Dolarización o cuando la serpiente se muerde la cola

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Establécese el dólar de los Estados Unidos de América como moneda de curso legal de la República Argentina“, dice el artículo primero del proyecto que Alejandro Cacace presentó en el Parlamento y cuyos detalles difundió por Twitter en una cruzada para “frenar la inflación”.

Se trata de la primera vez que se presenta en el Congreso un proyecto de ley para dolarizar la economía, idea que fue esbozada por el exministro de Economía Domingo Cavallo pero a la que nunca terminó de darle forma.

¿Qué significa en la práctica “dolarizar” la economía? ¿Es una nueva Convertibilidad? ¿Cuáles son los beneficios? ¿Y los riesgos? Coincidentemente, la propuesta del diputado de Cambiemos cosechó más rechazos que adhesiones. El más enfático fue el presidente del partido radical y socio minoritario de la alianza con el macrismo, Gerardo Morales: “Rechazo terminantemente el payasesco proyecto presentado por un diputado de Evolución (el partido armado por el radical Martín Lousteau). Hay que ser irresponsable e ingenuo, por no decir otra cosa, para plantear que la dolarización es la salida. La dolarización es peor que la Convertibilidad”, retó el jujeño. Añadió que “esto ya nos generó daños irreparables en el pasado, destruyendo el aparato productivo del país”.

“Creer que con 7 artículos de un proyecto de ley se van a resolver los problemas de la economía y la inflación en el país es una gran estupidez“, enfatizó el jefe del radicalismo nacional.

Agregó que “es un delirio pensar que el Banco Central va a contar con dólares para cambiar los pesos de la gente. Estos planteos ortodoxos y neoliberales ya los conocemos, son antiguos, atrasan y fracasaron en el país”.

Hasta hoy, el único dirigente que se había manifestado públicamente a favor de dolarizar la economía fue el “libertario” Javier Milei, ya que ningún representante de JxC optó por impulsar la decisión de que la Argentina renuncie a la soberanía monetaria.

En la práctica, economistas de diversas corrientes ideológicas coinciden en que lejos de solucionar el problema de la inflación, lo que haría una eventual dolarización es impulsar una fuerte suba de la pobreza y destruiría el aparato productivo, que tanto costó recuperar pos caída de la Convertibilidad y la recesión iniciada en 2018, antes de que Mauricio Macri pidiera auxilio al FMI.

Llamativamente, del propio partido de Cacace hubo voces en contra. El ex diputado nacional Luis Pastori, referencia de la alianza Cambiemos en temas económicos, agregó otro dato: “Estoy en contra de la dolarización por la pérdida del manejo autónomo de la política cambiaria. Un ejemplo, si Brasil devalúa se funde medio país”, advirtió. 

El ministro de Hacienda de Misiones, Adolfo Safrán fue terminante. “La dolarización afecta a la economía en general, por un lado porque el Gobierno pierde el manejo de la política monetaria, que sirve como herramienta para atenuar los ciclos económicos. Aunque haya economistas que digan que esto no es cierto, está comprobado que es así”.  

“La dolarización solo busca que el Banco Central deje de financiar al Tesoro el déficit con lo cual el Gobierno o tiene que cerrar el déficit o endeudarse en bonos para cubrirlo”, explicó. Al mismo tiempo, advirtió que “para Misiones puede ser perjudicial porque si los precios domésticos de los bienes exportables quedan “caros” en dólares, no podremos exportar y además tendremos una invasión de productos importados más baratos, como ocurrió con el 1 a 1. Conclusión. si la dolarización comienza con precios domésticos elevados respecto del resto del mundo estamos condenados a la recesión”.

El ex diputado nacional de Cambiemos, Luis Pastori rechazó de plano avanzar hacia una dolarización. “Son varias las razones y de diversa índole que me llevan a esta posición, pero cito algunas que son fundamentales:

  1. Pérdida de una de las herramientas de política económica como lo es la política monetaria, que va a estar -en tal supuesto- sujeta a los manejos de la Reserva Federal de los Estados Unidos. Por lo tanto, ante cualquier shock en tiempo de crisis no tendríamos la posibilidad de emitir para atenuarlo.
  2. Pérdida del manejo autónomo de la política cambiaria. Un ejemplo, si Brasil devalúa se funde medio país. 
  3. En estos momentos, además, ante la falta de reservas netas en el Banco Central, ¿de donde van a salir los dólares para cambiar los pesos circulando en la economía? Y a que cotización? Las estimaciones más prudentes hablan de un dólar a $400. Ello devendría en una exacerbación de la pobreza y el sufrimiento, además del altísimo impacto inflacionario.
  4. Lo que se necesita son políticas públicas claras para eliminar el déficit fiscal y la irresponsabilidad de un gasto público por encima de nuestras posibilidades, con un Banco Central INDEPENDIENTE del poder político que se limite a su rol central que es el de preservar el valor de nuestra moneda. Por supuesto que esto será un proceso largo por la pérdida de confianza de la población en los gobiernos. Pero es esa confianza la que hay que recomponer y no destruir algo porque no funciona bien por culpas propias.

La economista Eva Sacco recordó que “Argentina ya tuvo algo muy parecido a una dolarización, y se llamó Convertibilidad”. 

“No voy a contar cómo se salió porque ya todos lo sabemos. Pero la única diferencia con la dolarización plena es que existía una salida de emergencia. Esta válvula de escape se pudo utilizar cuando no daba para más: se derogó la ley y se hizo una devaluación asimétrica. ¿Cómo podría haber sido la situación social con un corralito, saqueos, inestabilidad política si ni siquiera hubiera existido esa válvula de escape?

