Argentina

Argentina mejora en números, pero empeora en la mesa

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El Gobierno nacional, celebra porcentajes mientras la calle mastica realidad, salarios que no alcanzan y energía, que se raciona; y una pobreza que baja en gráfica, pero, no en el plato donde todavía se come con calculadora y se vive con la luz justa

Argentina, acaba de anunciar una caída en la pobreza, medida por estadísticas oficiales, que muestran entusiasmo en los despachos porteños y números que descienden, como si la crisis, le hubiera aflojado el cuello al país.

La administración nacional, exhibe el dato como bandera de victoria técnica, y lo instala en titulares que fluyen con disciplina fiscal y tono celebratorio.

Sin embargo, la realidad doméstica dibuja una escena menos brillante que la planilla de Excel

En la cocina argentina el menú popular se simplifica ante cada aumento, el asado cede el lugar a la olla de lentejas, el pollo se reparte en porciones más pequeñas, la fruta se compra cuando se puede y nunca cuando se quiere.

La pobreza baja según los informes, pero no baja en el supermercado ni en la factura de luz, ni en el costo de una garrafa, que muchas familias comparten para estirar el calor.

Se enciende un solo ambiente, se ilumina lo necesario se cocina para dos días, porque el gas vale tanto como el pan.

El Gobierno sostiene que la tendencia es positiva, la macro acompaña y el déficit ordenado, permite proyectar una recuperación estable.

La vereda responde con otra música una música gastada, pero honesta, la música del bolsillo que se defiende con uñas huertas y compras vecinales de harina y verdura.

Argentina deja el lujo en la puerta, para sostener lo elemental, comer, dormir, calentar

España conoce ese olor a recorte y supervivencia, esa sensación de estadísticas exitosas, frente a vidas que no lo son tanto, por eso la fotografía argentina resuena en Madrid, como advertencia y espejo.

La mejora existe, sí, pero existe en un país, que todavía come ajustado y camina ajustado; respira ajustado.

El desafío no es que la pobreza baje en el PowerPoint, sino que baje en la mesa, en la heladera, en la factura que se paga a fin de mes; ahí donde la política deja de ser discurso y pasa a ser vida.

Argentina mejora en números, pero empeora en la mesa y en esa contradicción; late el destino futuro, de un país que sabe sobrevivir, pero aún espera vivir mejor.

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¿Cuánto contamina Argentina?

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(Argendata) El cambio climático es uno de los mayores desafíos de nuestro tiempo. Para entenderlo, primero debemos comprender qué son los gases de efecto invernadero (GEI): compuestos que atrapan el calor en la atmósfera. Pese a ser necesarios para mantener las condiciones de habitabilidad en la Tierra, su exceso intensifica el calentamiento global.

El principal GEI es el dióxido de carbono (CO2), que surge mayormente de la quema de combustibles fósiles. Le siguen el metano (CH4) y el óxido nitroso (N2O), más asociados a la actividad agropecuaria. Para poder tratar conjuntamente todos los gases, se utiliza una unidad de conversión común, el CO2 equivalente. Esta medida expresa el potencial de calentamiento de cada gas en comparación con el CO2.

¿Cuál es la contribución de Argentina a las emisiones globales? ¿Qué sectores generan más gases de efecto invernadero en nuestro país? ¿Cómo evolucionaron nuestras emisiones a lo largo del tiempo y cómo nos ubicamos frente a otros países?

Tres indicadores clave
Para entender las emisiones, debemos diferenciar tres indicadores.

Emisiones absolutas en un año determinado: muestran cuánto emite cada país en la actualidad y permiten entender quiénes son hoy los mayores responsables del calentamiento global. Hoy el que más emite es China (26% del total). Argentina está en el puesto 20 (0,8% del total).

Emisiones absolutas acumuladas a lo largo de la historia: sirven para medir la responsabilidad histórica, es decir, quiénes contribuyeron más al problema a lo largo de las décadas. Aquí lidera Estados Unidos (18% del total), mientras que Argentina ocupa el puesto 16 (1,1% del total).

