La libertaria Ninfa Alvarenga sorprendió con un spot de campaña en el que reconoció el derrumbe de los precios de la yerba mate tras la desregulación del mercado que impuso Javier Milei. Para compensar la crisis productiva, propone crear un nuevo organismo con participación pública y  privada, que compre la materia prima y promocione la exportación. Casi las mismas funciones que ostenta el Instituto Nacional de la Yerba Mate que el Gobierno puso en pausa al no designar un presidente. 

La candidata a diputada nacional por Misiones en la lista del Partido Libertario, dejó planteado un programa que tensiona la propia identidad ideológica de su fuerza. 

En nombre de “amortiguar la caída de los precios para el productor”, la dirigente propuso la creación de una ley agrícola que impulse una Corporación de Créditos para Commodities, una entidad de carácter mixto, público-privado, que intervendría directamente en la producción, el financiamiento y la comercialización de granos y cultivos, incluidos la soja y el trigo.

La iniciativa incluye medidas clásicamente asociadas a la intervención estatal: compra de toda la producción por parte de la corporación, ubicación en mercados internacionales, apertura de mercados consignatarios regionales y hasta la creación de una bolsa de comercio en Misiones para negociar acciones de empresas locales y commodities como yerba mate, té y madera.

La contradicción libertaria

El núcleo de la propuesta choca con los postulados que el mileísmo sostiene como bandera: reducción del Estado, eliminación de regulaciones y libre juego de la oferta y la demanda. Una corporación que compre toda la producción y administre precios recuerda más a las viejas juntas nacionales de granos que a un esquema de libre mercado.

El propio argumento de que la corporación empezará “pública o privada” y que “a medida que pasen los años se venderán las acciones hasta que todo quede en el sector privado” desnuda la paradoja: el mecanismo nacería fuertemente estatizado para luego, en un horizonte difuso, privatizarse. Se trata de un camino inverso al que predican los libertarios, que en general exigen privatización inmediata y sin gradualismo.

Asimismo, la noción de “amortiguar la caída de los precios” supone una acción protectora contra los ciclos del mercado, una lógica que contradice la idea libertaria de que cada productor debe asumir riesgos y competir sin red de contención estatal.

El mensaje parece más pensado para convencer a un electorado productivo misionero atravesado por el derrumbe de  precios y por la crisis de rentabilidad en la agricultura. Sin embargo, al intentar seducir a ese sector, la libertaria se aparta de sus principios doctrinarios.