Pero quiero aclarar algunas inconsistencias en la propuesta dolarizadora: 

1. Algo obvio:  Para dolarizar se necesitan….dólares. Algo que no tenemos y tampoco tenía Domingo Cavallo cuando emprendió la Convertibilidad. Para hacerse de dólares emprendió un proceso de “reforma” del Estado, léase privatizaciones y un ciclo de mega-endeudamiento aprovechando la coyuntura internacional de dólares frescos.  Hoy no tenemos la posibilidad de endeudarnos y prácticamente nada que vender

Si dolarizamos, nadie tendría dinero para hacer las operaciones del día a día desde comprar leche en el almacén a pagar un crédito o un salario. La economía se desplomaría.

2. Si dolarizamos se acaba el déficit: falso, lo que se termina es la posibilidad de financiarlo con emisión. Cualquier gobierno podría tomar deuda en dólares para financiarse…y cuando no pueda cubrir los préstamos tendríamos una crisis de deuda. Ya sabemos la gravedad de eso.

3. El dólar es una moneda dura que no depende de la política. Por eso la gente “ya eligió”. Falso, el dólar es dinero tan fiduciario como el peso, y depende de las decisiones políticas en Estados Unidos, al igual que el peso depende de decisiones políticas en Argentina. La diferencia es que nosotros como argentinos, elegimos y participamos de la política argentina. Pero no tenemos el más mínimo poder de influencia sobre Estados Unidos.

4. Si dolarizamos se acaba la inflación: falso, en Estados Unidos también hay inflación. Es más, desde hace varios años hay varios sitios que miden la inflación con metodologías alternativas e indican que la inflación para los trabajadores, es al menos 2 o 3 puntos superior a la reconocida.

5. Sin la posibilidad de ampliar el crédito por la dolarización, el Estado no podría por ejemplo, permitir que haya paritarias para compensar la pérdida de poder adquisitivo por un aumento de alimentos internacional.

Con la dolarización la distribución del ingreso se volvería un elemento completamente endógeno a los precios internacionales, pudiendo cambiar de un día al otro y generando muchísima inestabilidad social. Aún más de la que hay hoy.

Por último tengo una reflexión propia: es entendible que los jóvenes se crean que inventaron la rueda (y por eso es tan importante que se enseñe historia y economía) ¿pero cómo explicamos que haya gente de más de 30 años que pueda pensar realmente que  es una solución?

El secretario de Hacienda de Posadas, Sebastián Guastavino, advirtió que una dolarización sería muy dañina para la capital misionera, acostumbrada a lidiar con asimetrías internas y externas. “Sería muy dañino, por cuanto de movida nos quedaríamos sin la mitad de las herramientas para encauzar la situación del país frente a un contexto internacional en plena puja”, contextualizó. 

“Se usa esta idea como un freno a los procesos hiperinflacionarios pero cierra en el corto plazo, porque en el largo plazo los precios se acomodan o suelen acomodarse a las canastas de economías comparadas y no tanto así los salarios”, explicó.

“Ahora, en el corto plazo es difícil también, porque la capacidad instalada argentina está muy por encima del nivel de explotación real, por lo que necesitamos activar los niveles de consumo de las familias, y con ello el nivel de empleo. Para que esto ocurra deben apuntar bien el gasto/inversión pública para que la inversión privada logre un tamaño saludable, y ese gasto/inversión requiere de dinero. Con imposibilidad para financiarte con el crédito internacional, no te queda otra que buscar con política monetaria. La competitividad con tipo de cambio también tiene sus limitaciones, y se repite la necesidad de llevar a la producción a niveles de eficiencia (en la escala que sea)”, detalló.

“Básicamente es una convertibilidad, pero la pregunta es a qué tipo de cambio cerrás la equivalencia”, analizó.

“Con una medida estructural estamos queriendo resolver una sola variable, un sólo problema, que es la inflación. Es como si quisiéramos cambiar el auto porque tenemos la cubierta pinchada. Para frenar la inflación, terminamos de descalibrar todo el resto de las variables y no es negocio. La cuestión cultural también, perdés hasta la identidad en una de las relaciones más cotidianas. Estamos en un mundo que discute qué nuevos activos financieros se crean, y nosotros estaríamos yendo hacia una receta vieja, que no ha funcionado y es poco común observar en otras economías que intentan recuperarse”, agregó el economista después de una discusión en el seno de la fundación Frontera Económica. 

El economista Raúl Karaben, titular de la cooperativa yerbatera Piporé, descartó que dolarizar sea una buena idea. “En realidad, no me parece viable para nada. Yo creo que difícilmente nuestra economía pueda estar dolarizada, por el tipo de Gobiernos y por el tipo de economía que tenemos. ¿Por qué? Porque el problema que tenemos no es de la moneda, el problema que nosotros tenemos es el déficit fiscal. Mientras no se solucione de fondo el déficit fiscal y la deuda, no solo externa, sino la interna, que tiene que ver con el montón de títulos públicos que están dando vuelta, la magnitud de las Leliq y todas las demás deudas que hoy tiene el Estado, no tiene sentido dolarizar”, aseguró. 

“Ni siquiera está la posibilidad técnica, si me decís “si se puede hacer” y no, vas a quebrar o reventar la economía. Porque no hay forma de dolarizar con la deuda y el déficit que tenemos. Y no te hablo de la deuda con el FMI, ese es el menor de los problemas, el problema es la deuda con los títulos públicos internos”, insistió Karaben.

