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Celulosa Argentina propone reestructurar deuda por u$s128 millones tras caer en default

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La empresa Celulosa Argentina, una de las mayores productoras de pulpa y papel del país, presentó ante la CNV y la Bolsa de Comercio un plan integral de reestructuración de deuda por más de u$s128 millones, tras caer en default en mayo. La propuesta contempla la postergación de pagos por dos años, la consolidación de obligaciones negociables y un esquema de capitalización de intereses para ganar tiempo en medio de una aguda crisis operativa y financiera.

Celulosa busca reestructurar su deuda y evitar el colapso financiero

Presentó una propuesta para diferir vencimientos y ordenar el pago a acreedores

La reestructuración propuesta por Celulosa Argentina se da luego de que la firma cayera en cesación de pagos en mayo de 2025, al no poder afrontar compromisos con cheques diferidos y vencimientos de obligaciones negociables. Con el asesoramiento de la consultora Valo Columbus, la empresa presentó una estrategia orientada a lograr un acuerdo ordenado con acreedores financieros, evitando un default irreversible.

El paquete incluye deudas con bancos locales e internacionales, emisores de pagarés y cheques, y tenedores de siete clases de ON, con foco en extender plazos, unificar emisiones y reducir presiones financieras inmediatas.

Postergación de pagos por dos años y esquema de cash sweep

La propuesta se organiza como un préstamo sindicado en dos tramos, en pesos y dólares, cada uno con sub-tramos de corto y largo plazo. El repago del capital comenzaría 24 meses después del cierre del acuerdo (previsto para el 31 de julio de 2025), con cuotas semestrales crecientes.

  • Tasa de interés nominal anual: 5 % en pesos y 3 % en dólares.
  • Intereses pagaderos por semestre vencido.

Además, si la empresa no logra un EBITDA mínimo de u$s40 millones en los próximos 24 o 36 meses, los intereses se capitalizarán completamente (mecanismo PIK, por sus siglas en inglés), aplazando su pago. Si supera ese umbral, se activa un cash sweep: el 50 % del excedente de EBITDA se destinará a precancelar deuda mediante subastas entre acreedores.

¿Quiénes son los acreedores?

Un amplio abanico que incluye bancos, fondos y emisores de instrumentos bursátiles

La deuda total alcanza los u$s128 millones, entre capital e intereses impagos. El listado de acreedores incluye:

  • Bancos internacionales y locales: Rabobank (u$s35 millones), Banco Nación, Provincia, Macro, Galicia, Santander, Ciudad y Córdoba.
  • Entidades financieras y fondos: Banco de Valores, Adcap, Balanz, Aurum y Zofingen.
  • Instrumentos vigentes:
    • Préstamos: u$s61,7 millones y $8.255 millones.
    • ON: u$s46,3 millones y $4.533 millones.
    • Cheques: $5.375 millones.
    • Pagarés: $500 millones.

Como gesto de buena fe, la empresa propuso que los créditos intercompany del accionista mayoritario, por u$s21 millones, queden subordinados al repago total de la deuda con terceros.

Obligaciones negociables: reestructuración y cláusulas colectivas

Celulosa busca consolidar emisiones y evitar litigios

La propuesta también contempla una reestructuración de las ON clases 13, 17, 18, 19, 20 y 21, que se unificarían en una nueva ON en dólares, con tasa del 3 % anual (o 5 % en pesos), esquema de capitalización y vencimientos alineados al préstamo sindicado.

El proceso se apoyará en cláusulas de acción colectiva (70 % de aprobación) y un Intercreditor Agreement, que busca garantizar igualdad de trato entre todos los acreedores. Durante el proceso rige una cláusula de espera legal, que impide el inicio de acciones judiciales por parte de los acreedores.

En caso de no alcanzar consenso, la empresa adelantó que avanzará con un Acuerdo Preventivo Extrajudicial (APE) bajo los mismos términos.

Ventas en caída, EBITDA negativo y presión sobre una industria clave para la región

El contexto operativo de Celulosa es crítico. Entre abril y junio enfrenta vencimientos por u$s25 millones, y en el primer trimestre del año generó un EBITDA de apenas u$s3,5 millones, muy por debajo de los u$s55 millones registrados en el mismo período de 2024. Las ventas internas cayeron más de 30 %, los costos en dólares subieron y el flujo operativo fue negativo.