Emisiones per cápita: permiten comparar la intensidad de emisiones en relación con el tamaño de la población y entender cuánto emite, en promedio, cada habitante de un país. Aquí lidera Qatar, pero como tiene poca población su peso en el total mundial es bajo: emite mucho por persona, pero son relativamente pocos.

Argentina genera más emisiones per cápita que el promedio mundial

En 2023, Argentina emitió 9,3 toneladas de CO2 equivalente, 39% por encima de la media mundial. Nuestro país se ubicó en el puesto 41 a nivel mundial, superando las de países latinoamericanos como Colombia, Chile y México, e incluso a naciones desarrolladas como Francia y Alemania. Sin embargo, las emisiones per cápita de Argentina estuvieron por debajo de las de sus vecinos Brasil, Uruguay, Paraguay y Bolivia.

Las emisiones per cápita de Argentina también se encuentran muy por debajo de las de Australia, Canadá y Estados Unidos. Estos tres países se ubican dentro de los 15 más emisores per cápita del mundo, junto con algunas economías pequeñas hidrocarburíferas como Qatar, Brunei y Bahrein, que lideran el podio mundial.

Las diferencias en las emisiones per cápita de los países obedecen a tres factores: el nivel de desarrollo y la composición de las matrices energéticas y productivas. En general, a mayor ingreso per cápita, mayores emisiones, dado que el consumo de energía suele ser mayor. No es casualidad que los tres países con menores emisiones del mundo (Burundi, Rwanda y Yemen) sean muy pobres. Con respecto a la matriz energética, cuando está centrada en los combustibles fósiles, las emisiones suelen ser mayores (y a la inversa cuando el peso de las energías limpias es alto). Por último, por el lado de la matriz productiva, las economías que basan su producción en la explotación petrolera o en la agropecuaria suelen tener más emisiones per cápita que las centradas en servicios.

Que Argentina tenga emisiones per cápita mayores a la media mundial se explica por la combinación de los tres factores anteriores: es un país más rico que la media mundial, con una matriz energética todavía mayormente fósil y con un relativamente alto peso del agro en la economía.

Europa, América del Norte y Asia concentran la mayor parte de las emisiones históricas

Las emisiones per cápita son un buen indicador para comparar la responsabilidad promedio de cada habitante y entender cuán intensivo en emisiones es un país. Sin embargo, a la hora de analizar el aporte total al calentamiento global, las emisiones absolutas permiten ver quiénes son los principales contribuyentes históricos y actuales en términos del volumen total emitido.

Por un lado, puede verse que si bien algunos de los países más relevantes de América del Sur —Argentina o Brasil— se encuentran en una posición superior al promedio mundial en cuanto a las emisiones per cápita, al observar las emisiones totales por continente, Sudamérica se encuentra entre los continentes menos emisores. Esto se debe a que el continente representa apenas el 5% de la población mundial. En la actualidad, Sudamérica da cuenta del 7,1% de las emisiones mundiales, y si tomamos el total acumulado en la historia esa cifra es del 8,5%.

Por el contrario, Europa, América del Norte y Asia han sido históricamente los que más contribuyeron a las emisiones globales. Sumadas, estas tres regiones dan cuenta del 82% de las emisiones acumuladas a lo largo de la historia.

Esto se debe a dos razones: primero, que estos tres continentes siempre han albergado a más del 75% de la población mundial. Segundo, Europa y América del Norte han sido regiones de industrialización temprana, lo que supuso altas emisiones per cápita asociadas al consumo de energía en base a combustibles fósiles. En los últimos años, las emisiones de estas regiones vienen reduciéndose paulatinamente, producto del avance de la transición energética en estas economías. No obstante, su responsabilidad en el cambio climático es muy importante. Si bien hoy dan cuenta del 27% de las emisiones totales, cuando miramos la contribución histórica esa cifra trepa al 47%.

En el caso de Asia, la historia tiene dos etapas. Hasta mediados de los ’70, su contribución se encontraba principalmente vinculada a la cantidad de habitantes del continente, que contiene varios de los países más poblados del mundo.

A partir de 1970, todo cambió. La industrialización de países como Corea del Sur, Japón, Taiwán, China y los del sudeste asiático generó un aumento considerable de las emisiones per cápita. De este modo, Asia pasó de ser el 27% de las emisiones globales en 1970 al 56% en la actualidad.