Darío Ochoa, también economista, sostuvo que “una dolarización sería algo similar a la Convertibilidad, al menos como se propone desde la UCR y, desde algunos bloques de ese sector. Eso implicaría que podría solucionarse el tema de la inflación de precios, pero cristalizaría una situación de pobreza peor a los niveles que tenemos hoy ya que implicaría también una devaluación, porque tenemos escasos dólares y muchos pesos. Entonces la conversión que habría que hacer, sería sobre un nivel muy, muy alto, que empujaría la pobreza aún más arriba, que andaría en línea a cuando terminó la Convertibilidad, en un 60% de pobreza porque esa era la pobreza al año 2002. Además, implicaría una retracción del aparato productivo, sería el destroce de la industria debido a que perderíamos toda competitividad industrial, donde por escala, por salarios y demás, sería mucho más competitivo importar, que producir en el país. Esto ya lo experimentamos cuando tuvimos una dolarización encubierta durante la Convertibilidad. Así que sería impracticable bajo cualquier punto de vista”. 

Particularmente sobre Misiones, Ochoa advierte que sobrevendrá una crisis social. “Somos una provincia que está fuertemente incidida por la dinámica del poder adquisitivo, dedicada al comercio y a la producción primaria, por ende, si bien intentamos hacer esfuerzos en la industria, esto sería imposible, incluso industrias dinámicas como la maderera, se vería muy afectada. Más que nada los cultivos de renta como el tabaco, té y yerba mate que están fuertemente vinculadas al mercado interno, con un mercado interno retraído también verían caer las posibilidades de producción y de demanda”. “Así que, por ningún lado, sería conveniente una dolarización. Generaría situaciones de desigualdad escandalosas socialmente inviables, que ya pasamos, es más la fuerza política que lo propone ya pasó por esta experiencia de sostener una situación dolarización encubierta, como fue la Convertibilidad en el periodo 99 al 2001, y que por no querer salir de esa trampa llevó al país a su peor crisis social, económica y política de la democracia”, recordó.

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Las mil caras de Javier Milei

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Lanzado repentinamente en la vida pública, en medio de una sociedad que me ha visto surgir en un día, sin saber de dónde vengo, quién soy, y cuáles son mi carácter y mis antecedentes; en dónde he templado las armas con que me he echado de improviso en la prensa […] impulsando a la juventud, empujando bruscamente a la sociedad, irritando susceptibilidades nacionales; cayendo como un tigre en una polémica, y a cada momento conmoviendo a la sociedad entera, y siempre usando un lenguaje franco hasta ser descortés y sin miramientos; el público ha debido preguntarse mil veces, quién es este hombre que así hace ocuparse de él a tantos.
Domingo F. Sarmiento, Mi defensa (1843)

Por Eugenio Palopoli, revista Seúl. En el comienzo de este panfleto sarmientino, retomado y ampliado luego en el célebre Recuerdos de provincia (1850), podríamos encontrar una clave de lectura para El camino del libertario, el libro de Javier Milei publicado hace unas semanas. La popularidad reciente del diputado nacional porteño por La Libertad Avanza, su crecimiento en las mediciones de imagen pública y la necesidad de consolidar a los propios mientras busca convencer a los ajenos son razones más que válidas para publicar este libro, que en las dos terceras partes de sus trescientas y pico de páginas no deja de ser un refrito de textos viejos, entrevistas e intervenciones públicas, pero que en su novedosa parte inicial, de tono autobiográfico, evoca fuertemente los modos, las estrategias y los objetivos de la prosa del citado Sarmiento.

No sucede lo mismo con la maestría de su estilo y menos aún con la calidad de su argumentación, aunque de todos modos se le podría admitir a Milei aquella cualidad que Borges le reconocía a la portentosa escritura del sanjuanino: su eficacia. Una eficacia que en ambos casos se logra de modo machacante, por repetición obstinada de ciertos tópicos centrales hasta el convencimiento del incrédulo. Y porque, en definitiva, tanto Milei como Sarmiento pueden referirse a los temas más variados, en las ocasiones más variopintas y ante tribunas muy distintas, pero en todos los casos ambos se sienten con la obligación, la certeza y la comodidad de contar con un único recurso: hablar de sí mismos.

En todo caso, mientras que Mi defensa tenía el objetivo excluyente de dar a conocer a su autor ante el mundo, puede que la lectura de El camino del libertario deje con una frustrante sensación de vacío a quienes se acerquen a este libro para tratar de entender mejor a Javier Milei o quienes deseen separar a la persona del personaje mediático o político. Todas y cada una de las páginas de esta obra están dedicadas a la construcción de un héroe, de un súper hombre, quizás de un personaje mítico que se atrevió a trepar las más altas cumbres del pensamiento humano (o, al menos, así caracteriza a la Escuela Austríaca de economistas) sólo para traerles las buenas nuevas al resto de los sufrientes mortales. Es, en suma, un libro escrito para la posteridad, para la futura canonización de su autor. En este sentido, lo único que diferencia quizás a este Camino… de cualquiera de sus ruidosas apariciones públicas sea el de señalar el fin de un primer ciclo exitoso mediante la recapitulación y sistematización de todos aquellos pasos que depositaron a Milei en el Congreso. Y, por supuesto, el anuncio de las inevitables –de acuerdo a su lógica– hazañas por venir.

