
Los debates que imponen las nuevas agendas
El sobreactuado desprecio del presidente Javier Milei por la agenda “woke” forma parte de una estrategia deliberada de consolidar referencias. Su puesta en escena en el foro de Davos apuntó a magnificar un mensaje en medio de una corriente política que excede largamente a la Argentina y que tiene a Donald Trump como máximo referente.
La asunción del presidente de Estados Unidos fue un decálogo de anuncios y medidas antiinmigrantes, de ajuste económico y proteccionismo industrial, en una épica individualista cuyos gestos y símbolos no tienen nada de inocentes. El multimillonario tecnológico Elon Musk protagonizó uno de los momentos más polémicos al cerrar su discurso con un saludo con reminiscencias nazi-fascistas. No fueron las únicas. Los discursos, tanto de Trump como de sus seguidores más relevantes, coincidieron en tópicos con el yo-supremo y el peligro de la otredad. Aunque parezca una contradicción, es un metamensaje que domina la nueva agenda global.
El término woke («despierto» en inglés) nació en los Estados Unidos para referirse a quienes se enfrentan o se mantienen alerta frente al racismo. Posteriormente, llegó a abarcar una conciencia de otras cuestiones de desigualdad social, de género y orientación sexual.
Desde finales de la década de 2010, también se ha utilizado como un término general para los movimientos políticos progresistas o de izquierda y perspectivas que alegan enfatizar la política identitaria de las personas LGBT, de las personas negras y de las mujeres. Como todo movimiento, generó su propia contracorriente.
Un contrapeso que ahora está en auge, en la cresta de la ola, nada menos que con Donald Trump al frente de los Estados Unidos y escuderos como Elon Musk y otros magnates tecnológicos.
En la Argentina el movimiento “woke” puede identificarse con las políticas sociales creadas y expandidas durante el kirchnerismo y particularmente los mandatos de Cristina Fernández. Bases sociales que atendían necesidades y carencias específicas. Pero que se volvieron un fin en sí mismo, sin producir transformaciones sólidas y sin atender demandas de otros sectores sociales supuestamente mejor parados en la escala social. La Asignación Universal por Hijo, el matrimonio igualitario y los subsidios energéticos fueron buenas herramientas y respuestas para un momento particular, pero con el tiempo perdieron efectividad. Y peor, dejaron a una enorme franja de la sociedad, la clase media, soportando una enorme carga casi sin red de contención. Brasil, que sacó a millones de la pobreza durante el primer mandato de Lula, sufrió el desplante de millones de trabajadores en una protesta histórica contra Dilma Rousseff por el aumento del boleto del transporte público. Fue la simiente de su propia caída y el ascenso de Jair Bolsonaro.
Los beneficios eran para los de abajo y hasta para los de arriba. Esa clase media es ahora la base política anti woke, de la que se nutren Milei y Trump. Unidos por el espanto, no esperan reivindicaciones.
Milei goza por eso de una enorme aceptación social. Cumplió con su palabra al contener la inflación y por ahora esa es su única arma. No hay promesa de contención social ni plan de crecimiento económico. La relativa estabilidad en los precios alcanza -habrá que ver por cuánto tiempo- para comience a palpitar una elección de medio término en la que no tendrá rivales sólidos: “Si las elecciones fueran hoy sacaríamos el 50% de los votos”, dijo el Presidente en una entrevista con la agencia Bloomberg.
En la misma entrevista, Milei aseguró que bajó la pobreza 21 puntos -algo difícil de sostener- y cuestionó -sin pruebas que lo validen- que la homosexualidad “en sus versiones más extremas, la ideología de género constituye lisa y llanamente abuso infantil”.
También dijo que “el salario básico promedio creció de US$ 300 a US$ 1.100”, como prueba suficiente de su “éxito económico”. Nada dijo del poder de compra de esos dólares. La Argentina contradice el discurso oficial: está más cara que hace un año a pesar de la inflación a la baja.
El lamento del campo tenía que ver con eso: los costos de producción se dispararon con un dólar planchado. Por eso se anunció la rebaja de retenciones para la soja y otros productos, por lo menos hasta junio de este año y una eliminación permanente para las economías regionales. En el caso de Misiones, la forestoindustria y el tabaco son los productos beneficiados, ya que la yerba y el té ya tenían retenciones cero, aunque sus industrias -y producciones- atraviesan crisis particulares.
El ex presidente de Amayadap recordó que la eliminación de las retenciones fue un pedido sostenido durante años tanto por los empresarios del sector como por el Gobierno de Misiones. “En algunos casos, llegamos a solicitarlo casi por favor. Seguramente el Estado Nacional necesitaba esos ingresos en su momento. Ahora, con un equilibrio fiscal, se pudo tomar esta decisión que consideramos muy positiva”, comentó Abel Gauto Fechner.
No obstante, el empresario advirtió que la medida, aunque relevante, no es suficiente para resolver las dificultades estructurales que enfrenta el sector. Según explicó, la principal preocupación radica en el tipo de cambio, que permanece rezagado frente a la inflación. “Hoy la crisis de la forestoindustria no está vinculada tanto a las retenciones, sino al atraso cambiario. La inflación corre a un ritmo mucho más alto que el tipo de cambio, lo que genera una pérdida de rentabilidad”, detalló.
