La política económica del 2023 será muy distinta a la que está acostumbrado el peronismo en año de elecciones
El informe de la consultora Analytica plantea que al actual gobierno le quedan pocas fichas para acomodarse de cara al año electoral. “La política económica de las elecciones será más parecida al del 2019 que a los años del kirchnerismo. Para el 2023 mantenemos nuestra postura respecto a una leve desaceleración de la inflación si el gobierno continúa evitando un nuevo shock en el dólar oficial y en los paralelos”, dice el informe.
El informe de la consultora Analytica plantea que al actual gobierno le quedan pocas fichas para acomodarse de cara al año electoral. “La política económica de las elecciones será más parecida al del 2019 que a los años del kirchnerismo. Para el 2023 mantenemos nuestra postura respecto a una leve desaceleración de la inflación si el gobierno continúa evitando un nuevo shock en el dólar oficial y en los paralelos”, dice el informe.
• El gobierno logra atravesar el siempre temido diciembre mejor de lo que se esperaba. A la alegría que trajo una nueva copa del mundo se suma que la inflación se desaceleró más de lo que proyectábamos. El índice principal registró un incremento del 4,9% en noviembre vs 6,3% en octubre, obligando a revisar a la baja también la inflación de diciembre. Entre otras cosas porque los precios núcleo (sin tarifas y estacionalidad) crecieron al 4,8% después de promediar 5,5% en septiembre y octubre.
• La caída en el IPC entre noviembre y octubre (-1,4 p.p.) es la más alta desde abril del 2020 cuando la pandemia produjo un shock sobre los precios. Sin embargo, existen razones transitorias que explican este comportamiento, no es exclusivamente resultado de una macro más sólida. La categoría Alimentos y bebidas da cuenta del 27% del comportamiento del índice de precios, y en noviembre fue la que menos aumentó (3,5%). Eso fue producto de la estacionalidad en el precio de las verduras (-3,2%) y la anormal situación en el mercado ganadero que se refleja en el precio de la carne (+1,5%).
• El programa precios justos tuvo un efecto de segundo orden en noviembre ya que entró en vigor en la segunda quincena del mes. El total de precios sujetos a acuerdos en la muestra fue de 2,1%, mientras el promedio abril-16/noviembre-22 fue de 3,1%. La pauta para precios justos es del 4,0%, debajo del 4,9% observado. En diciembre vamos a poder observar el impacto real del programa.
• Para el 2023 mantenemos nuestra postura respecto a una leve desaceleración de la inflación si el gobierno continúa evitando un nuevo shock en el dólar oficial y en los paralelos. Así se repetirá una máxima de las elecciones presidenciales: la inflación desacelera en el mes clave. Esta vez, la explicación es que la postura de la política económica es, como explicaremos más adelante, de las más deflacionarias de las últimas cinco elecciones presidenciales. De todas formas, la tasa de inflación mensual es también tres veces superior al promedio.
• El cuadro debajo contiene la inflación mensual, su tasa interanual y anualizada durante el mes cada elección presidencial. Para octubre próximo utilizamos nuestras proyecciones.
• En el cuadro vemos que durante las últimas cuatro elecciones presidenciales la inflación siempre desaceleró. Para verlo de manera sencilla, la inflación mensual anualizada, que contiene sólo información respecto a ese mes, estuvo por debajo de la tasa interanual, la cual contiene mucha más “inercia” o efecto arrastre.
• Ahora bien, ¿cómo afronta la actual gestión el objetivo de desinflación respecto a quienes la precedieron? Para ello, estudiamos el comportamiento comparado de los distintos resortes de la política económica y su postura respecto a la inflación.
• En primera medida, tomamos la política de ingresos. Típicamente, el objetivo de redistribución por fuera de un plan de estabilización atenta contra la desinflación. Por ejemplo, la suba del gasto primario y de los salarios reales impulsa la actividad, las importaciones y la presión sobre el precio del dólar; dados los niveles de productividad y oferta.
• En el siguiente cuadro tomamos las 4 variables “típicas” relacionadas con la redistribución de ingresos y su postura con la inflación: salario, tipo de cambio, actividad y gasto. A su vez, la columna “¿Inflacionario?” tiene un “Sí” cuando la variable tiene una postura que empuja al alza los precios.
• En el cuadro se puede observar como a partir del 2019 se produce un cambio fuerte respecto a las tres elecciones presidenciales anteriores. La crisis de deuda externa iniciada en el 2018 y sus consecuencias condicionan fuertemente la política económica desde entonces. Hoy solo el 25% de los resortes de la política de ingresos impulsan los precios, en línea con lo observado en 2019. No hay espacio para medidas expansivas. Una tendencia que esperamos se sostenga el próximo año.
• ¿Qué va a suceder con la política distributiva en el 2023? Esperamos que continúe la consolidación fiscal, especialmente del lado del gasto, en línea con el acuerdo con el FMI. A su vez, cómo te contamos en el Mirada #67 los salarios registrados continuarían creciendo en línea con los precios mientras los de los trabajadores informales cayendo. Por lo tanto, los niveles de actividad difícilmente mejoren, como analizamos en el Mirada #66. No proyectamos que el tipo de cambio real suba significativamente ya que el manejo del objetivo de reservas continuará cumpliéndose mediante el control de comercio vía SIRA y con medidas extraordinarias como el “dólar-soja”.
• Pasamos ahora al análisis de la política macroeconómica en las cuatro elecciones presidenciales anteriores y la actualidad. Como vemos en el siguiente cuadro encontramos ahí a la política monetaria (M1 real, billetes y monedas más cuenta corriente deflactado por el índice general de precios), fiscal (resultado primario sobre producto) y cambiaria (reservas sobre importaciones).
• Al igual que en la política de ingresos existe en la política macroeconómica una clara diferencia en los años electorales a partir del 2019, un quiebre que continuará en 2023. La política monetaria y fiscal contractiva ayudan a contener la inflación y si la relación reservas internacionales/importaciones no cae, también aportan a su desaceleración al quitar presión sobre la cotización del dólar.
• A un año de las próximas elecciones vemos que los agregados monetarios caen, operando en favor de una menor tasa de inflación. En la misma línea apunta la mejora del resultado primario acumulado a los meses de las elecciones.
• Hoy las reservas internacionales tienen apenas una postura inflacionaria. Tomamos aquí 6 meses de importaciones, a diferencia de los 3 que se usan a nivel internacional 1 debido al uso del SWAP de monedas con china a partir de 2009 2, lo cual afecta severamente la capacidad del BCRA de intervención utilizando las reservas brutas.
• Hoy en promedio sólo el 33% de los resortes de la política macroeconómica del gobierno apuntan a subir la tasa inflación. Sin embargo, si tenemos en cuenta el próximo desembolso aprobado por el FMI y su impacto en las reservas internacionales, seguramente ese guarismo se ubicará en 0% al igual que en 2019.
• La crisis obliga al equipo económico a sostener un sendero de contracción en la economía para evitar un nuevo shock inflacionario. El margen de acción es muy limitado, similar situación que enfrentó el gobierno anterior cuando quiso revalidar su gestión en el 2019. En consecuencia, y condicionada también por el FMI, la política económica será muy distinta a la que está acostumbrado el peronismo en año de elecciones. Para diferenciarse de su principal oponente deberá ser un mejor piloto de tormenta, en otras palabras, evitar repetir la inestabilidad del 2019.
1https://www.ecb.europa.eu/pub/economicbulletin/articles/2019/html/ecb.ebart201907_01~c2ae75e217.en.html
2 https://observatorio.unr.edu.ar/radiografia-del-swap-argentina-china/