Los contrastes de la euforia
El contundente triunfo de Donald Trump obliga a redefinir las categorías de análisis. Con desdén por la política y los convenciones democráticas, el republicano sacó más votos que en 2020 ante una candidata demócrata que nunca terminó de consolidar respaldos pese a las encuestas que marcaban una inédita -y fallida- paridad. No se debe caer, sin embargo, en el reduccionismo de decir que la democracia está en peligro por la vuelta del millonario a la Casa Blanca. En todo caso vale preguntarse por qué cada vez es más habitual que los outsiders se impongan ante la política tradicional, la que supuestamente representa los valores democráticos. O por qué “la democracia” dejó de ser un activo relevante para millones de ciudadanos del mundo, alejados entre sí, de distintos idiomas, colores y credos. Aquello de que con la democracia se come, se cura y se educa, parece ser una frase alejada de las nuevas realidades.
Hoy es Trump, antes Bolsonaro, después Bukele o Milei. Ninguno es igual aunque se definan como outsiders del sistema. Ubicarlos en un mismo esquema es poco riguroso. Pretender que Trump será aliado de Argentina sólo porque está Milei puede llevar a una trampa peligrosa, incluso para la euforia oficialista.
Make America Great Again. El lema de Trump implica un proteccionismo alejado del ideario libertario. Lejos de dejar todo en manos del mercado, la economía de Trump estará marcada por la intervención del Estado en defensa de los estadounidenses y sus empresas. Subir aranceles para potenciar la industria y proteger a la producción agrícola están dentro del menú del republicano. Justo lo contrario a la política actual en Argentina.
De todos modos, el Gobierno nacional se ilusiona con algún guiño que permita aliviar la presión del FMI ante los abultados vencimientos del año próximo, que exigen profundizar el ajuste permanente que parece ya no tener más margen. La paciencia social se expresa en las encuestas y aunque el presidente Javier Milei todavía sigue teniendo banca, es cada vez mayor el descontento.
El último trabajo de la consultora Analogías consigna que las percepciones sobre el manejo de la política económica continúan presentando diferenciales negativos (47% de desaprobación). Los encuestados se dividen casi en partes iguales ante la pregunta sobre si el Gobierno ha logrado controlar la inflación y si podrá hacer crecer la economía. En ambas preguntas se consignan porcentajes relativamente altos de respuestas “no sabe”.
En paralelo, se estabilizó la proporción de los entrevistados que además de valorar negativamente la situación económica creen que puede empeorar. Y se redujo la cantidad de encuestados que creen que el sacrificio tiene sentido para resolver problemas estructurales de la economía. También aumentó en forma significativa la proporción de los que creen que el desempleo es peor (56%) que la inflación (36%). Asimismo, creció, en menor medida, la proporción de los que indican que el aumento de la pobreza será permanente (48%).
El equilibrio fiscal es necesario. Nadie lo pone en dudas. Pero se puede hacer de otros modos. Misiones lo ostenta desde hace años sin haber menguado la inversión pública ni la contención social. Por eso es una de las provincias que mejor soportó el embate de la crisis. En la Renovación no dudan de la importancia de las cuentas sanas y con esa premisa los legisladores nacionales aportaron los votos para las leyes pedidas por el Ejecutivo y harán lo mismo con el Presupuesto 2025, aunque éste trae poco y nada de alivio a la situación actual.
El Gobierno se aferra a indicadores económicos que no se reflejan en la cotidianeidad. La baja del riesgo país, el interés por los bonos argentinos y los elogios del mundo financiero pueden entusiasmar, pero al mismo tiempo, invocar lecturas equivocadas. El ajuste rotundo tiene como contracara provincias asfixiadas.
El contraste aparece sin escarbar demasiado. Las exportaciones de carne vacuna acumularon en los primeros nueves meses del 2024 el volumen más alto en los últimos 57 años. Al mismo tiempo, el consumo de carne vacuna cayó al nivel más bajo de los últimos 26 años en Argentina y por varios meses fue el peor desde que se tiene registro.
Lo mismo sucede con la leche. En el primer semestre de 2024, el consumo de lácteos cayó un 17,6% en comparación con el mismo periodo del año anterior. El Instituto para el Desarrollo Agroindustrial Argentino (IDAA) anticipa que el año 2024 cerrará con el menor consumo de leche en la historia del país. Para repasar. Mientras se festeja que las exportaciones de ganado vacuno son récord, el consumo de carne y leche se derrumba a niveles inéditos por la pérdida de poder adquisitivo provocada por la caída de salarios y una inflación que supera el 210 por ciento interanual. El Gobierno celebra la primera variable. Ningunea la segunda. Es parte del combo del libre mercado.
