¿Tiene solución la inflación?
Como las pastas, el aumento en el precio de los combustibles se transforma poco a poco en un clásico de los domingos argentinos. En las góndolas de los supermercados, tan permanente es la suba de los precios que se pierde la noción de lo que es caro o es accesible al bolsillo. A nadie le sorprende una remarcación del 10, 20, 30 por ciento en cuestión de días en productos de la canasta básica, por citar un ejemplo de los que tienen mayor rotación. Fruncir el ceño parece ser la única reacción frente a los precios.
Esconderla no la resuelve, reconocerla, pareciera ser que tampoco, ¿tiene solución la inflación en la Argentina?, consultó este medio a economistas.
Martín Leiva Varela, economista y docente, (@martinleiva_var) explica: La inflación de la Argentina está relacionada en primera instancia al financiamiento del Déficit Fiscal (cuando el Estado gasta más de lo que recauda) a través de la emisión monetaria (creación del dinero) que realiza el Banco Central de la República Argentina, lo que implica, en determinadas ocasiones, que la cantidad de dinero en circulación en la economía sea mayor a la cantidad de bienes y servicios que esta produce, pujando los precios a la alza. La historia Argentina demuestra que convivimos siempre con un déficit fiscal, únicamente en los primeros años de la gestión de Néstor Kirchner tuvimos superávit fiscal (se recaudó más de lo que se gastó).
Otro fundamento u origen que explica la Inflación, es lo que se conoce como inflación estructural, que es la típica de los países en vías de desarrollo (como Argentina), que descansa en la base productiva y social. Es decir, la oferta de productos intermedios, bienes de capital y alimentos es rígida y al aumentar la demanda agregada (ejemplo gasto público) aumentan los precios.
En primera instancia lo que tiene que hacer Argentina es alcanzar el equilibrio fiscal, donde los ingresos del Estado sean iguales a las erogaciones y en ese caso, eliminaríamos la monetización del déficit fiscal.
La otra alternativa es ampliar la frontera de posibilidades de la producción, incrementando las restricciones máximas que puede producir un país de bienes y servicios, la que se soluciona fomentando a la inversión privada, y la inversión privada depende de tres cosas, tasa de interés (hoy en día en niveles altísimos), del crecimiento de la actividad económica (hoy estancada) y de la presión impositiva (hoy en niveles altos, principalmente impuestos nacionales).
Alejandro Rodríguez (@alerod31), detalló:
Lo que hoy la gente llama inflación es el aumento general de los precios, que de hecho es el resultado de la inflación. Pero si la inflación es solo un aumento en los precios, seguramente es posible compensar sus efectos secundarios negativos ajustando los ingresos de toda la economía de acuerdo con este aumento general de precios (es decir inflación +5% = salario +5%). Pero como la inflación tiene su única causa en la emisión de dinero, lo de más arriba se responde fácilmente.
Los ingresos reales no caen debido a los aumentos generales en los precios sino porque los aumentos en la emisión de dinero reducen la fuente de riqueza real y eso a su vez destruye la producción de riqueza real, produciendo dicha disminución de los ingresos reales. Los aumentos generales en los precios, que siguen a los aumentos en la oferta monetaria, son una importantísima señal, como si se hubiera producido la erosión del poder adquisitivo de las personas.
Es importante entender que es el consumidor quien determina si el precio establecido es correcto, por así decirlo. Y lo hace toda vez que le otorga mayor valor a lo que recibe del vendedor respecto de lo que le entregara a cambio. Ahora, si el stock de dinero no ha aumentado, los consumidores no tendrán más dinero para respaldar el aumento general de los precios de bienes y servicios. En consecuencia, un aumento de las expectativas inflacionarias no puede por sí mismo poner en movimiento un aumento general de los precios, en igualdad de condiciones. Por lo tanto, independientemente de cuáles sean las expectativas de las personas si la emisión de dinero no ha aumentado, entonces el gasto monetario de las personas en bienes tampoco puede aumentar. Esto significa que no puede haber un fortalecimiento general de los aumentos de precios sin que el aumento en el ritmo monetario lo convalide”.
Y agrega, “el Banco Central es el único responsable de la inflación a partir de la tasa de aumento en la oferta monetaria o emisión que ejecute. Es el aumento en la emisión de dinero la única causante del daño al proceso de formación de riqueza real. Un Banco Central puede inclusive de alguna manera lograr convencer a la gente de que sus políticas apuntan a detener la inflación y mantener la estabilidad de precios, pero al mismo tiempo aumentar la tasa de crecimiento de la oferta monetaria. Por lo tanto, incluso si las expectativas inflacionarias fueran estables, el proceso destructivo se establecerá independientemente de estas expectativas debido al aumento en la tasa de crecimiento del dinero. Hay que tener en cuenta que las expectativas y percepciones de las personas no pueden compensar este proceso destructivo que provoca la emisión, sobre todo en países como el nuestro que no crecen. Y si no crecemos, es por culpa de la inflación crónica que padecemos producto de la emisión. Mitigar la inflación es el primer paso para empezar a crecer. Aunque probablemente primero debamos entenderlo”.
Federico Villagra, docente, y asesor inmobiliario, (@fedevillagra83): Desde mi punto de vista existen y en la bibliografía, diferentes causas sobre la inflación. En este sentido atacar las causas son en rigor el mayor desafío de los gobiernos para poder frenarla. Estas causas son confusas, ambiguas y difíciles de identificarlas. Actualmente en la Argentina tenemos una inflación causada inicialmente por un déficit fiscal. Este es el corazón y el origen de la inflación, de esta manera surgió y se ratificó en otros tipos anómalos de inflación, por nombrar algunos de ellos:
Inflación inercial, inflación por puja distributiva, inflación por abuso de posición dominante, inflación generada por devaluación, inflación de costos, inflación de demanda y una inflación estructural.
Atacar el problema como vimos una vez que la inflación se expandió es uno de los más complicados que han tenido los gobiernos, principalmente por las consecuencias que genera.
La solución es atacar el origen y sus raíces. El déficit fiscal. Para ello el gobierno tendría que recaudar más y gastar menos y allí el dilema que plantea la curva de Phillips. Si el gobierno reduce su gasto, aumenta el desempleo y disminuye el crecimiento. Y ahí está el problema, porque los gobiernos no están dispuestos a soportar las consecuencias y la sociedad tampoco.
En resumen, para resolver la inflación debe haber un acuerdo general tripartito (empresas, estado y trabajadores) con metas de inflación futura y no en base a la inflación pasada.
De esta manera los empresarios no aumentarían sus precios, los trabajadores no presionarían con aumentos salariales y el gobierno contendría su gasto. En este escenario es posible una disminución de la inflación.