La planta que la compañía posee en Misiones tiene una alta relevancia productiva para el sector forestoindustrial del NEA. La sostenibilidad de su operación está directamente ligada a cientos de empleos y al equilibrio de la cadena productiva regional. Por eso, el éxito o fracaso del plan de reestructuración tendrá consecuencias no solo financieras, sino también económicas y sociales para el entramado forestoindustrial argentino.

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La reactivación económica de Europa

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Escribe Andrzej Domanski /F&D FMI – El éxito de la transformación económica de Polonia puede inspirar al continente hoy en día.

Europa está experimentando un despertar geopolítico que también remodelará el panorama económico del continente. ¿Puede la Unión Europea reunir la voluntad de cambio? La experiencia previa indica que la respuesta es sí.

En tiempos difíciles, debemos mirar a nuestro pasado en busca de inspiración en el presente. Polonia es una de esas historias inspiradoras. Nuestro nivel de vida se ha multiplicado por 3,6, pasando de un ingreso per cápita de 13.100 dólares en 1990 a 47.100 dólares en términos reales en la actualidad. Este año, Polonia crecerá casi un 4 por ciento, una de las tasas más rápidas entre las economías más grandes de la UE.

Nuestro terremoto geopolítico ocurrió en 1989, cuando cayó el comunismo y los polacos recuperaron la libertad. Sin embargo, la economía poscomunista luchó contra la competencia internacional. Las grandes plantas industriales de propiedad estatal eran ineficientes y el ingreso per cápita era trágicamente bajo, mientras que el desempleo y la inflación aumentaban. La situación socioeconómica era grave.

Sin embargo, a lo largo de los años, Polonia ha hecho un progreso constante e impresionante para convertirse en un país de altos ingresos. Este éxito refleja reformas sistémicas y estructurales bien implementadas, pero sobre todo la perseverancia y el arduo trabajo de nuestro pueblo. Desde 1989, el PIB polaco ha crecido un 220 por ciento en términos reales. El desempleo ha caído de tasas de dos dígitos en la década de 1990 a menos del 3 por ciento en la actualidad, una de las más bajas de la UE.

Fundamentos del éxito

La reforma tuvo éxito sólo porque nuestro pueblo fue capaz y nuestra sociedad comprometida y hambrienta de cambio. Polonia ha nutrido su talento a través de un sólido sistema educativo que sigue creciendo. Al tiempo que mantiene una enseñanza primaria y secundaria eficaz, Polonia ha ampliado su sector de educación superior, que ahora comprende más de 350 universidades y colegios.

Polonia ocupa el puesto 23 en el Índice de Capital Humano del Banco Mundial, el 24 en el índice de capital humano de Penn World Tables y logra un rendimiento superior a la media en el Programa para la Evaluación Internacional de Estudiantes, superando el promedio de la UE en todas estas medidas. La educación abastece al sector privado de especialistas y crea una nueva fuerza laboral competente para las instituciones públicas.

El símbolo definitorio de nuestra transformación es la adhesión a las organizaciones internacionales: la Organización Mundial del Comercio, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos y, lo que es más importante, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y la Unión Europea. La adhesión a estas instituciones aseguró la integración de Polonia en la comunidad transatlántica, atrayendo inversiones y facilitando la transferencia de tecnología. La pertenencia a la UE, especialmente, ha sido un motor clave de desarrollo, ya que ha permitido a Polonia cerrar las brechas económicas beneficiándose del mercado único y de las políticas de cohesión.

Máquina de convergencia

El éxito de Polonia ha sido impulsado por la inversión y la expansión del mercado impulsada por las exportaciones. Su fuerte posición dentro de la comunidad occidental ha aumentado significativamente su atractivo para la inversión extranjera directa. Entre 2004 y 2023, Polonia atrajo más de 310.000 millones de dólares en inversión extranjera, casi la mitad del total de los ocho Estados que se adhirieron a la UE en 2004. La inversión extranjera desempeña una doble función: reducir la brecha de capital de Polonia y facilitar la transferencia de tecnología y la creación de empleo.

La integración de Polonia en el mecanismo de convergencia de la UE demuestra la teoría de la ventaja comparativa. El acceso al mercado único ha permitido a nuestro país expandir el comercio, especializarse y mejorar significativamente la eficiencia económica. Desde su adhesión a la UE, las exportaciones polacas de bienes y servicios han aumentado casi 3,5 veces. Nuestra sofisticación tecnológica ha mejorado constantemente. Hemos consolidado nuestra ventaja en bienes de tecnología media y hemos acumulado un superávit constante en las exportaciones de servicios, impulsado en parte por especialistas contratadostanto por empresas nacionales de reciente creación como por empresas multinacionales. Uno de nuestros principales think tanks, el Instituto Polaco de Economía, estima que la integración europea ha impulsado el PIB de Polonia en un 40 por ciento en comparación con un escenario hipotético en el que nunca nos uniéramos a la UE.

