La marca Misiones
Después de varias horas de un arduo debate en la oficina de la Cámara de Comercio de Posadas, sobre el estado de situación actual, empresarios y comerciantes coincidieron en una idea que se debe potenciar: instalar la marca Misiones. Miradas distintas, sectores disímiles, pero un solo objetivo. Claramente, entre los hombres de negocios hay posturas políticas distintas. Pero aún en esa babel ideológica, lograron una síntesis que se emparenta con el debate sobre lo que se dirime este domingo en las urnas. Misiones no gana en la grieta. Ninguno de los extremos atiende los problemas y las demandas locales. Ni antes ni ahora, pese a los largos años de reclamos y la disparidad estructural en el reparto de recursos e infraestructura.
Que se hable de la “Marca Misiones”, se transforma en un hecho político porque fue parte de la agenda en estos tiempos electorales. La Renovación alzó esa bandera ante un nuevo desplante de la Nación: ahora fue Alberto Fernández, antes había sido Mauricio Macri. Ambos presidentes ningunearon las demandas de Misiones, primero con la reglamentación del artículo 10 de la ley Pymes y ahora el veto a la Zona Aduanera Especial, con la que insiste el Gobierno provincial con la advertencia de no votar el presupuesto nacional si no se incluye esa demanda, así como una compensación ambiental y un refuerzo relevante en el paquete de obras públicas destinado a la tierra colorada.
La infraestructura es clave para darle competitividad a la economía misionera, que debe lidiar con la misma carga impositiva que el empresario porteño, que tiene autopistas y está cerca de los puertos de exportación.
Si no se equilibran esas asimetrías internas, el desarrollo es una quimera o dependerá de acciones provinciales, como el Ahora Misiones, que permitió mitigar un poco el impacto de la inflación y cuidar el bolsillo de los misioneros. Tardó bastante la Nación en darse cuenta de la necesidad de acompañar el esfuerzo local y sumarse, primero con el +15 y ahora con el +21, un porcentaje no casual, sino similar al IVA, que permitirá a los comercios poder competir con los precios fronterizos, mucho más competitivos por políticas fiscales mucho más flexibles, tanto en Paraguay como en las ciudades fronterizas de Brasil.
Las fronteras cerradas en marzo del año pasado por la pandemia sirvieron para demostrar que la economía misionera necesita un tratamiento distinto. Todo floreció cuando se cerró la canilla millonaria que día a día iba a buscar mejores precios al otro lado de las fronteras. Pero ahora, con las fronteras abiertas, no faltará demasiado para que regresen las preocupaciones con una economía volátil y una inflación que no da tregua.
Además de la solución temporal con las fronteras cerradas, Misiones generó sus propias herramientas, como los programas Ahora, que facturaron en lo que va del año más de 2.500 millones de pesos, en un doble beneficio para el comerciante y consumidor. Eso evitó un mal mayor provocado por la inflación y también la recuperación del empleo en la actividad comercial, con una recuperación que la convierte en líder del país.
La robustez actual de la economía misionera se refleja en los números, con 104 mil puestos de trabajo registrados, concentrando el 38% del total del NEA. En términos absolutos, Misiones creó más empleo que las tres restantes provincias juntas: 3.229 contra 2.014 de Chaco, Corrientes y Formosa, juntas.
Ese dato echa por tierra preconceptos repetidos hasta el hartazgo en la campaña electoral: “Hay que crear empleos”, dicen los candidatos lejos de la gestión, al mismo tiempo que prometen eliminar derechos de los trabajadores. La realidad es que Misiones creó seis de cada 10 nuevos empleos en todo el NEA, y dos de cada 10 de todo el Norte Grande en su conjunto. La realidad es que llegan nuevas empresas o se abren nuevas sucursales, como anunciaron esta misma semana California Supermercados, Megatone y Frávega o como hicieron antes el supermercado Cinco Hermanos, Arcor o Dass y hará próximamente Beira Río. Cada empresa implica puestos de trabajo nuevos.
Como contraste, Misiones es la provincia con menor peso del empleo público provincial. A nivel regional, por cada 100 trabajadores públicos provinciales que tiene el NEA, hay 87 trabajadores registrados en el sector privado. Misiones es la que tiene menos: 54 públicos cada 100 privados. Corrientes, gobernada por el radical Gustavo Valdés tiene 82 públicos cada 100 privados; y Chaco y Formosa muestran una ecuación inversa: 108 cada 100 en el primer caso, y 177 cada 100 en el segundo.
Ese estatus de la economía misionera se traduce en que, en plena pandemia, se registra un mejoramiento continuo de la distribución del ingreso en Posadas.