RECUERDOS DE LA HÍPER

El capítulo inicial del segmento autobiográfico empieza, quizás para prepararnos para lo que vendrá, con un error en su segunda oración: el niño Milei sitúa la célebre frase del ministro Lorenzo Sigaut (“El que apuesta al dólar, pierde”) en abril de 1982, cuando todos sabemos que fue en verdad pronunciada en junio del año anterior. Más allá de que resulta extraño que un economista no pueda ubicar históricamente el colapso de la tablita de José Martínez de Hoz, más llamativo aún es la fecha en que lo sitúa. ¿No recuerda ningún otro hecho relevante sucedido en abril de 1982? Curioso. En todo caso, la observación de las penurias sufridas por su familia y su entorno más próximo debidas a una mala gestión gubernamental fueron motivo suficiente para decidirse desde muy chico por la carrera de Economía.

Claro que antes de eso hubo también espacio para otras actividades. Como buen hijo sano del patriarcado setentoso, Milei cuenta su amor por el fútbol y su admiración por los campeones mundiales de 1978. Pero no por el Matador Kempes, por Luque, Bertoni o Passarella. No. Como todo predestinado a grandes cosas, él miró hacia el distinto, al que hacía lo que los otros no podían hacer, al que juega y se entrena aparte. Él miró al Pato Fillol, miró al arquero. Es cierto que todos mirábamos con admiración a quien era un verdadero prodigio del arco, pero él hizo algo más: se propuso ser como él. Así fue que de los clubes de barrio y las categorías infantiles llegó al primer equipo de Chacarita Juniors. Lo hizo compensando lo que él considera como un físico no especialmente apto para el puesto (1,80 metros de estatura) con una capacidad de entrenamiento y un afán de superación propios da la élite mundial actual: seis horas de entrenamiento diario para llegar a saltar mucho más alto que el travesaño, y eso mientras en paralelo ya cursaba la licenciatura en Economía en la Universidad de Belgrano.

Pero entonces llega la siguiente catástrofe económica que lo marca en su relato: la hiperinflación de 1989.

Pero entonces llega la siguiente catástrofe económica que lo marca en su relato: la hiperinflación de 1989. Cuenta entonces que pudo observar a la gente en los supermercados, desesperada por llevarse los productos disponibles antes de ser víctimas de las pistolas remarcadoras. Aquel espectáculo no sólo implicaba un daño evidente a las finanzas de una familia de clase media esforzada como la suya, sino que además le provocó la primera crisis intelectual de importancia. Aquello que sucedía frente a sus narices iba en contra de todo lo que aprendía en la facultad. Lejos de desengañarse con el estudio de la economía, decidió dejar el fútbol y redoblar sus esfuerzos. No sólo leería lo necesario para aprobar las materias, sino que pasaría incontables horas en la biblioteca leyendo mucho más. Otra vez, como en Sarmiento, el chico de orígenes poco ilustres, el ambicioso limitado por su condición de medio pelo social (el hijo de un colectivero), el intelectual todoterreno que, llegado el caso, no sentía miedo de empuñar la espada para el bando unitario o de calzarse los guantes en las canchas del Ascenso, se decidía a enfrentar a la realidad que lo desafiaba sin otros recursos más que su intelecto y su infinita capacidad de sacrificio lector.

LA BATALLA INTELECTUAL

Se hace evidente que Milei sabe que sus pergaminos académicos son insuficientes. En épocas en donde todas las fuerzas políticas y la clase dirigente en general puede mostrar legiones de exponentes con doctorados en las mejores universidades del mundo, sus maestrías en el IDES y la UTDT no resultan particularmente intimidantes. Por eso (una vez más, como en Sarmiento, el acomplejado que nunca pudo cursar estudios universitarios) es que a lo largo de páginas y más páginas de El camino del libertario se convence y nos convence de que los títulos académicos no son tan importantes. O, en todo caso, que lo que verdaderamente cuenta es la capacidad de leer, comprender, evolucionar y, finalmente, producir. Y así es como vemos desfilar listas de profesores, actividades académicas y laborales, citas a economistas de todas las épocas, menciones de los infinitos libros que lo fueron guiando en su crecimiento incansable.

Milei concede que salió de su licenciatura con un pensamiento del tipo que hoy más aborrece: el estructuralista keynesiano. Explica luego que gracias a un primer posgrado más enfocado en la microeconomía pudo conseguir trabajos que fueron importantes para su formación, pero que no lo satisfacían plenamente. Nos cuenta que mientras pasaba por su segundo y ecléctico posgrado en la UTDT se fue pasando al modelo neoclásico, desde luego que con Adam Smith y el monetarista Milton Friedman como referentes de rigor. Hasta que, finalmente, llega el momento de la revelación máxima, con los autores de la Escuela Austríaca: Ludwig von Mises, Friedrich Hayek y, muy especialmente, Murray Rothbard, quien lo convierte en anarcocapitalista.

Los pormenores de esta evolución intelectual de Milei se pueden leer con más detalle en la segunda parte del libro, que compila una serie de artículos de extensión diversa publicados en los últimos años. No queda claro si la falta de detalles en la edición acerca de la fecha y medio de publicación es deliberada o no, pero esto complica la lectura por la falta de una adecuada contextualización. No se sabe entonces si los textos fueron publicados en medios académicos, especializados o generales. Más allá de esta dificultad, quienes no sean economistas o no estén acostumbrados a la lectura de asuntos técnicos se encontrarán con una prosa monótona y una argumentación más bien extraña, salpicada aquí y allá por fórmulas matemáticas incomprensibles para el lego a quien, de todos modos, le pueden quedar algunas sospechas sobre su utilidad y pertinencia. El problema entonces no es tanto la evaluación de los conocimientos o de la calidad técnica de los escritos de Milei, a quienes colegas de diversas orientaciones le reconocen capacidad y aptitudes reales. Se trata, más bien, de la manera en que estos saberes son puestos al servicio de la construcción de la figura pública y política.

