“La tarea se realizará sobre la vía navegable troncal, comprendida entre el kilómetro 1.238 del río Paraná, hasta la zona de Aguas Profundas Naturales, en el río de la Plata exterior”. El texto del decreto no dice mucho en la superficie. Pero para los entendidos, encendió todas las alarmas cuando apareció publicado en el Boletín Oficial. Las aguas misioneras del río Paraná se inician en el kilómetro 1.583, por lo que el dragado y las obras de balizamiento, que se esperaban para potenciar el puerto de Posadas, quedaron postergadas, a criterio “futuro” de lo que decida el Poder Ejecutivo nacional.
Traducido, un nuevo desplante del presidente Alberto Fernández a las demandas de Misiones. Demandas que además habían sido largamente discutidas con la Nación, que decidió incluir a las provincias en la administración de la hidrovía Paraná-Paraguay. Pero un sillón burocrático en un ente recién nacido, no se acerca ni remotamente a las soluciones que requiere Misiones. Mientras que se revitalizará el transporte de cargas a través de la cuenca Paraná-Paraguay para toda la cuenca aguas abajo y se beneficiará incluso al comercio guaraní y el de Brasil, Misiones queda relegada como en la época de las jangadas.
Es otro llamativo “olvido” de Alberto Fernández para con Misiones. Ya pasó con la Zona Aduanera Especial, un trabajoso proyecto que superó las instancias del Congreso y que asomaba como herramienta vital para superar de una vez por todas las asimetrías internas y externas, justamente con Paraguay y Brasil. La pandemia no hizo más que confirmar que la posición misionera era correcta, con un crecimiento económico inédito que contrasta con la lenta recuperación que exhiben provincias mucho más grandes y particularmente, las más cercanas en el NEA.
El federalismo que pregona el Presidente por ahora no sale de la retórica. En la praxis no se diferencia demasiado de sus antecesores inmediatos en cuanto a la atención a la especificidad de Misiones, enclavada en un entorno distinto al resto del país y condenada a un reparto de recursos pensado en un tiempo que quedó demasiado atrás.
Para la política central, Misiones queda demasiado lejos como para entenderlo. “Es el gobernador más demandante”, definió Fernández a Oscar Herrera Ahuad. Pero quizás lo es justamente, porque las respuestas no llegan.
Por estas horas cobró fuerza nuevamente la idea de exportar gas desde la Argentina a Brasil.
Fue el propio Jair Bolsonaro el que reveló que había negociaciones en marcha con el Gobierno nacional y el embajador Daniel Scioli lo confirmó. Pero mientras Misiones y decenas de municipios de Corrientes y El Chaco siguen sin el combustible natural, la idea es llevar el gas por un gasoducto a través de Paso de los Libres -en Corrientes-, dejando nuevamente fuera del mapa alguna reivindicación para los que todavía dependen de la garrafa de gas.
Las subterráneas negociaciones por la exportación del gas desde Vaca Muerta motivaron una fuerte queja de Herrera Ahuad. Lo mismo hizo el conductor de la Renovación, Carlos Rovira, en contacto con primeras líneas políticas a las que se les recordó el compromiso firmado por Fernández en Rosario, cuando todavía no era Presidente y que contenía el decálogo de demandas misioneras, que todavía no ha sido atendido.
Herrera Ahuad, que suele ser muy medido en sus planteos, marcó distancias a través de las redes sociales con un mensaje sin ambages en el que sostiene las demandas misioneras y advierte que Misiones necesita fortalecerse en el Congreso con diputados nacionales que respondan a la agenda misionerista y no a los mandatos de los partidos centrales.
“Estando en juego la reposición de bancas de diputados nacionales expreso mi apoyo pleno a los candidatos de la Renovación que son los únicos en garantizar el cumplimiento de los objetivos del proyecto Misionerista que solo lleva adelante la Renovación sin retaceos y sin seguir mandatos diferentes al que indica el pueblo Misionero”, remarcó el Gobernador.
“En el escenario político enfrentamos dicotomías y no siempre el interés de Misiones coincide con el interés nacional, eso es lógico y real, porque nosotros somos una provincia de vanguardia. Estamos viviendo una etapa de modernidad sin precedentes y tenemos prioridades propias que otras provincias aún no tienen. Estos son intereses superiores que nos guían hacia la felicidad del pueblo y que solamente entendemos los que las palpamos día a día”, puntualizó.