La educación y la especialización también han impulsado el salto digital de Polonia. Hemos sido los primeros en adoptar las últimas tecnologías e infraestructuras de red, como el Internet de banda ancha. El sector financiero, que ha desarrollado sistemas de tecnología de la información décadas más tarde que sus homólogos occidentales, ha dado el salto a soluciones modernas sin restricciones heredadas. El Estado polaco está liderando el camino en la digitalización de los servicios públicos, ofreciendo identificaciones digitales, declaración de impuestos automatizada y otros servicios gubernamentales en línea.

Nuevos retos

A medida que cerramos la brecha de ingresos, Polonia se enfrenta a nuevos desafíos: la transición energética, el desarrollo del mercado de capitales y el avance de la sofisticación tecnológica. También debemos brindar mayor seguridad como resultado de la invasión rusa de Ucrania. Esto marca un cambio fundamental con respecto a los últimos 30 años, cuando el crecimiento económico de Polonia se benefició de un dividendo de paz, además de su fuerza interna.

A medida que el país se convierte en una potencia regional, el papel de Polonia en la UE también está evolucionando, ya que pasa de ser principalmente un receptor neto de fondos de la UE a asumir gradualmente un mayor papel financiero dentro del presupuesto de la UE, al tiempo que contribuye activamente al funcionamiento del mercado único a través del comercio. Hemos superado a China como mercado de exportación para los productos alemanes; La industria polaca también suministra mercancías a toda Europa. Los desafíos de Polonia y los de la UE están cada vez más alineados. Tres de ellas merecen especial atención: garantizar que las rigideces de Europa no limiten el crecimiento económico; gestionar la transición energética con prudencia; y seguir cooperando en los desafíos de seguridad, para los que el gasto en defensa de Polonia, el mayor de la OTAN en relación con el PIB, es fundamental.

Europa necesita, ante todo, desregulación y economías de escala. El mercado único ha sido un éxito, como lo demuestran los impresionantes resultados de las exportaciones de Polonia, pero sigue incompleto. Las mayores barreras de la UE las impone la propia UE. Según las estimaciones del FMI, las barreras no arancelarias dentro del mercado único equivalen a un arancel del 44 por ciento sobre los bienes industriales y un asombroso 110 por ciento sobre los servicios. Sin un verdadero mercado único, las empresas europeas no pueden expandirse, y las innovaciones locales permanecen confinadas dentro de las fronteras nacionales. Hay que aprovechar este potencial.

Además, es esencial una transición energética correctamente ejecutada. La descarbonización es y seguirá siendo una prioridad. Sin embargo, es fundamental abordar la disparidad en los precios de la energía en comparación con los EE. UU. y China. La industria europea se enfrenta a precios de la electricidad y el gas hasta tres veces más altos que los de nuestros principales socios comerciales. La transición energética es tanto una necesidad ambiental como una oportunidad económica, considerando tanto los beneficios indirectos de la reducción de la contaminación como la ventaja competitiva de la cadena de valor de la industria limpia.

Sobre todo, Europa está recuperando la confianza en el proyecto europeo. La integración europea en la era de Adenauer, Schuman y De Gasperi fue un esfuerzo que cambió el mundo. Marcó un cambio de época, hecho posible por líderes visionarios que trascendieron las limitaciones de su tiempo y sus intereses a corto plazo. Sin embargo, últimamente la vacilación y la fragmentación han ralentizado los esfuerzos de integración. Los intereses parroquiales siguen estancando algunas iniciativas para profundizar la integración. La investigación sobre tecnologías de vanguardia a la escala de las de la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio y la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada de Defensa de los Estados Unidos se ve obstaculizada por las preocupaciones sobre la financiación conjunta. Las inconsistencias regulatorias entre países siguen planteando desafíos para el sector privado.

Sin embargo, la marea está cambiando. Tras su despertar geopolítico, Europa reconoce la necesidad de una nueva ola de integración económica y, con ella, una regulación inteligente y leyes simplificadas para reavivar el espíritu de prosperidad que siempre ha definido el modo de vida europeo. Soy optimista. Una UE competitiva y segura no solo es posible, sino que está al alcance de la mano. Y la forma en que mis compatriotas polacos se adaptaron a los cambios geopolíticos hace 35 años debería inspirarnos a todos. Es posible un cambio positivo importante incluso en tiempos de turbulencia global. Los gobiernos de la UE están preparando la reactivación económica de Europa.