LA BATALLA PRIVADA

Mucho más interesante que los artículos serios de Javier Milei resultan entonces el segmento autobiográfico inicial, las semblanzas de su figura a cargo de sus colaboradores más cercanos y los discursos proselitistas y entrevistas periodísticas que componen la tercera y última parte de este volumen.

Decía al principio que el propósito del libro está mucho más cerca de ocultar que de explicar la naturaleza de la persona que caracteriza. Sucede que el libro no nos muestra el camino de un hombre como otros (justamente cuando el manual del político recomienda una imagen de cercanía e identificación); ni siquiera el de un hombre extraordinario. El camino al que alude el título de la obra tampoco es uno de superación personal que el autor invita a recorrer de la mano del lector o del eventual votante, sino que es una suerte sacrificio ritual que lleva a su protagonista a un plano de superioridad absoluta, expresada incluso en términos espirituales. En este sentido, al seguidor del camino libertario no parece aguardarlo un destino personal o, al menos, no hay ninguna referencia a ello. El rol que les espera a aquellos “leones que despiertan” se parece mucho más al del bienaventurado, al renacido en una experiencia religiosa.

Todos aquellos rasgos que asemejan a las reuniones, mítines y espectáculos de los grupos libertarios en los que suele participar Javier Milei con las iglesias evangélicas o, incluso, con algunas sectas (o por qué no, con los primitivos cristianos de las catacumbas) encuentran en las páginas de este libro algunas explicaciones derivadas directamente de la figura del líder y su gente más cercana. Mencionamos antes la construcción a fuerza de repeticiones de una figura con una fuerza de voluntad sobrehumana, capaz de alcanzar aptitudes y logros desmedidamente superiores a los del promedio. Una vez que Milei decide dejar el fútbol (y el rock, ya que también descubrimos que, durante los recitales de su breve banda tributo a los Rolling Stones, las chicas se peleaban por arrancarle la remera y quedársela como trofeo) por la economía ya no habrá más espacio para otro tipo de aprendizaje en su vida.

La construcción a fuerza de repeticiones de una figura con una fuerza de voluntad sobrehumana, capaz de alcanzar aptitudes y logros desmedidamente superiores a los del promedio.

La economía se convierte entonces en la suma de todos los saberes, en el principio y el fin, en el conocimiento que puede explicar todas y cada una de las fuerzas de la Historia, cuando no de la vida personal de las personas. Se trata de entender entonces que Milei llegó lejos, muy lejos en el entendimiento de esta materia. Que puede citar a premios Nobel y a autores de cualquier escuela, porque incluso a los que no le gustan los ha leído varias veces. Debemos admirarnos de su capacidad para encontrarse con eminencias como Guillermo Calvo (aquel que pronosticó el Efecto Tequila de 1994 y el ajuste con apoyo popular de Cristina Kirchner en 2019) y discutir sobre economía durante 14 horas seguidas. No sólo eso, pueden incluso inventar chistes con fórmulas econométricas.

La vida privada de semejante personalidad debe ser acorde a sus elevadas dotes. Lejos de aquellas apariciones mediáticas en las que se ufanaba de sus habilidades tántricas y de su apodo de “vaca mala”, en El camino del libertario nos encontramos con una persona casta, monacal, que recuerda a su novia con afecto, pero a quien reconoce que se vio obligado a dejar. De sus padres no se dice mucho más, salvo que mantiene con ellos una relación conflictiva. Pero a cambio está su hermana, la sacerdotisa vestal que lo secunda en cada momento de su vida. Milei afirma que las únicas tres cosas que lo hacen feliz son leer sobre economía, pasar el tiempo con su hermana y cuidar a sus perros, a quienes suele llamar “mis hijos”. Su primer perro, el que inauguró la familia, se llama Conan. Un nombre guerrero propio de un mastín inglés: ni Dylan ni Balcarce. Los hijos de Conan, llegados a este mundo una vez que el amo hubo alcanzado el nirvana de la Escuela Austríaca, llevan los nombres de pila de sus economistas preferidos. Ya no importan los pergaminos académicos ni que su panteón personal pueda ser homologado por sus pares y colegas. Al bautizar a sus perros Milei se declara domesticador en jefe de la ciencia económica. Sus próceres son sus mascotas. Como se dice en la jerga de las redes, los domó de una vez y para siempre.

LA BATALLA PÚBLICA

Todo esto que hemos procurado resumir y, hasta cierto punto, interpretar, por muy curioso o pintoresco que resulte no debería engañarnos. La fuerza política que lidera Javier Milei ha logrado bastante en un tiempo relativamente corto y va decididamente por más. Todo aquello que se relata y se explica en El camino del libertario visto a la distancia se puede leer como un plan astutamente diseñado y ejecutado. Las apariciones televisivas, los debates a los gritos, los insultos y amenazas, las obras de teatro, las performances artísticas, su acercamiento a ciertas subculturas alternativas, la militancia juvenil que lo sigue con reverencia y se vuelve cada vez más numerosa: todos estos pasos trajeron a los libertarios hasta donde están hoy, en medio de las risas o el escepticismo general. Se trata de un programa que comparte características con otros populismos de derecha e izquierda en auge en muchas partes del mundo, un programa de máxima, revolucionario si se quiere. Lo que Milei diseñó y lidera es una fórmula que necesita preservarse en su máxima pureza para tener éxito, por eso gana apoyos al rechazar cualquier tipo de negociación con otros espacios. Por esa misma razón parece despertar más entusiasmo que José Luis Espert, igualmente duro en su discurso pero más próximo a la imagen de un político tradicional.

