Naturaleza

Los pastizales entran en la agenda global de conservación

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Por primera vez en la historia, los pastizales y su manejo sostenible recibieron un reconocimiento explícito dentro de la política global de conservación. En octubre de 2025, durante el Congreso Mundial de la Naturaleza de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) celebrado en Abu Dabi, se aprobaron tres mociones decisivas que colocan a estos ecosistemas —vitales y a menudo olvidados— en el centro de la agenda internacional.

Ecosistemas esenciales y amenazados

Los pastizales cubren más de la mitad de la superficie terrestre, pero figuran entre los ecosistemas más amenazados y menos protegidos del planeta. Su degradación avanza por el avance agrícola, la sobreexplotación y la falta de políticas específicas.
En este contexto, el trabajo conjunto entre gobiernos, comunidades locales y organizaciones ambientales permitió impulsar tres resoluciones históricas que:

  • Declaran el apoyo al Año Internacional de los Pastizales y Pastores (2026), que promoverá campañas globales de sensibilización y acción.
  • Exhortan a los Estados y ONGs a proteger y restaurar los pastizales nativos, reforzando su rol en la mitigación del cambio climático y la seguridad alimentaria.
  • Reconocen el manejo sostenible de pastizales como un aliado clave en la conservación de la biodiversidad y en el sustento de millones de personas rurales.

Una nueva política global

Estas decisiones se integran oficialmente a la política de la UICN y servirán de guía para gobiernos, ONGs y comunidades indígenas. Además, orientarán la inclusión de los pastizales en los principales acuerdos internacionales sobre biodiversidad, clima y desarrollo sostenible, como el Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB) y la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC).

María Eugenia Periago, coordinadora de Estrategia e Impacto de Fundación Vida Silvestre Argentina, destacó la relevancia de este paso: “Los pastizales y sabanas han sido ignorados en las agendas de conservación y carecen de la protección y los recursos adecuados. Sin embargo, son vitales para el almacenamiento de carbono, los ciclos del agua y los medios de vida rurales. Frente al cambio climático y la pérdida de biodiversidad, debemos actuar ahora para proteger, gestionar y restaurar estos ecosistemas únicos e irremplazables. Celebramos las resoluciones aprobadas por el Congreso Mundial de la UICN 2025 en Abu Dabi, Emiratos Árabes Unidos”.

Un hito regional

Este reconocimiento representa un hito para el proyecto “Salvaguardando ecosistemas subvalorados: Protección, manejo y restauración de pastizales y sabanas naturales en Argentina, Colombia y Paraguay”, que impulsa la protección de estos biomas en América del Sur.

La iniciativa cuenta con el apoyo de la Iniciativa Internacional para el Clima (IKI), a través del Ministerio Federal de Medio Ambiente, Conservación de la Naturaleza, Seguridad Nuclear y Protección del Consumidor de Alemania (BMUV), y es implementada en colaboración con WWF Colombia, Fundación Vida Silvestre Argentina, WWF-Paraguay, agri benchmark, la UICN y el Centro Leibniz de Investigación de Paisajes Agrarios (ZALF).

Documentos aprobados

Las tres mociones pueden consultarse en los siguientes enlaces oficiales de la UICN:

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Jaguar Rivers: la iniciativa transnacional con la misión de restaurar y reconectar ecosistemas en el corazón de Sudamérica

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Jaguar Rivers Initiative (Ríos del Yaguareté) es un esfuerzo transnacional para restaurar y reconectar ecosistemas naturales en el corazón de Sudamérica. En una visión de 20 años hacia el futuro, la iniciativa se propone crear un corredor protegido de vida silvestre de escala continental sobre la cuenca del río Paraná, uno de los sistemas de agua dulce más importantes del mundo, hogar de una naturaleza exuberante y millones de personas.

Utilizando el poder de los ríos como «corredores» para la vida silvestre, la visión incluye proteger, restaurar y reconectar un área de 2.5 millones de kilómetros cuadrados —mayor a Groenlandia— sobre cuatro países de Sudamérica: Argentina, Bolivia, Brasil y Paraguay.