La yerba mate, otro producto icónico de la Argentina, está atravesada por esa misma lógica. Federico Sturzzenegger, el ministro desregulador, resalta que logró bajar el precio en góndola -un éxito discutible-, mientras la industria asiste a un desplome de las ventas en el mercado interno -para encontrar un consumo tan bajo hay que ir hasta 2015-. La producción, por su parte, quedó desamparada con la desregulación que provocó un desplome de los precios de la materia prima. Historia repetida. Los 90 fueron idénticos y terminaron mal. Con productores en la pobreza y una enorme transferencia de recursos hacia arriba de la cadena productiva.
Por eso la obsesión del Gobierno provincial es contener esa crisis latente. La Fiesta Nacional de la Yerba Mate fue el escenario donde quedaron expuestas las distintas visiones. El Instituto Nacional de la Yerba Mate, desguazado, por primera vez no colaboró con la organización de la fiesta.
El presidente de la Legislatura, Oscar Herrera Ahuad, quien asistió a la noche inaugural de la fiesta, cuestionó esa ausencia. “Ojalá que esa austeridad, esos miles de millones de pesos que están guardados en una cuenta bancaria, sea en beneficio de nuestros productores. Que lo que ahorraron acá vaya a un productor, a una cooperativa, que vaya al sector primario”, cuestionó.
El ex gobernador recordó que “hay una política pública que intenta acompañar en este momento más difícil del sector yerbatero. Pero hay que entender que el Instituto es de los misioneros. No existiría sin los 12.500 colonos, sin las cooperativas, sin la industria y acá están todos”, apuntó.
Este sábado el gobernador Hugo Passalacqua abundó en la misma línea. “El marco de la Fiesta Nacional de la Yerba Mate, en la querida Apóstoles, es exacto para elevar la voz y manifestar una vez más la preocupación por la concentración del mercado en manos de un pequeño grupo de grandes empresas yerbateras, cuyos intereses sabemos muy bien cuáles son. Este grupo acapara el grueso de la renta del sector en perjuicio de los miles de esforzados pequeños y medianos productores, que son el gran motor de nuestra provincia y a quienes defenderemos con firmeza como siempre lo hemos hecho. A pesar de la actual situación de libre mercado, que estas grandes empresas tienden a aprovechar a su favor, seguiremos trabajando incansablemente por la defensa de un precio justo para todos los eslabones de la cadena productiva. El equilibrio en el sector yerbatero es una meta que vamos a seguir persiguiendo con todo nuestro esfuerzo y energía. La yerba mate no solo es una producción primaria, es la historia misma de Misiones. Nuestro compromiso es honrarla”, sentenció el mandatario.
Todavía no está claro qué herramienta será la elegida para mejorar los precios de la materia prima, tal como indicó el conductor de la Renovación, Carlos Rovira. El Gobierno trabaja en dos o tres alternativas. La trazabilidad es el eje de los proyectos, además de fortalecer las cooperativas. Una de las ideas más desarrolladas incluye un paquete tecnológico con códigos QR para los productores, lo que derivará en un control de trazabilidad, kilos y pagos. Al mismo tiempo, se pretende darle vida definitiva al molino de Andresito, para que absorba la materia prima de la zona norte y marque una línea con los precios.
También se buscará desarrollar nuevos productos para aumentar la demanda de materia prima. Esa línea, indican desde el sector industrial, es clave para elevar el precio. En ese eslabón, no todos se sienten responsables de la crisis del sector primario. Advierten que el mercado libre tira hacia abajo a todos. La competencia correntina, que no tiene que lidiar con quejas de productores, es feroz. Los precios de promoción aplastan los valores hacia abajo y hacen insostenible la rentabilidad.
La producción tiene en carpeta sus propios proyectos. En la oposición, sólo el kirchnerista Cristian Castro presentó iniciativas. El resto, silencio. Incluido el radicalismo que estuvo en la gesta iniciática que parió el INYM, pero hoy mendiga un poco de atención del Gobierno nacional, lo mismo que el resto de la alianza Cambiemos.
El silencio ya es habitual en la oposición cuando se trata de asumir responsabilidades. El escándalo de pedofilia, que terminó con Germán Kiczka expulsado de la Cámara de Diputados y preso en el penal de Cerro Azul, evidencia el desdén de la alianza macrista-puertista-radical. Miraron para otro lado. Exigieron un “juicio justo” para el ex legislador y recién lo repudiaron ante la evidencia innegable, para después exigir inmediatamente su banca cuando fue echado por inhabilidad moral. La confirmación de la prisión preventiva que hizo esta semana la Cámara Penal echa por tierra todas las especulaciones y la idea de “persecución política” como justificación. Los hermanos Kiczka están detenidos por tenencia y distribución de 913 archivos de material de abuso sexual infantil y al mayor, Sebastián, se le agregó una causa por abuso sexual y corrupción de menores. Una nena de 13 años lo padeció. Ahora, con 16 años confirmó los abusos ante el juez Miguel Ángel Faría.
Germán Kiczka tiene un antecedente similar. En los chats encontrados, otra joven le dijo que “lo que pasó en la piscina no fue consentido”. No hubo operación, como lo defendían sus pares de bloque. Hubo víctimas.