El ex presidente de Amayadap también destacó el papel del Gobierno de Misiones en las gestiones para la eliminación de las retenciones. “No solo el sector privado insistió en este reclamo, sino también el Gobierno provincial. Es un logro que se haya concretado esta medida y que beneficie a las economías regionales”, concluyó. La insistencia de la Provincia fue fundamental. En cada reunión, el tema estaba en agenda.
Tiene razón Milei al proyectar un triunfo de medio término. No hay oposición en el peronismo y lo que queda en pie, lo quiere enfrentar con consignas que no se ajustan al presente. No parecen entender el proceso. Lo que queda de la alianza Cambiemos se conformará con integrar alguna lista. Por eso, el libro de pases está abierto. Del macrismo duro ya no queda nada. El radicalismo ensaya una tímida reconstrucción, pero muchos de sus dirigentes se conformarán con algún cargo o puesto en una lista. Ya algunos se prueban el traje de candidatos en Misiones.
Las verdaderas elecciones se darán en las provincias. No en todas hay referencias competitivas de la Libertad Avanza. En Misiones, el Presidente se encuentra más cómodo en una convivencia pacífica con la Renovación, que garantiza gobernabilidad y es ejemplo de muchos de los objetivos del propio gobierno nacional. El déficit fiscal Misiones hace años que lo tiene a raya y ni los momentos de contracción económica modifican ese rumbo: entre enero y septiembre del 2024, Misiones registró ingresos totales por $1.818.657 millones y gastos totales por $1.749.712 millones. De ese modo, la Provincia cerró el tercer trimestre del año con un superávit primario de $ 72.400 millones y un superávit financiero por $ 68.945 millones, mejorando fuertemente sus resultados fiscales respecto a igual período de 2023.
En relación con los ingresos totales, Misiones vio una merma interanual del 14,6% en términos reales. Hacia dentro de estos, se observan bajas en la mayoría de sus componentes como ser tributos de origen nacional (-12,4%), tributarios de origen provincial (-9,9%), seguridad social (-5,6%), transferencias corrientes (-52,3%) y transferencias de capital (-96,6%).
Por el lado de las erogaciones, el gasto total sufrió una caída del 17,7%. Aquí se destacan componentes con importantes bajas como el Gasto de Consumo (-25,0%), Seguridad Social (-23,1%) y Gasto de Capital (-67,5%), mientras que las transferencias corrientes crecieron 17,6% impulsadas por envíos a organismos del sector público y a municipios.
La deuda pública es otro ítem que Misiones tiene controlado desde hace dos décadas, cuando se inició el proceso de desendeudamiento de la mano del entonces gobernador Carlos Rovira. Al tercer trimestre del 2024, de acuerdo con los datos del Ministerio de Hacienda de Misiones, el stock de deuda pública totalizó $ 80.330 millones, cifra que al medirla en moneda constante, equivale a una reducción del 32,2% respecto a igual período del año anterior. De este modo, Misiones lleva ya 27 trimestres consecutivos con bajas de su deuda pública, un proceso inverso al de la Nación y otras provincias vecinas.
La reducción real de la deuda pública misionera se evidencia, también, en su impacto en la estructura de ingresos de la provincia. El stock de deuda pública al tercer trimestre 2024 equivale apenas al 4,4% de los ingresos totales que tuvo la provincia en el período, el valor más bajo para un tercer trimestre en, por lo menos, una década.
Al tercer trimestre del 2014, la deuda representó el 25,3% de los ingresos de ese período, descendió sistemáticamente hasta perforar el piso del 10% en 2021 y continúo descendiendo hasta tocar el punto más bajo en este 2024.
Por otro lado, el stock de deuda pública per cápita de Misiones equivale a unos 62.813 pesos por habitante, el quinto más bajo de todo el país y muy por debajo de la media del consolidado de provincias y CABA que marcó un stock per cápita de $ 480.752 millones por habitante.
Esos sólidos resultados tienen como base a una política tributaria que garantiza autonomía y recursos propios. Esa autonomía permite tomar decisiones que estimulen la actividad económica: la Agencia Tributaria Misiones emitió una resolución que introduce modificaciones significativas al Régimen de Retención y Percepción del Impuesto sobre los Ingresos Brutos. Esta resolución, ratificada por el Ministerio de Hacienda, actualiza los montos y requisitos para los agentes de retención y percepción, adaptándolos a la realidad económica actual. Se trata de un beneficio fiscal para unas dos mil empresas de Misiones.
El beneficio alcanzará a los contribuyentes de alto interés fiscal y los contribuyentes cuya sumatoria de bases imponibles, declaradas o determinadas por la Dirección en el último ejercicio fiscal anterior, atribuibles a la totalidad de actividades desarrolladas -incluidas las que corresponderían a las exentas y/o no gravadas-, cualquiera sea la jurisdicción en que se lleven a cabo las mismas, superen la suma de 1.300 millones anuales de facturación bruta. Una vez superado ese límite, deberán actuar como Agentes de Retención del Impuesto sobre los Ingresos Brutos por toda adquisición de bienes o servicios que realicen. Se elevó el límite de facturación anual para ser considerado agente de retención y/o percepción de $650.000.000 a $1.300.000.000, lo que representa un aumento del 100% y el monto mínimo de Retención/Percepción de $4.500 a $10.000, un aumento del 122%. También hubo beneficios por el impuesto inmobiliario y se espera uno sobre el Parque Automotor.