ANDRZEJ DOMANSKI, es ministro de Finanzas de Polonia.

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Recuperar el papel de los economistas en materia de políticas

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Escribe Karen Dynan / F&D FMI – Reconocer los errores, escuchar bien, defender los datos y evitar la jerga ayudará a la profesión a participar

Los economistas han ayudado durante mucho tiempo a dar forma a las políticas ofreciendo análisis para guiar las decisiones sobre el comercio, la tributación, la regulación y la estabilidad económica. En ocasiones, la experiencia económica dominante ha liderado importantes debates políticos, influyendo en gobiernos de todo el mundo.

Hoy, sin embargo, los economistas están cada vez más marginados. Si bien todavía dominan el personal de los bancos centrales y las instituciones multilaterales, es más probable que los líderes políticos prioricen la ideología y la conveniencia sobre el análisis económico. Mientras tanto, la confianza pública en los economistas se ha visto erosionada por fracasos de políticas de alto perfil, la creciente polarización política y los crecientes desafíos a la autoridad de los expertos por parte de fuentes de información nuevas y a menudo poco confiables.

Sin embargo, la experiencia económica sigue siendo fundamental para mejorar los resultados de las políticas. Las crisis del siglo XXI han demostrado cómo la mala gestión macroeconómica puede crear dificultades generalizadas y disfunciones sociales, con profundas consecuencias políticas. Al mismo tiempo, los economistas han acumulado una gran cantidad de evidencia sobre lo que funciona en áreas como el alivio de la pobreza, la educación y los mercados laborales, ideas que, si se integran mejor en la formulación de políticas, podrían conducir a mejores resultados.

Para recuperar su influencia, los economistas deben relacionarse más eficazmente con los responsables de la formulación de políticas y el público. Si no se adapta, se corre el riesgo de quedar aún más marginado en importantes debates políticos en un momento en que los conocimientos económicos son más necesarios que nunca.

Verdades duras, audiencias duras

Los economistas aportan herramientas esenciales a las conversaciones sobre políticas: familiaridad con la investigación pertinente y herramientas que ayudan a anticipar cómo se desarrollarán las diferentes opciones de política. Pero hay una razón fundamental por la que los economistas a veces pueden ser impopulares: su pensamiento se basa en compensaciones y limitaciones. Los economistas explican que hay que elegir entre A y B, mientras que los políticos (y el público) a menudo quieren ambas cosas. La formulación de políticas sería mucho más fácil si pudiéramos reducir los impuestos y gastar más sin aumentar la deuda pública, contener la inflación sin aumentar las tasas de interés, expandir el comercio mundial sin perder empleos. Pero tales concesiones son inevitables, incluso si reconocerlas es a menudo políticamente inconveniente.

Los economistas deben adoptar esta mentalidad. Tienen que estar en la sala donde se producen las conversaciones sobre políticas porque conducen a mejores decisiones. Y los tomadores de decisiones deberían querer escuchar estas realidades, después de todo, nadie hace una compra o inversión personal importante sin sopesar los costos. Incluso si las consideraciones no económicas impulsan la decisión final, los líderes informados sobre las compensaciones económicas estarán mejor equipados para enfrentar las críticas.

La elusiónde los fabricantes de productos para aceptar verdades duras no es la única razón por la que se ha dejado de lado la experiencia económica. Algunos problemas son creados por los propios economistas. Abordarlos puede ayudar a preservar y aumentar la influencia de los conocimientos económicos en la formulación de políticas. Hay cuatro formas de hacerlo: reconocer y aprender de los errores, escuchar las preocupaciones de las personas, mantener los estándares de integridad de los datos y comprometerse de manera más efectiva con los políticos y el público.

Aprender de los errores

El escepticismo público sobre la economía convencional no es infundado. La profesión a veces se ha asociado con dificultades evitables. Antes de la crisis financiera de 2008, la mayoría de los economistas tardaron en reconocer la burbuja inmobiliaria de Estados Unidos. Incluso después de que se hizo evidente, muchos subestimaron cuánto desestabilizaría su colapso el sistema financiero en general.

El aumento de la inflación pospandemia es un ejemplo más reciente. Muchos economistas dieron demasiada importancia a los factores transitorios y subestimaron la persistencia de la inflación. Sin duda, las causas fueron complejas y variadas, y choques como la guerra de Rusia en Ucrania no se anticiparon. Sin embargo, en los países en los que el exceso de demanda fue un factor contribuyente, diferentes opciones de política económica podrían haber mitigado el aumento de la inflación.