“Esta situación tropieza con el desconocimiento o la mezquindad de quienes no comprenden nuestra realidad. Por eso es necesario el acompañamiento a Carlos Fernández, Claudia Gauto y Fernando Meza como diputados nacionales”, insistió.
“Son los únicos que se comprometen firmemente a rescatar los derechos que los Misioneros nos merecemos, como la ley de creación de la Zona Aduanera Especial que fue vetada, entre otras demandas que tenemos los misioneros y que no vamos a descansar hasta que se cumplan”, remató.
No es una simple arenga de campaña. Es una declaración de principios que por primera vez deja de lado la corrección política para trazar una línea. Se está de un lado. O del otro.
Es que el escenario geográfico también es político. Del otro lado están el Frente de Todos y Cambiemos -ahora rebautizado Juntos- que cuando estuvo en el Gobierno tampoco atendió las demandas misioneras, como la promocionada reglamentación del artículo 10 de la ley Pymes, aunque ahora sus candidatos aprovechen para cuestionar los olvidos presidenciales.
“Este es el Gobierno menos federal”, disparó el candidato a diputado nacional Martín Arjol, en línea con los embates de Cambiemos.
Pero la actitud de Fernández no genera reproches únicamente de la Renovación. El candidato a diputado nacional por el mismo Frente de Todos, Isaac Lenguaza, en una entrevista con Economis dijo con un dejo de ironía: “Debemos traer a los funcionarios nacionales a Misiones en enero y dejarlos sin aire acondicionado a las dos de la tarde para que comprendan nuestra realidad cotidiana”. Un horno. De los tres espacios que compiten en el Frente de Todos, el que encabeza Lenguaza es el más “misionero”. De hecho, la apuesta es volver a las fuentes del Partido Agrario y recuperar fuerzas desde ahí, con identidad propia. Martín Sereno y el académico Javier Gortari tienen mayores dependencias de la agenda nacional. Ninguno de los dos emitió opinión sobre las nuevas postergaciones.
Para la Renovación, en cambio, la agenda en el Congreso pasará por insistir con la Zona Aduanera Especial y otras compensaciones. “Reflotar la Zona Aduanera es lo central”, definió Claudia Gauto, al anticipar los temas que quieren discutir junto a Carlos Fernández.
La política no fue la única en apuntar al Gobierno nacional. La Confederación Económica de Misiones emitió un documento en el que cuestiona el desdén nacional. “La Nación sigue quitándole herramientas a Misiones para ser competitiva en la región. Esta vía navegable es una oportunidad única para poder llegar a los puertos con destino posterior a mercados externos e insertarse definitivamente en los centros de consumo en igualdad de condiciones reduciendo costos de logística que hoy van en detrimento de nuestra matriz productiva”, enumeraron los empresarios en relación con la hidrovía.
“Esta omisión del Gobierno nacional, del tinte de la del veto a la Zona Especial Aduanera, se contradice con las demandas que Misiones ha justificado con creces”, apuntaron.
La entidad madre del empresariado misionero observa con suma preocupación que con disposiciones de este tipo, la Nación sigue impidiendo que la Provincia esté a la altura de las circunstancias en un momento singular en el que el Puerto de Posadas está haciendo inversiones significativas para dotarlo del equipamiento necesario para su funcionamiento.
La agenda nacional, como bien marca Herrera Ahuad, tiene otro norte. Esta semana es la docente que se peleó a los gritos con un alumno. O el endeudamiento récord en dólares de Mauricio Macri, prepandemia, comparado, livianamente por la candidata porteña María Eugenia Vidal, con la toma de deuda actual, en pesos y en tiempo de coronavirus.
Los dos debates, ajenos a Misiones, sin embargo, van de la mano e influyen significativamente en la economía argentina.
“¿Qué te creés, que porque tiene ojitos celestes no va a robar? ¡Te robó el futuro!”, le dijo la docente a su estudiante en el video que rápidamente fue reproducido por todos los medios. Se refería a Mauricio Macri. Cuando llegó al poder, la Argentina debía 148 mil millones de dólares. Cuatro años después, con el FMI nuevamente como invitado con alfombra roja, se debían 249 mil millones de dólares. Cien mil millones de dólares de diferencia.
No es la única diferencia marcada. El Gobierno anterior se fue en recesión, con récord de deuda y de inflación. Ahora, en medio de la pandemia, el ministro de Economía, Martín Guzmán, se animó a proyectar un crecimiento incluso mayor al esperado: “Hemos actualizado nuestras proyecciones de crecimiento del PBI del 7 al 8 % para el 2021”.