Lo que Milei diseñó y lidera es una fórmula que necesita preservarse en su máxima pureza para tener éxito, por eso gana apoyos al rechazar cualquier tipo de negociación

Milei sabe también pegar donde le duele a Juntos por el Cambio. Ha sabido aprovechar el desgaste de la coalición en sus propias experiencias de gobierno, se deleita en tildar a radicales y cívicos de izquierdistas y se ceba especialmente con la figura de Horacio Rodríguez Larreta, a quien ha llenado de insultos de todo tipo en más de una ocasión. También ha sido inteligente para detectar las debilidades y errores de la coalición. Su prédica libertaria y su obsesiva invocación a la libertad tiene sentido cuando recuerda el apoyo inicial a la cuarentena dictada por el gobierno nacional de parte del jefe de gobierno de la Ciudad y de los gobernadores de JxC. También cuando señala las inconsistencias y apoyo legislativo a iniciativas por demás fallidas como la Ley de Alquileres o la de Etiquetado Frontal. En otros casos suele exagerar, distorsionar los hechos o incluso mentir, pero los resultados hasta ahora parecen darle la razón.

Así las cosas, el movimiento político que El camino del libertario se propone describir y publicitar por momentos recuerda no poco al menemismo originario, aquella caravana bastante demente de impresentables que, contra todo pronóstico, le ganó en 1988 la interna del peronismo a la renovación cafierista y alteró de ese modo la prolija sucesión de variantes de socialdemocracias que casi todos imaginaban para el año siguiente. Vaya que nos reíamos de las patillas de Carlos Saúl y de las imitaciones de Mario Sapag. Es de suponer que Javier Milei recuerda aquellos programas y se ríe también. Mucho se debe reír.

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Macri reivindicó a Menem y recibió cuestionamientos de sus socios de Juntos por el Cambio

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El expresidente Mauricio Macri resaltó hoy la presidencia de Carlos Saúl Menem al señalar que el exmandatario riojano “cada día va a estar más reivindicado con el paso del tiempo”, lo que generó una réplica de distintos referentes de la Coalición Cívica y de la UCR, sus socios dentro de la coalición Juntos por el Cambio.

“Quien había resuelto los problemas de la grieta en la Argentina fue el presidente Menem, que cada día va a estar reivindicado con el paso del tiempo”, aseguró hoy Macri al hablar con Radio Mitre Córdoba.

“Él vino con un peronismo moderno, intentando unir a los argentinos detrás de la producción, el empleo y el progreso pacífico de la Argentina, y esta gente ha vuelto a predicar sistemáticamente el discurso del odio”, dijo Macri al comparar al menemismo con el kirchnerismo.

Ante esas declaraciones, el gobernador de la provincia de Jujuy y presidente de la Unión Cívica Radical (UCR), Gerardo Morales, salió al cruce del expresidente al remarcar su “rechazo a las políticas neoliberales implementadas por el menemismo”.

“Rechazamos las políticas neoliberales implementadas por el menemismo en los ’90 que hoy reivindican algunas voces de la política argentina”, sostuvo Morales desde su cuenta de Twitter.

El presidente de la UCR consideró, en cambio, que las medidas adoptadas por el menemismo “destruyeron nuestro aparato productivo, nos hicieron más pobres y terminaron con la esperanza de nuestro pueblo”.

Por su parte, el titular del bloque de la Coalición Cívica en la Cámara de Diputados, Juan Manuel López, pidió por Twitter no olvidar que, “con Menem, también empezó la degradación institucional que tampoco nos deja crecer” y recordó que, “entre otras cosas, fundó un Poder Judicial corrupto, ampliando la Corte y Comodoro Py, y profundizó la degradación de los servicios de inteligencia”.

Otra diputada nacional de la Coalición Cívica, Mariana Zuvic, afirmó también por redes sociales que Menem será recordado “por ladrón”, al afirmar que “voló un pueblo, encubrió un atentado, tráfico armas a Ecuador y Croacia”.

“#Memoria Sr, que sin ella no habrá justicia. Y ya no hay más lugar para la Argentina de los pactos de impunidad”, reaccionó Zuvic ante el elogio de Macri a la gestión de Menem en la presidencia de la Nación, entre los años 1989 y 1999.

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Gonzalo Sarasqueta sobre las campañas: “Estamos ante un fenómeno de mayorías cotidianas”

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Año de elecciones, últimos meses de Gobierno del autoproclamado “mejor equipo de los últimos 50 años”, mucha tela para cortar y nadie mejor para analizar  los contextos comunicacionales que Gonzalo Sarasqueta. Como el rompecabezas de una Argentina fragmentada, Sarasqueta abordó sin temor, los millennials, la grieta, la oposición, el discurso de Cambiemos, las redes, el posible Bolsonaro argentino y hasta nos dio algunos tips ¡Atentos candidatos!
 
Gonzalo es profesor coordinador del Posgrado Comunicación Política de la Universidad Católica Argentina. Está en Misiones como disertante del Primer Encuentro Binacional de Comunicación Política que se desarrollará en Posadas y Encarnación este jueves y viernes, respectivamente.

