La yerba al poder… de unos pocos
Mis estimados lectores, hoy nos sumergimos en el sencillo mundo del mate, esa infusión que une a los argentinos en conversaciones, en el trabajo, en el estudio o simplemente haciendo nada. Pero esta vez no hablaré de la calidad de la yerba ni de la temperatura perfecta del agua, sino que nos adentraremos en un nuevo capítulo de esta telenovela que llamamos política que no es política, donde los más ricos libertarios de la libertad libre han decidido hacer yoga con los precios de la hoja verde.
Imaginen este escenario: un selecto grupo de ricos terratenientes se reúne en una sala de mahogany con sillones de terciopelo para decidir cuánto pagarán por la yerba mate que proviene de las plantaciones de los pequeños productores. ¿Y por qué no dejar que ellos mismos determinen el valor de la materia prima? Con este new esquema libertario, los pequeños productores tienen menos futuro que perro en restorán chino.
La medida gubernamental de permitir a las yerbateras negociar el precio de la hoja verde directa y libremente con los productores, sin fijar un mínimo de su valor, suena tan lógica como poner a un gato a cuidar de una pescadería. Seguro que no habrá conflicto de intereses, ¿verdad? Los ricos pagarán justamente a los productores porque, como todos sabemos, la historia nos ha enseñado que los ricos siempre han sido muy generosos con su dinero. El grande siempre intenta comerse al chico.
En este emocionante episodio de “La yerba al poder”, los grandes se tornan en filósofos económicos, que reflexionan sobre la ley de oferta y demanda, mientras acarician sus gatos siameses en sillas de cuero que valen más que mi auto. “Es un mercado justo” –susurran- mientras se frotan las manos en un gesto avaro que podría rivalizar con el mismísimo Sr. Burns de Los Simpson.
Mientras todo esto sucede, “el padre de estas poderosas criaturas” se funde en besos con su amada Fátima en el escenario de un teatro de Mar del Plata, como si se tomara una “garompa” y que todo le chupa un ….. Y en las plantaciones, los productores de yerba mate practican la paciencia y la contención emocional, esperando que los ricos decidan cuánto vale su hora de trabajo y dedicación. ¿Por qué no les damos también una bola de cristal para que predigan su propio futuro financiero? Digo, porque pareciera ser que la adivinación está de moda en la política actual.
El gobernador de misiones, el Hugo, metió acción judicial para frenar este atropello de la liberación y cerrar el festejo de amigas mías como “Amanda” o “Las Marias” que están en la “puerta” de quedarse con todo. Ojala la justicia encuentre el camino de equilibro y razonabilidad.
En resumen mis amigos, disfrutemos de nuestro mate. Porque al final del día, mientras algunos juegan a ser oráculos con los precios, el verdadero valor está en la tierra, en las manos de los que cultivan y en la cultura que nos une en torno a una simple pero deliciosa cebada de buenos mates. ¡Salud, y que el sentido común prevalezca sobre las decisiones cósmicas de los mercaderes pudientes de siempre!
Como siempre, ya lo saben: De un lado de la reja está la realidad, del otro lado también está la realidad. Lo único irreal, es la reja.