Cuánta culpa merecen los economistas es discutible, pero la pérdida de confianza pública es real. La respuesta correcta no es descartar los marcos económicos, sino aclarar cómo se aplicaron incorrectamente. En el caso de la crisis financiera, ese trabajo se ha realizado a través de una amplia investigación sobre las fallas del mercado, la regulación mal diseñada y el comportamiento que impulsó la toma de riesgos. Comprender la inflación pospandémica está en curso y debe seguir siendo una prioridad.

En términos más generales, los economistas no deben permitir que el miedo a la rendición de cuentas —o al sesgo político— se interponga en su camino. El debate sobre la inflación, por ejemplo, se ha visto empañado por la ideología, lo que dificulta llegar a conclusiones objetivas. La transparencia, la apertura a la revisión y el compromiso honesto con la evidencia son las mejores maneras de mostrar que la economía sigue siendo una disciplina vital.

Escuchar las preocupaciones

Los economistas también deben tomar en serio lo que dice la gente. La reacción violenta contra la rápida integración de China en el comercio mundial es una advertencia. La teoría económica sugiere que los trabajadores desplazados encontrarían nuevas oportunidades. Pero muchos no pudieron o no quisieron mudarse debido al costo de la vivienda, los lazos sociales u otras barreras. Estas fricciones contribuyeron a una interrupción más persistente y a una mayor reacción de lo esperado.

Del mismo modo, la reacción pública al aumento de la inflación de principios de la década de 2020 sugiere que los costos de este episodio superaron lo que predeciría el pensamiento económico estándar. Las investigaciones han demostrado que la inflación impone grandes costos cognitivos a través de la atención requerida para evaluar si los precios y salarios son justos y la necesidad de ajustar los planes financieros. Afirmaciones como “los salarios tienden a mantenerse al día con la inflación” pueden ser ciertas en promedio, pero ocultan variaciones importantes. En Estados Unidos, por ejemplo, los salarios aumentaron más rápido para muchos trabajadores de bajos ingresos a principios de la década de 2020, pero los aumentos estuvieron lejos de ser universales.

Reconocer estas preocupaciones no significa abandonar los principios económicos. Significa incorporar una comprensión más matizada de cómo las personas experimentan el cambio económico. Descartar tales preocupaciones debilita la credibilidad de los economistas y reduce la probabilidad de que las buenas ideas de política ganen adeptos.

Integridad de los datos

Un sello distintivo de la investigación económica es el uso riguroso de los datos, y los economistas deben mantener esos mismos estándares de integridad cuando participan en el debate público. El auge de las redes sociales, junto con un mejor acceso a los datos y a las herramientas de visualización, ha facilitado que todo el mundo, incluidos los economistas, haga un mal uso de las estadísticas para reforzar argumentos débiles. Pero ceder a la tentación de ganar discusiones de esta manera en el momento corre el riesgo de socavar la confianza en el análisis económico a largo plazo.

El uso casual de los datos también puede debilitar la confianza en las estadísticas oficiales. Señalar una discrepancia entre una serie gubernamental y otra fuente sin reconocer las diferencias en la metodología, la cobertura o las definiciones puede dar la falsa impresión de que los indicadores oficiales son defectuosos o manipulados. En una época en la que las agencias de estadística se enfrentan a crecientes presiones políticas y presupuestarias, este tipo de comparación descuidada pone en riesgo la disponibilidad continua de datos gubernamentales imparciales y de alta calidad.

Involucrar de manera efectiva

Los economistas deben reconocer que las políticas que consideran óptimas pueden no serlo, en el contexto de las consideraciones más amplias involucradas en el proceso político. En esos casos, los economistas deben ofrecer alternativas que respeten esas consideraciones. La flexibilidad no es un retroceso de los principios, es el reconocimiento de las realidades de gobernar.

Los economistas también necesitan comunicarse con claridad. La jerga técnica puede proyectar un aura de experiencia o excluir a los no expertos del debate, pero no es una estrategia sostenible para la influencia. Los economistas deben utilizar un lenguaje sencillo y evitar gráficos innecesariamente complejos. La simplicidad es accesibilidad, no condescendencia.

Por último, los economistas deben dirigirse al público en general, no solo a los responsables de la formulación de políticas. Los políticos responden a sus electores. La profesión debe ganarse la confianza del público para que su asesoramiento dé forma a las políticas, y eso significa utilizar los canales y las herramientas que lleguen a todos.