-Un tip para el candidato o candidata de esta época…
 
-Fácil: Es tiempo más de escucha que de habla. Si el político no entiende que el ego del ciudadano es otro, que quiere participar….entonces va a fracasar. Esta es una época, de lógica conversacional. Si no entendemos eso, escuchar… escuchar en serio; comprometerse con lo que plantea el vecino; en este contexto, el segundo paso es la interacción, que el vecino escriba tu historia política.
 
-En este contexto de inmediatez, de redes, de posverdad, ¿cómo se elabora un discurso?
 
-Tenemos un contexto marcado por la temporalidad fugaz; contexto marcado por la economía de la atención, cada vez prestamos menos atención; es un contexto con mucha competencia de mensajes. En este escenario, el mensaje debe ser simple, breve, contundente y a la vez creativo.  Son las cuatro características a la hora de construir un mensaje. Esto implica un esfuerzo importante. Es el desafío de decir mucho con poco. Nosotros trabajamos la estructura en un minuto (TEP) Título- Explicación- Propuesta.
Nos toca una época de brevedad.
 
-Millennials ¿Cómo comunicar un mensaje político a esa generación?
 
-Roberto Lavagna con medias. Esa foto anda bien para millennials porque es una foto espontánea. Los millennials valoran la espontaneidad. No piden tanto papeles. Tienen otro ego. Quieren participar, no quieren escucharte a vos. Está educado en el ida y vuelta. Si les vas a dar discursos, lo vas a perder a los 20 segundos. Tenés que hacerlos sentir parte. No se puede entender a la política con la figura del militante sino con la del activista; que es más laxo, menos comprometido, pero puede hacer un posteo, poner un like. Definitivamente hay que darle otro papel, uno con protagonismo.
 
-Las redes sociales, ¿realmente mueven una elección?
 
-Las campañas tienen tres arenas: mediática, territorial y de redes. Tenes que ganar las tres. La redes generan climas y los climas ganan o pierden elecciones.
 
La entrevista giró en torno al análisis de los discursos, cómo pensarlos en tiempos donde la verdad no pareciera ser tan importante; cómo interpretar el cambio postural del presidente Macri y cómo proponer una oposición en tiempos de grieta.
 
-¿Cómo comunicar en tiempos de Posverdad?
 
-Con las redes sociales, la diferencia entre ‘ciberdemocracia’ y ‘teledemocracia’, es el carácter de lo inmediato. Sin embargo la ‘teledemocracia’ continúa marcando la preponderancia de la imagen. Ahora existe más un idea de reciclaje constante que acelera los tiempos de la comunicación.
Ejemplo de que estamos frente a una agenda ‘líquida’; en vez de tener una portada de un diario, con un tema por día, hoy tenés cinco portadas por día. Es decir cinco temas importantes para debatir por día. Los tiempos se aceleran y tenemos mas temas para digerir.
 
Al ruido informativo de medios tradicionales, hay que agregarle el contenido de todos los individuos. Tenes ‘prosumidores’, productores y consumidores. Eso genera saturación.
 
El debate público ¿dónde se expresa? ¿En los Mass Media o en la redes?
 
-Estamos en una transición. Donde conviven elementos de la TV, radio, prensa y entran ingredientes de las herramientas 2.0.
Podemos ver el kirchnerismo en la imagen de Cristina en una atril en la plaza de Mayo; o a Cambiemos con el timbreo, su caballito de batalla comunicacional, que tiene la lógica inversa. El pueblo no tiene que ir al espacio público, sino el político va al espacio privado y el líder es horizontal que toma mate en la casa del ciudadano. Eso no es sin querer, Cambiemos tuvo olfato. Entre esos dos estilos conecta mejor con la ciberdemocracia, este donde se pierde la frontera con el representante y el representado.
 
La grieta ¿paga o no paga? ¿Hay posibilidad de una tercera vía?
 
-Una campaña es una batalla narrativa. Tenés un relato del oficialismo (Cambiemos) que tiene narrativa activa y adelante, un contrarrelato, el de los opositores que es más reactivo, crítico; y muchos microrelatos. Lo particular de este escenario es que hay contrarrelatos. El Gobierno actúa como oposición en lo comunicacional. La batalla comunicacional del Gobierno es contra la corrupción de un gobierno que terminó hace cuatro años. El clivaje, el eje del gobierno es transparencia vs. corrupción que me parece algo para parar las antenas, es muy curioso. Y el kirchnerismo, parado en la vereda de enfrente critica al Gobierno. Tiene argumentos para el contrarrelato. Ahora, ¿cómo responde la ciudadanía y si hay posibilidad de síntesis, es todo un tema.
Una tercera alternativa tiene que aprender que no se puede polarizar con dos al mismo tiempo. Porque el ciudadano, el que no lee los diarios todos los días, tiene un esquema de análisis más sencillo, que es el binario. Es Boca contra River. Ese es el esquema de interpretación. Esa tercera oferta, tendría que buscar la forma de polarizar contra el partido de la grieta. Terminemos con el negocio del partido de la grieta porque están llevando el país a la ruina. Mientras intentes triangular, va a ser difícil.
 
-En este escenario comunicacional y social particular, tenemos el candidato oficial: Macri ¿La oposición tiene tiempo de presentar un candidato presidenciable?
 
