empresas.
Para Tisera, el horizonte de la digitalización en las industrias tradicionales recién comienza a vislumbrarse. El empleo de la inteligencia artificial, la robotización en la industria automotriz, el uso de reconocimiento de imágenes para la mejora de procesos productivos, el estudio de los movimientos de brazos mecánicos para hacerlos más eficiente y la trazabilidad de procesos y productos son algunas de las aplicaciones posibles.
Para que todo este potencial pueda llegar a buen puerto se necesita el convencimiento de los empresarios. “Estamos haciendo industria 4.0 porque se requiere una evangelización de los industriales cordobeses para cambiar el paradigma –comentó Tisera–. Hay empresarios que no se quieren adaptar y otros que abren su cabeza y ven la realidad”.
La vinculación moderna
Uno de los fenómenos que está catalizando el avance tecnológico de algunos sectores de la producción es la creciente vinculación entre la academia y la empresa en proyectos concretos. Esta vinculación moderna tiene algunas características específicas con respecto a intentos de épocas anteriores. “La vinculación tradicional surgía de la relación de algún investigador con un empresario conocido. Ahora hay algo más institucional y las empresas van a buscar a la facultad. Eso genera sorpresa porque aparecen temáticas de relevancia que se estudian en la academia y las necesitan las empresas”, explicó a TSS Martin Onetti, director de la Oficina de Vinculación Tecnológica (OVT) de la FAMAF.
El meollo de la cuestión está en “encontrar los problemas que motiven al investigador y lo lleven a adentrarse en el mundo de las empresas, en donde todo tiene más incertidumbre”, agregó Onetti.
Otra transformación que se está dando en los sectores productivos vinculados con la tecnología es el cambio en los perfiles profesionales que buscan las compañías informáticas. “Hace 10 años, un licenciado en computación iba al mercado laboral a competir con un ingeniero en sistemas y perdía porque no sabía manejar la última herramienta tecnológica o gestionar recursos humanos. Hoy es exactamente al revés, porque lo que está buscando la industria es el data scientist, que es precisamente el perfil básico que sale de computación en la FAMAF”, precisó Onetti.
Mirta Iriondo, decana de la FAMAF, enfatizó: “Nosotros nos abrimos a las empresas de Córdoba para que tomen el desafío de agregar conocimiento a sus productos, pero eso también interpela al empresariado sobre su compromiso con la universidad pública”, expresó Iriondo.
Uno de los principales obstáculos que enfrenta el esfuerzo por modernizar el sistema productivo es un modelo económico nacional basado en la especulación financiera, la sobreexplotación de los recursos naturales y los mercados monopólicos. En este sentido, Avalle fue categórico: “No hay ningún negocio rentable lícito en el mundo que rinda los niveles de tasa de interés que están vigentes en estos momentos. ¿Quién va a invertir o tomar un crédito al 75% o 78% anual, por más robotización, tecnología o industria 4.0?”.
“La educación es fundamental para el desarrollo en todas las épocas y en tiempos de crisis debemos apostar más a una sociedad que tenga acceso a la educación, porque es lo que nos va a permitir un desarrollo sustentable con el ciudadano integrado, con todos adentro”, concluyó Iriondo.