El empleo y la reactivación económica, claves para frenar la suba de la pobreza en Misiones
Escribe Alejandro Pegoraro
El dato que más duele analizar, estudiar y comunicar sin dudas es el de la pobreza, particularmente en contextos como los actuales donde las cifras son alarmantes y que impactan fuertemente en determinados sectores más desprotegidos, como el hecho de que el 54,3% de niños de 0 a 14 están en situación de pobreza.
Para hablar de pobreza tenemos que ser muy rigurosos metodológicamente, particular para entender no solo la foto actual, sino también, y fundamentalmente el proceso. En primer lugar, la medición que realiza el INDEC es de carácter monetario: es decir, una persona es catalogada como pobre o no pobre en base a sus ingresos, y punto. No entrar en juego otros factores vinculados a las condiciones de vida, que naturalmente podrían ser determinantes de condiciones de pobreza, algo que sí miden otras instituciones. A esto se le llama pobreza multicausal, donde además de los ingresos se miden variables como condiciones de vida que exigen la dignidad de las personas, insatisfacción de las necesidades básicas y falta de integración social plena, entre otras.
Volviendo a los datos específicos que brindó el INDEC, en particular para el caso Posadas y NEA, hay varios puntos de análisis que son determinantes para entender la situación.
El aglomerado Posadas, en el primer semestre 2019, experimentó un salto de 1,7 puntos porcentuales en su tasa de pobreza respecto al semestre anterior: pasó de 37,7 a 39,4, y esa forma 7.550 posadeños pasaron a ser pobres en este período. por su parte, la tasa de indigencia pasó de 5,9 de diciembre 2020 a 6,5 de junio 2021, por lo que 2.330 personas se convirtieron en indigentes.
Esos son los números crudos. Todo incremento de la pobreza, así sea menor, es un golpe directo a nivel económico, político y social: refleja disparidad de ingresos, evidencia problemas estructurales vinculados a la macro, debilita imágenes de autoridades gubernamentales, y prende una chispa en una situación social que no es del todo equilibra en la Argentina de hoy.
¿Qué pasó en Posadas para que esto suceda? A primera vista, el aglomerado misionero no estuvo exento de lo que pasó en la mayoría de los aglomerados del país. Si bien el total nacional mostró una baja de 1,4 puntos porcentuales en el nivel de pobreza, el análisis hacia dentro muestra otra cosa: sobre un total de 32 aglomerados urbanos, 22 tuvieron un incremento de la pobreza, con picos en Formosa donde creció 11 puntos porcentuales contra el semestre anterior. En ese contexto, la suba misionera fue de las menores.
La leve caída de la pobreza a nivel nacional está explica casi en su totalidad por lo ocurrió en el Gran Buenos Aires: a nivel regional consolidad tuvo una caída 5,1 p.p, y a nivel desagregado, la caída de la pobreza en los partidos del GBA experimentaron un descenso de 5,7 p.p, y la CABA de 2,6. Otros cuatro aglomerados también vieron caídas de sus niveles de pobreza, pero dado la enorme concentración población del GBA sobre el total nacional, su descenso es lo que empujó hacia abajo el nivel nacional .
Entonces, primera conclusión: la suba de la pobreza de Posadas está en línea con lo que ocurrió en la mayoría de los aglomerados del país; y el leve descenso del nivel de pobreza en el total responde casi en su totalidad a lo que pasó en el Gran Buenos Aires.
Segunda conclusión: el hecho de que el Gran Buenos Aires sea la región donde más bajó la pobreza, a contramano de las fuertes subas que tuvieron regiones del Norte, pone en evidencia, una vez más, la centralidad de las políticas publicas tendientes al desarrollo. El interior, relegado; el Gran Buenos Aires, protagonista.
¿Dado esto, como se explica el aumento de la pobreza? Si bien hacia dentro de cada aglomerado en particular hay diferentes factores que juegan en conjunto, hay uno que impacta en el conjunto: la suba de precios. Esto se hace evidente en el caso misionero, cuando se lo contrapone con el empleo.
En Posadas, el empleo creció del 43,1 al 45,9 entre diciembre 2020 y junio 2021, y la desocupación bajó del 6,4 al 5,1 en igual período. Es decir, se robusteció el mercado de trabajo. Así y todo, la pobreza creció del 37,7 al 39,4. Por ende, pasar de ser desocupado a tener empleo no garantiza dejar de ser pobre. Del mismo modo que ocurre que el hecho de tener un empleo tampoco es garantía de estar por encima de la pobreza.
Al alza de precios pulveriza entonces gran parte del movimiento positivo del mercado de trabajo, al mismo tiempo que liquida los salarios: en Misiones, la remuneración promedio bruta de los trabajadores registrados en el sector privado creció apenas un 12% en junio 2021 contra diciembre, cuando el IPC NEA del mismo período creció 23,6%, y la canasta básica total misionera, relevada por el IPEC, creció 29,4%. Por su parte, el salario público ha tenido importantes avances en Misiones, pero contempla lo vinculado a los agentes provinciales, mientras que, a nivel municipal, que se trata de un número importante de personas, no se observa una expansión significativa.
Así y todo, datos para remarcar son el hecho de que Posadas tenga la menor tasa de pobreza del NEA, y la segunda del Norte Grande, y que se mantenga por debajo de la media nacional. Nunca se podría celebrar 39 puntos de pobreza, pero darle contexto al dato es necesario también para entender como estamos y hacia donde hay que ir.
La reducción de la pobreza implica entonces una lucha en tres frentes: precios, salarios y empleo. Vemos que Misiones ha tenido un importante avance en materia de empleo, pero tiene deudas pendientes en materia salarial, y la cuestión de los precios es una lucha dada principalmente desde el gobierno nacional, que es el único con potestades sobre la macro, independientemente de algunas acciones particulares que puedan implementarse hacia dentro de las provincias.
La situación es algo similar hacia dentro de las provincias: pasada la peor trompada de la pandemia en materia laboral, hay signos importantes de recuperación, a diferentes velocidades, pero las otras dos variables todavía están débiles (en el caso del salario) o muy fuertes (como la suba de precios).
¿La pobreza se reduce a precios? No, y menos en un país como la Argentina. Pero es sin dudas un factor determinante, y hasta tanto no resolverlo, es difícil pensar en reducir los niveles de pobreza en una carrera donde los precios son Usain Bolt y el salario el Ogro Fabbiani.