Litio… bienvenido al Mercosur

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Bolivia es el nuevo miembro formal del bloque de mayor incidencia en Sudamérica, siendo este un pilar importante en términos económicos, el cual puede aportar el verdadero oro blanco al Mercado Común del Sur. 

Durante una última cumbre en Río de Janeiro, el actual presidente brasilero, Lula Da Silva, fue quien confirmó su ingreso oficial, o, mejor dicho, “le puso el gancho” a una situación que ya se sabia hace tiempo que iba a suceder. Del arribo de Bolivia al Mercosur hay varias lecturas que se pueden hacer, aunque principalmente hay una política y otra económica. 

La política es la más simple, desde cierto punto de vista. La connivencia de Luis Arce y Evo Morales con Lula, el vigente mandatario de Brasil, el hegemón de la zona, lo pone en una situación casi de privilegio. En ese sentido, el ingreso de los bolivianos puede ser tomado como un favor político relacionado a la tendencia ideológica del líder de bloque. Una lectura acotada pero tan real como los propios intereses que dinamizan a los países. 

En el medio, hay ítem que, en perspectiva internacional es imposible de abandonar. Bolivia, al igual que gran parte de los países del mundo, sabe que estamos en un nuevo entramado del orden mundial. Esto significa que, en un juego de equivalencias de poder en el escenario global, ya no hay un único líder (EEUU en la globalización) o un mundo bipolar (EEUU y URSS en la Guerra Fría), sino que el concierto actual, gestado desde el multilateralismo es clave, y dice que todos deben negociar con todos, y si se hace en bloque, aún mejor. 

Dicho esto, la economía es el fuerte de esta decisión. Bolivia tiene la mayor reserva de litio del mundo. De hecho, según informes estatales elaborados este año, tienen un total de 23 millones de toneladas cuantificadas de este bien. Asimismo, el país conducido por “Lucho” Arce, junto a Chile y a nuestro país, integra el famoso “Triángulo del litio”. Dos de los miembros, ya están en el Mercosur.

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El litio es un elemento químico que sirve, básicamente, para producir baterías de ion – litio. Las mismas son claves en la producción de transportes y objetos en sí, que respondan, a las energías renovables, tales como hidroeléctrica, solar o eólica, reemplazando o desplazando, en todo caso, a las energías “tradicionales” que tienen un efecto más contaminante en el mundo. 

Teniendo en cuenta la perspectiva de logros ambientales que se puede trazar a partir de la utilización del litio como materia prima en el proceso productivo, hay que decir que su demanda crecerá año tras año. El giro del mundo entero hacia mantener el eje de consumo energético, pero con una inmersión casi completa hacia las energías verdes, es una realidad. En ese sentido, tan solo Australia y China tienen litio, por fuera de la gran reserva con la que fue “bendecida” Sudamérica. Eso significa, que, en un mercado amplio, será uno de los principales proveedores del mundo. 

De hecho, la COP 28 se planteó la necesidad de triplicar la producción de energías renovables de aquí hasta el 2030, como un objetivo prioritario para 116 países. Esto genera un cambio importante en el mercado, y que, si es bien encausado por el triángulo del litio, podría simbolizarse en un ingreso de divisas importantes y en el posicionamiento como el gran proveedor mundial. 

Más allá de eso, el ingreso de Bolivia al Mercosur nos lleva a otra incógnita. Si el litio es tan importante, ¿qué hacen los Estados con este bien? El triángulo de este elemento concentra el 68% de la producción total mundial. Sin embargo, los tres países no lograron ponerse de acuerdo en cuanto al alcance del Estado y los privados en el mismo, lo que revela una nueva arista a la hora de analizar el Mercosur que se viene. El miembro recién ingresado tiene una fuerte presencia estatal a través de Yacimientos de Litio Bolivianos, desde el año 2008. Lo que concentra esa enorme producción en manos de quienes manejan los destinos del país y donde el debate siempre redundará en lo político, cuestión siempre bien presente. Por otro lado, Chile y Argentina tienen una mayor concentración de la producción del “oro blanco” en manos de empresas privadas. 

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Todo este debate nos lleva al principio: ¿Y si el ingreso de Bolivia al Mercosur es algo político? Con Lula como aliado, Arce podría comenzar a empujar la decisión de nacionalizar el litio, algo que en Chile es complicado por las propias estructuras tendientes a la privatización, aunque con un presidente que no ve con malos ojos esa decisión. En el caso argentino es todo lo contrario. La estructura podría estar, pero el gobierno de Milei – Macri, difícilmente de el brazo a torcer. 

Asimismo, lo político es aún más grande. Estados Unidos, China, Rusia y la Unión Europea se juegan una pasada importante por este bien. Posicionar sus mercados y generar zonas de influencia es parte del menú que hace rato se ofrece en este bodegón. No falta quien dice que el golpe de Estado a Evo Morales estuvo orquestado por EEUU para intervenir el litio estatal de Bolivia. Ante esa constante amenaza imperial de las potencias previamente nombradas, comerciar y posicionarse como bloque es de suma importancia. Hoy, más que nunca, una frase del Martín Fierro cobra sentido: “Los hermanos sean unidos, porque esa es la ley primera; tengan unión verdadera, en cualquier tiempo que sea, porque si entre ellos pelean, los devoran los de afuera.” Hoy y mañana, al menos, será por el litio.

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