El yaguareté, especie emblemática de Sud América,
representa todo lo que se quiere proteger y restaurar con la iniciativa,
y lidera el camino hacia la conservación de gran escala.
Foto: la yaguareté Karaí en Parque Iberá, por Lucas Preliasco

El yaguareté, depredador tope y especie en peligro de extinción, es el símbolo de todo lo que esta iniciativa busca proteger. En el pasado, el yaguareté habitaba toda la cuenca con poblaciones abundantes y saludables. Pero en las condiciones actuales, con escasas poblaciones que sobreviven en los ríos Paraná, Bermejo y Pilcomayo en zonas aisladas entre sí, la especie tiene muy pocas posibilidades de recuperarse y escapar a la amenaza de la extinción. Para evitarlo, debemos realizar un esfuerzo importante y rápido para reconectar estas poblaciones a través de los ríos Paraguay e Iguazú.

El fin último de Ríos del Yaguareté es revertir la crisis de pérdida de biodiversidad presente en todo el planeta y particularmente grave en Sudamérica, donde entre 1970 y 2022 las poblaciones de vida silvestre se desplomaron en un 94%—el porcentaje más alto en todo el mundo. Las causas principales —deforestación, fragmentación y degradación de ambientes naturales, incendios catastróficos, sequías y cacería — hoy se ven exacerbadas por la gravedad de los efectos de la crisis climática global.

Los ríos y planicies de inundación vuelven a ser corredores de vida silvestre,
por donde la fauna dispersa hacia nuevos territorios.
Foto: oso hormiguero gigante en Parque Iberá, por Matías Rebak

En palabras de Sofía Heinonen, directora de Fundación Rewilding Argentina: «La gravedad de las inseparables crisis climática y ecológica que nos han atrapado a todos nos urge a aumentar de escala el trabajo que hemos aprendido a hacer en Argentina».

En Argentina, el proyecto Ríos del Yaguareté abarca desde las nacientes del río Bermejo, en la cordillera de los Andes, atravesando las Yungas y El Impenetrable chaqueño, y desde la cuenca del Iguazú en la selva misionera hasta la cuenca del Paraná, incluyendo los Esteros del Iberá.

La presentación fue realizada en The Explorers Club en Nueva York y contó con la apertura de Kris Tompkins, fundadora de Tompkins Conservation, la conducción del prestigioso periodista de CNN Bill Weir como moderador, los directores de las cuatro organizaciones creadoras del proyecto y más de 150 referentes del mundo ambiental, social y económico. Próximamente, la iniciativa se presentará en Argentina y en los países de las organizaciones fundadoras.

Región de Perigara, sur de Brasil. Foto por Mario Haberfeld

La metodología de Ríos del Yaguareté

En palabras de Deli Saavedra, director de Ríos del Yaguareté: «Estamos implementando un proyecto estratégico para proteger uno de los sistemas riparios más importantes del mundo. Al restaurar su integridad ecológica, especies y comunidades en cuatro países tendrán la oportunidad de prosperar con un modelo que combina protección, restauración ecológica y economías regenerativas que ha sido exitoso en el Pantanal brasileño y los esteros de Iberá en Argentina».

Ríos del Yaguareté busca proteger y restaurar la cuenca del río Paraná a través del trabajo en cuatro pilares: arcas, áreas búfer, stepping-stones o puntos intermedios, y ríos y planicies de inundación:

· Las arcas son áreas naturales amplias, restauradas y ecológicamente funcionales, con sus especies clave presentes, que se convierten en fuentes desde donde la fauna silvestre dispersa.

· Las áreas búfer son zonas circundantes a las arcas, donde la implementación de economías restaurativas promueve la coexistencia y, por lo tanto, «extiende» el área protegida para la vida silvestre.

· Los stepping-stones o puntos intermedios son refugios más pequeños, situados a lo largo de los corredores, generalmente sobre reservas privadas, que brindan un espacio seguro y libre de conflictos entre humanos y vida silvestre.

· Los ríos y planicies de inundación son corredores vitales para generar conectividad, donde los pulsos naturales fluyen saludablemente. Se encuentran protegidos y monitoreados con la ayuda de la tecnología, colaboración ciudadana y políticas efectivas.

«Nuestra supervivencia, y la de las generaciones que vienen, está en nuestras manos. Hoy, en el corazón de Sudamérica, los ríos vivos y la fauna marcan el camino hacia una naturaleza que recupera su cauce; un mundo donde coexistimos con la vida silvestre, donde la restauración de la naturaleza asegura prosperidad para las personas. Lo hemos vivido en Iberá. Con la fuerza de la naturaleza, podemos llevarlo mucho más lejos», concluyó Sofía Heinonen.