En Argentina, el agro tiene un mayor peso relativo en las emisiones que a nivel global

La composición de las emisiones de Argentina contrasta con la global. Mientras que en la media mundial las emisiones provenientes de la energía son aproximadamente tres cuartas de las totales, en Argentina las emisiones del sector energía son solo la mitad. La contracara es un mayor peso de las actividades vinculadas al agro: 12% en el mundo frente a 38% en Argentina. Esto tiene sentido: el peso del agro en la economía argentina (6%) es mayor a la media mundial (4%).

Esta composición sectorial de las emisiones argentinas no es un caso aislado en la región, sino que también se replica en otros países especializados en agro, como Brasil, Paraguay y Uruguay. Esta similitud en la composición de las emisiones ayuda a explicar por qué estos cuatro países presentan niveles de emisiones per cápita superiores a los de otros países latinoamericanos con menor peso del agro en sus estructuras productivas, como Colombia, Chile o México.

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Cómo recibir pagos del exterior en Argentina

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Trabajar con clientes internacionales desde Argentina implica más que cerrar un buen contrato. Cómo recibir pagos del exterior en Argentina es una pregunta que miles de freelancers, exportadores de servicios y profesionales digitales se hacen cada mes, especialmente cuando buscan evitar complicaciones fiscales y mantener el control sobre sus divisas.

Si trabajás para el exterior, necesitás entender qué información compartir con tus clientes, qué plataformas usar y, sobre todo, qué impuestos te corresponden. Las soluciones digitales facilitan recibir pagos de clientes en el extranjero sin conversiones forzadas ni procesos bancarios tradicionales que demoran días.


Fuente: Shutterstock

Qué considerar antes de recibir pagos internacionales

Antes de elegir un método de cobro, validá que esté habilitado para transferencias internacionales y que no imponga conversiones forzadas. Revisá qué datos necesitás compartir con tu cliente, como IBAN, código SWIFT o simplemente un email según la plataforma.

Chequeá si existe un monto mínimo o máximo permitido por operación y elegí un método que te permita retener los fondos en dólares hasta que decidas usarlos. La posibilidad de mantener divisas te protege de la volatilidad cambiaria y te da flexibilidad para convertir cuando más te convenga.

Asegurate de tener trazabilidad completa sobre cada operación para fines impositivos o contables. Usá plataformas con soporte en español y procesos simples de validación de identidad. La elección correcta te ahorra tiempo, dinero y dolores de cabeza con ARCA.

Cada canal tiene sus particularidades: algunos pesifican automáticamente al tipo de cambio oficial, otros permiten mantener divisas, y varios cobran comisiones que pueden reducir significativamente lo que recibís.

Datos bancarios necesarios para recibir transferencias

Para recibir una transferencia internacional en tu plataforma virtual o cuenta bancaria, tenés que informarle al ordenante instrucciones específicas que varían según la moneda. Para cada divisa se utilizan distintos bancos corresponsales o intermediarios.

Te recomendamos enviar las instrucciones indicando claramente:

  • Número de sucursal y número de cuenta completo
  • Nombre completo del titular (tal como figura en el banco)
  • DNI o CUIL
  • Código SWIFT del banco (identifica la entidad en la red internacional)
  • Nombre completo del banco y dirección de la sucursal

Si contás con CVU de cuentas virtuales como Mercado Pago o Ualá, no es posible recibir una transferencia internacional de forma directa, ya que estas entidades no poseen código SWIFT.

Dependiendo del país de origen, también pueden solicitarte código ABA para transferencias desde Estados Unidos o IBAN para transferencias desde Europa.

Impuestos al recibir dinero del exterior

Pagar impuestos o no depende del origen de los fondos, el tipo de operación y tu situación fiscal. Cualquier ingreso que supere cierto umbral mensual puede quedar sujeto a revisión por parte de ARCA.

Cobros por servicios profesionales o freelance

Si cobrás por trabajos realizados desde Argentina para clientes del exterior, como servicios profesionales, consultoría o comisiones, debés facturar siempre para justificar ingresos, operar sin trabas y evitar problemas ante ARCA.