Los economistas nunca serán universalmente populares, ni deben esforzarse por serlo. Su función es proporcionar un análisis riguroso que mejore las decisiones, no decirle a la gente lo que quiere escuchar. Pero para seguir siendo influyentes, deben admitir errores, escuchar mejor, defender los datos y comunicarse de manera efectiva. Los responsables de la formulación de políticas necesitan conocimientos económicos, incluso cuando se resisten a escucharlos. El desafío no es hacer que la economía sea popular, sino hacerla relevante, accesible y respetada en la conversación política.

KAREN DYNAN, es profesora de práctica de política económica en la Universidad de Harvard y miembro senior no residente del Instituto Peterson de Economía Internacional. Fue subsecretaria de Política Económica y economista jefe del Departamento del Tesoro de Estados Unidos de 2014 a 2017.

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Necesitamos un nuevo pacto de crecimiento

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Escribe Pierre Oliver Gourinchas / F&D FMI – La innovación y la integración pueden reactivar el crecimiento en medio de cambios geopolíticos radicales

Las autoridades están lidiando con la manera de impulsar el crecimiento y ampliar las oportunidades. A principios de la década pasada, la cuestión era si la debilidad del crecimiento era el resultado de años de estancamiento tecnológico. Era una época diferente, por supuesto, después de la crisis financiera mundial. Pero ahora es el momento apropiado para retomar esa pregunta.

En la década de 2010, los países estaban unidos para abordar las secuelas de la crisis financiera y tenían una visión común. Las iniciativas que surgieron, como la regulación financiera prudencial, construyeron la resiliencia futura.

Hoy, tras los choques de la pandemia y la guerra de Rusia en Ucrania, el panorama geopolítico está sometido a una enorme tensión y el consenso es más difícil de alcanzar. El mundo ha evitado una grave crisis de crecimiento, pero persiste la alarmante tendencia a la baja del crecimiento potencial. El crecimiento mundial se ha desacelerado constantemente y las perspectivas siguen debilitándose.

Empecemos por el diagnóstico: ¿Por qué se debilita el crecimiento? Los economistas suelen descomponer el crecimiento en tres grandes factores o insumos contribuyentes: mano de obra; capital (incluida la tierra); y la productividad total de los factores, una medida de la eficiencia con la que se utilizan esos dos recursos. Entre los tres, más de la mitad del crecimiento perdido desde la crisis fue impulsado por la desaceleración del crecimiento de la productividad total de los factores.

El vaso puede parecer medio vacío, pero en realidad está medio lleno: la productividad puede aumentarse abordando las limitaciones estructurales arraigadas que frenan la innovación y explotando los recientes avances tecnológicos.

Salvaguardas regulatorias

Estados Unidos, por ejemplo, difiere de la mayoría de las demás economías en que la eficiencia en la asignación de recursos ha mejorado y ha contribuido positivamente al crecimiento de la productividad.

La economía estadounidense funciona con la suficiente flexibilidad como para que los insumos para la producción fluyan más fácilmente hacia las empresas más innovadoras y productivas. En la mayoría de los demás países, las fricciones, como las barreras regulatorias y las restricciones financieras, reducen la flexibilidad, y se han vuelto más vinculantes. A modo de ejemplo, si otros países redujeran su brecha de eficiencia en la asignación de recursos con Estados Unidos en solo un 15 por ciento, podrían aumentar su crecimiento de la productividad y la inversión lo suficiente como para agregar alrededor de 1,2 puntos porcentuales al crecimiento mundial anualmente.   

Eso no quiere decir que la desregulación incondicional sea la respuesta a todo. Las barreras de protección tienen un propósito, pero deben evaluarse en función de su costo de bienestar más amplio, incluida la innovación y el crecimiento sofocados. La crisis financiera mundial nos mostró por las malas que la regulación financiera es fundamental: eliminamos las salvaguardas del sistema financiero por nuestra cuenta y riesgo. Lo vimos hace dos años con el colapso de Silicon Valley Bank y algunos otros bancos estadounidenses de tamaño medio. Tenían una regulación y supervisión insuficientes, según la Reserva Federal.

