El presidente Luiz Inácio Lula da Silva lanzó oficialmente este jueves en Belém el Fondo Bosques Tropicales para Siempre (Tropical Forests Forever Fund, TFFF), una iniciativa sin precedentes que aspira a recaudar 125.000 millones de dólares para proteger más de 1.000 millones de hectáreas de selvas tropicales en el mundo.
El anuncio se realizó en la apertura de la cumbre de líderes previa a la COP30, que se desarrollará en la ciudad amazónica de Belém. El objetivo central del fondo es convertir la conservación forestal en un activo económico y no en una carga financiera.
“Sin los bosques no tenemos agua para beber ni para plantar. Los árboles valen más en pie que derribados”, subrayó Lula, al presentar el mecanismo que busca compensar económicamente a los países que preservan sus ecosistemas tropicales.
El fondo arrancó con promesas de inversión por 5.500 millones de dólares. Noruega anunció un aporte de 3.000 millones, Francia comprometió 500 millones de manera condicional, Indonesia reiteró su promesa de 1.000 millones y Portugal se sumó con un millón.
Alemania informará su contribución al cierre de la cumbre. “Debemos hacer más juntos”, dijo el primer ministro noruego Jonas Gahr Støre, al destacar que los esfuerzos globales actuales “no alcanzan para detener la deforestación antes de 2030”.
La ministra brasileña de Medio Ambiente, Marina Silva, explicó que esos compromisos representan “la mitad de la meta esperada para el primer año” y anticipó que Brasil confía en alcanzar los 25.000 millones de dólares iniciales en un plazo de dos años.
A diferencia de los tradicionales fondos climáticos, el TFFF no otorga préstamos ni genera deuda. Propone pagar directamente a los Estados que mantengan sus bosques en pie, a partir de rendimientos financieros de inversiones en renta fija.
De los fondos iniciales -25.000 millones de dólares aportados por gobiernos, fundaciones y filantropía-, se espera generar otros 100.000 millones a través del mercado financiero. El esquema prevé que el 20% de los recursos se destine a los pueblos indígenas, considerados los principales guardianes de los bosques.
Cada país podrá recibir hasta 4 dólares por hectárea preservada, y deberá cumplir condiciones como mantener una tasa de deforestación inferior al 0,5 % y una cobertura forestal mínima entre 20 % y 30 % en las áreas beneficiadas.
La agenda de Misiones
Misiones participará activamente en la cumbre climática de Belém, representada por los ministros de Cambio Climático, Gervasio Malagrida y de Ecología, Martín Recaman, quienes llevarán una agenda centrada en energía, conservación y mercados de carbono.
El 14 de noviembre, Misiones tendrá una reunión con la Subsecretaría de Energía y Minerales del Estado de San Pablo para abordar temas vinculados con energía, biocombustibles y restauración ambiental mediante pagos por servicios ecosistémicos.
El 15 de noviembre, la delegación misionera participará en la conferencia “Market-friendly climate policies” en el Cities & Regions Hub y, posteriormente, en el panel “Advancing Nested Landscapes-building on the ALMA Brasil experience”, donde se expondrán proyectos jurisdiccionales REDD+ en el Pabellón de IETA.
Finalmente, el 17 de noviembre, Misiones tendrá una reunión con el Global Carbon Council para la firma de un convenio de colaboración en el Pabellón GCC y participará en el evento de la empresa Mercuria, dedicado a la presentación del proyecto NJR ECO₂, también en el Pabellón de IETA.
Este cronograma tiene a Misiones como protagonista subnacional dentro de los espacios de diálogo clave sobre conservación, energía y mercados de carbono, lo que puede abrir oportunidades para la región de la selva misionera.
Hasta ahora 53 países adhirieron a la iniciativa de conservación de los bosques, entre ellos México, Panamá, Perú y la Unión Europea. Treinta y cuatro pertenecen a las grandes cuencas del Amazonas, el Congo y el Borneo-Mekong, que concentran más del 90 % de los bosques tropicales del planeta.
El TFFF fue diseñado por Brasil junto a otros diez países durante la cumbre climática de Dubái en 2023, con el apoyo técnico del World Wide Fund for Nature (WWF), que lo calificó como una “fuente innovadora de financiamiento ambiental a largo plazo”.
El gobierno brasileño estima que el fondo podrá generar 4.000 millones de dólares anuales para conservación, casi el triple de lo que hoy se invierte en todo el mundo en la protección de los bosques tropicales.
“Las selvas valen más en pie que derribadas y deberían integrar el PIB de nuestros países”, insistió Lula, al remarcar que la defensa de los bosques tropicales es “una causa global y una oportunidad de justicia climática para el Sur”.Con este lanzamiento, Brasil se posiciona como líder en la arquitectura financiera para la acción climática, de cara a la COP30, que se espera marque un punto de inflexión en la lucha contra la deforestación y en la creación de incentivos económicos para los países que conservan.