Si optás por el monotributo (el régimen más común), abonás una única cuota unificada según tu categoría, pagando en un solo pago el componente impositivo junto al previsional. Todas las operaciones de exportación deben respaldarse mediante la emisión de una factura tipo E, la cual se puede hacer en moneda extranjera o en pesos.

Transferencias familiares o ayudas puntuales

Si recibís una ayuda puntual como transferencia familiar, regalo o devolución, no es obligatorio tributar, aunque guardá comprobantes y dejá claro el motivo del envío para evitar consultas de ARCA.

Retenciones y percepciones

Podrías enfrentar percepciones del 30% a cuenta de Ganancias y Bienes Personales si usás los fondos para gastos o conversiones en moneda extranjera. También pueden aplicarse retenciones bancarias si no tenés tu estatus fiscal actualizado.

Si sos residente fiscal argentino, esos fondos pueden contar como parte de tu patrimonio, aunque no los ingreses al país, ya que si el origen es trazable y frecuente deberías declararlos en tu declaración jurada anual.


Fuente: Unsplash

Plataformas digitales vs bancos tradicionales

Las plataformas digitales ofrecen ventajas claras frente a los bancos tradicionales: 

  • Procesos 100% digitales sin sucursales ni burocracia
  • Tiempos de acreditación más rápidos (a veces en minutos) 
  • Mayor transparencia en comisiones y tipos de cambio.

Las transferencias bancarias internacionales históricamente fueron un método costoso. Las comisiones de los bancos y el tipo de cambio aplicado no suelen ser los más beneficiosos, aunque algunos bancos redujeron o eliminaron comisiones propias bajo ciertas condiciones.

Una vez que te confirmen que se efectivizó el envío desde el banco ordenante del exterior, puede demorar entre 48 y 72 horas hábiles en llegar a Argentina, dependiendo del país desde el cual te transfieran.

Las fintech permiten mantener saldos en divisas, convertir cuando te convenga y operar las 24 horas sin depender de horarios bancarios. Los costos son menores y la experiencia es más ágil que en casas de cambio físicas.

Cómo facturar servicios al exterior

Para facturar legalmente servicios al exterior, debés registrarte como autónomo ante ARCA. Esto implica el pago de una cuota mensual y la presentación de declaraciones juradas periódicas. Este proceso puede ser complejo y puede requerir la asistencia de un contador.

La documentación que tengas que presentar para respaldar el motivo por el cual recibiste fondos del exterior dependerá del concepto BCRA por el que hayas recibido los mismos. Pueden requerirte documentación complementaria para avalar la genuinidad de la operación.

Si los fondos corresponden al cobro por exportación de servicios que prestaste a un residente del exterior, tenés que adjuntar factura, contrato o documentación extra según el código que corresponda.

Desde junio de 2025, ARCA elevó los montos a partir de los cuales bancos y billeteras virtuales deben reportar tus movimientos, lo que hace aún más importante mantener toda tu documentación en orden.


Fuente: Unsplash

Entender cómo recibir pagos del exterior en Argentina te permite trabajar con tranquilidad, evitar sanciones fiscales y aprovechar al máximo tus ingresos internacionales. La clave está en elegir plataformas que te den control sobre tus divisas, mantener tu documentación al día y facturar correctamente según tu régimen tributario.

Las soluciones digitales han simplificado enormemente este proceso, eliminando la burocracia bancaria tradicional y ofreciendo mayor transparencia. Si trabajás para clientes internacionales, contar con los datos correctos, conocer tus obligaciones fiscales y usar herramientas ágiles marca la diferencia entre cobrar rápido o perder tiempo y dinero en el camino.

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Juventud, evasión y la búsqueda de un futuro en un país que agotó sus promesas

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En las estadísticas frías y en las pantallas luminosas de los celulares se libra una batalla silenciosa por el alma de una generación. Mientras los indicadores económicos pintan un panorama desolador, los algoritmos ofrecen refugios efímeros a una juventud que navega entre la precariedad laboral y la necesidad de desconectar de una realidad que los supera. Argentina enfrenta no solo una crisis económica, sino una crisis existencial de su juventud, atrapada entre el trabajo precario, el consuelo digital y la búsqueda de sentido en un mundo que parece haber agotado todas sus promesas.