Sin embargo, algunas regulaciones protegen a los operadores tradicionales, sofocan la competencia o están obsoletas. Argentina alguna vez restringió estrictamente las exportaciones de cuero para mantener bajos los precios internos, un beneficio para las curtidurías a expensas de los empacadores de carne y los ganaderos. Las curtidurías no ampliaron su capacidad, por lo que los empacadores de carne descartaron las pieles que podrían haber sido una exportación valiosa, lo que ayudó a compensar los déficits comerciales crónicos. Los beneficios para toda la economía de la eliminación de las restricciones a la exportación superaron con creces los costos para las curtidurías. Eliminar las fricciones de la manera correcta ayuda al crecimiento económico. Y muchos países tienen mucho margen para hacerlo.

Otra razón para el optimismo es la revolución de la inteligencia artificial, que podría transformar el trabajo. El impulso de la IA a la productividad laboral es incierto, pero potencialmente sustancial, dependiendo de cómo y cuánto la utilicen los trabajadores. Y los costos de desarrollo mucho más bajos de algunos modelos más nuevos, incluidos DeepSeek y Mistral, indican que la historia completa está lejos de estar escrita. Muchos países todavía pueden dar forma a la trama.

El ritmo de la innovación es asombroso, y el costo de la IA generativa se ha reducido en un factor de 10 cada año, según algunas estimaciones. Esto podría generar un crecimiento sustancial, pero también debemos gestionar las transformaciones sociales que podría inducir.

Así que hay esperanza. Diversas políticas, desde reformas que ayuden a la asignación de mano de obra y capital entre las empresas hasta avances tecnológicos, podrían reavivar el crecimiento a mediano plazo.

Integración global

Pero también debemos reconocer el cambiante panorama geopolítico. Esto tiene implicaciones importantes para el crecimiento económico, dadas sus implicaciones para la integración global.

El comercio mundial se ha quintuplicado en términos reales desde 1980, y su participación en la producción mundial ha aumentado del 36% al 60%. Esto se vio respaldado por importantes reducciones en los costos comerciales que ayudaron a expandir las cadenas de valor mundiales, un fuerte impulsor del aumento de la productividad y las exportaciones de bienes desde principios de la década de 1990.

El aumento de la integración comercial contribuyó a impulsar un aumento espectacular de los niveles de vida mundiales. La reducción de los costos comerciales aumentó el PIB mundial en un 6,8% en términos reales entre 1995 y 2020. Los países de bajos ingresos experimentaron un aumento aún mayor, del 33 por ciento.

Sin embargo, en los últimos 15 años, las amenazas al libre flujo de capitales, bienes y personas se han intensificado a medida que han aumentado los riesgos geopolíticos. Los conflictos están proliferando, las alianzas están cambiando y los países están levantando barreras comerciales y migratorias.

A pesar de estos vientos en contra, el comercio mundial ha demostrado ser notablemente adaptable. Se ha mantenido constante en relación con la producción económica, lo que significa que el impacto de los cambios geopolíticos ha sido moderado a nivel global. Sin embargo, la composición del comercio está cambiando rápidamente a medida que se produce un importante reajuste.

Las empresas multinacionales respondieron a las restricciones comerciales a sus exportaciones trasladando la producción a los países conectores, en particular México, Marruecos y Vietnam, que no pertenecen ni a los bloques occidentales ni a los liderados por China y comercian libremente con ambos. Esta es una diferencia importante con respecto a episodios pasados de fragmentación geopolítica, como la Guerra Fría, cuando el desvío del comercio a través de los países conectores era mucho más limitado. Una de las razones de esa diferencia es precisamente que los países conectores ya han ascendido en la cadena de valor, beneficiándose de una integración comercial más temprana.

Los mercados emergentes también son críticos. Con economías más grandes y mayor estatura global, gracias a una integración más profunda y arduas reformas, son elementos permanentes en el escenario económico mundial. A medida que las economías avanzadas se vuelven cada vez más retrógradas, los mercados emergentes tienen un interés importante en defenderse de la fragmentación económica mundial.

Sin embargo, si bien los países conectores apoyan el comercio y la inversión mundiales y atenúan los costos de la fragmentación, todavía hay un precio que pagar. Las cadenas de suministro sobrecargadas pueden ser más ineficientes y vulnerables. Y una mayor opacidad en los flujos comerciales y financieros hace que sea más difícil detectar los riesgos. En última instancia, una perturbación excesiva del comercio disminuirá el crecimiento y la prosperidad mundiales.

Fomento del crecimiento del comercio

Si bien el comercio y la integración financiera ayudaron a impulsar el crecimiento, no todos se beneficiaron por igual, especialmente en las economías avanzadas.