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Guardaparques realizaron una patrulla de reconocimiento en el Parque San Juan

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En el marco de las tareas de control y preservación del Parque Federal Campo San Juan, guardaparques detectaron indicios de diversas actividades ilícitas dentro del área protegida durante una patrulla de exploración y reconocimiento en un sector poco relevado del espacio.

Como parte de las actividades programadas, durante el operativo, guardaparques de Nación y del Ministerio de Ecología y Recursos Naturales Renovables de Misiones procedieron a realizartareas de mantenimiento de las picadas de control, infraestructura que facilita la vigilancia y el monitoreo constante del Parque.

En ese sentido constataron la presencia de una embarcación a motor con cuatro personas que practicaban pesca furtiva en el río Paraná. Esta acción contraviene la veda de pesca total y permanente establecida para todo el tramo del parque por la Resolución 113/24 del Ministerio de Ecología. Ante este hallazgo, los guardaparques solicitaron el apoyo de la Prefectura Naval Argentina, dependencia Santa Ana.

En paralelo, durante la recorrida, registraron importantes hallazgos de fauna y flora nativa en el sector, como la presencia de monos aulladores, varias especies de orquídeas y ejemplares arbóreos de gran porte, lo que reafirma el valor ecológico de la zona bajo protección.

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Cambio climático, el calor mata, aunque lo hace en silencio

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La agencia meteorológica de la ONU señala que hay, muchas posibilidades de que el fenómeno refrescante de las aguas del Pacífico regrese entre ahora y noviembre, pese a lo cual se espera que las temperaturas en ciertas regiones sigan siendo superiores a lo normal.

El fenómeno climático de enfriamiento conocido como La Niña podría volver entre ahora y noviembre, pero no detendrá la tendencia al calentamiento global causado por la actividad humana, según afirmaron el martes expertos meteorológicos de la ONU.

Los últimos datos compartidos por la Organización Meteorológica Mundial (OMM) indican que hay un 55% de probabilidades de que las temperaturas de la superficie del mar en el Pacífico ecuatorial se enfríen hasta alcanzar los niveles de La Niña entre septiembre y noviembre.

Alrededor del 90 % del exceso de calor del calentamiento global se almacena en el océano, lo que convierte el contenido calorífico del océano en un indicador crítico del cambio climático.

«Para el periodo comprendido entre octubre y diciembre de 2025, la probabilidad de que se den condiciones de La Niña aumenta ligeramente hasta alrededor del 60 %. Hay pocas posibilidades de que se desarrolle El Niño entre septiembre y diciembre», afirmó la OMM en una actualización.

Según la agencia de la ONU, hay menos probabilidades (45 %) de que las temperaturas del Pacífico se mantengan como en los últimos seis meses, cuando ni el enfriamiento de La Niña ni su contraparte, el calentamiento de El Niño, causaron picos o descensos inusuales en las temperaturas de la superficie del mar.

Información que salva vidas

La previsión de la agencia de la ONU sobre el fenómeno de El Niño-Oscilación del Sur es una importante herramienta de inteligencia climática que podría “salvar miles de vidas si se utiliza para orientar las medidas de preparación y respuesta”, indicó la Secretaria General de la OMM, Celeste Saulo.

“La información también podría traducirse en un ahorro de millones de dólares en agricultura, energía, salud y transporte”, afirmó.

Por importante que sea La Niña y El Niño en la configuración de nuestro clima al alterar las temperaturas de la superficie del océano y afectar a los cambios en los vientos, la presión y los patrones de precipitaciones, el cambio climático inducido por el ser humano sigue «aumentando las temperaturas globales, exacerbando los fenómenos meteorológicos extremos y afectando a los patrones estacionales de precipitaciones y temperaturas», señaló la OMM.

Cada año de la última década ha sido uno de los diez más cálidos registrados, advirtió la agencia de la ONU a principios de este año, siendo 2024 el más caluroso hasta la fecha, con “temperaturas excepcionales en la superficie terrestre y marina y en el calor del océano”.

Citando seis conjuntos de datos internacionales, la OMM afirmó que la temperatura media global de la superficie era 1,55 °C superior a la media de 1850-1900.

“Las temperaturas abrasadoras de 2024 requieren medidas climáticas pioneras en 2025”, afirmó en ese momento el Secretario General de la ONU, António Guterres. “Aún hay tiempo para evitar lo peor de la catástrofe climática. Pero los líderes deben actuar, ahora”, insistió.