Los números del desencanto: el panorama económico y social

Las cifras oficiales revelan un paisaje desolador para los jóvenes argentinos. Según el último informe del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), la desocupación en menores de 29 años alcanza el 18.4%, casi el doble que el promedio nacional. Esta situación es particularmente crítica en el interior del país, donde las oportunidades formales escasean.

Frente a esta realidad, las fuerzas de seguridad se han convertido en un empleador clave. Datos del Ministerio de Seguridad de la Nación muestran que las fuerzas policiales y de seguridad son el principal empleador formal para varones jóvenes en muchas provincias del interior, con un aumento del 15% en las inscripciones durante el último año. Este dato no es una anécdota, sino un indicador crudo de la falta de alternativas en el mercado laboral formal.

La situación educativa completa este panorama desolador. Según el Ministerio de Educación de la Nación, la deserción escolar en el nivel secundario en provincias del NEA asciende al 8.5% anual, una de las tasas más altas del país. Los jóvenes que logran completar sus estudios se enfrentan a una elección imposible: migrar hacia centros urbanos o conformarse con empleos precarios que no requieren formación especializada.

El costo humano: salud mental y evasión digital

Esta realidad económica tiene su correlato en la salud mental. La Sociedad Argentina de Pediatría reporta en sus estudios que el 65% de los adolescentes y jóvenes presentan síntomas de ansiedad y depresión. A nivel nacional, el Ministerio de Salud de la Nación reporta que la tasa de suicidio en jóvenes de 15 a 24 años se ha incrementado en un 40% en la última década, transformándose en la segunda causa de muerte en este grupo etario.

Frente a este panorama, las pantallas se han convertido en el refugio predilecto. El informe Digital 2024 para Argentina, elaborado por las consultoras We Are Social y Meltwater, muestra que el país se ubica entre los tres de Latinoamérica con mayor consumo de contenidos breves en redes sociales, con un promedio de 2.7 horas diarias dedicadas específicamente a estas plataformas. Este escape digital no es casual: coincide temporalmente con el aumento del 30% en las consultas por trastornos de ansiedad en el sistema público de salud, según los registros de hospitales públicos nacionales.

“Lo que vemos es una generación que busca escapar de un presente angustiante a través de estímulos inmediatos”, explica la Dra. Ana López, especialista en salud mental adolescente del Hospital Ramos Mejía. “El problema es que estos mecanismos de evasión digital terminan profundizando el malestar, creando un círculo vicioso donde la realidad se vuelve cada vez más difícil de enfrentar”.

Donde la teoría encuentra la tierra: respuestas comunitarias desde la base

Mientras tanto, en los márgenes del sistema, surgen respuestas que combinan la tradición con la innovación. El Registro Nacional de la Economía Popular reporta que las ferias de trueque y las huertas comunitarias han experimentado un crecimiento del 45% en el último año. En Misiones, la Tecnicatura en Agroecología de la IEA N° 17 ha visto incrementar su matrícula en un 60% desde 2020, según datos de la propia institución, mientras que la Red de Ferias Francas de Misiones reporta que estos espacios de comercialización pasaron de 20 a más de 150 en toda la provincia.

El fenómeno de las ferias francas en Misiones representa un caso emblemático de esta búsqueda de alternativas. Según datos de la Subsecretaría de Agricultura Familiar de la Provincia, estas ferias movilizan anualmente más de 12.000 productores y generan un intercambio económico que supera los $3.500 millones anuales. Lo significativo no son solo los números, sino el modelo de organización: circuitos cortos de comercialización, precios justos y fortalecimiento de la economía local.

Entre el desencanto y la resiliencia: la tensión de una generación

La tensión entre la evasión digital y la búsqueda de alternativas concretas define el espíritu de esta generación. Mientras las plataformas digitales reportan récords de uso, las organizaciones comunitarias registran un incremento sin precedentes en la participación juvenil. Son dos caras de una misma moneda: la necesidad de encontrar sentido en un mundo que ha roto sus promesas tradicionales.

