Revolución verde: se expande la producción orgánica en Misiones
Ninusha´s tea acaba de salir al mercado argentino. Té verde orgánico que antes tenía como único destino la exportación, comenzó a explorar el mercado argentino, cada vez más demandante de alimentos limpios de agrotóxicos. La marca liderada por Tokuji Kairiyama es una de las tantas en Misiones que apostó por la producción orgánica. Hay varias yerbas y tés.
Misiones está avanzando a pasos agigantados hacia una producción libre de agrotóxicos y robustecida con bioinsumos. En 2023 creció 17 por ciento la producción orgánica en Misiones y ya hay más de cuatro mil hectáreas certificadas libres de agrotóxicos.
La Argentina cuenta con 1.368 productores certificados y más de cuatro millones de hectáreas, con 1500 productos certificados y 67 destinos de exportación. En Misiones son 48 los establecimientos certificados, mayormente distribuidos entre yerba mate y té, 17 por ciento más que en 2023.
Son más de cuatro mil hectáreas de producción orgánica certificada y otras 2240 en transición.
Entre los que tienen certificación orgánica de toda la cadena productiva, hay 17 elaboradores de Yerba Mate (secaderos y molinos) y diez elaboradores y acopiadores de té.
“La materia prima vale más, entre 20 y 50 por ciento más”, define José Moreira, licenciado en Administración Agraria, quien tiene a su cargo 250 hectáreas orgánicas y otra misma cantidad en proceso. El especialista señala que hay que evaluar pros y contras de cada caso antes de sumarse a la producción orgánica. “La producción rinde igual o menos que la tradicional, pero el precio es mejor. Los costos de producción dependen de varios factores. En este momento los herbicidas están muy caros, por lo que es casi un empate con el desmalezamiento manual. En la fertilización se pierde un poco, porque el orgánico es más caro que el tradicional, pero si se abren importaciones, puede mejorar. Además, la producción orgánica demanda dosis exactas de nitrógeno, fósforo y potasio, por lo que no se puede ahorrar por ese lado. En lo medioambiental lo orgánico aporta a la producción, pero en el mediano y largo plazo”, enumera.
“El productor está en proceso, le gusta, aunque no lo entienda claramente, pero lo ve como una cuestión medioambiental. Hay que apuntalar lo productivo. No perder rentabilidad ni rendimiento y trabajar mucho sobre costos y precios. Los costos están ligados a fertilizantes, mano de obra y combustibles. Se puede cuidar la chacra con motoguadaña, tractor, macheteadora o azada, que demandan mano de obra. Pero no es fácil contratar”, explica.
En “proceso”, como definió Moreira, hay muchos productores. “Lo orgánico sirve para diferenciarse. Es una buena forma de diversificar”, señaló José Gabriel Stevenson, quien se dedica a la yerba mate. Sin embargo, marca que con el té se dio un proceso inverso: el que no es orgánico certificado, no puede vender su producción o cobra menos que el valor oficial.
Para atraer a más productores a la tendencia orgánica, la clave es económica. “La orgánica es la única certificación que te asegura más precio. Las yerbas orgánicas tienen un precio mayor, de cerca del quince por ciento. También tiene un precio diferencial para los productores primarios. Comparado con el resto de las certificaciones, por ejemplo, la del té, la Rainforest Alliance, y la de los forestales, esas aseguran mantenerse en los mercados de exportación o encontrar un nuevo cliente, pero no te generan mayor precio de venta del producto. Lo orgánico sí. Tiene un valor diferencial porque al consumidor le da una garantía de trazabilidad de este producto y decide pagarlo más, porque le da la garantía de que no tiene insumos químicos”, explica Luciana Imbrogno, Magister en Biotecnología Vegetal y subsecretaria de Desarrollo y Producción Vegetal.
¿Y qué tiene que haber en una chacra para que sea orgánica? O ¿qué no tiene que haber?
En principio no se puede usar fertilizantes químicos.
¿Ninguno?
“Ningún fertilizante de síntesis química y ningún fitosanitario de síntesis química. Solamente se pueden utilizar insumos que se llaman apto orgánicos que están registrados en el SENASA. El SENASA que es la autoridad de aplicación publica periódicamente este listado, porque para estar en este listado, tenés que cumplir una serie de requisitos. Por ejemplo, nosotros desde Biofábrica estamos tramitando el apto orgánico del Mihoba, que es el insumo que se generó acá en Misiones, que es un producto que no tiene síntesis químicas.
Los productores que quieren certificar orgánico tienen que usar solamente los insumos que están en esa planilla, en esa lista del Senasa. Después pueden hacer sus abonos orgánicos.
¿Y esos insumos son más caros, más baratos que uno tradicional?
No son más caros. Hay que saber cuál usar, elegirlos. Tampoco se pueden usar insecticidas o fungicidas químicos. El manejo de la chacra pasa a ser de sistema. Si vos tenés el yerbal con cubiertas verdes, con árboles, tenés otro tipo de vegetación diversa. Entonces tenés más pájaros, más insectos de los benéficos. Entonces hay un equilibrio que hace que haya menos incidencia de enfermedades. No es solamente la sustitución de insumos químicos por insumos orgánicos. Hay que cuidar la tierra, hay que demostrar que se maneja la chacra con otra visión en lo que es la certificación de la producción primaria. Después cuando certificás la elaboración, tenés que demostrar la trazabilidad, que vos no lo mezclás con otra yerba y que cuidás la cadena de custodia hasta que llega al consumidor. Por eso se certifica la producción primaria, la elaboración y la comercialización.
¿Hay interés del productor en sumarse a esta tendencia?
Sobre todo lo vemos en el sector yerbatero. El té se exporta todo lo orgánico. Estados Unidos, Europa. Los yerbateros se van sumando y muchos ya tienen sus chacras con un enfoque de sistema agroforestal.
¿Se puede pensar en una producción sin glifosato y con igual productividad?
Los que tienen certificación orgánica no usan glifosato, así que ya tenemos experiencias. Y, más que la productividad, lo importante es el balance, la rentabilidad. Si tenés una producción un poco menor, pero menos gasto en insumos externos, ganás más plata aunque tu producción sea más baja. En rendimiento tal vez sea un poco menos, pero tenés mucho menos gastos en la compra de fertilizantes y herbicidas químicos. El margen de ganancia es más amplio.