Aunque existe un amplio acuerdo en que la integración comercial puede perjudicar desproporcionadamente a algunas categorías de trabajadores y comunidades, nuestro análisis muestra una historia más matizada. La globalización tiene un impacto mucho menor que el progreso tecnológico en el aumento de las desigualdades dentro de los países.

Aun así, las perturbaciones comerciales pueden hacer daño, y también entran en juego las percepciones de la pérdida de empleos. Lo que puede ser más importante es la velocidad de la transformación económica, que deja poco tiempo para que los sistemas económicos y las redes de seguridad se adapten. Y esto me lleva de vuelta a la IA y al vertiginoso ritmo del cambio. Si no se atiende, esto puede causar grandes dislocaciones, y el retroceso político asociado.

Nos queda buscando formas de revitalizar el crecimiento en medio de las crecientes tensiones geopolíticas y la mayor incertidumbre en torno al futuro de la integración y la tecnología globales.

La política puede desempeñar un papel central, especialmente las reformas estructurales. Facilitar la movilidad de los trabajadores entre empleadores, industrias y regiones minimiza los costos de ajuste comercial y promueve el empleo. Las medidas compensatorias, especialmente para los más vulnerables, y ayudar a los trabajadores a adaptarse y mejorar sus habilidades también son útiles, e incluso impulsan el apoyo público a las políticas gubernamentales, como muestra nuestra investigación.

Esto me lleva a la visión compartida en el corazón de nuestra institución. El FMI nació en un mundo en guerra cuando los delegados en Bretton Woods, New Hampshire, acordaron un marco sin precedentes para la cooperación económica mundial en el que los países se ayudaban mutuamente. Se nos encomendaron tres misiones fundamentales, una de las cuales era facilitar el crecimiento equilibrado del comercio internacional y, de ese modo, contribuir a la creación de altos niveles de empleo e ingresos reales como objetivos primordiales de la política económica.

Se trata de un delicado acto de equilibrio, que nos hemos esforzado por lograr durante los últimos ocho decenios a través de nuestros mandatos de supervisión y lucha contra las crisis. La integración y la expansión del comercio no son fines en sí mismas; Son importantes en la medida en que apoyan el empleo y la mejora de los niveles de vida. Una política cuidadosamente calibrada puede ayudar a alcanzar estos objetivos.

Este artículo se basa en la conferencia del autor en la Oxford Union el 24 de febrero de 2025.

Pierre-Olivier Gourinchas, es consejero económico del FMI y director del Departamento de Estudios.

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Lanzan la primera plataforma digital para el trading de créditos de carbono en Argentina

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Se trata de la primera herramienta nacional totalmente digital para operar en el mercado voluntario de carbono.

En coincidencia con el Día Mundial del Ambiente, la Bolsa Argentina de Carbono (BACX) puso en marcha su plataforma digital para el comercio de créditos de carbono verificados, convirtiéndose en la primera herramienta nacional totalmente digital para operar en el mercado voluntario de carbono.

Durante un acto realizado en sus oficinas en la Ciudad de Buenos Aires, autoridades de la entidad presentaron el sistema que permite listar y negociar créditos bajo estándares internacionales, con trazabilidad y transparencia como ejes. La iniciativa busca facilitar la generación de divisas mediante un nuevo activo financiero ambiental.

“Argentina tiene el potencial de monetizar servicios ecosistémicos por más de 20 mil millones de dólares anuales”, afirmó Alejandro Guerrero, CEO de BACX. Explicó que el proyecto cuenta con el respaldo de socios estratégicos como ACX y Lockton, y se integra con la Estrategia Nacional para el Uso de Mercados de Carbono (ENUMeC).

Por su parte, la vicepresidenta de la entidad, Aleandra Scafati, destacó que el país está en condiciones de aprovechar la coyuntura internacional: “El mercado global de carbono ofrece oportunidades que Argentina puede capitalizar si logra sortear sus desafíos internos”.

A su turno, Adrián Cosentino, director de BACX, detalló que la plataforma cumple con protocolos internacionales de seguridad y gobernanza: “Cada transacción es trazable, transparente y verificada”, subrayó.

Durante la jornada se realizó una transacción demostrativa y se anunciaron los primeros proyectos que utilizarán la plataforma:  , que certificará la reducción de deforestación de bosques nativos en un esquema jurisdiccional.

Según el Primer Informe Bienal de Transparencia, Argentina emitió 400,9 MtCO₂e en 2022 y cuenta con 60 proyectos registrados para certificación y verificación, lo que configura un escenario fértil para el desarrollo de este mercado.

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