Los datos del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina (UCA) muestran una contradicción reveladora: mientras el 48% de los jóvenes cree que su situación personal mejorará en los próximos años, solo el 23% confía en que el país vaya en esa dirección. Esta divergencia entre la esperanza personal y el pesimismo colectivo explica gran parte de las tensiones que definen el presente.

El desafío de conectar con lo real

El gran desafío que enfrenta esta generación es transformar el descontento en construcción. Mientras las estadísticas de salud mental muestran el costo del malestar, las iniciativas comunitarias demuestran que existe un camino posible. La clave parece estar en conectar el desencanto con proyectos tangibles, en transformar la evasión en participación y el malestar individual en construcción colectiva.

Como señalan análisis del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), “estamos ante una generación que ha comprendido que las soluciones individuales son insuficientes, pero que aún no termina de encontrar los canales para la acción colectiva. Su gran tarea será construir nuevas formas de organización que respondan a un mundo que ha cambiado para siempre”.

El rol de la educación técnica y la formación profesional

En este contexto, la educación técnica y la formación profesional aparecen como espacios privilegiados para la construcción de alternativas. Según datos del INET (Instituto Nacional de Educación Tecnológica), las escuelas técnicas de la provincia de Misiones han incrementado su matrícula en un 12% interanual, especialmente en las orientaciones relacionadas con la producción agroindustrial y el desarrollo de software.

La Tecnicatura en Desarrollo de Software del Instituto Posadas, por ejemplo, ha logrado una inserción laboral del 85% de sus egresados en los primeros seis meses, según datos de la propia institución. Estos casos muestran que cuando la formación se conecta con las demandas concretas del territorio y del mercado laboral moderno, los jóvenes encuentran caminos viables para proyectar su futuro sin necesidad de migrar.

Hacia un nuevo contrato social: políticas públicas y organización comunitaria

La magnitud del desafío requiere respuestas que combinen políticas públicas inteligentes con la potencia de la organización comunitaria. Programas como “Potenciar Trabajo” del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, que alcanza a más de 1.2 millones de personas en todo el país, representan un piso mínimo de contención, pero resultan insuficientes para construir proyectos de vida dignos.

Experiencias como la Ley de Promoción del Trabajo y Arraigo en Zonas Rurales de Misiones, que otorga beneficios fiscales a emprendimientos que se radiquen en el interior provincial, apuntan en la dirección correcta pero necesitan ser ampliadas y complementadas con estrategias integrales que incluyan acceso al crédito, capacitación técnica y conectividad digital.

El verdadero cambio, sin embargo, probablemente no vendrá desde arriba sino desde las bases. Las asambleas barriales de jóvenes que organizan huertas comunitarias, los colectivos de artistas urbanos que recuperan espacios públicos, las cooperativas de trabajo que generan empleo genuino: en estos espacios microscópicos pero vitales se está escribiendo el guión de una nueva forma de habitar el mundo.

Como bien señalaba el educador Paulo Freire, “la educación no cambia al mundo: cambia a las personas que van a cambiar el mundo”. En cada joven que elige la agroecología sobre el agronegocio, en cada programador que desarrolla software para economías regionales, en cada docente que enseña desde la realidad local, se cumple esta profecía pedagógica. Y tal vez en esta apuesta por una educación arraigada en el territorio resuene aquella consigna de Salvador Allende: “Ser joven y no ser revolucionario es una contradicción hasta biológica”. La verdadera revolución de esta generación podría estar en rechazar tanto la evasión digital como el conformismo, para embarcarse en la construcción paciente de un futuro donde el conocimiento y la tierra vuelvan a entrelazarse.

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Productores yerbateros alertan una crisis tras la desregulación: “El precio cayó a 200 pesos, pero en góndola subió”

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Productores yerbateros advierten un colapso de ingresos tras la desregulación, “Nos bajaron el precio, pero en la góndola no hubo cambios”.

La reciente desregulación del mercado de la yerba mate, que eliminó la capacidad del Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM) para fijar precios mínimos, generó un fuerte malestar en el sector productivo de Misiones. Jonás Peterson, referente de la Asociación Civil de Productores Yerbateros del Norte, alertó que la medida redujo de manera drástica los ingresos de más de 12.500 productores, mientras que los precios en góndola continuaron en alza: “Nos bajaron el precio, pero en la góndola el valor de la yerba no cayó”, afirmó en diálogo con Infobae en Vivo.