Varios de los empresarios que protagonizaron la reunión del jueves en la sede comercial capitalina, participaron de un histórico bloqueo al puente San Roque González de Santa Cruz en reclamo de atención por parte del gobierno nacional ante la fuga de dinero que se hacía insoportable ya a mediados de los 90. Aunque ahora el tipo de cambio disimula el latente conflicto fronterizo, antes de la pandemia se calculaba que se iban mil millones de dólares al año a la vecina orilla. Sin una reforma estructural, bastará un cambio en el viento para que vuelvan los problemas. Por eso, la insistencia de la creación de una Zona Aduanera Especial es vital para fortalecer la economía misionera y dar un salto de calidad que no dependa del momento del dólar.
La única forma de hacer realidad esas demandas es con un concepto instalado más allá de las coyunturas electorales que siempre encuentran otras urgencias o directamente eluden las problemáticas. La alianza Cambiemos y el Frente de Todos deben gambetear compromisos porque sus mandantes, en Buenos Aires, desconocen las realidades o desprecian los compromisos.
Instalar el concepto es ya un triunfo, porque se requiere de todas las fuerzas para torcer la historia. Más allá de los resultados de este domingo, hay una oportunidad histórica para Misiones y otras provincias con realidades parecidas.
Un casi seguro traspié del Gobierno nacional provocará una paridad de fuerzas en el Congreso, donde cada voto cotizará en alza. La idea de un bloque “neo revisionista” que deslizó el conductor de la Renovación, Carlos Rovira, puede ser una llave poderosa en manos de fuerzas alejadas de los partidos dominantes. No es una embestida “misionerista”. El gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti coincidió con palabras casi exactas con Rovira: “La solución debe venir desde el interior y con más federalismo”.
Desde tierra cordobesa, Schiaretti auguró que “se va a ampliar en el futuro” el actual “Interbloque Federal”, que hoy incluye a los legisladores schiarettistas de Córdoba Federal (aunque no a los misioneros del Frente Renovador de la Concordia, contenidos en otro interbloque: el de Unidad Federal para el Desarrollo).
Rovira y el gobernador Oscar Herrera Ahuad ya hablaron con Sergio Uñac de San Juan y mantienen diálogos permanentes con fuerzas patagónicas y del norte salteño.
La voz federal parece ser la única herramienta para mejorar las realidades de las provincias, sobre todo en momentos en que la incertidumbre reina en el escenario nacional. Sea cual fuere el resultado de este domingo, el Gobierno de Alberto Fernández está debilitado y no parece tener demasiadas ideas para salir airoso en el tiempo que le queda por gobernar. Es cierto que el caos que se pretende imponer desde la oposición ni es tanto ni sirve para mejorar la vida de los argentinos. Pero falta dinamismo y sobran frases de ocasión.
El contraste no trae mejores augurios. Mauricio Macri promete lo que no hizo y sus adláteres no se muestran distintos. Horacio Rodriguez Larreta, la opción a la que apuestan algunos en el PRO, admitió esta semana que usó recursos públicos para financiarse un viaje de campaña a Estados Unidos donde se presentó como la figura de recambio de la Argentina y se sacó fotos con Bill Clinton con quien habló de “la situación económica” y el “cambio climático”.
En Misiones, Martín Arjol se jugó por la foto con el intendente porteño, que también coquetea con bendecir a Pedro Puerta. Su padre reapareció en estos días con la idea de volver a tener peso en la alianza: “A mi me gusta el ajuste. Saca votos, pero resuelve el problema de la pobreza”, se sinceró el ex embajador macrista.
Este domingo Misiones elige tres diputados nacionales. Habrá tres opciones centrales. La alianza Cambiemos, que sumó más votos en las primarias, la Renovación, con el médico Carlos Fernández y la abogada Claudia Gauto y el Frente de Todos, con el abogado Isaac Lenguaza víctima de la propia anemia de Alberto Fernández.
Fue una campaña sin demasiadas notas altas. La oposición repitió las agendas porteñas, tanto de Cambiemos como del Frente de Todos. El macrismo jugó fuerte en las últimas semanas, incluso haciendo enojar al sector productivo misionero, como con la visita de Valdés, que recibió el repudio del sector yerbatero por su desprecio a las políticas impulsadas por Misiones para cuidar al pequeño productor.
El Frente de Todos dejó a la deriva a sus candidatos.
En la Renovación se desmarcaron con una advertencia: Si no se tratan los temas pedidos por Misiones, los diputados del bloque misionerista, no votarán el Presupuesto nacional. “Este domingo hay que votar en positivo, en contra de nadie, sino a favor de los misioneros”, definió Herrera Ahuad.
¿Qué puede pasar? Se espera una mayor participación en relación con las primarias y un final más apretado. Al margen de la lectura nacional y por encima de la grieta, habrá que seguir cimentando el concepto del federalismo desde las provincias para romper con la hegemonía centroporteña. La marca Misiones se impone como premisa.