Depende del candidato. Los tres que veo, Cristina, Massa y Lavagna. Cristina y Massa, cuando hablan suben en imagen negativa. Cristina suma desde el silencio. Eso al Gobierno le pone nervioso, si no habla le sacan las escuchas. Lo que sea para tenerla en el escenario. Massa tiene un problema de credibilidad. Estuvo demasiado volátil,  no tiene un plan coherente. El tercer candidato, Lavagna, está jugando con el factor suspenso, generar expectativas y aparecer sobre el final.
Hay tiempo, en esa aceleración de la información. Estamos ante un fenómeno de mayorías cotidianas. No alcanza que tengas el carnet del radicalismo. Tenemos que formar mayoría todas las semanas y mantenerlas. Este 40 por ciento que quedó fuera (de la polarización Macrismo-Kirchnerismo) es el más volátil.
La oposición tiene tiempo, más si Cristina no se presenta. Puede magnetizar el voto peronista.
 
-¿Cuál sería un buen slogan para este candidato tercera posición?
 
Contra la grieta y a favor de la Argentina. Es necesario, sin caer en nacionalismo torpe. Es momento, de poner en un nivel superior a la Argentina. Las desigualdades son más profundas. Los índices macroeconomicos son negativos, hay más deuda, más inflación. Hay que conseguir consensos mínimos. Argentina tiene que construir esa autopista. La democracia no es solo conflicto, es también consenso.
 
-Analicemos el discurso de Macri. Este año hubo un cambio, está más enojado, ya no sólo confrontado con el kirchnerismo sino con los “70 años de populismo”…
 
-Activación, Refuerzo, Conversión: el esquema de una estrategia de campaña. En este caso, la situación económica es tan dura, que Cambiemos sólo puede aprovechar el refuerzo, que es cuidar su tercio. Es lo que se asocia al anti-peronismo en Argentina. Tuvo que ir a buscar una fractura más histórica, la de peronismo- antiperonismo. Ya no son los 12 años, sino los 70 años en que se robaron todo. Lo cual tiene un aroma medio épico mesiánico porque viene a arreglar un problema de siete décadas. Con lo cual no sólo necesita cuatro años, sino más tiempo. Ellos dicen que esa tragedia de 70 años se llama populismo.
(Ese discurso) Es la última herramienta que tiene.
 
-Pasando a un fenómeno reciente en la región ¿Puede gestarse un “Bolsonaro” en Argentina?
-(Jair) Bolsonaro (Presidente de Brasil), como muchos creen, no es un ‘outsider’ de la política. Conoce muy bien las escaleras del poder. Muchos años fue diputado. Más allá de eso, en Argentina, veo difícil la aparición de un personaje así. Argentina tiene una población muy politizada. Tiene que haber una gran crisis de representación para erosionar las identidades del 60 por ciento, que a veces son conscientes y otras no, de su identidad política. Tiene que haber una crisis muy fuerte. No puedo hacer ‘futurología’, pero no veo lugar para alguien como Bolsonaro que hace apología de sentido común. El argentino tiene un filtro.

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Sobreseyeron a Menem por la causa armas

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Lo anticipó el abogado del exPresidente, quien explicó que el fallo de la Cámara de Casación se ampara en tratado internacionales que justifican la prescripción de la causa. Menem había sido condenado a 7 años de prisión, aunque el monto de su condena nunca fue ratificado.
El expresidente Carlos Menem fue sobreseído este jueves por la Cámara de Casación que consideró que no se cumplió el “principio del plazo razonable” para tener una condena firme en la causa por la venta ilegal de armas a Croacia y Ecuador durante su mandato.
Menem había sido condenado a 7 años de prisión por ese mismo tribunal, pero la Corte Suprema le ordenó revisarlo. Ahora, el máximo tribunal penal revocó su propio fallo.
La absolución de Menem fue confirmada por su abogado, Omar Daer, quien anticipó en declaraciones al canal A24 que el fallo invoca tratados internacionales para argumentar la decisión. Además, indicó que la decisión fue “unanimidad”.
De acuerdo a Clarín.com, la decisión la tomó la sala de Casación integrada por Liliana Catucci, Carlos Mahiques y Eduardo Riggi por considerar que no se cumplió el “principio del plazo razonable” para tener una condena firme en una juicio que empezó en 1995, es decir hace 23 años, explicaron las fuentes.
De esta forma, el tribunal no decidió sobre el fondo del tema, es decir si Menem es culpable o inocente por el contrabando de 6.500 toneladas de armas.
En el 2017, otra sala de la Cámara Federal de Casación Penal había condenado a 7 años y medio de Menem en esta causa que se inició por una investigación del diario Clarín y una denuncia del abogado Ricardo Monner Sans. En ese momento, la decisión había sido tomada por la sala de ese tribunal integrada por Juan Carlos Gemignani, Luis Cabral y Raúl Madueño.
Pero Menem apeló a la Corte Suprema de Justicia que ordenó un doble conforme de la condena (había sido absuelto en el juicio oral) y volvió la causa a la Cámara de Casación pero la mandó a otro sala distinta a la que había condenado al ex presidente. Se trata de la sala de Catucci que votó este jueves.
De acuerdo a lanación.com, ante un planteo de las defensas, los camaristas Liliana Catucci y Eduardo Riggi declararon que se había violado la garantía “plazo razonable”. Carlos Mahiques, el tercer integrante de la Sala III de Casación, también votó por la absolución de Menem, pero con otro fundamento: dijo que no se demostró que el expresidente hubiera actuado con el “dolo” exigido, porque no se constató que hubiera conocido y aprobado la decisión de modificar el destino final de las armas para enviarlas a Croacia y Ecuador.
El argumento detrás de esta decisión es que ningún imputado puede permanecer en un estado de incertidumbre tan prolongado sin tener una respuesta sobre su situación.

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