Otros fenómenos climáticos clave que influyen en la temperatura global son la Oscilación del Atlántico Norte, la Oscilación Ártica y el Dipolo del Océano Índico. Su impacto en las temperaturas superficiales y las precipitaciones es monitoreado por la OMM y publicado en las Global Seasonal Climate Updates (GSCU), (Actualizaciones Climáticas Estacionales Globales) periódicas.

La última actualización indica que, de septiembre a noviembre, se espera que las temperaturas sean superiores a lo normal en gran parte del hemisferio norte y en gran parte del hemisferio sur.

Las predicciones de precipitaciones serán similares a las que se observan normalmente durante un episodio moderado de La Niña, según la evaluación de la OMM.

Pobreza infantil y juvenil de América Latina

Al menos 5,9 millones de niños y jóvenes de América Latina vivirán en la pobreza para 2030 debido al impacto del cambio climático global, alertan la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) en un nuevo informe.

En el escenario más optimista, en el que los gobiernos implementan acciones rápidas para limitar las emisiones, al menos 5,9 millones de personas menores de 25 años adicionales podrían estar en situación de pobreza para 2030.

Pero si los gobiernos implementan muy pocas o demasiado tarde las acciones acordadas en sus Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional, la cifra podría triplicarse a 17,9 millones.

“Los niños, niñas y adolescentes sostienen el mayor peso del cambio climático. No sólo porque sus cuerpos en desarrollo son más vulnerables a fenómenos meteorológicos extremos como olas de calor que resecan el terreno y agravan incendios a inundaciones o sequías, entre otros, sino también porque estos eventos interrumpen los medios de vida de su familia y su educación”, afirmó el Director Regional de UNICEF.

Roberto Benes advirtió que, “si los niños y jóvenes no cuentan con los recursos para satisfacer sus necesidades básicas para desarrollar su potencial, y con sistemas adecuados de protección social, se perpetuarán las inequidades en la región”.

Conclusión

La mitad de la población mundial sufre consecuencias adversas por las altas temperaturas.

El calor extremo no es solo una incomodidad: es una amenaza directa a la salud humana y a la estabilidad económica mundial para los países, especialmente aquellos en desarrollo.

Los gobiernos tienen la obligación de asistir a la población en caso de fenómenos meteorológicos extremos, ya que el derecho a la vida, la seguridad y un nivel de vida adecuado incluye la protección contra desastres causados por la naturaleza. Esta responsabilidad abarca la adopción de medidas urgentes para proteger a las personas y asegurar una transición justa en la lucha contra el cambio climático.

Se recomienda a los gobiernos de América Latina tomar acciones para impulsar políticas climáticas y de protección de la infancia y juventudes, entre ellas, aumentar la financiación climática para la infancia.

Fuente ONU/AAPN

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Primer registro de un aguará guazú en el Parque Nacional Iguazú

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El Parque Nacional Iguazú sumó un hito a su historia natural con la confirmación del primer avistamiento de un aguará guazú (Chrysocyon brachyurus), considerado el zorro más grande de América Latina. La especie, emblemática de los pastizales y bañados del continente, nunca antes había sido registrada en este emblemático parque del nordeste argentino.

El hallazgo se conoció a partir de la difusión de un video en el que se observa claramente al animal recorriendo un sector del área protegida. Posteriormente, fuentes de Parques Nacionales confirmaron la autenticidad de las imágenes y ratificaron que se trata del primer registro de esta especie dentro de los límites del Parque Nacional Iguazú, que custodia las Cataratas del Iguazú.

El aguará guazú es un cánido característico del Cono Sur, de largas patas y pelaje rojizo, que habita en regiones abiertas y húmedas, principalmente en la zona de sabanas y humedales del Gran Chaco y la región pampeana. Su presencia en la selva misionera resulta llamativa, dado que no se trata de su ambiente natural.

La confirmación oficial de Parques Nacionales destaca la importancia del hecho: “Es la primera vez que se registra en el Parque Nacional Iguazú, ya que no es el ambiente de esta especie”, indicaron.

De esta manera, el avistamiento no solo constituye un hecho inédito para la biodiversidad de Misiones, sino que también abre interrogantes sobre los desplazamientos y la adaptación de esta especie amenazada, cuya conservación es un desafío en toda la región.

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