Fin de la regulación del INYM y caída del precio en origen

La entrevista expuso los primeros efectos del decreto nacional que desreguló el mercado yerbatero e impidió al INYM fijar valores de referencia para la hoja verde. Según Peterson, hasta 2023 el esquema regulatorio permitía un ordenamiento mínimo del mercado. “Cobramos 400 pesos el kilo de hoja verde en 2023, y ese precio cubría los costos y nos dejaba un pequeño margen para vivir”, explicó.

Con la eliminación de esos artículos, los pequeños productores quedaron —según su diagnóstico— en clara desventaja frente a “cinco o seis grandes empresas” con capacidad de industrializar y almacenar yerba suficiente para un año. Esta asimetría derivó en una marcada caída del precio pagado en chacra: la hoja verde pasó a ubicarse entre 200 y 250 pesos por kilo, en un contexto de aumento generalizado de costos.

Peterson subrayó que la pérdida de herramientas regulatorias no sólo afectó el ingreso rural, sino también la estructura productiva regional. A su juicio, la situación impacta especialmente en Misiones, donde “12.500 familias sostienen la actividad y el empleo asociado”. En contraste, señaló que en Corrientes la industrialización se concentra en dos firmas de gran escala.

Brecha entre precio al productor y precio en góndola

Uno de los puntos más sensibles planteados por el dirigente es la distancia entre el valor percibido por quienes producen la yerba y el que paga el consumidor final. “En 2023 el kilo de yerba costaba en promedio 1.800 pesos para el público. Ahora, supera los 3.000 pesos. A nosotros nos bajaron el precio a 200 pesos, pero el consumidor paga cada vez más”, cuestionó.

Peterson insistió en que no existe sobreoferta local que justifique la caída en el precio de la hoja verde. Por el contrario, afirmó que aun en años de buena producción, algunas empresas importaron yerba de Paraguay y Brasil para acceder a materia prima más barata.

El productor también advirtió por la pérdida de otras atribuciones del INYM, como el establecimiento de calendarios de cosecha y el control de calidad. Sin esas herramientas, dijo, los pequeños agricultores quedaron expuestos a prácticas que profundizan la brecha: “Si decidimos demorar la cosecha para esperar una mejora, la industria simplemente aguanta o trae yerba de Brasil o Paraguay”.

Impacto social y retroceso productivo en las chacras misioneras

Peterson describió un deterioro acelerado en la economía familiar rural tras la desregulación. Según su testimonio, el margen económico por kilo cayó de 300 pesos a apenas 80-100 pesos, mientras que los costos de insumos y servicios siguieron en aumento. Esto derivó en menor fertilización, reducción del mantenimiento y caída del rendimiento productivo.

También se observaron señales preocupantes en el mercado de tierras rurales: “Hasta el año pasado casi no había pequeñas propiedades a la venta. Ahora aparecen cada vez más, porque la actividad dejó de cerrar”, señaló.

La situación obligó a muchas familias a diversificar de manera forzada su subsistencia. “Sobrevivimos criando chanchos, gallinas, vacas para el consumo diario, y reduciendo los gastos al mínimo”, indicó. El productor comparó el momento actual con la desregulación de los años 90: “Hubo canje de yerba mate por mercadería y combustible, y a veces hasta debíamos ir a Brasil para conseguir productos básicos”.

Gestiones y respuesta del Gobierno nacional

Peterson comentó que representantes del sector viajaron a Buenos Aires para transmitir su preocupación, pero no encontraron margen para revisar la medida. “Fui a Buenos Aires, llevé mi tractor. Pero nos dijeron siempre lo mismo: la desregulación no se negocia”, relató.

El referente yerbatero consideró que la eliminación de las funciones del INYM colocó al sector en la situación “más débil en dos décadas”, tras años en los que las herramientas institucionales habían permitido avanzar en mejores condiciones económicas y laborales para el productor primario. “Cuando existía la grilla de costos y el precio mínimo, logramos cierto avance. Hoy estamos lejos de ese objetivo”, cerró.

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